Soy yo quien decide...
convenzo a mi enemigo
de que soy yo quien decide
y que termino cuando quiero
desvía la mirada decepcionado
casi desvalido
el cuarto es grande y expectante
no hay aire
aunque los muebles han sido guardados
mi enemigo está sentado en silencio
perdido en sus pensamientos
me agacho lentamente
y lo toco
intento hacerle comprender que no puedo
ocuparme de él, que debe
alejarse.
(Mientras el veneno actúa,
Paradiso, Bs.As.,1991
Ed.no bilingüe)
******
De Svart som silver
Traducción: Lilian Fernández Hall
Nunca
construyeron
un trono para mí
se quiso que me sentara allí
que recibiera ofrendas y escuchara homenajes
pero primero debería probarse
que yo era yo y ningún otro
y puesto que yo era tan difícil de encontrar
la búsqueda se fue prolongando
algunos afirmaron
que me habían visto recientemente
no era yo aquel niño
que siempre se sentaba solo frente a la ventana del altillo
y que armaba un castillo de naipes de lluvia
mientras afuera el bosque de pinos
se balanceaba en el frío
suspirando largamente a causa de algo duro y penoso
otros no estuvieron de acuerdo
y decían
que yo debía ser decididamente mayor
ellos me habían visto en una gasolinera
yo me había bajado de un Mercedes blanco
con las llaves del auto en la mano
bronceado y vestido con algo que podría interpretarse
como una sonrisa introvertida
eso es incorrecto
dijo alguien
yo lo vi la semana pasada
durante una procesión de Pascua en una aldea griega
él llevaba una corona de espinas y arrastraba
una pesada cruz de madera que marcó un surco sobre la tierra
yo vi cómo él sudaba sangre
pero lo extraño fue
que cuando conduje rápidamente de vuelta
y pasé por el camino de playa de otra aldea
él estaba ya sentado allí
recién afeitado fresco y al parecer imperturbable
había recién prendido un cigarrillo
y parecía hablar consigo mismo
o era quizás con las olas del mar
no entiendo nada
interrumpió una mujer
él ha estado acostado aquí todo el tiempo
conmigo en mi cama
cuando no es que está sentado y bebe tequila
en el Café Vesuvio en San Francisco
ciertas tardes si el ocaso es generoso
y llena su vaso él habla incesantemente
sobre la batalla de Alamo y la de Little Bighorn
o de cómo ha intentado
enderezar el presente
hasta que sus manos se enfriaron
no puede ser él
dijo una pareja de ancianos
a él lo vemos todos los veranos
no dejaría nunca su modesta finca
o su jardín
anda siempre
bien vestido por el bosque con un traje negro
pero él no se trata con nadie
no permite que nadie se le acerque
todo su mundo son sus gatos recién nacidos
y flores silvestres azuladas
no sé
dónde está él en este momento
dijo un hombre
pero yo lo veo frente a mí
nos encontramos cuando yacía en un hospital enfermo de tifus
entre las montañas allá en los Andes
podía contar sus vértebras
y por lo menos una era una varita mágica
yo no sé nada de magos
pero recuerdo por lo menos su voz
cuando dijo que él nunca
se sentaría en un tren
que no pudiera elevarse de las vías
y acercarse al cielo
qué extraño
dijo una voz
yo lo he conocido toda mi vida
y no ha estado nunca enfermo
su teléfono sonaba constantemente durante las noches
eran personas desconocidas
que contaban que estaban quebradas interiormente
yo supongo que querían algo de él
y una vez fue tan pobre que
pudo tirar todo su dinero
estoy convencido de que
si hubiera arrojado un hueso hacia la hierba
hubiera logrado que la vida misma corriera a recogerlo
nunca
me ha gustado
dijo otro más del montón
lo he visto vestido con harapos
puedo jurar
que consume todas las drogas existentes
y no fue él el que escribió
que solamente salimos en libertad un par de semanas por año
para sellar los exteriores
de la prisión que hemos hecho de nuestras vidas
no fue él el que escribió
que las estrellas vigilan la tierra
apuntan sus extremos luminosos sobre las heridas abiertas
que llamamos países y ciudades
ustedes
han malentendido todo
dijo una adolescente
él ha escrito solamente un poema
y se trata de amor perdido
yo sé dónde está
yo sé a quién buscan
él fue el único en que detuve mi mirada un día
en que miré hacia afuera
a través de este rígido paisaje sin vida
él era la rama que todavía se ondulaba
donde el pájaro desaparecido había estado posado
y ustedes pueden seguir construyendo su trono
él nunca va a sentarse allí
nunca
Desaparecidos sin dejar rastros
he arrojado
me he deshecho de la mayoría
y ya no me quedan muchas palabras
pero no las abandono
no se las cedo a nadie
hago lo que todos
deberían hacer por sus hijos
mantengo mis palabras pegadas a mi pecho
y las busco
cuando las noches se hacen largas oscuras y frías
y cuando se duermen
me quedo sentado sin moverme y hago todo lo posible
para no despertarlas
tienen que dormir tranquilas
no durante mil años pero eternamente
y ya no me duele decir
que te entiendo a ti que empiezas
a sentirte más y más extraño
en este mundo
entiendo a las personas
que dicen que ya no quieren vivir más
de pronto ya no existimos
desaparecidos sin dejar rastros
lo he escuchado durante toda mi vida
lo he escuchado hasta el cansancio
y no me ofrezco
no cuenten conmigo
he arrojado
me he deshecho de casi todo
no guardé mucho
me quedé con lo que cae
me quedé con un puñado de copos de nieve
cuando yo lo ordeno
vuelven a caer
cuando yo lo ordeno pulverizan las montañas
La sangre en la nieve
esta tarde está todo silencioso
caluroso y quieto
como si la vida caminase descalza sobre la hierba
los últimos rayos del sol
ya no pelean en las copas de los árboles
sólo se empujan juguetonamente
y cuando el ocaso se acerca
me pone delante una silla
me siento a la mesa
dejo pasar el tiempo
pero después de un rato
y sin motivo
cae un peso sobre mí
y recuerdo lo que dijiste una vez
que estamos al final de un pérfido cuento de hadas
y que deberíamos
volver las páginas hacia atrás
hasta las primeras páginas felices
donde el oro reluce
en el bosque negro de pinos
y donde ese venado herido
se vuelve a levantar y lame su sangre
lame pétalos rojos en la nieve
En el extranjero
cuando te despiertas
eres tierna y cálida
y todavía extranjera en tu cuerpo
vienes de correr sobre páginas de arena
en un paisaje
que era un libro abierto
las olas del mar rodaban como renglones
y rozaban tu pie
largas oraciones luminosas se intercambiaban
se turnaban para perseguirte por una cuesta empinada
de tu mano
resbaló un pequeño sol negro
con un zumbido
fracasando en la tarea de poner
punto final
En el sueño no había nadie
grité mi nombre
en el silencio inmenso
y resonó el eco contra mí
rodó sobre el paisaje agreste solitario y ajeno
y en el sueño
no había nadie
las tribunas estaban vacías
todo era frío y espantoso
como si enterráramos a la vida misma
o al corazón de la vida
o solamente a alguien que hubiera estado lleno de vida
una niña quizás
ella que habría querido hacer tanto
debajo de sus uñas
había restos de hierba y arena
del mundo que habría construido
y aunque todo su cuerpo estaba completamente quemado
y sólo quedaban las cenizas
sus ojos tenían vida y miraban alrededor
todavía tenían esperanza
pedían ayuda
Descubierto
a la mesa puesta
estaban sentados los adultos conversando
jugabas a que la distancia
el mismo vacío entre ellos
semejaba una corona sobre sus cabezas
y entendiste muy temprano en quiénes podías confiar
quiénes apreciaban aquello que crece libre
los demás estaban solamente sentados inmóviles inseguros huecos
y no mostraban sentimientos
no mostraban nada
como si sus vidas y sus almas
fuesen los lugares del delito
lugares que ellos mismos ya no se atrevían a visitar
por miedo a ser sorprendidos
descubiertos
Misterio
los cuartos
se desperezan
como felinos veteados por la luz de la mañana
escucho el ruido de tus pasos
cuando vas por la escalera al piso de abajo
y me quedo tendido en la cama
me doy cuenta de pronto
que hace rato que estoy acostando mirando fijamente a las paredes
mientras las paredes con calma me devuelven la mirada
y no sucede nada
pero parece que transcurriera una eternidad
hasta que decido liberarme
e intento volver a dormir
intento concentrarme y que se me ocurra algo
llegar a un lugar
donde toda la angustia sólo es una lluvia fina
sobre las cosas que olvidé recoger por la noche
un lugar donde ya
no necesite preocuparme acerca
de lo que los seres humanos hacen
los unos contra los otros
un lugar que nunca he mencionado
y que nunca abandono
estuve allí sentado una vez
y refresqué mi mano en la profundidad
vi todo frente a mí
vi mi vida
vi las ondas en el agua negras como la plata
Promoción editorial del libro de poemas
Svart som silver (Negro como la plata), 2008.
CONFETIS - selección-
duermes
los zapatos están vacíos
libres para marcharse
*
fríos aguzanieves
se estiran buscando África
como la mano
hacia el teléfono mudo
*
atan culpables
al potro del tormento
finalmente confiesan
que ellos no han cometido ningún crimen
*
tu reino
durará hasta
que se haya consumido la cerilla
*
salí para coger
todo lo bueno
que habían hecho los hombres
no ocupó espacio alguno en mis manos
1.981 Bruno K. Öijer
A los desarmados (sin partido)
Cuando John Black dijo que odiaba toda violencia &
Y que prefería mirar hacia la costa
el consejo militar soltó sus
obedientes oficiales, que destruyeron
cada estatua de afrodita del local & empezaron
a implantar miradas rotas en las
restante manchas verdes...
Los vimos ayer en el premio de la paz
(& todas las minas explosivas exportadas)
& lo único que ellos realmente lamentaron
fue que no existieran más leyes,
para evitar poner el índice en el aire
cada mañana & y sentir
de que lado el dinero sopla.
Cuando la tristeza de los desiertos &
las estadísticas de suicidio del regimiento una vez se silencien,
iremos como aseadores & destruiremos del parlamento
sus columnas dóricas & cosecharemos las parras del mapa del mundo...
imposible despertar al parlamentario correcto
ellos nunca han entendido la palabra conciencia &
duermen muy mal en las noches
Ps. las maestras de escuela
se ha hecho viejas. gritan toda la semana a
los niños: "coloquen la otra mejilla",
pero es una larga caminata a sus departamentos
& cuando el orgasmo llega (mis amigos)
son ellas las primeras en celebrar a los CARNICEROS.
Nada hemos dicho sobre la razón
todos son nubes cúmulos & locos
& seguridad burguesa en sus entrepiernas
De Canción al anarquismo, 1973
Traducción: Omar Pérez
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