ROBERT FILLIOU
Robert Filliou fue un poeta y artista francés, involucrado con el grupo Fluxus. Nace en 1926 en la localidad francesa de Sauve y muere en 1987 en un monasterio budista de Les Eyzies en Dordogne.
En 1947 se traslada a vivir a los Estados Unidos. Allí se gradúa en Economía en la Universidad de California en Los Ángeles. Durante los siguientes años trabaja para la ONU en el desarrollo de un programa de recuperación económica en Corea. A comienzos de los años 60 entra en contacto con una serie de poetas y artistas que determinan el inicio de su carrera como 'creador permanente'.
Obra
En 1960 Filliou conoce al entonces bailarín y poeta Daniel Spoerri con quien publicará los Pièges à mots (1964), una serie de montajes visuales que dan cuerpo a las expresiones hechas del habla. En 1962, en el Festival of Misfits (suerte de Salón de los desadaptados) que había organizado en Londres junto con Daniel Spoerri, Filliou monta un dispositivo para componer poemas: un par de ruletas hechas con ruedas de bicicleta rodeadas de palabras y expresiones. El público asistente puede componer obras efímeras con tan sólo hacer girar las ruedas. En 1967, como parte de una discusión con el pionero del happening Allan Kaprow organizada por la Universidad estatal de Nueva York, Filliou replantea la fundación de un Instituto de creación permanente. La denominada 'Creación permanente' se distingue por la elaboración de una obra lúdica de mínimo impacto. El arte no monumental promovido por Filliou juega, más bien, a alterar el sentido de la realidad, al mismo tiempo que estimula la participación a través del juego: «El artista debe darse cuenta de que forma parte de un medio más amplio, el de la Creación Permanente que se despliega a su alrededor por todas partes y donde quiera que vaya».
Entre 1965 y 1968 instala junto a George Brecht un taller en Villefranche-sur-Mer que llaman La Cédille qui sourit (La cedilla que sonríe). Se trata de espacio abierto a la creación en el que se daba la bienvenida a todo tipo de ideas creativas, pese a no contar con mayores medios económicos.
A lo largo de los 70, Filliou trabaja en numerosos formatos. Destacan una serie de vídeos realizados en Canadá en los que aparece el propio Filliou junto a un aparato de televisión con su propia imagen que le dicta instrucciones.
Algunas publicaciones
Projet de magnanerie, 1981, madera pintada, cuerdas, hojas de papel, objetos metálicos sobre panel, 216 × 75,5 cm, Museo de Arte de Toulon.
Bibliografía
Pierre Tillman. Robert Filliou. Nationalité poète, Dijon, Les presses du réel, 2007
Robert Filliou. Catalogue raisonné des éditions et multiples, Dijon, Les presses du réel, 2003
Un tal Robert Filliou, empresario de cedillas
Autor: Pedro Donoso
RESUMEN
El siguiente artículo intenta realizar un breve vagabundeo por la trayectoria de Robert Filliou (1926-1987), poeta y artista que construye una obra cuidadamente efímera en la que se combinan las influencias de Marcel Duchamp y el budismo zen. Como miembro activo de FLUXUS, Filliou puso en práctica intervenciones lúdicas con el fin de subvertir las reglas de la vida cotidiana.
Palabras clave: Robert Filliou, Fluxus, arte conceptual, arte contemporáneo.
“Nunca he formado parte de ningún grupo. Rechazo todos los ‘ismos’.
En el arte, como en la vida, reniego de las teorías. Los manifiestos me aburren.
El espíritu con el que se hacen las cosas es lo que me interesa”.
Carta enviada por Robert Filliou a George Maciunas en 1970
“En rigor, la obra de arte no contiene la más mínima información. Sin embargo, existe una afinidad fundamental entre la obra de arte y el acto de resistencia”.
Gilles Deleuze (Conferencia de mayo de 1987 en la Fundación Femis)
Aviso:
Existen tantas formas posibles de comenzar este escrito que sólo cabe suponer que todo esto, sin importar qué perfil tome finalmente, no es más que una simple casualidad. Ahora, sabiendo que todas las palabras que siguen a continuación podrían ser reordenadas de muchas maneras hasta dar con otros discursos plausibles, no queda más que aceptar que este escrito es en este momento una casualidad arbitraria.
Al mismo tiempo, cuando se trata de revisitar un mito, es inevitable que cada párrafo tienda a pisar un lugar común, levantando una exaltación que trata de perpetuar la imagen de un hombre ya desaparecido. Digamos que entre las posibilidades que se plantean entre la casualidad y el mito, existe espacio para realizar un voluntarioso intento de montar un texto inexistente hasta ahora, una serie de párrafos que sirven para dar forma o para deformar el recuerdo de un tal Robert Filliou.
Antecedentes:
En una carta escrita el año 1966 (reproducida en el catálogo Robert Filliou. Genio sin talento), el individuo conocido como Robert Filliou da cuenta de los siguientes detalles biográficos:
He vivido tres años en España, dos en Dinamarca, cinco en Estados Unidos, tres en Corea y uno en Egipto. Paso temporadas breves en diversos lugares de este mundo, al que he dado dos veces la vuelta desde que salí de Francia en 1946, con 20 años. He sido becario, guerrillero, peón, vigilante nocturno, camarero, estudiante y funcionario de Naciones Unidas antes de convertirme en vagabundo, traductor, intérprete y, actualmente, empresario de cedillas que sonríen.
La mayoría de las biografías repiten las mismas palabras y detallan su trabajo como operario en una fábrica de Coca-Cola en Los Angeles (EE. UU.), sus estudios de economía en la UCLA y su desempeño en Corea en tareas de reconstrucción comisionadas por la ONU, durante las cuales escribe su primera aproximación a la poesía: A Five Year Plan for the Reconstruction of South Korea. Además añaden que Robert Filliou nació en la localidad francesa de Sauve en el año 1926 y murió en un monasterio budista de la Dordogne en 1987. Eso arroja una cifra de 1987-1926 = 61 años.
La economía de las cedillas:
Cabe la posibilidad de que todos los datos anteriormente suministrados sean irrelevantes. O, por el contrario, resulten esenciales. Ahora, hay uno de ellos que es necesario revisar, no sólo por lo esclarecedor que resulta para el propósito de este escrito, sino porque a primera vista resulta incomprensible: lo de ser “empresario de cedillas que sonríen”2.
En este caso, el tal Filliou se califica a sí mismo de “empresario de cedillas” para demostrar su condición de negociante de lo mínimo, emprendedor de un comercio con cosas inútiles, pequeñas muescas que, aunque pueden cambiar una letra, no tienen valor por sí mismas. Esa es al menos la intención declarada por Filliou cuando en 1965, junto a su socio George Brecht, fundan la galería “La Cédille qui sourit” (La cedilla que sonríe) en la acogedora localidad costera de Villefranche-sur-Mer, ubicada entre la elegante ciudad de Niza y el opulento casino del principado de Mónaco.
La idea inicial era mantener una mezcla de estudio y taller en el que se pudiera jugar, inventar objetos, trazar poemas sobre postales para ser enviados a destinatarios lejanos. Uno de los proyectos desarrollados incluye una antología de situaciones cómicas y malentendidos que luego servirán para una serie de filmaciones experimentales. En general, los empresarios de cedillas, es decir, Filliou y Brecht, abrían las puertas de la galería por expresa petición de algún interesado. De otro modo, el local pasaba buena parte del tiempo cerrado y ambos socios y otros artistas se reunían en el café más cercano: “En mi opinión, es allí donde te vienen las mejores ideas”, sostenía el tal Filliou.
“Allí donde se produce un encuentro físico + intercambio oral = se obtiene una conversación”. Esto sienta las bases de un nuevo principio de “Economía poética” (no se puede olvidar que el empresario de cedillas Robert Filliou fue formado en una escuela de economía).
“El artista debe darse cuenta de que forma parte de un medio más amplio, el de la Creación Permanente que se despliega a su alrededor por todas partes y donde quiera que vaya”. El artista debe darse cuenta de que está rodeado de oportunidades, lo que incluye, por supuesto, las situaciones cómicas, las ocurrencias inesperadas, las distorsiones involuntarias del sentido de las palabras que implican un intercambio constante con el medio.
El artista debe darse cuenta de que cualquiera es un artista.
El artista no es el artista: el artista es el artista.
Durante algún tiempo, Filliou se pasea por París con un sombrero en la cabeza, dentro del cual alberga una galería de arte portátil, minúscula, desplegable en cualquier lugar. En general, su obra es escasa y dispersa, generalmente constituida por piezas de mínimo impacto hechas con cartones, papeles, pedacitos de madera que hablan de un concepto de arte unido a la poesía que no impone formas rotundas, ni monumentales. La maravilla que dura un instante. Una obra está bien hecha, mal hecha y no-hecha: “Cuando la haces es arte, cuando la terminas es no-arte, cuando la expones es anti-arte”. A partir de ahí, el juego es permanente. Sobra cualquier jerarquía que hable del talento del “autor”.
Uno de los procesos surgidos de este taller de cedillas sonrientes es el ultraconocido y poco reconocido proceso de Creación Permanente basado fundamentalmente en tres puntos:
a) desmitificación del “autor” dentro de las nuevas acciones artísticas, teatrales y musicales. La diferencia entre público, artistas, exhibicionistas o espectadores, se transforma en algo progresivamente imperceptible.
b) desmaterialización del trabajo artístico. Es decir, el arte no está obligado a realizar objetos. “Un objeto no es el objeto del arte”.
c) proliferación de la actividad artística y de sus potenciales intérpretes y protagonistas hasta convertir a cualquier ciudadano en un artista potencial, en un “genio sin talento”. –Cualquiera puede hacer arte.
Formas de jugar:
Años antes, en 1962, en el Festival of Misfits (suerte de Salón de los desadaptados) que había organizado en Londres junto con Daniel Spoerri, Filliou monta un dispositivo para componer poemas: un par de ruletas hechas con ruedas de bicicleta rodeadas de palabras y expresiones. Basta con darle impulso a las ruedas giratorias y esperar a que se detengan para comenzar a componer. El público participa y compone distintos poemas.
Años después, en 1967, como parte de una discusión con el pionero del happening Allan Kaprow organizada por la Universidad estatal de Nueva York, Filliou replantea la fundación de un Instituto de creación permanente. Estas ideas le sirven a Kaprow para acuñar las bases de la formación de un no-artista (un-artist): un anartista, por así decir. El propio Filliou insiste además en que la principal meta de la educación debiera ser “el uso creativo del tiempo libre: TRABAJAR = JUGAR” (Stiles686).
Filliou busca la energía de la celebración constante. El arte no tiene forma material definitiva. El arte no es arte: en realidad, la obra de arte es más bien una estela funeraria, un certificado de defunción, un recuerdo del proceso de creación. Para alentar la actividad artística como parte de una experiencia viva, el 17 de enero de 1963 Filliou resuelve instituir el cumpleaños del arte y organiza una fiesta a la que todo el mundo, literalmente, está invitado. Para esa ocasión ha preparado un poema que relata la anti-épica y trivial aparición del arte:
Susurrando:
Todo comenzó un 17 de enero, hace un millón de años.
Un hombre dejó caer una esponja en un cubo lleno de agua
Quién era ese hombre es algo que no tiene importancia.
Él ahora está muerto, en cambio el arte está vivo.
No vale la pena dar nombres.
Como decía, cerca de las 10 de la mañana de un 17 de enero, hace un millón de años, un hombre permanecía sentado en solitario junto a un arroyo.
¿A dónde van estas aguas –se dijo– y por qué?
¿Por qué discurren o
por qué van allí donde van?
Ese tipo de cosas.
En mi caso, tuve una vez la oportunidad de observar a un panadero mientras trabajaba. Posteriormente también pude ver a un herrero y a un zapatero.
Trabajando.
Y pude percatarme de que el agua era esencial para su trabajo.
Pero tal vez lo que he visto no es importante.
En voz normal:
En cualquier caso, del día 17 pasamos al 18
y luego al 19 y al 20,
al 21, al 22, al 23, al 24, al 25, al 26, al 27, al 28, al 29, al 30, al 31
de enero.
Y así pasa el tiempo.
Material mínimo:
Filliou intenta potenciar los encuentros de la vida con el arte en su tarea artística “sin preocuparse de si esos trabajos llegan a ser distribuidos o no”. Durante algún tiempo, Filliou se pasea por París con un sombrero en la cabeza, dentro del cual alberga una galería de arte portátil, minúscula, desplegable en cualquier lugar. En general, su obra es escasa y dispersa, generalmente constituida por piezas de mínimo impacto hechas con cartones, papeles, clips, pedacitos de madera. No hace falta gritar. Filliou se acerca sigiloso a un concepto de poesía que no impone formas rotundas, ni monumentales. La maravilla que dura un instante. Una obra está bien hecha, mal hecha y no-hecha: “Cuando la haces es arte, cuando la terminas es no-arte, cuando la expones es anti-arte”. A partir de ahí, el juego es permanente. Una obra no debe durar mil años, debe ser un intercambio, un guiño. “¿Es posible que ser un artista consista simplemente en intentar algo, en mantenerse totalmente vivo sin necesidad de llegar a producir o exhibir?” (Gilbertie 9).
El tal Filliou se acerca a un nuevo sistema de valores que, en forma similar a las propuestas de Joseph Beuys y de Fluxus, promueven la responsabilidad de todo individuo en su condición de artista. No es necesario producir obra, es necesario saber que el genio de cada uno (y no el trabajoso y trabajado talento) puede expresarse en el juego, la inocencia, la imaginación. “No considero que el comportamiento artístico consista en producir obras de arte. Crear obras de arte es una actividad de intercambio. Para mí, la actividad artística es una actividad espiritual que todos los artistas practican” (Gilbertie 9).
Política y espíritu:
Existe por otra parte, el correlato político. Filliou, antiguo miembro de la Resistencia durante la ocupación alemana, perteneció posteriormente al partido comunista y también soñó con la anarquía: cuando abrió “La cedilla que sonríe”tenía en mente trabajar con todo tipo de piezas de arte excéntricas que funcionasen como “incordios subversivos” (Stiles 288). El deseo de cambiar las condiciones de vida en las sociedades capitalistas industrializadas era un deseo de hacer del mundo un lugar más humano. Su propuesta de cambiar trabajo x juego es una zancadilla conceptual al sistema productivo, basado en nociones de rendimiento y productividad. Por otra parte, siguiendo esta línea de alteración de las condiciones socioeconómicas, al plantear el arte como caja de sorpresas espontáneas, fácilmente trasladables a cualquier lugar y que desafían el statu quo, Filliou convierte al artista en un alterador con patas. Pese a ello, Filliou evita la manifestación artística promovida desde un programa ideológico: el incontrolable universo allí afuera se encargará de imponer la necesaria entropía.
En la década de los 70, Filliou comienza a darse instrucciones a sí mismo. Junto a un televisor con su imagen, se dicta formas para saber comportarse ante las cámaras de video que lo graban.
Sus órdenes ponen de manifiesto la dominación del hombre por los medios, la sumisión y el carácter maquinal que adquiere el comportamiento de los ciudadanos en una sociedad industrializada. Al mismo tiempo, mediante esta imitación de sí mismo, Filliou entra en un juego de anulación de su propia persona, procedimiento muy propio de la filosofía zen.
En el juego del arte, política y vida espiritual comparecen en forma no excluyente. Filliou no actúa de acuerdo con un programa, sino con arreglo a su imaginación, a su curiosidad, a su auténtica creencia en la inutilidad del talento. En una conferencia a finales del 2008, la escritora y activista Lucy Lippard explicaba la desmaterialización del objeto del arte en sus numerosas variantes (performance, happening, acción, etc.) en coincidencia con la irrupción de los movimientos sociales en los 60. Y remarcaba que “todo vale” ante los deseos de cambiar la realidad social: si el arte sirve para algo es para transformar las condiciones imperantes. Pero si “todo vale”, ¿cuál es la particularidad del arte? Ante esta pregunta, Lippard termina la conferencia citando al tal Filliou para describir la efectividad del arte: “El arte es aquello que hace la vida más interesante que el arte”.
“Je meurs trop” (1977)
Epílogo zen:
Según recuerda el diseñador gráfico alemán Karl Gestner (citado en Parsy) el día 5 de junio de 1972, en una conversación inédita sostenida con el tal Filliou, este le cuenta
la historia de un monje budista que tras pasar doce años con la vista fija en la muralla que tiene al frente, sale de su trance. De pronto, al verlo los discípulos le preguntan:
- ¿Qué has aprendido, maestro?
Y él les responde:
- Soy el sueño de una mariposa.
Eso es algo que siempre me ha impresionado –añade Filliou–. Por eso tenía la intención de hacer una obra con una caja llena de mariposas, ante la cual yo me preguntase simplemente: ¿De cuál de todas estas mariposas soy yo el sueño?
"EL ARTE ES LO QUE HACE LA VIDA
MÁS INTERESANTE QUE EL ARTE"
Por: Clemente Padín
"lliou con su clásico sombrero de papel, desacralizando el "ethos"
artístico."
La Editorial Le Lieu (Centre en Art Actuel) de Québec, Canadá acaba de editar en español-francés un extracto de los principales textos, enunciados y actividades del artista Robert Filliou que dan cuenta de lo esencial de su pensamiento tanto en su vertiente teórica como gráfica incluyendo poemas, obras diversas, biografía y bibliografía exhaustiva. Además constan dos entrevistas: una, con Chantal Gaudreault en Québec, en noviembre de 1979 y, otra, con Jacques Donguy en Payzac-Le-Moustiers en marzo de 1981. También, textos del editor Richard Martel y de Nathalie Perreault. La traducción al español estuvo a cargo del performer catalán Nelo Vilar Herrero.
Filliou es el creador del concepto, tan caro a los artistas correo y networkers de hoy día, de la Eterna Creación, The Eternal Network : el "network" como el arte alternativo que pone el acento en la comunicación y en la libertad de creación. El "network" enfatiza el arte en cuanto producto de comunicación, fruto del trabajo humano (el "work") y en cuanto trama de relaciones entre los comunicadores, unidos en la red, el circuito que les permite la interconexión (el "net"). El proyecto utópico, tal vez inalcanzable, de la permanente comunicación de todos a través de todos los medios disponibles, el desarrollo "eterno" de la comunicación creadora sin límites como garante y soporte de la libertad.
También es el promotor de las Bienales de la Paz y del concepto "Fiesta Permanente" (1968), emblema utilizado como lema en las performances de la Documenta 8 de Kassel, en 1987, unos meses antes de su fallecimiento en Eyzies, Dordogne, Francia, el 1ro. de diciembre de 1987. En este punto transcribimos las palabras liminares de Chantal Gaudreault:
" Sin pretensión de ser exhaustivo (o querer ser reductor), este vademécum presenta lo esencial de las ideas de Robert Filliou, el artista en relación poética con el mundo. Con los conceptos de Red Eterna y del Principio de Equivalencia (Bien Hecho = Mal Hecho = No Hecho), Filliou elaboró una filosofía lúdica sobre el arte y sobre la vida que resume bien el aforismo "El arte es lo que hace la vida más interesante que el arte". Yuxtaponiendo gráficamente ciertos de sus enunciados, proposiciones, investigaciones, poemas, ejercicios, proyectos, intenciones e intuiciones, queremos dar cuenta de la complejidad y del polimorfismo de una trayectoria que se apoya y se desarrolla en la misma idea contagiosa de la Creación Permanente .
Los extractos que presentamos están sacados en su mayor parte de Teaching and Learning as Performing Arts , publicado en 1970, traducido al francés en 1998 con el título Enseigner et apprendre arts vivants , un "multi-libro" que Filliou describe como "un largo libro corto para terminar en casa",
Para abarcar mejor visualmente esta incursión de la poesía en el arte, reproducimos poemas y "obras" nómadas, modestas, hechas a partir de pedazos de cordel, de cartón, de alambre, de ganchillos, de clavos, de trozos de madera y de papel, de objetos de bricolaje que lindan con la "no-obra". Considérese este libro como un soporte a la palabra de Filliou y un homenaje a la memoria del "viajante ligero" que atravesó el siglo XX dando a la vida un lugar preponderantemente sobre el arte"
" El arte es lo que hace la vida más interesante que el arte" en su
peculiar estilo de "dibujar sin ver".
Robert Filliou nace el 17 de enero de 1926 en Sauve, Francia. Entre otras cosas, estudió en Nimes, integró la resistencia francesa a la ocupación alemana, emigra y se naturaliza ciudadano norteamericano, estudia Economía en California, es funcionario de Naciones Unidas en Corea y Japón, se casa y, hacia 1960, comienza su actividad artística, junto a Daniel Spoerri. En 1961 exhibe en Copenhague sus primeros poemas transcriptos al pastel en papel embalaje e interpreta el "Poema de 53 Kilos". Los "Poemas en Suspenso" del mismo período participan del Principio de Economía Poética concebido por Filliou como una teoría de las implicaciones sociales del arte. En 1962 conoce a George Maciunas y se integra al Fluxus Art participando activamente de los eventos y realizaciones del movimiento junto a George Brecht, La Monte Young, Ben, P. A. Gette y muchos otros. Expone, viaja, publica libros asiduamente, filma videos y distribuye su tiempo entre Canadá y Alemania en donde da curso a su vocación docente sobre todo en la Academia de Arte de Hamburgo. En 1984 realiza una gran exposición retrospectiva en Hannover, Berna y París que le consagra como uno de los más grandes artistas del siglo XX.
Pensada como un juego, su obra se articula alrededor de los conceptos ya señalados -creación eterna, economía poética, principio de equivalencia y fiesta permanente- y en su prolongación, la República Genial para el desarrollo del talento humano. Su obra ha sido comparada con la de los grandes precursores como Rousssel, Duchamp, Marinetti, Schwitters y Cage que han cuestionado radicalmente los fundamentos de la creación artística proponiendo la mayor desarticulación y desorden posibles en el arte.
Leamos sus palabras en relación a la Creación Permanente :
"Es la creación permanente lo que me interesa. Puedo manipular este concepto y utilizarlo en todas partes en mi trabajo. Ved este sello que hice con la inscripción: Creación permanente. Principio de equivalencia: Buen hecho = Mal hecho = No hecho.
Esto quiere decir que en términos de creación permanente es equivalente que una obra esté bien hecha, mal hecha o que no llegue a hacerse. Me atrajo la idea de la creación permanente y desde entonces prefiero utilizar esta expresión que la de arte, porque lo que me interesa de verdad es la creatividad. A menudo he definido el antiarte como la difusión de la obras salidas de la creatividad y el no-arte como el hecho de ser creativo sin preocuparse de la difusión o no difusión de las obras. Muy pronto asocié la noción de permanencia a la idea de creación y pienso que tendría que realizar la idea y el ideal de la creación permanente . Uno de los primeros trabajos en los que aparece el concepto de creación permanente fue el Poipoidromo . Este era el centro de creación permanente que concebí en París en 1963, con mi amigo pintor, arquitecto y urbanista Joachim Pfeufer.
"Robert Filliou en su taller en Düsseldorf, Alemania, 1971"
De esta obra hablaré más adelante. La Cédille que sourit fue concebida también como un centro de creación permanente. El principio de equivalencia es una suerte de útil conceptual que he usado en numerosos trabajos; la primera obra consistía en un calcetín rojo dentro de una caja amarilla, en la que las proporciones y los colores eran correctos -califiqué este trabajo como Bien hecho . Después lo volví a hacer, pero esta vez las proporciones y el color no eran correctas - Mal hecho . Lo repetí aún una tercera vez (se trataba siempre del mismo concepto: un calcetín rojo dentro de una caja amarilla). Considerando el esfuerzo que había invertido en estos trabajos, los encontré bien hechos. Después los rehice como mal hechos y, una tercera vez, como no hechos. De esta forma, con este trabajo en madera, había iniciado una progresión. Me tuve que parar al quinto elemento de la serie porque ya alcanzaba una longitud de cuarenta pies. Calculé que las dimensiones de una serie de cien mediría diez años luz (a la 21a. potencia), y cada vez que he mostrado este trabajo he dicho que ilustra la creación permanente del universo . Títulé la exposición de estos trabajos Exposición para el tercer ojo , porque el principio de equivalencia, el Bien hecho , el Mal hecho y el No hecho podía aplicarse a cada análisis, a cada pensamiento, a cada idea. De nuevo, como en la idea de la creación permanente , me tocaba a mí hacer la prueba y, una vez hecha la proposición tendría que realizarla. Si decía que, los Principios de equivalencia representan la creación permanente del universo, tendría que encontrar a dónde nos llevaba tal afirmación."
Para terminar transcribiremos un poema paradigmático de Filliou:
EL FILLIOU IDEAL:
Este es un poema de acción y voy a presentarlo:
no decidir nada
no elegir nada
no querer nada
no poseer nada
completamente despierto
TRANQUILAMENTE SENTADO SIN HACER NADA.
Este poema, de índole autorreferencial, es de inspiración Zen y fue interpretado por Filliou en el Café Gogo de Nueva York el 8 de febrero de 1965 junto a la artista Fluxus, Alison Knowles.
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