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jueves, 13 de diciembre de 2012

LUIS JORGE BOONE [8902]




Luis Jorge Boone nació en Monclova, Coahuila, MÉXICO en 1977. Es autor de los poemarios Legión (2003), Galería de armas rotas (2004), Traducción a lengua extraña 2007, Novela (2008), Primavera un segundo (2010) y Los animales invisibles (2010); así como del volumen Lados B. Ensayos laterales (2011). 
Su libro de cuentos La noche caníbal (2008) obtuvo el Premio Nacional de Cuento Inés Arredondo 2005 y será publicada en inglés en otoño de 2012. 
Está incluido en el volumen de autobiografías Trazos en el espejo. 15 autorretratos fugaces (2011) y es coantólogo de Vientos del siglo. Poetas mexicanos 1950-1982 (2012). Colabora en medios radiofónicos y publicaciones periódicas. 
Ha sido becario del Programa de Jóvenes Creadores del Fonca en tres ocasiones, y de la Fundación para las Letras Mexicanas durante dos periodos. Ha recibido siete premios nacionales, entre ellos el de Poesía Joven Elías Nandino 2007, el de Ensayo Carlos Echánove Trujillo 2009 y el de Poesía Ramón López Velarde 2009. 
Su primera novela, Las afueras fue seleccionada como uno de los mejores libros del 2011 por el periódico Reforma. 
Largas filas de gente rara (2012), su segunda colección de cuentos, es su publicación más reciente.





Ruido blanco

Si un árbol cae y nadie lo escucha,
¿cae realmente?

Si a nadie le pareció escuchar nunca nada,
¿es que ningún árbol ha caído
jamás?

Si alguien lo escucha y lo olvida,
¿el árbol vuelve a levantarse?

Y si nos parece escuchar el vuelo de un ángel
—y fue un árbol—,
¿el ángel pasó?

Si alguien escucha el silencio
¿significa que el silencio se arrastra,
hace ruido?
¿Como el murmullo del agua al pasar de un recipiente
a otro?
¿Como la música que empieza al terminarse
el lado B?







Ataduras

En la pared del traspatio,
dentro de la argamasa que une los tabiques,
mi madre enterró una parte de sus hijos al nacer
—líneas de sangre que los alimentaron
antes de llegar al mundo,
cuerdas que atan más allá
de la fuerza de los nudos—,
como anclándonos unos a otros
y a la tierra oscura de nuestra infancia,
y a esta casa que hace cuarenta años abandonamos
como si fuéramos a regresar al poco rato,
siendo que jamás nadie
volvió para habitarla.

Hoy vuelvo a este refugio y su catástrofe.
A enredar el hilo del carrete de mis venas.
A mirar la lluvia, cómo desgasta el adobe
cubre las paredes del polvo
que tomo con los dedos
y pongo en mi lengua,
para volver del todo.
Justo como a los cinco años,
cuando, sin saberlo, éste que ahora soy
era entonces el futuro.







Animal Planet

Sucedió que, a fuerza de observarme y observarlos,
ella empezó a encontrarme parecido a otras especies.

La primera adivinanza de aquel libro
que leía mi madre
era ésta:
¿Cuál es el animal que se arrastra por la hierba
y hace ruido?
La respuesta era Yo:
gateando en el jardín,
papá meciéndose en el porche,
siguiendo el ritmo de mi sonaja
en una casa que ya no existe.

¿Cuál es el animal
que es feliz bajo el agua y sólo emerge a respirar?
Yo: recostado en el fondo de un estanque
en medio del desierto.

¿Cuál es el animal que tiene alas
y nunca se separa de la tierra?
¿Cuál el que carga a sus crías sobre los pies
y camina con ellas los primeros 3,000 pasos?
¿Cuál, el capaz de quebrar un tronco con los dientes
y besar una pequeña boca sin herirla?

Nagual de mi infancia en una jaula,
animalito protector del álbum de estampas,
de mi libro de adivinanzas, ya no aguardes mi respuesta.
Esa silueta que recorre el horizonte
soy yo:
soy yo
que cabalgo hacia el sol sobre mi propio lomo.






Sufro la incertidumbre de llamarte poema

Todo está -pensé-
en saber nombrar las cosas.
Julián Herbert

El nombre de las cosas debería cambiar
según el ánimo de quien las mira.
Palabras camaleón
adecuadas al humor que nunca es el mismo.

¿Cómo debo llamar al océano 
cuando cala esta tristeza?
¿Inmensa lágrima, profundidad deseada,
territorio que se enciende con el sol
(justo en el momento del atardecer
en que edificios y catedrales quisieran ser rojos)
para volverse un mar de cenizas por la noche?

No quiero decirte amor todos los días
¿qué si me dan ganas de llamarte puta?
o dejarte sin nombre una semana
y desconocer tu cuerpo 
y luego bautizarlo en el nombre del agua y el aceite
y de otras cosas que se ocultan
para asomar sólo 
cuando no hay distancia entre los cuerpos.

La sombra debe tener otro nombre
si cubre un orgasmo, una muerte. No es la misma:
es a veces honda como una cama,
otras basta un diente para hacerla pedazos.

Mi madre es a veces mi padre 
cuando habla conmigo de hombre a hombre,
y una desconocida
cuando se encierra a llorar
y no tengo nada en común con ella.

El silencio de pronto es infierno,
el cielo es espejo,
los perros me saludan mejor que personas.
La noche es principio,
fin, casa, 
corredor con puertas cerradas,
llave que no abre.

Y justo en este instante
no pueden llamarme de forma alguna:
estoy en espera de quien sepa nombrarme.

(de Galería de armas y errores, Fondo Editorial Tierra Adentro)





cinema

"y le dije que no valía la pena
no es más que una película estúpida
no tan estúpida, dijo ella, como la vida."
Sam Shepard


Al encenderse las luces
maldije al protagonista
por ganar el juego,
por saberlo todo,
por llevarse a la chica,
por no haber perdido un brazo en el intento.


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