Yarisa Colón Torres
Nació en Puerto Rico (1977). A los catorce años se muda a Queens, Nueva York. Regresa a la isla, via París, en el 2003. Recientemente, termina el programa graduado en literatura puertorriqueña del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe.
Yarisa publica su poesía de manera independiente, y ofrece talleres de encuadernación artesanal. Sus publicaciones recientes son:Caja de Voces (junto a Waleska Rivera, 2007) y ¿Entrelínea o Secuestro? (2007); ambos libros son extensiones de proyectos multidisciplinarios realizados con artistas boricuas. Entre los handmadebooks-in-progress se encuentran: Vulvática yBioisland.
Su trabajo ha sido presentado en Estados Unidos, Puerto Rico y Francia. En el 2003, el Centro de Estudios Puertorriqueños en Hunter College (NY) la invita a formar parte del proyecto “Puerto Rican Writers: History and Context”, el cual le ofrece un espacio en su archivo general.
Ha participado en múltiples lecturas de poesía en la isla y el exterior. Además, es la editora de los blogs: Espacioasiray.blogspot.com y Vulvatica.blogspot.com.
La Cura
"Me va la vida en ello"
Luis Eduado Aute
"Me va la vida en ello"
Luis Eduado Aute
Porque me atrae
lo que escondes
te presto este terreno
para que amanezcas
debajo de sonrisas muertas
o encima
como quieras
porque tu antojo es leerme
mientras abro las piernas
invitado quedas
al charco profundamente negro
espejándote quizás me entiendas más
sobre tu pecho
quiero moler hojas siempre verdes
preparar ungüentos
con venenos secretos
frotar y frotar
y acariciar
para desarmar
esta enfermedad
Libro muerto
En la costa de las tristezas
crecen criaturas nuevas
juntas sueñan el mismo universo mojado
raras sostienen sus cabezas
diestras
penetran la ilusión
al unísono cantan
miran cómo se menea el horizonte
extienden sus tentáculos
y derraman el veneno
frente a sus millones de ojitos
mis pies hundieron el libro
que encorva los hombros demasiado
muerto está lo que parecía sagrado
también la dejadez
por fin saldo la deuda
practico el saludo militar ante el sol
olas oscuras explotan
alegres
el líquido ancestral dispersa el secreto
salto sobre los lomos de las criaturas nuevas
juntas me enseñan la canción
Éparpillé
Te recuerdo en medio del grandioso extravío
en aquel café junto a tus historias
tu aliento cojo
río abajo
hacia la noticia de tu muerte
ahora desde el Bois de Vincennes
mis palabras expiradas forman largos collares
y se atosigan como peces incapaces de nadar
estás esparcido Francisco Sorribes Vaca
se quedó corta nuestra soga luminosa
mi mano ya no la alcanza
sólo carga un matojo de luto
cerca del espejo donde soy otra
en la pared he dibujado tus noches carcelarias
las imprentas clandestinas
las galletas redondas que dejaste sobre la mesa
los versos subterráneos de Desnos
la lengua de Alejandra
y el cuerpo ahorcado de tu victorioso exilio
ahora ¿en cuál montaña plantarás tus rituales?
quiero espantar a los turistas que posan
frente a Saint Michel
tatuarle flores carnosas al dragón
espetarle velas blancas
cundir de vino el agua estancada
quiero recuperar lo irremediable
voltear tu sonrisa
leer tu verdadero nombre
Postal de una boricua en París
Según ellos soy una palmita erecta
con dos tremendos cocos
y largas pencas onduladas por el viento
adornan mi cabeza
detrás de mí se menea un mar plástico y mudo
molesto con la arena porque sus caracoles
no quieren sonreírle a la cámara
y en la lejanía
se escucha el cantar
de unas viejas maracas:
“un, deux, trois,
cinq, six, sept”
un, deux, trois,
cinq, six, sept”
Despojo
Quiso vestirme con tela de cebolla pasá por vinagre durante tres días Coronar mi barriga con siete dientes de ajo Untarme cascarilla vieja en los pezones Escupir las esquinas con un mejunje de aceite pimienta y pólvora Y para endulzar los golpes tiró una pizca de azúcar debajo de su lengua y la mía Conservó sudores en vasijas de barro Trató de moldear el baile amarillento de las velas Limpió el cementerio como viejo obsesionado Le juró a los santos que nuestros miedos eran gemelos Y con ansia de estudiante sin guía me puso la soga al cuello Hasta que un día encucarachado la lombriz salió por este hueco despierto.
Declaration-in-progress
“La panfletería es una enfermedad
difícil de erradicar”
La Papisa
me declaro despojada de cualquier Patria
colonizadora y colonizada
me divorcio del threesome mitológico
(o nuestra mezcla taína, africana y española perfectamente falsa)
me declaro terrícola herbi/carnívora
animal bípedo y reflexivo
alérgica a cultos encapuchados y fundamentalistas
a la cultura blanqueada y enlatada
a líderes que no saben posar ante las cámaras
a colectivos que le atragantan piedras al prójimo
para imponer la justicia desde la comodidad de la labia
me declaro esqueleto sensible y vivo
cubierto de carne y pelos
sostenido por huesos nómadas
adicta a la muerte que sólo reverdece en la tierra
devuelvo las banderas y los discursos nacionales
entrego mi membresía al club de los poetas más famosos de la librería tal
acepto mis ganas de implosionar la hipocresía
me declaro menstruativa fantasiosa y capaz
solidaria con curiosos mamíferos creativos y cambiantes
llena de gracia y violencia
contradictoria
orgásmica
migratoria
mortal.
Esto no tiene nombre
puede ser un hoyo
un cadáver a punto de derramarse frente a tu puerta
puede ser el último respiro del prócer alquilado
puede ser el museo raquítico como estaca frente a la Perla
puede ser la mirada esquizofrénica del libro menos comprado
o la cátedra más barata desde un podio perfumado por bichos intelectuales
o la pereza del ser burocrático
o la farsa mejor amueblada del Caribe
pueden ser puentes o trenes atascados en el embudo
veinte mil latas de cerveza disparadas por la independencia
50 jeringuillas biblicas
dos tetas archivadas en la Torre Munincipal
y la posibilidad de ser violada por tu tío
el más católico de la familia
puede ser en inglés o español
en spanglish o en americanport
no importa
lo que es
cae lentamente
y muerde nuestros pies por las noches
y se desvive por inmovilizarnos
y se mece frenéticamente en el sillón mental
engordando el mito de la Isla del Espanto.
Invocación para mi escuela elemental
San Miguel
tú que salpicas saliva
con esa larga espada mojada
siembra soles santiguados
en nuestra cebolla
y empapa como dulces vulvas
este valle de lágrimas disecadas
para que nuestro barro pueda bailar
acalorado con tu lengua sonriente
todo esto te lo pedimos
hasta con el dolor sin piernas
que cargamos cual cruz cundida de insectos
porque tuya es la puya metálica
tuyo es el surco que une el bien y el mal
y nuestra es la mirada al revés.
Recojo rojo
De todas de las hojas anchas y pequeñas de las recién
nacidas y las secas extraigo el color que alimenta el bastón de
las viejas
de toda la gráfica entintada y esparcida por la tierra de las
venas que corren hacia la fiesta de los latidos fibras y frutas
frescas saco el líquido oloroso que me monta alza eleva
enterrándome en las letras que no canjean agua por sed
de todas las vasijas elegidas por las cuevas de los códices del
alcohol y la madera de las carnes y del chorro entre las piernas
recojo rojo y me pinto los talones para subir la cuesta
porque del rojo soy hija del cuerpo sin orillas del encarnado
brillante que seduce y engendra la oscuridad con su candela
Oro
Llamo a la voz
la voz en llamas
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