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lunes, 22 de abril de 2013

JOSÉ LUIS VILLATORO [9760]



JOSÉ LUIS VILLATORO

Nació en San Marcos, (Guatemala) en 1932, educado y graduado en el INMO.  Realizó sus estudios en educación de adultos y elaboración de materiales de lectura complementaria en México y Venezuela.  Miembro del grupo de poetas y escritores Nuevo Signo.  
Falleció en 1998.
Su poesía ha sido traducida a varios idiomas y forma parte de antologías nacionales y extranjeras.  Ha ganado los Juegos Florales Centroamericanos de Quetzaltenango y el Certamen Permanente “15 de septiembre”.  Ha publicado: Cantar Ahora, Pedro a Secas, La Canción Registrada, Esconde la Piedra Marchita, Nuestro Cantón San Antonio, Toda la Voz, Poesía en Venezuela, El Mero Son, Los Nombres de tu Nombre, Repetición por la paz, Poemillero y otras recordaciones.




Casa donde vivo
               
en todos los cielos te encuentro 
-y en el agua 

te veo en los caminos 
y en la lluvia 
-en la hoja que cae 
y en el vapor que se levanta 
-en la nube que se va deshilando 
sobre la montaña 
-en la hierba 
-en la corteza de algún árbol 

todo lo que dije antes 
lo dije por ti 
-y lo que diré desde ahora 
lo diré por ti 

verte de nuevo no es reencontrarte 
-es cerrar el círculo de angustia 
para romperlo en todos los pedazos 

-tu nombre es todo lo que miro y todo lo que siento 
si pudiera tocarte 
como en la última distancia 
-palparía mi propia piel 
mis palabras y mis ideas 

y si volviera al lugar donde te conocí 
-llegaría a la casa donde vivo 
y a la tierra donde he de quedarme 





Volver
               
Volveré a mi tierra. 
Volveré. Pondré mi frente entre sus manos. 
El calor del surco 
entrará en mis ojos hasta el alma. 
No rehusaré su calle ni su puerta. 
No rogaré que me ame, 
porque su corazón me ha esperado 
por años y nieblas. 
Siempreviva 

No soy su hijo pródigo 
ni tengo de qué arrepentirme. 

Es mi pueblo y yo soy su estambre, 
su recuerdo que regresa, 
su pequeña hoja voladora, 
su mata de salvia en la calleja. 

Pondré junto a sus sienes 
un árbol de canciones 
he de vivir para este acatamiento 
que venero en la distancia.







Poema
               
Ayer pasó Dios 
por mi puerta 
-y me miró a los ojos 

(nunca lo había visto 
de aquel modo 
inquisitivo) 

Hizo que repitiera 
el nombre 
que llevo entre los labios 

-Era tu nombre 
                                                              amor 
                                                             -Vida 

-y se puso alegre 
-y me tocó la frente 
con sus dedos nudosos 








Exorcismo
               
En los ojos 
llevas un pez muerto 
-un pez nocturno- 
y un pájaro disecado. 
Ha de ser por miedo 
-el miedo a la libertad de expresión 
que padecen los analfabetos. 

Pero ayer te exorcisaron 
y te dieron permiso 
para otros menesteres 

                               -gracias señores 
                              buhoneros de la verdad- 

así que ahora llevas 
con entera libertad tu pez 
y tu pájaro entre los ojos 

                                 -ya eres salvo. 







El encanto de la clase media
               
La clase media 
se para en la esquina 
con sus pancartas 
fetiches 
y pudores. 
  
Propongo que le subamos el voltaje 
a los ojos de los cuervos 
-cada uno queme su efigie 
en el altar familiar 
del día lunes-. 

La clase media 
tiene blancos los ojos 
y sólo mira 
desde el ojo de la llave 
-sus trapos limpios, 
lavados en casa, 
y sus zapatos brillantes 
son sus melancólicas señales. 

No veo que se escape 
de tan amaestrada 
-para ella inventaron 
los perritos pequineses, 
la inflación 
y la paternidad responsable. 







Cuando vengas
               
Entras. 
Te sientas. 
Cruzas las piernas. 
Y los ojos se me caen 
como moneditas falsas, tintineando. 

La próxima vez que vengas 
me quedaré en la puerta, 
estático, 
viendo el sol 
que se desliza por la calle, 
mientras tú te sientas, 
cruzas las piernas 
y lanzas tus dardos 
a vibrar sobre mis ojos. 

        






        

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