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jueves, 19 de agosto de 2010

829.- JUAN CARLOS BUSTRIAZO ORTIZ

Juan Carlos Bustriazo Ortiz nació en 1929 en Santa Rosa, La Pampa. Su obra poética, iniciada con Los poemas puelches (1954-1959), incluye más de sesenta títulos que se conservan inéditos.“Autodidacta y erudito, excéntrico y original, baqueano de caminos, nómade en su territorio; siempre transitó los márgenes, desde sus tiempos de telegrafista en Puelches y durante su travesía de trovador folklórico en peñas, bares y oscuros rincones de su región. A pesar de ser considerado como una de las mayores voces poéticas de La Pampa, el silencio y el destrato a que fue sometida hasta el momento su obra resultan incomprensibles.” “La magnitud y significación de su poética, casi totalmente inédita, constituyen un fenómeno especial dentro de nuestras letras: su estremecido y a la par desgarrado lirismo, que cierne y afina de libro en libro su gama espiritual rastrea recupera, refunde y valoriza un amplio vocabulario regional al que confluyen vertientes mapuches y criollas, invictas raíces castizas de nuestra habla paisana, neologismos y creaciones propias del poeta, jamás gratuitas ni idílicas. …” El trabajo de Cristian Aliaga, Sergio De Matteo y Andrés Cursaro ha resultado fundamental para romper el cerco en torno a Bustriazo Ortiz y su obra. Fueron estos tres poetas quienes pacientemente durante años han relevado archivos, documentos y testimonios acerca del “Flamenco Bustriz”, como lo llamaban sus antiguos amigos. Hoy finalmente aparecen volcados en este volumen, coordinado por Javier Cofreces, los frutos de la investigación y la perseverancia de quienes porfiaron a toda costa por difundir al genial poeta pampeano.




Primera Palabra

Y aquí estoy yo, pensoso y descendiente,
junto a esta luz meralda que se mece,
el juan azul, el carlos marilloso,
espiando aquí, dentrocullá, qué tonto.
Quién me dirá qué-buscas-en-lo-huyente?-,
la-cepa-o-ya-la-borra-de-tu-gente?
Aquí estoy yo, racimo alabancioso.

Fantasmas más, fantasmas menos, duerme .


Décima Sexta Palabra

Adiós, adiós. Hasta mañana, lengua,
lueguito o no, luegura si me llega,
levántar me, nacerme de la huesa,
la sabanura, almohada, estotra greda
de la que subo taza, vaso o luenga
jarra de Juan. Hasta mañana, lengua!
(Ellos ya están cantando: “cuchillocóoooooo!...)




Décima Séptima Palabra

Renqueante voy bajo esta luz, confuso,
a tu fulgor, ay vino. Yo me acuso
de ir a robarte donde un dios te puso
en el mesón sabido. Yo, que iluso
ando en dolor violeta. Quién dispuso
que pase así? Perdón si yo te uso.
Es mi destino y el telar y el huso:
mi Tejedora Tinta, vino infuso.



allí estabas...

allí estabas mi amor allí estabas en los
penachos de la enredadera del monte
pelusa de pollito blanco enamorada
del molle espeso abrazándolo fina en
la fruta verde del camambú en la ruta
anaranjada del camambú con su
corazón de pequeña sandía en la flor
de la pasión del señor del camambú allí estabas
mi amor allí estabas en las varas
bermejas de la quina apenas alzándose de
la tierra pesada de semillas en las hojuelas
rubionas que confundía el viento veranoso
que levantaba el viento con ruido de
cachilote que las robaba él allí estabas
mi amor allí estabas en la sangre de enero
de las muchachas de trece años en el gateado
mordiendo a su rosilla en el olor
precioso de la siesta soltada en los cuú
de ella en los más gruesos vinos debajo d
el gran caldén en la mariposa púrpura
sobre la mariposa blanca allí estabas mi amor allí
estabas en la garganta del agua en lo bondadoso
del poleoen el sol en el sol mapuche en las briznas
de lo que respirabaen lo que caminaba y en lo
que saltaba y era florido
y hacía bien allí estabas mi amor allí estabas

(hornos de los mareque).
De: Caja amarilla (1973-1974)




Hay un panal de brujas...

Cuadragésima Segunda Palabra


HAYUNPANALDEBRUJASIENELAIRE!
UNNOSÉQUÉDECOSAREVENTONA
MARIPOSEORÁFAGAFLOREADA
CHISPORROTEARDELCIELODELATARDE
COMOELQUEMARSEDELACHILLADORA
COMOUNCLAMORDEHOJURADESBORDADA
LALENGUAYASEPONEDEESCARLATA
HAYUNPANALDEBRUJASENELAIRE

(Alighieri, lunes.)
de: Libro del Ghenpín (1977)




este libro es para tu boca...

20

porque mentí desde los umbrales
porque este libro es para tu boca
mi tenida de luna en luna
mi arrimada de siesta en siesta
vos estaráste en él mi quejona
hasta saber que érate tuyo
porque este libro es para tu boca
él fuéme entero por los maíces
por las calandrias reventonas
por los caballos de alma dorada
por el silencio amoratado
porque este libro es para tu boca
miraráste en él talvezmente
por las lloviznas anacaradas
por el olor de las cotorras
por mi tazona que anda y súfrese
por los relámpagos soterrados
como toldo de cuero fuéme
mi cardenala más amarilla
porque este libro es para tu boca!

(Anochecer del 28 de mayo, Santa Rosa)
De: "Unca Bermeja" (1973)




AVES DEL PARAÍSO

tan como luna escarmenada corazón amarillo
de ese estrellón desnudo te contagio el edén
dentro tuyo te enarcas vara de hambre pulsada
te contagio la muerte el más indescifrable
desapercimiento oh los cordajes de tu piel como
milongas electrizadas como venura
sobaditas-me-con-tagias-la-vida-el-más-florido
-nacimiento-me-descuajas-
el-alma-hasta-la-raízdelorígen-hasta-la-nacedura
-de-mis-cabellos-hasta-el-
tuétano-de-mi-hembra-arrebatada-no-quiero-más
-mi-amor-me-vuelo-hasta-el-
algarrobo-azul-hasta-el-tamarindo-de-las-lentejuelas
voy-a-trinar- mañana-co-mo-
loca-en-el-chañar-de-los-espejos tan como luna
escarmenada tan tu nido desgranador
de mis hechurías tu garganta tachonada
de chaquirones vivos oh mojadita tumultuosa
otra vez herir herir sobre tu buche azulenco
sobre tu corazón anaranjado.




ESTA CAJA AMARILLA

desde lo repugnoso del desvelo desde lo colorado de la
sien desde los ábrete porque estoy vivo ay vidalita
desde la guitarra embichada desde el engreimiento del
cielo desde las chaquiras que puse en tus muslos ay
vidalita desde las mesnadas del llanto desde las ínfulas
de lo que es como piedra desde la embustera porfía
desde el abrepuño amarillo ay vidalita desde lo venenoso
del bochorno contra el corazón cabal desde el boato
de la cizaña desde lo contra el cuerpo y contra el alma
ay vidalita desde el racimo del vaso infausto desde
el espejillo donde tus ojos me comen desde la última
visitación desde lo tremebundo de este estar ay vidalita
desde la musa extraviada desde el tordillo plateado
que perdió la querencia desde los soles que me hieren
porque soy más de las lunas ay vidalita desde la sexta
que está en un hilo desde esta vihuelada que en el final
es bermellón ay vidalita desde la codicia
del chupasangre desde el santiamén del olvido desde
la sombra caudalosa desde no sé qué, escalofrío y en
el disturbio de los ojos
ay vidalita



Tan huesolita que te ibas

tan envidiada de qué sombras la tierra ardía huesolita
la siesta ardía melodiosa tan como ibas tu sonrisa era
una piedra arrobadora y era otra piedra mi costilla
dulcequeamarga solasola cuajada de alta pedrería eran
tus voces tan palomas eran tus manos piedras finas
guitarra tan azuladiosa eras la piedra que acaricia piedra
te ibas quién te roba última brisa de la brisa o
flauta mía o leja y rota tan huesolita que te ibas tan
de la gracia mucha y poca si cuando vuelvas ves mis
días oh piedra llena llaga

hermosa!






V

Te regalé unas cuentas indias

y había un color de aroma hereje tan sobre mi caía el
cielo amarilleaba su piel verde yo sé que labro joya
oscura sólo por vos que me la entiendes porque a vos
te hablo en esta piedra enrumorada de caldenes quién
sino vos me la naciste y en quién sin vos ella se mece
te di en la tierra qué colores sonorositos magamente
remotas gemas de collares ascuas de piedras de otras
gentes besos de piedras recobradas entre tus manos
vieja fiebre alegría vieja o amoríos de aquella aquel que
están sin frente te regalé gualicheríos piedras de dulces

redondeles

de Elegías de la piedra que canta, 1969




4

y crecía la hornalla hosca
en aquel pueblo de hornos pérfidos
eran mayas eran aztecas
eran quichés de estuco y lágrima?
eran teocallis bermellones
o pirámides de tierra terca?
eran hombres de barro fresco
recién hacidos por el gran padre?
eran esclavos colorados
o eran grietosos cuasi hombres?
pero crecían las hornallas
trabajosamente crecían
empinábanse con dolores
para que cuajaran panes panes
eran palacios de gentes torvas
o con máscaras de barro impuro?
con inocentes mascarillas
gentes que siempre comerán barro?
crecía la hornalla cumplíase
entre colorinches y desvelos






17

y anduve solo y no era la luz
fuíme por duros corredores
por los pasillos pesaroso
y saquéme un papel azafrán
con un saludo de tez granate
“he aquí que llégueme a verte
juancarlos estuvo en esta torre”
y fuíme solo y no era la luz
por los pasillos musitantes
atrás dejé los corredores
negros y más que hechos con cuervos
quedóse el papel inclinado
esperando tus ojos de mora
y como un ciego fui con las manos
interrogando a las paredes
buscando la puerta brillante
los tragaluces del castillo
el aire que andaba en el mundo
“juancarlos estuvo en este cuarzo”
fuíme solo y no era la luz

de Unca bermeja (1973), 1984






Quetral 4

Quetral del salamanquero,
del indio rico Antipán,
de aquel Jesús Calluhueque
borracho en la soledad…

“Los brujos dan sus poderes,
le piden prendas al hombre:
tuve que darles mi matra
bordada con arreboles.”

Quetral del brujo piedroso,
de aquella pipa de piedra,
o del matuasto tejido
por el señor-de-las-sierras…



II

“Y yo les di mi cuchillo
de fino cabo de plata…,
y al poco tiempo murió
mi amor sin besar mi almohada.”

Quetral del pardo mortero,
del raspador transparente,
lengua filosa, luz lanza,
tajo nomás, llaga siempre…

Salamanquero yo fui,
y era Juan Paulo Durazno,
Honorio Manquepillán,
el Nicolás Antenao.

…víbora de colores terribles…,
onduloso chasquido
bajo el abuelo Sol, el Gran Cabeza de Oro…
Sangrecita casi flauta,
torturada, torturada…
Apágame ya
este canto…
Ay, víbora,
tu silbo
rojo.

de Quetrales. Cantos del añorante (1967), 1991






Sexta Palabra

Qué convulsión del cielo me amenaza
en lo creencial del mundo que me enluja
con los errantes velos de la bruja
que ayer quemé, cuya ánima me abrasa
de septentrión a meridión? Me arrasa
el corazón, las testes, si me estruja.






Cuadragésima Primera Palabra

pasa bustriazo el viejo con el joven
bustriazo azul de serle el sentimiento
la flor la luz el agua en el momento
de la enjutez del vago pensamiento
la sangre infiel bustriazo el viejo el joven
en paz en pos de su destino el reto
de su vivir bustriazo el viejo el joven
cristal de roca ya cuarzo coleto
tan pedernal de sí el viejo el joven
bustriazo va le brilla el esqueleto



Ruta 5 y “San Cayetano”.
Domingo de Resurrección)






Cuadragésima Tercera Palabra

Adónde vas, poeta nochernícola,
de austera sal, de halo melancólico?
Y el primo amor, o bien, el tu penúltimo?
Y el vaso azul? Erótico y arqueólogo
te sientes bien, mi vate, muy católico?
Eres o no el juglar, el archimítico,
el hacedor maniático, elegíaco
de tu canción? O estrilas de neurótico
talante, o vas de túnica, de báculo
por la vastura de la noche eólica?
Ay semoviente, austral humano mágico,
nómade Juan, desnudo en lo fonético?

(Ruta 5, divagando bajo el
pánfilo viento)





de Libro del Ghenpín (1977), 2004


balada arcaica

ya te vas vegetal tornasolada no me prendas
la flor del exterminio fulgimiento del agua
de los ojos no me prendas la flor del exterminio
hinchamiento del cielo qué potencias no me
prendas la flor del exterminio qué hinchadura
del mundo taza turbia no me prendas la flor del
exterminio con el hijo salido de tu entraña no me
prendas la flor del exterminio con el ala punteada
de tu ángel no me prendas la flor del exterminio
con arcillas que vuelan soberanas no me prendas
la flor del exterminio en olor de adiós
que me espeluza no me prendas la flor del exterminio
con tu boca antañera tras tu boca no me prendas
la flor del exterminio en amor de tu sombra sonadora
no me prendas la flor del exterminio!

27 y 28

para vos, dueña de los ponientes.

de Canción rupestre, 1972, inédito






el intenso dice

un adiós el intenso dice una sombra mi amor
aterciopelada palaciega en esta tarde regocijante
y tristonosa las gentes se ponen máscaras
oh no mi amor se sacan los rostros se arrancan
infantilizados la identidad remota y saltan saltan
y no son langostas siquier y tristemente remedan
al ancestral sagrado qué estoy diciendo mi amor
yo celebrante rojo celebrante amarillo y negro y
azul huelo a collón a piedra pintada a sien quemada
huelo a corazón ahumado huelo a rodillas blanconas
a canillas bermejas mi amor dios quiera que no
pienses como yo en esta tarde que huele a tambores
colorados a bajo vientre castaño a tobillos simplones
a talón pintarrajo mientras la soledad los va
comiendo y chilla



(t. 23, 24)
a ch.


de Caja amarilla, 1973-1974, inédito

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