Jeniffer Moore
Pseudónimo de Mirtha Cherato Aguiar (1958) Argentina, nacida en Justiniano Posse, Provincia de Córdoba.
Es Lic. en Trabajo Social, graduada en la Universidad de Buenos Aires. Autora de investigaciones sociales en el ámbito de la Salud Pública, y expuestas en Congresos científicos de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, Costa Rica, Cuba y República Dominicana. Escribe poesía desde la niñez aunque comenzó a publicarla por medios digitales a principios del 2000, en el periódico argentino La Nación, y en diversos foros y revistas literarias y redes sociales. Publicó en papel su Poemario Escritos de Amor y otras Soledades en España (2005). Prologó los libros Luna de Noviembre (2002), de la poeta argentina Fanny Garbini Tellez, Oriola, Cuestión de Tiempo (2004), del poeta español Juan José Sánchez Bellido, y Entre Cuentos y Poesías, del poeta cubano americano Pedro Pablo Santiesteban (2008). Recibió segundo premio en poesía en el II Concurso Internacional de Poesía El Mundo lleva Alas, de la Editorial Voces De Hoy en la ciudad de Miami, USA. (2010). Actualmente reside en Miami y se desempeña en el campo de la Salud.
ELLOS
Él le da vida
como un tropel de gotas
en alboroto por los techos
mojados de Noviembre.
Él le da vida
y le regala la altura
de su mirada infinita
serena de ternuras
en el cerco del abrazo.
Él le da vida
y una sonrisa musical
que le resbala en la piel
por las mañanas.
Y ella, azul y diáfana,
mar incalculable,
espuma y coral en su alegría
va prendida de amor
sobre su pecho.
IRÉ POR TI
Solté hoy la cuerda en el abismo
geografía perfecta hasta tus sienes
Descenderé me lanzaré a buscarte
adarga en mano y corona de laureles.
Iré por ti, alforja y mis raíces
sin luz, sin aire, sin temor, sin redes
rasgados los vestidos y mi pluma descalza.
(En las alturas, mi herencia que no muere...)
Y no volveré sin tu sonrisa. Nunca
podrá la soledad quebrar tu canto.
Vendré a ti y sostendré el combate
mi lágrima de sal por tu rescate.
El alma helada soplaré. Tu estirpe
siempre vivirá con los que viven.
Iré por ti, única perla de mi espada
a devolverte el reino de los libres.
Versos floridanos
Adoro la curiosa virtud de las penínsulas
buscando entre las olas a peces infinitos,
y al silbo en los manglares de la brisa que canta
su espuma en remolinos soplando al arrecife.
Y el candor de la orquídea en los pinares,
los rosados plumajes por los mares de hierba,
un centenar de níveas gaviotas expectantes
si las aguas recogen sus faldas, presurosas.
Una barca a lo lejos, busca golfo en mi alma
mientras juega al ardiente corazón del viento.
Y ría en el crepúsculo
Que reverdezca floribunda y trepe
por la calle empedrada y las farolas
por los muros del puente y las columnas,
cubra en su gozo el hogar del alma,
las horas del cansancio, las setenta
por siete veces que hemos perdonado.
Y nos limpie los ojos, los perfume
se encarame a la lengua y la encamine
al verbo universal.
Que reverdezca y ría en el crepúsculo
de las voces que pesan en la espalda,
de la palabra que se viste de seda.
Mate y silencio
...el mate y el silencio son una buena combinación
para adentrarnos en la metáfora de la vida. Juanchi Galeano (San Nicolás, Argentina)
Sobre la helada rama, sobre el tapiz del tiempo
tus ojos en mis ojos, nuestras manos al viento.
Un pájaro levanta su vuelo sobre el agua.
Mate y silencio, padre, bajo la luz del alba.
¡Qué lejos guarda sus hijos, la vida cuando los pare!
Ronda que ronda el mate, en el silencio del aire.
Mate y silencio, padre, mate y silencio
tus lágrimas abonan la raíz del misterio.
Padre que es alimento, padre que abriga al ave
la bandada remonta el vuelo y él lo sabe.
Mate y silencio, padre, mate y silencio.
Café a medianoche
Gira el molino de café
y el alma rueda
entre los granos triturados.
En el mazo ya no duermen las barajas.
Desdeñando el cubil
recoge su alma y cuenta
la numerología absurda del adiós
la sinrazón que habita en las partidas.
A medianoche, ese café le sabe
a Penélope rendida y sin agujas.
Y sin embargo
algún cristal refleja todavía el cielo.
Inventario
A destiempo
sin relojes mercenarios
sin cuarteles
una soledad agregada
la mitad de una semilla
un cuarto de ficción
algún susurro
palabras como peces
apareándose,
el ramito de violetas
mantel blanco
tus ojos y los míos
bebiéndose
sobre la taza de café
intacta.
Al hijo de Erato
No acudas a mi casa por el pan que se pudre
mohoso el mismo día, entre los dientes,
ven por el beso robado a los abismos
y la loca inquietud que ocurre al alba.
Ven por el gozo que se eleva en la lluvia
nacida de la boca furtiva del silencio.
No quieras regalarme la copa de la muerte
porque no están quietas mis aguas y sus olas
puede que sin mi anuencia, golpeen en tu rostro.
No inviertas tu botín en el banco de mi lengua,
ella es ave de paso cuya orfandad asusta,
sus trinos van ausentes de rosados celajes
y se hermanan al llanto de la noche en el mundo.
Ven con rumor de aguas desde el gris de la niebla,
desnudo, si es posible y con el rostro niño
sin otra pertenencia que el juego en los portales
y la risa del ángel de tu madre, en la cuna.
Pero, si no has tenido rostro en tu cuerpo de infancia
ni juego en los portales, ni madre con su ángel,
ven entonces, tan pronto como tus alas puedan:
Erato está buscando con afán y celo
al hijo de su lira que se había perdido.
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