Cassiano Ricardo
Cassiano Ricardo Leite (São José dos Campos, 26 de julio de 1895 - Río de Janeiro, 14 de enero de 1974 ) fue un periodista, poeta y ensayista brasileño.
Licenciado en Derecho. Aunque sus primeros versos fueron de carácter parnasiano simbolista, no tardó en unirse al modernismo, formando parte del grupo «Anta», al que también pertenecieron Menotti deI Picchia y Raul Bopp. Ha trabajado con los grupos vanguardistas de la poesía concreta y de la poesía praxis. Perteneció a la Academia Brasileña de Letras.
Obras
Dentro da noite (1915)
A Flauta de Pan (1917)
Jardim das Hespérides (1920)
A mentirosa de olhos verdes (1924)
Vamos caçar papagaios (1926)
Borrões de verde e amarelo (1927)
Martim Cererê (1928)
Deixa estar, jacaré (1931)
Canções da minha ternura (1930)
Marcha para Oeste (1940)
O sangue das horas (1943)
Um dia depois do outro (1947)
Poemas murais (1950)
A face perdida (1950)
O arranha-céu de vidro (1956)
João Torto ea fábula (1956)
Poesias completas (1957)
Montanha russa (1960)
A difícil manhã (1960)
Jeremias sem-chorar (1964)
Os sobreviventes (1971)
Ensayo
O Brasil no original (1936);
O negro da bandeira (1938);
A Academia ea poesia moderna (1939);
Marcha para Oeste (1940);
A poesia na técnica do romance (1953);
O tratado de Petrópolis (1954);
Pequeno ensaio de bandeirologia (1959);
22 ea poesia de hoje (1962);
Algumas reflexões sobre a poética de vanguarda (1964);
O indianismo de Gonçalves Dias (1964).
El gato y el diccionario
Un gato se aproxima. Tiene hambre.
Abandonado a lo que dios quiera en plena calle.
Dentro de poco, una rueda que significa la esencia del universo, lo aplastará.
Sin que ninguna estrella o flor se mude de lugar.
Lo llamo junto a mí.
Lo caliento con mi sobretodo londinense.
Sus ojos son verdes. Son más verdes
que los de la mujer que lo abandonó en la calle
al pasar en su carro, como una sirena montada en un pez.
Y como (dada mi condición pedestre)
jamás podría poseer un tigre de Bengala,
haré de este gato mosqueado
mi tigre, conservado niño,
para adorno del mundo y de los hombres.
En un final, para el pequeño laberinto ambulante donde vivo,
me basta este minúsculo tigre ornamental.
No puedo tener un cuadro de Van Gogh,
pero tengo una copia.
No puedo tener dos pintarrojos volando por el aire,
pero tengo uno en la mano.
(¿Qué es la infancia sino la alegría de tener una cosa por otra?)
No tengo cosas del bazar de Dios,
pero tengo un diccionario.
No tengo la mujer que vi en el último partido de Jockey,
pero tengo su fotografía.
(¿El secreto de la vida no está en que la gente
se conforme con una cosa por otra?)
En mi diccionario de objetos hallados,
el gato es mi tigre.
(Ah, este gato me dará siempre la ilusión de ser un niño,
aquí,
o un cazador de tigres en África.)
De Poesía Brasileña Siglo XX, Helio Orovio (1986. Cuba: Casa de las Américas. Colección La Honda. Selección, notas, prólogo y traducción Helio Orovio.)
TEXTOS
Traducción de Ángel Crespo:
SONETO DEL AUSENTE
No es posible que en la furtiva claridad
que te visita sin estrella ni luna
no percibas el reflejo de la lámpara
con que te busco por las calles de noche.
No es posible que cuando lloras no veas
que una de tus lágrimas es mía.
No es posible que con tu cuerpo de agua joven
no adivines toda mi sed.
No es posible no sientas que la rosa
deshojada a tus pies hace sólo un minuto,
fue tirada por mi con la mano del viento.
No es posible que tú ignores que el pájaro
que entró por la ventana y ha caído en tu cuarto
era un recado de mi pensamiento.
(De Um dia depois do outro, 1947.)
LA ORQUlDEA
La orquídea parece
una flor viva, una
Boca, y nos asusta.
Flor aracnídea.
Vagamente humana,
boca, bien que hecha
de inocentes pétalos,
ya induce perfidia.
Ya implica palabra,
bien que sea muda.
Ya supone insidia.
¿Qué cstarão diciendo
labios casi humanos,
labios de la orquídea?
(De Um dia depois do outro.)
EM EL CIRCO
Entre el Este y el Oeste
entre Dios y el Demonio
entre el ser y el no ser
entre el alguien y el nadie
entre la hora
del corazón y del estómago,
voy por la cuerda, de brazos
abierto,
en cada mano un plato
de la balanza.
En el uno el dolor, en otro la balanza.
(De Um dia depois doe outro.)
LA PIEDRA QUE LLORA
El caminante se pregunta:
piedra, tú ¿por qué lloras tanto
si eres una cosa difunta
rígida y no capaz de llanto?
Intranquilas, las mariposas
danzan, pasan, se van ahora.
Azules, blancas, negras, rosas ...
Y queda la piedra que Hora.
Un extraño gesto de loca
hoy le arruga y tuerce la cara
y el musgo le tapó la boca
para que ella no gritara.
Dicen que el dolor petrifica
las palabras en la garganta.
Pero como nadie la explica
ella se está quedando santa.
¿Habrá caído de la luna?
¿Venido de Jerusalén?
¿Será tal vez piedra de una
calle en que vivía mi bien?
Que resuma no habiendo nada
el dolor que en su cuerpo medra,
pensé en una imagen sagrada,
una Nuestra Señora de piedra.
Tú, que tienes el rostro duro,
¿por qué no te me vas ahora
para todo tu dolor futuro
a ver esa piedra que llora?
(De Um dia depois do outro.)
FRISO EM BAJO RELIEVE
I
Alguien que pasó por aquí
dejó su torso desnudo
caído dentro del espejo.
Alguien, que estuvo en mi cuarto,
dejó un olor de azucena
en los muebles y los objetos.
Alguien, que se fue deprisa,
dejó huellas de zapatos
en la arena de la playa.
La noche estuvo en mi cuerpo
y dejó —recuerdo de algo—
luz de luna en mi cabeza.
La mañana —aún caliente—
llena de saudade física,
dejóme orvallo en los ojos ...
II
No obstante, me quedé solo.
Solo. Una palabra escrita
en el polvo.
(De Poemas Murais.)
NOCHE DE LLUVIA
I
¿Quién habrá sido el hombre
que cayó y en la mano,
muerto, conserva aún,
todavía encendida,
una nocturna rosa de oro?
Vendrán los técnicos, y todos
habrán de examinar su rostro,
la posición en que cayó,
la sal, o no, en sus lágrimas.
Y verán que él, el muerto,
quiso avisar a alguien,
tal vez a algún piloto, o maquinista,
con la rosa de oro, erguida
en el aire, a la hora del peligro.
Una nocturna rosa de oro
con que evitó—; ¿quién sabe?—
que a nuestros pies cayese el pájaro
de metal, pico en hélice,
chorreando sangre, o máquina
en combustión de estrella.
Después dirán los técnicos,
con mayor claridad, al ser de día,
que ya no es una rosa,
cual suponían, sino sólo
de oro una pobre llama.
Por fin verán los técnicos
(levantarán un acta exacta)
que ni oro era la llama; oro
tal cual se lee en el diccionario,
sino el cristal de una linterna.
II
Al paso que los héroes necesitan
clarines y tambores.
(De Poemas Murais.)
LA FISICA DEL SUSTO
El espejo cayó de la pared.
Cayó con él mi rostro.
Con mi rostro, mi sed.
Con mi sed, mi fastidio.
Mi fastidio de contemplar
mi rostro en el espejo ya caído.
(De Montanha Russa.)
De
LA DIFÍCIL MAÑANA
Y OTROS POEMAS
Antología bilingüe
Selección y estudio de Santiago Kovadloff
Traducción del portugués de Estela Santos
Buenos Aires: Calicanto, 1979
Fiesta náutica
O porque la tempestad, hoy
perdió el prestígio de la fúria.
O porque un rayo eléctrico,
inesperado, no es más tétrico
que una silla eléctrica, a la hora exacta.
Oh bárbara que se volvió santa,
oh santo hermana del lobo.
O porque las grandes fúrias
de la naturaleza serán siempre pequeñas
ante la tempestad
que los laboratorios de física anticeleste
fabrican en silencio.
La tempestad sobre el rascacielos de vidrio
es una palabra sola, esférica.
¿Qué habrá de más mil y una noches
que el rascacielos de vidrio
resplandeciendo, que cada relámpago
transformándolo en una rosa de oro?
Parece que dentro de él
hay una fiesta náutica.
EL SÓSIAS
Dificilmente, oh amigo,
me encontrarás presente en casa.
Pues sufro de ausencia,
como si tuviera un ala.
La esperanza y la nostalgia
—este y oeste de mi cuerpo oscuro—
son dos formas para no estar nunca en casa
cuando me buscan y yo mismo me busco.
Vivo continuamente lejos
de mi, en las horas en que me deshago
en un sueño; estoy en el otro hemisferio
que queda no sé donde, donde solo ausencia labra.
Solo me encuentro conmigo, oh amigo,
si me divido en dos, ante el espejo.
uno frente al otro,
sin ninguna palabra.
EVA MATUTINA
En el Paraíso —mundo sin dialéctica—
el amor es aún una palabra vana.
Nadie percibe qué hay de mujer desnuda
en la que sería nuestra triste hermana.
Porque yo no existo, pasea implume
(rocío aún los ojos de avellana)
Ia que traía, en la mañana de la carne,
como una rosa, la invención del mañana.
Cuerpo lleno de lágrimas futuras,
donde el rojo símbolo de la manzana
no irrumpió todavía. Eva gorjea.
Eva es el primer pájaro de la mañana.
Por la gracia de estar, y no de ser.
Ojos aún azules que miran sin ver.
ELEGÍA PARA MI MADRE
Sólo me queda ahora
este goce triste
de haber esperado
que te durmieras primero.
Escucho ahora el rumor
de las raíces en la noche,
también de las hormigas
inmensas, numerosas,
que están, todas, royendo
las rosas y las espigas.
Soy una rama seca
donde las palabras , ,
gorjean. Nada más.
Y sé que ya no escuchas
estas vanas palabras.
Un universo espeso
duele en mí, con raíces
de tristeza y alegría.
Pero solo veo la cara
de la noche y la del día.
No te di el disgusto
de haber partido antes.
No helé tu labio
con el frío de mi rostro.
El destino fue sabio:
entre el dolor de quien parte
y el mayor —de quien quéda-
me dio el que, por más largo,
yo no querría darte.
¿Qué me importa saber
si detrás de las estrellas
habrá otros mundos
o si cada una de ellas
es una luz o un charco?
El universo, en arco,
brilla, alto y complejo.
Y en, medio de todo eso
y de todos los soles
diurnos, o nocturnos,
sólo una cosa existe.
Es este goce triste
de haber esperado
que te durmieras primero.
Es una lápida negra
sobre la cual, día y noche,
brilla una llama verde.
(De Um dia depois de outro)
TÚ Y TU RETRATO
¿Por qué tu retrato,
aunque es el más reciente,
me llena de nostalgia?
¿Y por qué un simple retrato,
más que tú me conmueve,
si tú misma estás presente?
Tal vez porque el retrato,
ya sin el adorno de las palabras,
tenga un aire de recuerdo.
Tal vez porque el retrato
(exacto, aunque mordaz)
revele algo de niña
(como, en el fondo del agua,
un coral en, reposo)
Tal vez por la idea de ausencia
que tu retrato hace brotar
situado entre nosotros dos.
(como un ramo de hortensias)
Tal vez porque tu retrato,
aunque me vuelva oblicuo
me mira, siempre, de frente
(amorosamente)
Tal vez porque tu retrato
se parece más a ti
que tu misma (ingrato).
Tal vez porque en el retrato,
estás inmóvil.
(sin respiración... )
Tal vez porque todo retrato
es una retractactión.
(De A difícil manhã)
A FACE PERDIDA
Antología bilingüe
Trad. Estela dos Santos.
Desenho da capa: Oswald de Andrade Filho
Rio de Janeiro: José Olympio ed, 1950.
A FLOR DO CACTO
A manhã é toda flores, lá fora,
como já a unânime, a universal primavera
que um dia virá.
E eu gostaria de oferecer uma delas
àquela por quem o meu coração bate à esquerda.
Aquela a quem gostaria de oferecer muitas flores,
todas as manhãs, muitas flores.
Nítidas, frescas, trescalantes de orvalho.
Se aminha fidelidade não fosse uma flor demasiado noturna
de tão pouco evidente.
A CANÇÃO MAIS RECENTE
O poeta
com a sua lanterna
mágica está sempre
no começo das coisas.
É como a água, eterna-
mente matutina.
Pouco importa a noite
lhe ponha a pena
do silêncio na asa.
Ele tem a manhã
em tudo quanto faça.
Além disso o amanhã
nunca deixará de ter pássa-
ros.
Fuga em azul menor
O meu rosto de terra
ficará aqui mesmo
no mar ou no horizonte.
Ficará defronte
à casa onde morei.
Mas o meu rosto azul,
O meu rosto de viagem,
esse, irá pra onde irei.
Todo o mundo físico
que gorjeia lá fora
não me procure agora.
Embarquei numa nuvem
por um vão de janela
dos meus cinco sentidos.
E que adianta a alegria
dizer que estou presente
com o meu rosto de terra
se não estou em casa?
Inútil insistência.
Cortei em mim a cauda
das formas e das cores.
(A abstração é uma forma
de se inventar a ausência)
e estou longe de mim
nesta viagem abstrata
sem horizonte e fim.
Um dia voltarei
qual pássaro marítimo,
numa tarde bem mansa
à hora do sol posto.
Então, loura criança,
Ouvirás o meu ritmo
e me perguntarás:
quem és tu, pobre ser?
Mas, eu vim de tão longe
e tão azul de rosto
que não me podes ver.
A graça de quem mora
no país da ausência
certo consiste nisto:
ficar azul de rosto
pra não poder ser visto.
OUTRO EPIGRAMA
Se perdi a inocência
para ganhar o pão de cada dia,
com o suor do próprio rosto
lamento apenas tenha sido tão escassa
a inocência de que eu era servido.
Para que tão facilmente eu a houvesse perdido
e o pão de cada dia, em conseqüência,
me seja, agora, uma simples migalha.
Por que não foi maior minha inocência?
Queixa antiga
É uma dor que me dói muito longe...
Dor antiga, separada do corpo.
É uma dor que me dói não sei onde,
meio física, metade celeste.
Um tanto minha, outro tanto da terra.
Veja o galho cortado a uma fronde
e que ainda dá flores sentidas
e que assim à sua árvore responde.
Seu futuro parece o meu passado:
minhas longas raízes ficaram
no chão duro de onde fui arrancado.
(No chão duro onde arroios felizes
ainda cantam pelos vãos do passado)
segundo exercício de esperança ao ar livre
Coisas que espero:
pra satisfazer o que há em mim de criança
- ver a mãe de ouro.
Pra resolver uma pendência poética, já antiga,
- ouvir o sabiá cantar, mas na palmeira.
Pra convencer-me de minha humildade,
- ser recebido pelo Papa.
Pra verificar se o governo cumpre o que promete,
- fazer do “Diário Oficial” o meu poema.
Pra ter certeza de que os outros se consideram felizes,
- sentir que já posso ser alegre sem remorso;
Sem que a alegria da véspera se transforme
em tristeza do dia seguinte.
Mas, o que mais espero – e isto acima de todas as coisas –
é assistir ao sermão da Planície
em que Cristo dirá verdades que não disse
no na Montanha.
Martim Cererê
(O Brasil dos meninos, dos poetas e dos heróes)
3a. edição, em forma definitiva.
São Paulo: Empresa Gráfica da "Revista dos Tribunais", 1932. 139 p.
"Martim Cererê representa, indiscutivelmente, a obra-prima da poesia nacionalista inaugurada pelo Modernismo. Poema concebido em três planos — o mítico, o heróico e o histórico — com material extraído, respectivamente, da cosmogonia indígena, das façanhas homéricas dos furadores de mato do século XVIII, e do dealbar da civilização industrial no século XIX. - Martim Cererê, como muito bem salientou Mário Chamie, "é a caracterização étnica do povo brasileiro". E, repito, a mais bela realização plástico-verbal trabalhada na forma do Modernismo." NEREU CORRÊA
a noite africana
O inhambú chororó chorou
o sacy pererê assobiou
e a Uiára que nunca ouvira
declaração de amor tão cheia
de rouxinóes e outras espécies de mentira
assim falou, ao novo pretendente:
— A manhã é muito clara...
ha cochichos no mato...
todo cheio de bichos.
(Pois de primeira era só dia,
noite não havia)
Não ha noite na terra e, francamente,
sem noite não me caso com você
porque faz muito sol...
o dia espia a gente
pelo vãos da folhagem...
as jaçanans da madrugada cantaram
agora mesmo pedindo mais sol!
Só casarei cm aquelle que primeiro
me trouxer a Noite..
Vá buscar a Noite".
Então o marujo
partiu em seu navio aventureiro
e foi buscar a Noite...
OUTROS POEMAS
extraidos de
POESIAS COMPLETAS
Rio de Janeiro: José Olimpío, 1957
INSCRIÇÃO
A vida me foi sempre
dúplice, angulosa.
É cordial quando nega
e escassa quando dá.
Pois escreveu meu nome
sobre uma onda cega.
E quando tenho fome
me oferece uma rosa...
Palavras. São as penas
do meu pássaro lírico.
A CANÇÃO MAIS RECENTE
O poeta
com a sua lanterna
mágica está sempre
no começo das coisas.
É como a água, eterna-
mente matutina.
Pouco importa a noite
lhe ponha a pena
do silêncio na asa.
Ele tem a manhã
em tudo quanto faça.
Além disso o amanhã
nunca deixará de ter passa-
ros.
O ESCAFANDRO
I
No fundo do oceano
estava a lágrima
que devia ser
chorada por mim. À espera
de quem viesse usá-la,
um dia, ou dos olhos
(que, hoje, são os meus)
que a chorassem, devida-
mente. Como se chora,
uma só vez, na vida.
A lágrima ali ficou,
intacta, no salso
labirinto, onde ninguém
chora, porque ali o pranto
é falso. Onde os polvos,
os tristes cefalópodes,
não choram. Onde
as sereias, nascidas
pra não chorar, não choram.
Onde os próprios marujos
não choram. Onde os peixes
não choram, e ninguém
iria, então, chorá-la,
tão supérflua é uma gota
de mágoa ao fundo d´água.
E a lágrima passou
entre alvos caramujos,
entre navios mortos,
entre detritos sujos,
entre esponjas por cujos
orifícios entrou
e saiu, muitas vezes,
quieta, obscura, sozinha.
para, afinal, ser minha.
II
Lá fora,
a multidão, a onda
cega, o cavalo líquido
e Glauco
em que, sem nenhum
esforço, Deus navega,
originalmente.
Ali dentro, a lágrima.
Quieta, obscura, sozinha
na unanimidade
espessa da água azu-
marinha.
QUADRO ANTIGO
Por certo que amo as coisas, os objetos,
que me acompanham, neste fim de viagem.
São elas, coisas, minhas cúmplices, à hora
em que, ó lua, me contas teus segredos.
São eles, os objetos, os meus símbolos,
para uma última fotomontagem.
Mas, como são — coisas e objetos — tristes,
por já não serem mais os meus brinquedos.
Em vão o calor físico os dilata.
Em vão meu pensamento lhes dilui
o acre contorno, em proustiana sondagem.
Só, contra o sol, a sombra deles flui!
no chão, na mesa, ou — colorida imagem —
no cristal onde nunca sou quem fui.
IMPROVISO
... Até que um dia,
quando menos se espera,
surge uma casa dentro do sertão
surge outra casa dentro do sertão
surge outra casa uma porção de telhas novas cor
de brasa uma porção de casas.
E uma cidade como caixa de surpresa
listou de branco e de vermelho o silêncio da grota.
Um trem de ferro passa cheio de imigrantes...
(Há em seu apito como um grito de alvorada e de tristeza:
há em toda terra um choro típico de criança,
gosto de lágrimas misturadas com esperança).
(de Vamos caçar papagaios)
Festa náutica
Ou porque a tempestade, hoje,
perdeu o prestígio da fúria.
Ou porque uma faísca elétrica,
inesperada, não é mais tétrica
que uma cadeira elétrica, à hora exata.
Ó bárbara que se tornou santa,
ó santo irmã do lobo.
Ou porque as grandes fúrias
da natureza serão sempre pequenas
diante da tempestade
que os laboratórios de física anticeleste
fabricam em silêncio.
A tempestade sobre o arranha-céu de vidro
é uma palavra só, esférica.
Que haverá de mais mil e uma noites
que o arranha-céu de vidro
cintilando — do que cada relâmpago
o transformar numa rosácea de ouro?
Parece que está havendo dentro dele
uma festa náutica.
O SÓSIA
Dificilmente, ó amigo,
você me encontrará presente, em casa.
Pois eu sofro de ausência,
como se houvesse, em mim, uma asa.
A esperança e a saudade
— o leste e o oeste do meu corpo obscuro —
são duas formas de eu nunca estar em casa,
quando me procuram, e eu mesmo me procuro.
Vivo continuamente longe
de mim, nas horas em que me decomponho
num sonho; estou no outro hemisfério,
que é um não sei onde, onde só ausência lavra.
Só me encontro comigo, ó amigo,
se me divido em dois, diante do espelho
Um em frente do outro,
sem nenhuma palavra.
(A Face Perdida)
EVA MATUTINA
No Paraíso — mundo sem dialética —
o amor é uma palavra ainda vã.
Ninguém percebe o que há de mulher nua
na que seria nossa triste irmã.
Por eu não existir, passeia implume
(orvalho ainda os olhos de avelã)
a que trazia na ,manhã da carne,
como uma rosa, a invenção do amanhã.
Corpo cheio de lágrimas futuras,
em que o vermelho símbolo da maçã
não irrompeu ainda. Eva gorjeia.
Eva é o primeiro pássaro, da manhã.
Pela graça de estar e não de ser.
Olhos ainda azuis de olhar sem ver.
(O Arranha-Oéu de Vidro)
Fiesta náutica
O porque la tempestad, hoy
perdió el prestígio de la fúria.
O porque un rayo eléctrico,
inesperado, no es más tétrico
que una silla eléctrica, a la hora exacta.
Oh bárbara que se volvió santa,
oh santo hermana del lobo.
O porque las grandes fúrias
de la naturaleza serán siempre pequeñas
ante la tempestad
que los laboratorios de física anticeleste
fabrican en silencio.
La tempestad sobre el rascacielos de vidrio
es una palabra sola, esférica.
¿Qué habrá de más mil y una noches
que el rascacielos de vidrio
resplandeciendo, que cada relámpago
transformándolo en una rosa de oro?
Parece que dentro de él
hay una fiesta náutica.
Fragmento de um poema de Cassiano Ricardo
em aquarela do artista plástico Rômulo Andrade.
ELEGIA PARA MINHA MÃE
Só me resta agora
esta graça triste
de te haver esperado
adormecer primeiro.
Ouço agora o rumor
das raízes na noite,
também o das formigas
imensas, numerosas,
que estão, todas, corroendo
as rosas e as espigas.
Sou um ramo seco
onde duas palavras
gorjeiam. Mais nada.
E sei que já não ouves
estas vãs palavras.
Um universo espesso
dói em mim com raízes
de tristeza e alegria.
Mas só lhe vejo a face
da noite e a do dia.
Não te dei o desgosto
de ter partido antes.
Não te gelei o lábio
com o frio do meu rosto.
O destino foi sábio:
entre a dor de quem parte
e a maior — de quem fica —
deu-me a que, por mais longa,
eu não quisera dar-te.
Que me importa saber
se por trás das estrelas
haverá outros mundos
ou se cada urna delas
é uma luz ou um charco?
O universo, em arco,
cintila, alto e complexo.
E em meio disso tudo
e de todos os sóis
diurnos, ou noturnos,
só uma coisa existe.
E esta graça triste
de te haver esperado
adormecer primeiro.
É urna lapide negra
sobre a qual, dia e noite,
brilha urna chama verde.
(De Um dia depois de outro)
VOCÊ E O SEU RETRATO
Por que tenho saudade
de você, no retrato,
ainda que o mais recente?
E por que um simples retrato,
mais que você, me comove,
se você mesma está presente?
Talvez porque o retrato,
já sem o enfeite das palavras,
tenha um ar de lembrança.
Talvez porque o retrato
(exato, embora malicioso)
revele algo de criança
(como, no fundo da água,
um coral em repouso).
Talvez pela idéia de ausência
que o seu retrato faz surgir
colocado entre nos dois
(como um ramo de hortênsia).
Talvez porque o seu retrato,
embora eu me torne oblíquo,
me olha, sempre, de frente
(amorosamente)
Talvez porque o seu retrato
mais se parece com você
do que você mesma (ingrato).
Talvez porque, no retrato
você está imóvel.
(sem respiração...)
Talvez porque todo retrato
é uma retratação.
(De A difícil manhã)
O CANTO DA JURITI
Eu ia andando pelo caminho
em pleno sertão, o cafezal tinha ficado lá longe . . .
Foi quando escutei o seu canto
que me pareceu o soluço sem fim da distância . . .
A ânsia de tudo o que é longo como as palmeiras.
A saudade de tudo o que é comprido como os rios . .
O lamento de tudo o que é roxo como a tarde ...
O choro de tudo o que fica chorando por estar longe ...
bem longe.
ANOITECER
Homem, cantava eu como um pássaro
ao amanhecer. Em plena unanimidade
de um mundo só.
Como, porém, viver num mundo onde todas as coisas
tivessem um só nome?
Então, inventei as palavras.
E as palavras pousaram gorjeando sobre o rosto
dos objetos.
A realidade, assim, ficou com tantos rostos
quantas são as palavras.
E quando eu queria exprimir a tristeza e a alegria
as palavras pousavam em mim, obedientes
ao meu menor aceno lírico.
Agora devo ficar mudo.
Só sou sincero quando estou em silêncio.
Pois, só quando estou em silêncio
elas pousam em mim — as palavras —
como um bando de pássaros numa árvore
ao anoitecer.
POÉTICA
1
Que é a Poesia?
uma ilha
cercada
de palavras
por todos
os lados.
2
Que é o Poeta?
um homem
que trabalha o poema
com o suor do seu rosto.
Um homem
que tem fome
como qualquer outro
homem.
(De Jeremias Sem-Chorar. São Paulo: José Olympio, 1964)
Metapoema - Metapoesia. Perceba-se um soneto com versos
deslocados no espaço tipográfico.
IARA, A MUHER VERDE
Neste país de coisas em excesso
o sol me agride, o azul passa da conta.
No entanto, os poucos beijos que te peço
o teu amor futuro me desconta.
De tanto céu tenho a cabeça tonta.
O meu jornal é todo em verde impresso.
Só tu, a quem já um pássaro amedronta,
te fechas no mais íntimo recesso...
No país do excessivo, é muito pouca.
Vê a borboleta jovem, como esvoaça.
Vê como nos convida a manhã louca!
Por que seres assim, se tudo é assombro,
se a própria nuvem branca – e com que graça –
só falta vir pousar em nosso ombro?
POEMAS MURAIS
(1947-1948)
Desenho da capa: Oswald de Andrade Filho
Rio de Janeiro: José Olympio ed., 1950. 206 p.
Exemplar de coleção, com dedicatória
CANÇÃO DOS ÓCULOS PRETOS
Besouro, ou larva,
que amanheceu dentro
de uma rosa.
Molusco, escondido
sob refolhos. Bicho
de concha, a quem
o destino deu
a delícia do obscuro,
do escondido
do poder ver tudo.
Até que, finalmente,
o olhar que viu tudo,
ora azul, ora verde,
porque viu tanta coisa,
um dia repousa.
A tarde cai ao rosto,
que se faz só ruga,
como um pensamento
já sujo de tinta
no horizonte de agosto.
Como, sobre areia,
cor de sangue, de tarde,
que dolorosamente arde,
deixa seu rasto, impresso,
uma tartaruga.
Olhar agora mudo.
Dele cai a estrela
da noite que carrego.
Noite, não de estar cego,
mas de ter visto tudo.
GUITARRA
Onde, em que país,
estão minhas raízes?
Onde terei deixado
um pouco de quem sou?
Onde — quando cismo —
me dói o estar longe?
Quando a dor que eu sinto
é de algo há muito extinto?
Dor, não em meu corpo,
mas no chão de onde vim?
Dor, não em meu ser,
mas em meu retrato?
E eis que a noite cai.
É uma solução.
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