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jueves, 8 de agosto de 2013

MARY O' DONOGHUE [10.418]


Mary O’Donoghue, nacida en 1975 en el condado de Clare, Irlanda.
Escritora joven y galardonada. En su poesía, muy personal, se aprecia una perspectiva femenina donde combina la historia, la mitología, la tradición pagana y cristiana. Crea atmósferas y personajes turbadores y se aprecia un sentido agudo del dolor (o del dolor agudo). 

Obra: 

Poesía

Tulle, Salmon Publishing, Knockeven, County Clare, 2001
Among These Winters, Dedalus Press, Dublin, 2007

Ficción

Before the House Burns, The Lilliput Press, Dublin, 2010










Edicto

En julio de 1439, se promulgó una prohibición de besarse para controlar la expansión
de la peste.

Me dirijo al catre
donde la muerte ha ennegrecido a mi mujer
y atrapo sus manos plumosas
entre las mías.
Sus dedos son bulbosos
azul-púrpura,
las uñas hendidas como grietas
en las estrías de carne.
Manchados por un anillo de cobre,
gris verdoso como el liquen
anudado alrededor de un dedo.
Bultos en su cuello
se hinchan por horas. Huevos de gallina
puestos bajo su piel
tras las orejas.
Espero por la tos
que clama tras sus costillas
y una marea brillante de sangre
en sus labios. Me inclino para besarla
y tomar un sorbo de vómito,
beber su ácida peste
para ponerme a dormir con mi mujer.






Las brujas de Móinín na gCloigeann

Lavamos nuestras chaquetas
Con grasa de cocinar
Y lustramos nuestras botas
Con Bovril.
Un trío de malhumoradas putas
O unas brujas lesbianas New Age.
El aquelarre habitual en una casa de protección oficial.
Andábamos rugiendo por los alrededores del Condado de Clare
En una caravana que nosotras arreglamos
(Una ambulancia de 1960 de Halifax
Pintada de rosa chicle
Con luces púrpuras parpadeantes)
Y llegamos sobre el pueblo envueltas en rock.
Un cartel que decía ‘Boston’.
Subtitulado ‘Móinín na gCloigeann’
Parecía que algún Hombre de Massachusetts
Errara en la equivalencia turística
Y nombrara el lugar a su gusto,
En lugar de apropiarse de un pedazo de Irlanda.
Personalmente, nosotras preferimos su verdadero nombre
El de prado desteñido con calaveras que cabecean.
En un gesto, un cráneo de vaca
Colgado en nuestro dintel, bizzie-lizzies
Brotando de sus cuencas.
El Reasentamiento Rural nos organizó
Con una casa (tras alguna pequeña resistencia
Debida a la cohabitación de tres mujeres
En sus diversos cuarenta). Nos buscamos la vida
Desde remedios naturales para la salud
y afrodisíacos de andar por casa:
Pasas pulverizadas con estiércol de cabra
Y sabia de dientes de leon mañaneros, que cuelgan
Como saliva fresca reunida y escupida.
Y un poco nos quedamos en la casa, tranquilas
Prolongando nuestras tardes
Con el zumbido nasal de Marty Whelan
Y construyendo nuestros vicios menopaúsicos:
Conspiraciones para el embrujamiento
De hombres desparejados de la frontera de Lisdoon
Asexuando sus sueños con un desacuerdo
De pelo amarillo y sonrisa radiante
Mujeres con campos a sus nombres.
Jugamos al póquer, comimos frutos de rosas y crecimos
Brujeando en este lugar de rocas y huesos.
Lavamos nuestras chaquetas
Con grasa de cocinar
Y lustramos nuestras botas
Con Bovril.
Un trío de malhumoradas putas
O unas brujas lesbianas New Age.
El aquelarre habitual en una casa de protección oficial.






Texturas

Para John C

Soy terciopelo.
Suave siesta,
Pero rózame
A contrapelo
Y me encrespo
Creciendo furiosa
Bajo tus palmas.
Soy moaré.
Piel metálica,
Pero me echo un vistazo
Bajo la lámpara,
Parece seda
Veteada
Con rutas de lágrimas.
Soy tul.
Animado ajetreo,
Pero reúneme
Entre tus manos,
Soy crujido,
Murmullo,
Asentada






Santa Cristina La Asombrosa (*)

Las ventanas empañadas con dolor
Exhalado desde la repleta iglesia.
Los hombres atrás.
Los puños instalados en los bolsillos,
Carraspeando para aclarar sus gargantas.
Mujeres aflojando sus gorros ribeteados
Lloriqueando y moqueando
En pañuelos de perfumados en colonia.
Los niñitos se refugian
En los pliegues de las faldas de sarga
Y aullan su contribución.
La mujer a bordo del féretro
Despertada, se sentó, pavoneando sus codos,
Removió su pelo y sus horquillas
Desde su arreglado ataúd
Y pellizcando su nariz cerrada.
Habló con una voz de sinusitis
Para su tropa bochornosa de dolientes:
“Hey amigos tienen que acabar
Esta dependencia del ajo
Para dar sabor a los guisos,
Neutraliza las picaduras de abeja
Y quita los flemones y el carbunco”.

(*) St. Christina Mirabilis, santa belga. En su juventud fue dada por muerta y se alzó en su funeral y a partir de dicho suceso es famosa por su vida de privaciones y sus ataques violentos de éxtasis religioso. Es la patrona de locos y loqueros.

(Versiones al castellano de Carlos Bruno Castañeda)






Acerca de las cosquillas

Imposible hacerse cosquillas.
Fracaso, una insistencia

de alfiler en las costillas,
ay, molesta

con la misma
indignación del escozor

de una cascarita que
demasiado pronto

arrancamos su beso
con la herida.

Necesitamos las manos
de otros, guitarristas

para el rítmico rasgueo,
ostinato de peldaños

en la escalera de los huesos,
que suene el marfil

con una atención
oh tan aguda la nota

dar con el acorde, astillas
del naufragio, pentagrama roto

en lo profundo, hasta que
nos ovillamos como fetos,

erizo invertebrado,
una bola que chilla,

odia y desea,
otro arpegio.

Traducción: Leonor Silvestri







On Tickling

We cannot tickle ourselves
Failed mission, a niggle

and prod between bars
of the rib-cage, ouching

ourselves with the same
indignation of smarting

skin  when a scab
is pulled too soon

from its smooch
of a wound

So we need the hands
of other, guitarists

to start a jazzy strum,
to riff the rungs

on that ladder of bones,
tinkle our ivories

with oh-so-acute
attention to the note

stuck from floating
spars, broken bars

at the bottom, until
we curl foetal,

spineless hedgehog
a ball of squealing,

hating, and wanting,
another arpegio.







Sonnet for an Ineligible Bachelor 

          (to R.N.)

Women of all ages, skirts and creeds 
Are rioting in the streets of Malden, 
Thwacking each other’s faces and 
Pulling out hair ‘til they’re balding, 
While over in Allston vigils are held 
With the good gentle ladies of Brighton, 
Flinging up supplications to St. Epipodius 
And getting his agreement in writing. 
News of hunger strikes on Beacon Hill, 
Blood-letting and black arts in Brookline. 
Women of Boston are gone barking mad. 
They’ve fallen like ninepins, sunk hook, line 
And tinker, mother and teenage vixen 
For this fecker, the playwright from Clifden.

Note: Epipodius is the patron saint of bachelors  
and torture victims. Martyred by beheading in 178.



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