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lunes, 31 de marzo de 2014

GUADALUPE -PITA- AMOR [10.683]


PITA AMOR

Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein, (Ciudad de México, 30 de mayo de 1918 - Ibídem, 8 de mayo del 2000) fue una poetisa y escritora, conocida en el medio de la poesía como Pita Amor.

Sus padres fueron Emmanuel Amor Subervielle y Carolina Schmidtlein García Teruel, miembros de una aristocracia que, ya para 1940, vivía más de recuerdos que de realidades. El dinero, las haciendas, las cuadras de caballos: todo se había esfumado. Sólo quedaban una enorme casa en Abraham González 66, la cocinera, la nana y el mozo.
Fue la menor de siete hermanos, Pita fue la niña que lloraba y temía a la oscuridad, era la niña que paralizaba la cuadra entera con sus terribles berrinches. En su juventud Guadalupe Amor fue actriz y modelo de fotógrafos y pintores destacados, entre ellos Diego Rivera, Juan Soriano y Raúl Anguiano. Fue a su vez amiga de Frida Kahlo, María Félix, Gabriela Mistral, Salvador Novo, Pablo Picasso, Juan Rulfo, Alfonso Reyes y Elena Garro entre muchos otros grandes intelectuales, en particular del México de los años 50. Tenía la costumbre de vestirse con mantones, capas y no usar ropa interior ni medias. Forjó en su poesía los temas metafísicos, caracterizándose por sus expresiones directas y desencadenadas, siempre en primera persona, en ellos se observa una clara influencia de Sor Juana Inés de la Cruz, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora.
Mujer controversial por su forma de ser y su modo de vida. Tenía una personalidad avasalladora, que no se dejaba dominar por nadie. Nunca pasaba inadvertida. Fue una mujer que vivió intensamente; aceptó por igual placeres y amarguras. Su primer escándalo público fue a los 18 años al convertirse en amante de José Madrazo, un rico ganadero de 60 años, dueño de la ganadería de toros La Punta­ con quien mantuvo una larga relación que abrió una época de provocación al mundo. 

Hermosa, apasionada y polémica, fue apadrinada poéticamente por Alfonso Reyes, quien se refirió sobre ella "(...) y nada de comparaciones odiosas, aquí se trata de un caso mitológico". 

Pero también Pita fue de escándalo en escándalo, se le involucró en romances con toreros, pintores, artistas y escritores, pero igualmente fue precursora junto a Nahui Ollin de lo que después se llamaría liberación femenina.



Cuando tenía 41 años decide tener un hijo, que al sentirse incapaz de criar decide dar en custodia a su hermana mayor, Carito. Sin embargo ocurrió una tragedia que la marcaría para toda su vida. Manuelito, como se llamaba su hijo, muere ahogado en una pileta con agua, a la edad de un año y meses. Este evento le provocó una gran crisis; no deseaba ver a nadie, su vida personal se volvió silenciosa de un día para otro, se alejó y descuidó su aspecto físico.
Pasado el tiempo, aparece nuevamente en los setenta, como una mujer insolente y arrebatada pero diferente. Después de diez años, en 1974 ofrece un recital en el Ateneo Español. Recitó poesía mexicana, desde Sor Juana hasta Pita, pasando por Salvador Díaz Mirón, Manuel José Othón, Manuel González Montesinos, Alfonso Reyes, Enrique González Martínez, Renato Leduc, Xavier Villaurrutia, Ramón López Velarde, Roberto Cabral del Hoyo. El recital tuvo un éxito enorme, también volvió a dar entrevistas para la televisión.
Pita Amor no era solo una poetisa más, sino que supo ganarse el nombre de musa no sólo para intelectuales, también para políticos y gente del espectáculo. Con una personalidad atrayente e impositiva, con la locura de su amigo Salvador Dalí y los desplantes de María Félix, pero eso sí, con la ecuanimidad de Ricardo Garibay y las extravagancias de Juan José Arreola. La poetisa Pita Amor, la real y verdadera undécima musa.

Finalmente se quedó sola y murió en el año 2000, en un largo silencio que la mantuvo en cama por más de dos años, pero acompañada de los fantasmas que siempre quiso olvidar: la soledad, el abandono y la muerte.

Obra

Yo soy mi casa (1946) dedicado a su gran amiga la también poetisa Gabriela Mistral
Puerta obstinada (1947)
Círculo de angustia (1948)
Polvo (1949)
Décimas a Dios (1953)
Sirviéndole a Dios, de hoguera (1958)
Todos los siglos del mundo (1959)
48 Veces Pita (1983)
Soy dueña del Universo (1984).





Décimas

Dios, invención admirable,
hecha de ansiedad humana
y de esencia tan arcana,
que se vuelve impenetrable.
¿Por qué no eres tú palpable
para el soberbio que vio?
¿Por qué me dices que no
cuando te pido que vengas?
Dios mío, no te detengas,
o ¿quieres que vaya yo?

***

Yo siempre vivo pensando
cómo serás si es que existes;
de qué esencia te revistes
cuando te vas entregando.
¡Debo a ti llegar callando
para encontrarte en lo oscuro!
O ¿es el camino seguro
el de la fe luminosa?
¿Es la exaltación grandiosa,
o es el silencio maduro?

***

Te quiero hallar en las cosas;
te obligo a que exista el cielo,
intento violar el velo
en que invisible reposas.
Sí, con tu ausencia me acosas
y el no verte me subleva;
pero de pronto se eleva
algo extraño que hay en mí,
y me hace llegar a ti
una fe callada y nueva.

***

Hablo de Dios como el ciego
que hablase de los colores
e incurro en graves errores
cuando a definirlo llego.
De mi soberbia reniego,
porque tengo que aceptar
que no sabiendo mirar
es imposible entender.
¡Soy ciega y no puedo ver,
y quiero a Dios abarcar!...

***

Oculto, ausente, baldío,
hermético, inalterable,
asfixiante, invulnerable,
absorbente, extraño y frío;
así te siento, Dios mío,
cuando sola y angustiada
me consumo alucinada
por lograr mi plenitud,
rompiendo esta esclavitud
a la que estoy condenada.

Incluido en Dios en la poesía actual (Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 1970, ed. de Ernestina de Champourcin).






Adentro de mi vaga superficie

Adentro de mi vaga superficie
se revuelve un constante movimiento;
es el polvo que todo lo renueva,
destruyendo.

Adentro de la piel que me protege
y de la carne a la que estoy nutriendo,
hay una voz interna que me nombra;
Polvo tenso.

Sé bien que no he escogido la materia
en este cuerpo tenaz, pero indefenso,
arrastro una cadena de cenizas:
polvo eterno.

Tal como yo han pasado las edades,
soportando la lucha de lo interno,
el polvo va tomando sus entrañas de alimento...

¡Humanidad, del polvo experimento! 







Círculo de angustia (fragmento)

Sola yo estoy y llena de inquietudes; 
cada día me interno más adentro;
mis defectos atraen a las virtudes;
de un misterioso círculo soy centro.
El cansancio que tengo es infinito;
todo el dolor del mundo lo he probado;
un laberinto de ansiedad habito
y a tientas me revuelvo en lo intrincado. 








Por qué me desprendí

 ¿Por qué me desprendí de la corriente
misteriosa y eterna en la que estaba
fundida, para ser siempre la esclava
de este cuerpo tenaz e independiente?

¿Por qué me convertí en un ser viviente
que soporta una sangre que es de lava
y la angustiosa oscuridad excava
sabiendo que su audacia es impotente?

¡Cuántas veces pensando en mi materia
considéreme absurda y sin sentido,
farsa de soledad y de miseria,

ridícula criatura del olvido,
máscara sin valor de inútil feria
y eco que no proviene de sonido! 






Viejas raíces empolvadas

Son mis viejas raíces empolvadas
la extraña clave de mi cautiverio;
atada estoy al polvo y su misterio,
llevo ajenas esencias ignoradas.

En mis poros están ya señaladas
las cicatrices de un eterno imperio;
el polvo en mí ha marcado su cauterio,
soy víctima de culpas olvidadas.

En polvorienta forma me presiento
y a las nuevas raíces sobresalto
he de legar, con mi angustioso aliento.

Mas conquistando el aire por asalto,
nada tengo que ver con lo que siento,
soy cómplice infeliz de algo más alto. 




En esta rima, y otras de Yo soy mi casa, Guadalupe corría el velo del ambiente que vivió en la casa paterna, y que determinó su conducta de por vida.


Yo soy mi propia casa

 I

Casa redonda tenía
de redonda soledad
el aire que la invadía
era redonda armonía
de irrespirable ansiedad.

Las mañanas eran noches,
las noches desvanecidas
las penas muy bien logradas,
las dichas muy mal vividas.

Y de ese ambiente redondo,
redondo por negativo
mi corazón salió herido
y mi conciencia turbada.
Un recuerdo he mantenido
redonda, redonda nada.


II

Escaleras sin peldaños
mis penas son para mí,
cadenas de desengaños,
tributos que al mundo dí.

Tienen diferente forma
y diferente matiz,
pero unidas por los años,
mis penas, o mis engaños,
como sucesión de daños,
son escaleras en mí.





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