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jueves, 23 de mayo de 2013

MUTSUO TAKAHASHI [9969]


Mutsuo Takahashi 2009-02-04.jpg

Mutsuo Takahashi

Mutsuo Takahashi, nacido el 15 de diciembre de 1937 es uno de los más importantes y prolíficos poetas, ensayistas y escritores contemporáneos del Japón, con más de tres docenas de colecciones de poemas, varias obras en prosa y docenas de ensayos publicados, además de haber recibido varios premios literarios de importancia. Es especialmente conocido por el homoerotismo que se puede ver claramente en su obra. Actualmente vive en la costa, en Zushi, a varios kilómetros al sur de Yokohama, en Japón.

Nacido en 1937, en el sur rural de la isla de Kyushu, Takahashi pasó sus primeros años viviendo en el campo en Japón. Tal como Takahashi describe en sus memorias, «Doce vistas desde la distancia»  publicado en 1970, su padre, un trabajador en una fábrica metalúrgica, murió de neumonía cuando Takahashi tenía 105 días de edad, dejando a su madre al cuidado de la familia.1 Aprovechando las oportunidades que presentaba la expansión del Imperio japonés, la madre abandonó a Takahashi y su hermana con los abuelos en el pueblo rural de Naokata y se trasladó a Tianjin en China, para quedarse con su amante.
Debido a la pobreza de sus abuelos, Takahashi pasó mucho tiempo con su familia extensa y otros vecinos. Especialmente importante durante estos años fue un tío, que sirvió de figura esencial en el desarrollo de Takahashi, como modelo masculino y objeto de amor. Pero la desgracia se cebó de nuevo en Takahashi; el tío, que más tarde aparecerá descrito en multitud de poemas de juventud, fue enviado al campo de batalla en Birmania, donde murió de enfermedad.
Después de la vuelta de la madre de Takahashi al Japón, se trasladaron a vivir al puerto de Moji, en el momento en que se intensificaban los bombardeos estratégicos de los Aliados sobre Japón. Los recuerdos de Takahashi cuentan que, a pesar de que odiaba la guerra, la II Guerra Mundial ofrecía un circo caótico y aterrador para sus compañeros de clase, que solían ir a mirar embelesados los restos de los B-29 que caían del cielo y ver volar por los aires a los barcos destruidos por las minas. Takahashi relata que sintió un gran alivio cuando terminó la guerra.
En sus memorias1 y entrevistas,3 Takahashi ha mencionado que durante el tiempo que pasó con sus compañeros de escuela se hizo cada vez más consciente de su propia preferencia sexual por los hombres. El hecho fue uno de los temas recurrentes en su primer libro de poesía publicado en 1959.

Primeros escritos 

Tras un ataque de tuberculosis, Takahashi se graduó en la Universidad de Fukuoka de Educación, y en 1962 se trasladó a Tokio. Durante muchos años trabajó para una compañía de publicidad, pero entretanto, escribía gran cantidad de poesía. El primero de sus libros en conseguir atención a nivel nacional fue Árbol de rosas, amantes falsos, una antología publicada en 1964 que describe el amor homosexual con un lenguaje directo y enérgico. Una crítica positiva realizada por Jun Etō fue publicada en el periódico Asahi shimbun, con la fotografía de Takahashi —uno de los raros casos en los que la fotografía de un poeta se incluyó en la sección de literatura.4
Hacia la misma época, Takahashi envió la colección al novelista Yukio Mishima, que entró en contacto con él y le ofreció usar su nombre para promocionar la obra de Takahashi. Ambos desarrollaron una estrecha relación y amistad que duró hasta el suicidio de Mishima en 1970. Entre otras buenas amistades que Takahashi hizo en ese tiempo se cuentan Tatsuhiko Shibusawa, que tradujo al Marqués de Sade al japonés, el poeta surrealista Chimako Tada, que comparte con Takahashi el interés por la Grecia clásica, el poeta Shigeo Washisu, que también estaba interesado en los clásicos y las ramificaciones existencialistas del homoerotismo. Takahashi colaboró con estos dos últimos poetas para crear una revista literaria, El simposio, cuyo nombre se derivaba del famoso diálogo de Platón. Este interés por el erotismo y el existencialismo, a su vez, es un reflejo de una corriente existencialista en la literatura y cultura japonesa de las décadas de 1960 y 70.
El homoerotismo permaneció un elemento importante en su poesía escrita en verso libre a lo largo de la década de 1970, incluyendo el largo poema Ode, que el publicista Winston Leyland ha calificado como «el gram poema gay del siglo XX». Muchos de esos primero trabajos han sido traducidos al inglés por Hiroaki Sato y reeditados en la colección Partings at dawn: an anthology of Japanese gay literature («Despedidas al amanecer: una antología de literatura gay japonesa»).
En esa misma época, Takahashi comenzó a escribir prosa. En 1970 publicó Twelve Views from the Distance («Doce vistas desde la distancia») sobre su infancia y juventud y la novela corta The Sacred Promontory,  sobre su despertar erótico. En 1972 escribió A Legend of a Holy Place, una novela corta surrealista inspirada en sus experiencias durante un viaje de ćuarenta días a Nueva York, en el que Donald Richie lo guio a través de los lugares gay y underground de la ciudad.10 En 1974 editó Zen’s Pilgrimage of Virtue, una reescritura homoerótica y a menudo muy divertida de la leyenda de Sudhana que se encuentra en el clásico budista, Sutra de la Guirnalda.

Carrera literaria posterior 

Hacia 1975, Takahashi comenzó a explorar con su escritura un abanico más amplio de temas, tales como el destino de la humanidad, sus viajes a diversas naciones del mundo y las relaciones en el mundo moderno. Con esta ampliación de su temática, la poesía de Takahashi comenzó a alcanzar a un público más diverso y numeroso.
Al igual que sus primeros escritos, los textos de Takahashi muestran una gran erudición, incluyendo una profunda comprensión de la literatura y el arte del mundo. De hecho, muchas de las antologías publicadas desde la década de 1980 incluyen poemas dedicados o sobre autores del mundo importantes, incluyendo a Jorge Luis Borges, Jean Genet, Ezra Pound y Chimako Tada —cada uno, un homenaje a un predecesor literario importante. Por ejemplo, en 2010, Takahashi editó un estrecho libro de poemas para acompañar en 2010 la exhibición de las obras del artista estadounidense Joseph Cornell.
A pesar de que Takahashi ha sido más activo dentro de la poesía de verso libre, también ha escrito en verso tradicional japonés (tanto tanka como haiku), novelas, obras de teatro nō y kyōgen, reescrituras de dramas griegos y poesía épica, innumerables obras de crítica literaria e incluso el libreto de una ópera del compositor japonés Akira Miyoshi.
Desde la década de 1970 y la ampliación de los temas, así como desde que ha dejado de trabajar en la agencia de publicidad en la década de 1980, el ritmo de sus publicaciones no ha hecho más que aumentar. Ha recibido numerosos premios literarios de relevancia en Japón, como el Premio Rekitei, el Premio literario Yomiuri, el Premio Takami Jun, Premio de poesía moderna Hanatsubaki y el Premio Shika Bungakukan; en 2000 ganó el prestigioso Premio Kunshō por sus contribuciones a la literatura japonesa moderna. Sus poemas han sido traducidos a lenguas tan diversas como el chino, el noruego, el español y el afrikáans.
Takahashi vive en la actualidad en la ciudad costera de Zushi, a diez kilómetros de Yokohama. Realiza lecturas y conferencias con frecuencia en todo el mundo.

Obra 

Traducciones al inglés 

Takahashi, Mutsuo (1975), Poems of a Penisist, trad. Hiroaki Sato, Chicago: Chicago Review Press. ISBN 978-0-914090-08-3.
Takahashi, Mutsuo (1984), A Bunch of Keys: Selected Poems, trad. Hiroaki Sato, Trumansburg, NY: Crossing Press. ISBN 978-0-89594-144-2.
Takahashi, Mutsuo (1992), Sleeping, Sinning, Falling, trad. Hiroaki Sato, San Francisco: City Lights Books, 1992. ISBN 978-0-87286-268-5.
Takahashi Mutsuo (1996), Selections, trad. Stephen D. Miller, Hiroaki Sato y Steven Karpa, Partings at Dawn: An Anthology of Japanese Gay Literature, ed. Stephen D. Miller, San Francisco: Gay Sunshine Press, pp. 207–95. ISBN 978-0-940567-18-4.
Takahashi Mutsuo (2000), "Zen’s Pilgrimage: Introduction," trad. Jeffrey Angles, Harrington Gay Men’s Fiction Quarterly, vol. 2, no. 3: 53-76. ISSN 1522-3140.
Takahashi Mutsuo (1999),"Zen’s Pilgrimage: Conclusion," trad. Jeffrey Angles, Queer Dharma: Voices of Gay Buddhists, vol. 2, ed. Winston Leyland, San Francisco: Gay Sunshine Press, pp. 198–222. ISBN 978-0940567237.
Takahashi Mutsuo (2006), Five Poems, trad. Jeffrey Angles, Intersections: Gender, History, and Culture in the Asian Context [3].
Takahashi Mutsuo (2006), "The Snow of Memory" [extracto de Twelve Views from the Distance] , trad. Jeffrey Angles, Japan: A Traveler’s Literary Companion, Berkeley: Whereabouts Press, pp. 190–203.
Takahashi, Mutsuo (2006), On Two Shores: New and Selected Poems, trad. Mitsuko Ohno y Frank Sewell, Dublin: Dedalus Press. ISBN 978-1-904556-49-7.
Takahashi, Mutsuo (2006), We of Zipangu: Selected Poems, trad. James Kirkup y Tamaki Makoto, Todmorden, UK: Arc Publications. ISBN 978-1-904614-04-3.




Durmiendo, pecando, cayendo/ Nosotros, el pueblo de Zipangu

MUTSUO TAKAHASHI

Traducción: DANIELA CAMACHO



Durmiendo, pecando, cayendo 


II

Estás huyendo, hermano mayor.
No importa cuán lejos vayas,
estás corriendo
aquí, sobre mi rostro.





Ay, pobre hermano mayor.
¿Dónde estás ahora?
Casi puedo verte -
a ti, intentando escapar de la Tierra que palideció,
las orejas cubiertas por tus manos, los ojos llenos de sangre, huyendo con apuro, a ciegas.
Quisiera venir y besarte.
Pero ya no soy.
Porque, repentinamente y por la espalda, blandiste contra mí un trozo de hierro pesado,
mi cara se dispersó en varias direcciones.
Te busco a través de la noche oscura
pero como me he convertido en muchos
ya no puedo encontrarte en ningún lugar.





Hermano mayor,
me pusiste sobre un columpio
y me elevaste hacia el cielo con todas tus fuerzas.
¿Por qué hiciste algo tan espantoso?
Cuando padre preguntó, no respondiste.
Cuando él dijo que escuchó una voz de sangre, tapaste tus oídos.
Hermano mayor,
¿no era esa tu voz?
Las escaleras en espiral continúan hacia lo más profundo de la Tierra,
eres tú quien desciende apresurado.
Te comprendo.
Mis caras, hay tantas de ellas.
Pero no tengo voz.
Además,
mis rostros siguen creciendo, sin número.








No puedes dormir,
hermano mayor, pero no eres el único.
Desde que blandiste hierro sobre mi cabeza
mis ojos han permanecido abiertos.
Yo siempre estoy despierto.
A través del bosque de la noche, bajo el oscuro follaje,
sobre el rostro callado del agua,
hacia el final de los campos asolados, donde la luna brilla devastada,
mis ojos te siguen, sin importar cuán lejos deban ir.
Mis ojos abiertos te buscan,
tu corazón tan solitario como un lobo.









Medianoche, despierto bajo el follaje,
llorando suavemente- ese soy yo.
¿Por qué no te había dicho esto?
Que te quiero tanto.
Pero tú siempre te veías amenazante,
arando la tierra, de espaldas a mí.
No tuve oportunidad de decirlo.
¡Ay, si hubiera sabido que estabas sufriendo así,
si hubiera tenido un poco más de coraje!
Hermano mayor, ¿dónde en el mundo está Nod?
Incluso si llegas ahí, no serás capaz de limpiar
mi sangre de tus manos.
Tus oídos no olvidarán mi alarido.
Incluso si sufres,
ese no es mi deseo.
Hermano mayor, me gustaría decirte:
¡Ay, cuánto te quiero!









Hermano mayor,
nunca, ni una sola vez, sonreíste para mí,
nunca viste mi rostro y lloraste.
Si hubieras hecho eso,
yo habría corrido a tus brazos
y así, contenidos en un abrazo, habríamos llorado.
Después, tomados de la mano,
habríamos ido hacia el fin de la Tierra.
Estamos despiertos,
pero los dos estamos solos, para siempre.









Me llevo las manos a la boca,
grito con mi voz más alta.
Pero tú huyes a ciegas.
Mi voz comienza a enronquecer,
Pero tú no escuchas.

Cubres tus oídos,
pero lo que estás escuchando
no es mi voz.
La dirección en la que escapas
es roja con el pecado que cometiste.










Bosque,
árboles,
brazos gentiles, piernas, enjambres de nervios susurrantes,
almas sensibles del mundo,
ustedes deben saber
cuánto lo quise.
Cuando juntos te atravesamos,
tocaste mis brazos, sus hombros,
moviste tus hojas, tus ramas.

Con qué cuidado
removí esas hojas, esas ramas
de sus hombros, de su cuello -
cuando en tus profundidades, bajo las hojas de fresas silvestres
él puso su boca en el chorro de un manantial desbordante
e hizo gorjear su garganta
y con cuánta dulzura contemplé su nuca
temblando mientras su garganta gorjeaba-
cuando se sintió saciado después de comer y dormitaba
y una víbora se arrastró hasta sus pies descalzos
con qué violencia la maté-
tantos días, tantas noches
nuestras, suyas y mías…
bosque, debes saberlo









Las piernas endurecidas del muerto sobre mis hombros,
sus dientes mordiendo, labios sin sangre abriendo, cerrando, debajo de mí,
desciendo, el frío de las escaleras en las plantas de mis pies-
¿conduce esta espiral ondulante hacia el fondo de la Tierra, hacia el fondo más profundo de una pesada y nauseabunda niebla-de qué oscuridad?
Ahora ni siquiera puedo proferir una voz.
Mis oídos contienen las tapas de un silencio
tan aterrador como el clamor de la ciudad del pecado.
Una sofocante                                        no, mejor
una lúgubre                      ansiedad que rompe el corazón.
Repentinamente, lo tiendo en el suelo,
caigo de rodillas, lo abrazo, lo beso:
con mi boca húmeda y caliente abro su boca fría,
con mis dientes tibios golpeo sus dientes frescos,
con mi lengua ardiente busco su lengua helada de muerte.
La carne en movimiento de una lengua entrelaza el garfio entumecido de la otra,
la saliva espumosa, caliente, absorbe el líquido viscoso de la muerte.
Y ahora, ¿estas escaleras descendentes realmente descienden,
o es que ascienden?
Ahora, ¿es el que vive quien sostiene al muerto,
está la boca viva siendo aspirada por la boca muerta?
Fuera del cielo aterrador
luz superabundante se derrama -
sus ojos ya no la engullen.
Absorbiendo haces de luz a plenitud
tus ojos, oscuros, marrones, se movían vivazmente.
Ahora, vueltos hacia arriba por la rigidez de la muerte,
¿qué están viendo
dentro de los párpados pálidos, en las cámaras secretas bañadas de roja sangre?
Un bosque de intrincados nervios ópticos,
un cúmulo de ramas de sangre pesada,
follajes de células cerebrales colapsadas y espumosas,
la tempestad de tu cerebro crujiendo- en medio de todo esto
una sombra escapando a toda velocidad,
ese soy yo, ese soy yo, ese soy yo, ese soy yo.
Cabizbajo, sumido en el pensamiento,
mirando tu rostro sobre la húmeda hojarasca con roja sangre viscosa coagulada en ella ¾
ese soy yo.
Tus piernas sobre los hombros, caminando pesadamente-  ese soy yo.
Ojos inyectados en sangre, los oídos cubiertos con las manos- ese soy yo.
Lavando mis manos en un arroyo donde la luna brilla- ese soy yo.
Abriendo tus labios muertos con labios,
empujando tus dientes con dientes, buscando a tientas tu lengua con lengua ¾ ese soy yo.
Dejando la marca de mi dentellada en tus muslos- ese soy yo.
Abrazándote violentamente- ese soy yo.
Tú estás llamando a estos yos desde más allá de la oscura tormenta
con una voz que no forma una voz.
¿Dónde en el mundo te encuentras?
¿Dónde estoy yo?









Ese tú que me pertenece, solo,
el tú que yo he creado, es decir, el tú que está muerto-
trazando ese tú con la punta de mis dedos, yo espolvoreo la tierra.
Coloco tus tobillos lado a lado, uno tus manos sobre tu pecho,
y esparzo la tierra hasta tu discreta manzana de Adán.
Lleno de tierra, tac-tac,
el espacio alrededor de tu cabello suave recoge luz,
sólo dejo fuera la pequeña boca abierta, vacía, y los ojos.

Hermano menor, en el tiempo de tu pesado sueño, algún día crecerá un avellano,
se deleitarán los tojos, las plantas amarantáceas se multiplicarán.

Al igual que tú, que te conviertes en un zarzal, nidos de pájaros, y charcos de agua,
no se olvidará desde el cielo este lugar,
yo seguiré deambulando, siempre bajo el peso
de esta tierra que eres tú mismo.








Padre dijo: Ve a Nod,
asesino de tu hermano menor, ve a Nod,
no tienes otro lugar adonde ir más que Nod.
Pero ¿dónde está Nod?
¿Qué quieres decir con Nod?
No lo sé, nadie lo sabe.
Pero como he matado a mi hermano menor
no tengo otro lugar a donde ir que Nod.
Ay, Nod, Nod, mi Nod está seca.
Sin razón alguna, mi Nod está seca, maldita sea.
Nod es árida, ¿a qué lugar del mundo te refieres con Nod?
Esa Nod seca, esa sequía es Nod.
La siempre árida Nod, eso es Nod.

Porque eres el asesino de tu hermano menor,
ve a la árida Nod, a la aridez de Nod,
A Nod en llamas.
Pero, Nod,
¿qué quieres decir con Nod?









Asesinado hermano menor,
tu rostro llena todo aquello de la Tierra hasta hoy conocido.
Después de errar largos meses y años
finalmente he llegado
a la cicatriz de tu frente, al chorro de sangre burbujeante, derramándose.
Mi dolorosa huida consistió en esconderme en tu herida.
Mis manos sucias están limpiándose, por primera vez,
cuando las sumerjo profundamente en tu sangre.
La paz de ti y de mí
descansa en nuestro pecado.








Una garganta blanca y delicada se movía nerviosamente- eso lo recuerdo.









No permitir que mi furia que se desvanece llegue a su fin,
con un golpe de hierro, lo incapacité eternamente para hablar.
Después, mis manos sucias de sangre
a ciegas apilaron ramas y ortigas sobre él.
Pero
¿hice algo?
¿Fue de verdad asesinado?
En ese momento, en el derrame aterrador de la sangre
yo no entendí nada,
pero vinieron las manos grandes de alguien más
para llevárselo en aquel instante
entre mi decisión y el golpe, creo.
Cuando llega la noche, más allá de los matorrales de hojas del bosque,
en la oscuridad que flota sobre el horizonte, sus ojos muy abiertos
tiemblan como si quisieran decir algo, creo.
A pesar de mí mismo me levanto de puntillas
y me siento colmado de un pedazo de voz como sangre espumosa atascada en la garganta.
Pero ahora, alguien se opone
entre él y yo.



*Takahashi, Mutsuo. Sleeping, Sinning, Falling. City Lights Books, San Francisco, 1992. Edición y traducción al inglés de Hiroaki Sato.



Nosotros, el pueblo de Zipango*


Zipango es el primer nombre occidental de Japón,
escritura que  Marco Polo (1254-1324) dio a Ji-pun-guo,
la pronunciación china de Nippon-koku.



La isla, envuelta en nubes doradas,
no existe en ningún lugar del mapa.
Nosotros, los habitantes de la isla, de igual manera,
no existimos en ningún lugar de la realidad.
El mar de fantasía del comerciante Marco Polo-
y contiguo a él, el océano cerebral
de los marineros, en cuya tormenta flotamos, a la deriva,
nosotros, el así llamado pueblo de Zipango:
una multitud que, finalmente, es una ilusión, un sueño, algo inexistente.
No creas nunca en nuestra palabra.



*Takahashi Mutsuo, “Prism”, en Sleeping, Sinning, Falling, City Lights Books, San Francisco, 1992. Edición y traducción al inglés de Hiroaki Sato.



http://revistakokoro.com/MutsuoTakahashi.html



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