AMANDO CARABIAS
CURRICULUM LITERARIO
Nací el seis de junio de 1962 en Segovia, donde vivo y trabajo.
Muy joven, casi niño, me envenenó una sustancia que crea adicción y de la que no puedo, ni quiero prescindir, su materia prima es la palabra, su objeto es el mundo —el que llamamos real y el que llamamos fantástico—, su sujeto es el ser humano al completo y todo lo que le rodea, le forma, le abraza o le comprime; es decir, la vida que, a veces, nos conduce por senderos de felicidad y, otras, nos hunde en hondas cárcavas de sufrimiento, que en los momentos más críticos nos lleva a la muerte, y no sólo a la física, que, acaso, sea la menos importante. El nombre de esta droga, la más dura que conozco, es literatura. Y esta sustancia, que se me coló por el alma, como se filtra la lluvia en la tierra, me obliga a su consumo continuo como ávido lector y a su ejercicio activo como escritor aficionado.
En 1978, sin cumplir aún los dieciséis años, comencé a publicar poemas sueltos en el periódico local el Adelantado de Segovia. También colaboré en este diario con una columna semanal durante el periodo 1981-1982. En 1980 publiqué, a costa de mi padre, mi primer libro de poesía Humanidad Perdida. A finales de ese mismo año, junto con otros poetas locales, fundé el Grupo Literario ‘Hóminis’.
Desde 1982, por circunstancias que no vienen al caso, mi actividad literaria se torna tarea privada y ejercida a salto de mata. Hasta que en 2001, la Diputación de Segovia me editó la novela Aquel sábado lluvioso, concluida en octubre de 1999. En 2004 publiqué una colección de relatos titulada Cuentos de Euritmia (Novela de una Ciudad).
El resto de mi obra literaria está inédita y la forman libros de poemas y en prosa, casi de modo equitativo.
Además del citado poemario Humanidad Perdida, tengo escritos: Dulces palabras, Lucero Negro, Lirio de Amor ensangrentado, Jirón de Viento, Eterna luz sonora y Versos como carne. Este surgido de los poemas publicados en el blog Pavesas y cenizas. http://amandocarabias.blogspot.com
En prosa, además de la citada novela Aquel sábado lluvioso, he escrito Mañana Amanecerá publicada en internet en el blog Euritmia en la red (http://euritmiaenlared.blogspot.com), Cual crujido de hoja seca, Fin de trayecto (que ahora se está publicando en el blog citado en último lugar), Alas rotas, Muerte en noviembre y Gorrión de invierno. Y por último, un libro semblanza sobre la vida y la obra de Juan Sebastián Bach, titulado Juan Sebastián Bach, Músico de Dios (Pequeña guía de un oyente apasionado sobre doce de sus obras.
Nota: excepto el poema titulado “Atiendo las palabras de la hierba”, que es el último publicado en Pavesas y cenizas, todos los poemas pertenecen a Versos como carne
UN VENDAVAL DE VIDA ME RECORRE
Un vendaval de vida me recorre
arropado en su túnica de nácar.
Mientras contemplo andanadas de sueños galopando
sobre el cerro de mi noche,
vivo a lomos del carrusel de hilos invisibles
que me aúpan sobre risas de unicornios de cristal
espoleados ángeles de antorchas.
Ahora, cuando los cascabeles de los días
cimbrean su cintura
y se acodan sobre mis pupilas tatuadas de amaneceres,
percibo nuevas brisas sobre mi mirada:
dedos de brasas, lenguas de amapolas.
Ubicado en la mediatriz de una frase,
(suposición aleatoria, metáfora arriesgada),
contemplo las cunas de los paréntesis
como horizontes de sonrisas…
En medio de ambas distancias
unas manos de perfiles torneados con marfil tibio
moldean mi resuello,
sobre ellas mezo mi entereza
que cabalga hacia la cumbre de la sangre
y a ellas me encomiendo.
Nada más.
Acaso, repito,
un vendaval de vida me recorre
arropado en su túnica de nácar,
una brisa acaricia mi mirada
una brisa preñada en mil auroras:
dedos de brasas, lenguas de amapolas,
y el mar que nos acoge…
MI OPINIÓN Y EL FUTURO SON HERMANOS
Mi opinión y el futuro son hermanos.
Mis ojos no tapiaron su destino
y alufran precipicios en el tiempo
aunque la noche decapite estrellas.
Mis palabras serán sombra sin eco,
breve vuelo de mariposas ciegas.
Serán mis versos cunas
cuyo destino acaba en una nota
de nana monocorde.
Mis palabras serán aromas muertos
que estercolan la tierra
en el surco del viento de la noche.
El tiempo no traerá su reverbero
pues ya sin voz nacieron
y no pensaron en los huracanes
y olvidaron tormentas, terremotos.
Mis palabras serán sombra sin eco
breve vuelo de mariposas ciegas
y se destruirán en el olvido.
Mas sobre el lomo inquieto de la luz,
mientras crepita su pavesa herida,
estallarán cual besos en mejillas,
regarán como labios sobre labios,
y rozarán cual dedos sobre piel.
PASEO POR LA CALLE SUBIDO A UNAS ZAPATILLAS VIEJAS
“líbreme dios o sálveme mandinga
de decir que esto no es poesía”.
Mario Benedetti.
Mis ojos escupen llanto de muertos sin mirada
yaciendo con las manos dislocadas
tras los pómulos resquebrajados de las estrellas
póstumas.
Crujo con el hambre de madres sin savia
desconocedoras de los nombres de los banqueros
que jubilan sus enaguas con tres millones de euros
anuales.
Paseo por la calle subido a unas zapatillas viejas
y contemplo mitras fijas en cristos de marfil
mientras otros descuartizan nazarenos de sangre y carne
reventada
bajo minas antipersona escondidas como hienas carnívoras
en el aroma de una orquídea donde ya no se lee,
pues las letras son troqueles de vértebras,
madeinspain.
Gritan interminables las pesadillas del corredor
de la muerte, donde deambula un postrer latido,
y muerden mis tobillos cual alacrán jodidamente
venenoso.
Las serpientes de cascabel tienen partida de nacimiento,
manos invisibles con dedos de mausoleo,
y reptan y tintinean con el mismo eco de monedas
fariseas.
Las barbas de bin-laden quizá duerman en afganistán,
en la hura de un áspid alimentado con hierros abrasados,
pero nadie excarcela las miradas presas tras los barrotes
del burka.
La ciudad es un tránsito de carcajadas de cadáveres,
un rugido de luces hirviendo sobre el grumo de alquitrán,
o de miradas revestidas de huellas dactilares que sólo buscan
glúteos...
...Si escribo...,
el cielo rompe alas de cristal,
traducen mazapán azul o blanco,
sólo él distingue lágrimas de niños
enterrados en heces de agua podre.
Mientras, nuestras manos giran el pomo de hielo negro
de las puertas del infierno con la misma naturalidad
con que el asfalto es el colchón de plumas de los orines
de los perros.
HE MATASELLADO UN VERSO INÚTIL
Caen mis versos como pétalos muertos,
se agrupan sobre el asfalto en un desorden de tormenta,
se acomodan a una sensación de frío que estruja mis venas.
Alzo mis ojos cubiertos por líquenes nocturnos,
Contemplo, como truco de prestidigitador, el rostro de Amando,
ya no reconozco sus facciones
del alma.
Alguien ha finiquitado esos rasgos
inútiles,
aunque intransferibles, según cuentan,
esa fisonomía que sólo ambos conocíamos,
pues era invisible para las estrellas.
He matasellado un verso dirigido a sus latidos,
una misiva edificada sobre aristas de humo,
escrita con el sonido estridente de una lágrima de otoño
cuya caligrafía es el dibujo de un lugarteniente de la muerte.
Pero a la luz del amanecer,
mientras peinaba el mechón enredado de un sueño,
he descubierto que es inútil.
Ahora sé que su sonrisa desconocida,
semillada en la carne del sol,
podará mis letras que dibujan pétalos muertos.
Ahora sé que el nuevo fuego de sus ojos,
engendrado en el brillo del ocaso sobre el río,
incinerará mis lágrimas de alquitrán vomitado.
Ahora sé que sus renacidos dedos,
alumbrados en la piel amada,
aventarán mis cenizas de lodazal.
Ahora sé que sus estrenados labios,
almidonados en mil caricias al alba,
despedirán mis letras muertas.
Ahora sé que su risa de primavera,
inoculada en una caracola olvidada,
triturará mis versos habitados por cadáveres.
He matasellado un verso inútil,
cuyo destino es la hoguera del olvido.
CON EL REJÓN DE LUZ DE MIL ESTRELLAS
Con el rejón de luz de mil estrellas
clavado en los ijares de la parca
como un burel desangelado, muere
la muerte que asesina sin castigo.
Esculpiré este sueño con mis versos,
Tornaré en piedra el aire del deseo
que recorre el venero de esta especie.
Esparciré simientes imposibles,
y sembraré sonrisas esta noche
para aventar el rostro de la muerte.
Trituraré su calavera muerta,
pues quiero ser profeta de la vida,
de un cósmico latido interminable
que entierre la miseria de la muerte.
AUNQUE PRETENDAN SER DE LUZ MIS VERSOS
Aunque pretendan ser de luz mis versos,
aunque sobre su vientre no navegue
la lágrima que sangra
en la respiración de este planeta,
aunque mi voz arrulle melodías
tersando los dos párpados del mar,
¿cómo ocultar que esta batalla expele
mil jirones de carne desahuciada?
Aunque pretendan ser de luz mis versos,
atrapa sus caricias
una viscosidad de garras ciegas
cuya piedad encarceló el infierno
entre gritos de llamas y de abismos.
Aunque pretendan ser de luz mis versos,
llueve pus, hieden las nubes,
vendavales de pústulas ululan
zumo de sangre y llanto
Aunque pretendan ser de luz mis versos,
los ojos de los niños del hambre
arrojan sus cadáveres exhaustos
sobre el alféizar gris de mi sonrisa
resquebrajada contra los ocasos.
Aunque pretendan ser de luz mis versos,
se me hunden mil colmillos,
inoculan ponzoña que atraviesa
la entraña de los sueños
y fractura el dibujo de la aurora.
Aunque pretendan ser de luz mis versos,
no puedo almidonar
el espanto que cruza las miradas
que perdieron la voz y las arterias.
Aunque pretendan ser de luz mis versos,
no sé cauterizar a la jauría
de caníbales que inseminan noches
con pentagramas de corcheas muertas.
Aunque pretendan ser de luz mis versos,
se teñirán de luto sus acentos…:
hay demasiada carne supurando,
hay demasiados besos que se esconden,
demasiadas caricias torturadas,
demasiados cadáveres que gritan,
pues sus tumbas no tienen cementerio.
…Aunque pretendan ser de luz mis versos
Y SI PUDIERA MI MANO
¿Y si mi mano acariciara el rostro del pasado,
cercenara el tiempo
con el mismo gesto con el que la hierba
emprende el vuelo,
o el viento desnuda los brazos de los árboles?
¿Y si mi mano atisbara con sus ojos sin mirada
aquella sonrisa de entonces
cuando me columpiaba sobre el cielo inventado
de un parque azul,
esa sonrisa que ni los puñales han borrado de su rostro?
¿Y si mi mano empequeñeciera
y retornara al diminuto tamaño de ayer,
cuando posarla, como desmayo de ángel,
sobre la poderosa cueva de la mano de mi padre
era alcanzar las fragancias del Edén?
¿Y si mi mano pintara la luz
del rayo que engalanó de oro las hojas del castaño
que abrazaba al jardín entero
mientras el recreo era una sucesión de gritos
diminutos, como el eco del olvido?
¿Y si mi mano, navegando río arriba,
bebiese el tiempo que aún espera
y hundiera su carne fustigada de hoy,
en el agua núbil de ayer
para recorrer el camino del mañana?
NO ESTOY DISPUESTO A QUE ME EXPOLIEN EL AROMA DEL PAN...
El mundo se desvela en la calavera de la madrugada,
acrecienta sus brazos sobre una levadura de lágrimas
que ejecutan el néctar de las sombras
como una danza sin cuerpos ni armonía.
Nada a mi alrededor tiene el vigor
para que recobre mi vida la respiración
sosegada
de los sueños de la infancia:
melodías ignorantes de la dodecafonía
y de la sintaxis de las palabras.
Inútil el conteo de los cadáveres en perpetuo
soliloquio con espejos sin azogue.
La inmortal punta de un sílex
se atornilla a las madreselvas que me respiran
y ved, ved cómo sangran:
licor de miedo, agua de penuria.
La mirada abarca la inocencia del vuelo de los pájaros
pero la palabra, y el graznido del eco, confunde su gesto
y disfraza la altanería del odio bajo una sonrisa,
fría tijera de luna sin venas.
En la entraña de la oscuridad de mis dedos ciegos,
el corazón me convoca a un latido de incomprensión
o de llanto o de quejido o de protesta,
a un río retorcido en el dolor de silencio disfrazado de palabras
cuyo acento es un árbol erguido en medio del páramo.
No estoy dispuesto a que me dinamiten el horizonte de la aurora...
No estoy dispuesto a que emponzoñen el roce de las sonrisas...
No estoy dispuesto a que descuarticen el sabor de agua...
No estoy dispuesto a que lapiden la melodía de las mariposas...
No estoy dispuesto a que me expolien el aroma de pan...
HE MORDIDO LA PULPA DEL PASADO
He mordido la pulpa del pasado
y asoma una sonrisa de lluvia,
tras el rescoldo oscuro de mi vista
dentro de mi desván polvoriento,
donde flota el tamo del recuerdo,
donde se amasa el tiempo y su sombra,
creyéndolos arcilla que doy vida.
He mordido la pulpa del pasado
y me inunda el sabor de caricias calientes,
revistiendo de impaciencia el amanecer,
corteza de pan recién horneado,
mirada sajada en cristal pretérito,
ojos que destilan derrotas,
pupilas que deletrean ausencia de tumba.
He mordido la pulpa del pasado
y reverbera a inocencia su eco de vaharadas,
a iris abierto en horizonte sin extremos,
a conversaciones envueltas en brasas cual ocasos,
a tazón de leche cuyas hebras sueñan
ser tañidos de las estrellas,
o el borde esquivo de su sonrisa.
He mordido la pulpa del pasado
y pisaba lluvia de cualquier tarde,
cuando sonreír era desidia próxima al vuelo,
cuando vivir era sentir la caricia
como de corteza de pan recién horneado,
o soñar con que una hebra de un tazón de leche
fuera el borde de la sonrisa de una estrella.
LUZ SIN PIEL DE LA TARDE
Se bañan mis manos vacías en la entraña de la luz sin piel de la tarde, zumo de limón ardiente destilándose como un cuchillo sediento sobre la ciénaga de asfalto.
Persigo el manantial de un sueño donde la arcilla del silencio reconstruya el leve vuelo de una mariposa, aquel lugar donde un viejo daguerrotipo con su sonrisa sea la piel que destruya el dolor de su mirada... esa mirada que aún supura llanto.
Pero es el ocaso un revoco de algodón empapado en sangre de homicidios cuyo corolario fue una tumba sin nombre y sin lápida y sin flores llorando los colores del arco iris, una tumba sin cementerio, un ceremonial de olvido, un obituario de silencio.
Persigo el manantial de un sueño para que beban sus lágrimas imperecederas, para que sane su dolor remoto, pero es mi dolor quien anhela su alivio, mi herida su cicatriz..., mi rabia un grito.
Somos mis ojos, mi recuerdo, mi gesto, mis sueños y yo quienes necesitamos aquel viejo daguerrotipo donde aún albea su sonrisa, porque mis ojos, mi recuerdo, mi gesto, mis sueños y yo no soportamos la luz sin piel de esta tarde, ni el revoco de algodón empapado en sangre de homicidas de este ocaso, ni sus lágrimas imperecederas, ni su dolor remoto, ni el recuerdo de una tumba sin nombre y sin lápida y sin flores... y sin cementerio.
INFILTRABAS ESTRELLAS EN TUS VENAS
Infiltrabas estrellas en tus venas.
Su hilatura de plata entró en tus poros,
trocó tu piel en faro de azucenas,
almenar que mis besos bendecían,
simbiosis de rocío y luz sedienta
que desplazaba los escombros ciegos
de mi pasado en ruinas de cenizas.
Infiltrabas estrellas en tus venas.
Mis ojos exploraban su camino,
quietud de geografía despojada,
territorio usurpado a lunas de alba;
mis pupilas, guardianes de frontera,
custodiaban el vuelo de tus sueños,
el horizonte blanco de tu cuerpo.
Infiltrabas estrellas en tus venas.
Era tu piel escarcha ardiente y muda
cristal, reflejo, cosmos, universo,
el recipiente frágil de lo eterno...
Desde ahora sé que Dios existe y vive
pues tu piel es escarcha ardiente y muda,
donde se ocultan todas las estrellas.
SI YO HUBIERA RESUELTO LA ECUACIÓN
Ya sólo sueño que tus brazos mecen
este loco deseo que me enerva,
esta loca pasión que me da vida,
este loco delirio que me impulsa.
Allí estaré dispuesto a que me acune
tu corazón, cual beso ilimitado,
a que tus labios sean mis latidos,
a que tus ojos sean mi horizonte.
Soy vagabundo insomne que deambula
y atraviesa mis propias pesadillas.
El insomnio se enreda cual serpiente
en el núcleo de un iris agrietado,
taladrando el cerebro sin descanso.
Siento que miles de alas se han cortado
y esparcen su sonrisa sin aliento.
Sé que he de abrir los ojos con premura,
y evitar que el reptil que me aprisiona
devore el último suspiro roto
y convierta en cenizas o en pavesas
inermes aunque vuelen en el viento,
este postrer anhelo que me alienta.
Paseo en la ciudad
desierta en medio de esta madrugada
que muerde venenosa
e inyecta su ponzoña en mis entrañas.
Si yo hubiera resuelto la ecuación
absurda de mi vida,
acaso no sería tan feliz
como cuando contemplo tu hermosura.
Escruto tu sonrisa y me dan ganas
de hurtarte ese tesoro tan valioso,
y guardarlo muy dentro, bajo llave,
lejos, detrás de las retinas, lejos,
y que luego la luna
escrute mi mirada y te envidie:
perfecta curvatura de tus labios,
gargantilla de ocaso que me adorna,
baile cautivador de tus pupilas,
suave soga de seda que a ti me ata,
rebrillos de tu boca,
faros que alumbran esta senda oscura
que se dirige a tu paisaje oculto.
Si acariciar tu orilla
es arrullar la aurora que desborda,
no quiero, ni por micras de segundo,
separarme del quicio de tu ser.
Quiero sólo latir a tu compás.
Te contemplaré lento, sosegado,
y mientras me sonríes como ninfa,
desearé abrazarte..., muy despacio.
COMO LAGARTO DE CRISTAL LA LLUVIA
Como lagarto de cristal, la lluvia
huye por el declive de la tarde
y limpia de tristezas las esquinas,
tumefactas de carnes degolladas.
Al otro lado del regazo oscuro
mis diez exploradores incansables
retratan los perfiles de mi patria,
esbozan la memoria de las sendas,
trazan el mapa exacto del tesoro
en busca del rincón oculto y fresco
donde mi labio erigirá sus templos.
Como lagarto de cristal, la lluvia
ensaliva el charol de las pisadas
que bordan un castillo de miserias
con el ovillo mustio del olvido.
Al otro lado de su entraña ciega,
tus dedos lentos labran mis latidos,
construyen capiteles, alzan sueños,
amasan llamas, fuego que levita,
destruyen las fronteras de las pieles,
ese abismo infinito de los poros
desaparece entre tus dedos lentos.
Como lagarto de cristal, la lluvia
esconde sus escamas en la entraña
de una ciudad roída por la prisa,
por el sueño infernal de una mentira.
Al otro lado de su vientre herido,
mi reino es conquistado por tus huestes,
mi ejército se rinde a tu estandarte,
mi pulso muere en una luz de ocaso,
soy ciudadano de tu piel de viento,
mi bandera la tejen tus anhelos,
es mi patria el latido de tus venas
ATIENDO LAS PALABRAS DE LA HIERBA
Atiendo a las palabras de la hierba,
esos sonidos invisibles, salvo
para los unicornios y los niños.
Atiendo la verdad de la sonrisa
de las hojas marchitas cuando el suelo
se viste con sus brillos de oro y llanto.
Y con Walt Whitman aseguro que
una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros.*
También confirmo desde aquí, sin miedo,
en otro espacio y siglo diferentes,
que el norteamericano de amplia barba
tenía la razón que otorga el tiempo;
y quienes no leerán nunca estos versos,
saben también que digo la verdad.
Creo que Walt podría estar de acuerdo
que una mano agrietada por el frío,
la soledad helada y la miseria,
no es menor que las manos enjoyadas
de una reina, o de mil reinas.
Pongámonos de acuerdo: aunque seamos
como granos de arena en el desierto,
o astillas en el mar tras el naufragio,
o silencios en medio del concierto,
somos tan importantes
como una gota de agua en el desierto,
un salvavidas en el mar tras el naufragio,
un adagio durante aquel concierto.
Estas palabras suenan a rasgueo
de pasos sobre barro, hielo y nieve,
y sé, aunque suene a presunción mi verso,
que si paráis vuestra mirada en ellas
afirmareis conmigo que el secreto
universal navega en una brizna
de hierba no inferior a las estrellas,
en el latido mudo de la arena,
en la astilla del naufragio,
en el silencio blanco del concierto,
en las sonrisas infantiles,
en el trotar azul del unicornio,
y en cada beso alado del amante.
_______________________________
* Primer verso de Hojas de hierba de Walt Whitman
3 comentarios:
Como de escribir en el otro blog:
En primer lugar, Nando, agradecer tu generosidad por incluirme en este espacio. Es ciertamente un honor figurar al lado de esta pléyade de grandes poetas..
En segundo lugar gracias también a los amigos que te han 'soplado' mi presencia en este mundo de los versos. Esta presencia que es pequeña voz dentro de la orquesta inmensa que anhela interpretar la sinfonía del corazón.
Lo dicho, gracias
Conocía tu otro blog pero no este…Tal como te decía en el otro, ver los poemas de nuestro amigo Amando Carabias junto a los de más de 2.600 poetas, en una antología de autores de 150 países, nos llena de satisfacción y orgullo a sus asiduos lectores. Gracias por la inclusión de los poemas de Amando en esta Antología.
Un abrazo.
Acabo de leer todos los poemas de Amando y, no me salen las palabras adecuada para expresar la fuerte emoción que me invade por la belleza de sus letras, a veces sensibles, a veces criticas, otras llenas de amor y dulzura. Conocía algún poema, pero no este completo y bellísimo repertorio. Felicidades Amando, te lo mereces. Llegaras muy lejos, todavía eres joven y te quedan muchas páginas en blanco para escribir. Que Dios te bendiga y que todos tus deseos los veas cumplidos. Sabes, pasarán años- siglos, y las generaciones venideras, hablaran de las letras de un ESCRIBIDOR, LLAMADO, AMANDO CARABIAS MARÍA. Un abrazo grande.
Le felicito a Usted D- Fernando, pues con mucho acierto incluyó tan preciado material en este CERTAMEN- UNIVERSAL DE POESÍA. Un cordial saludo.
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