Ernest Hemingway
Ernest Miller Hemingway (Oak Park, Illinois, 21 de julio de 1899 – Ketchum, Idaho, de julio de 1961) fue un escritor y periodista estadounidense, y uno de los principales novelistas y cuentistas del siglo XX. Ganó el Premio Pulitzer en 1953 por El viejo y el mar y al año siguiente el Premio Nobel de Literatura por su obra completa.
Nació en Oak Park (Illinois) el 21 de julio de 1899. Era el segundo hijo de una familia de seis. Su padre, Clarence Edmond Hemingway, era médico y le gustaban la caza y la pesca. Su madre, Grace Hall Hemingway, había estudiado música y le hizo interesarse por ella. El padre de Ernest poseía una casita con terreno en el lago Wallon, cerca de Petoskey (Míchigan). Allí aprendió a pescar (con tres años era ya capaz de manejar una caña) y a cazar (con doce empuñaba la carabina).
Estudió en el Oak Park and River Forest High School, donde aprendió a tocar el violonchelo y formó parte de la orquesta. Era capitán del equipo de waterpolo y jugaba al rugby. Se interesaba también por el boxeo y peleaba con sus compañeros en los descampados. En los estudios se destacó en Lenguas, pero sentía apatía por las otras asignaturas. Mostró sus aptitudes literarias en el diario escolar, usando el alias Ring Lardner, Jr.
Al acabar sus estudios, en 1917, no quiso ir a la Universidad, como quería su padre, ni quiso perfeccionar sus estudios de violonchelo, como su madre quería. Se trasladó a Kansas y en octubre de 1917 comenzó a trabajar de reportero en el Kansas City Star.
Primera Guerra Mundial
Los Estados Unidos habían entrado en guerra el 6 de abril de 1917, y Ernest no quería perderse la ocasión de seguir al Cuerpo de Expedición Americano, como hicieron John Dos Passos, William Faulkner o F. Scott Fitzgerald. Debido a un defecto en el ojo izquierdo, fue excluido como combatiente. Consiguió que lo admitieran como conductor de ambulancias de la Cruz Roja y desembarcó en Burdeos a finales de mayo de 1918, para marchar a Italia.
El 8 de julio de 1918 fue herido de gravedad por la artillería austriaca. Con las piernas heridas y una rodilla rota, fue capaz de cargarse a hombros un soldado italiano para ponerlo a salvo. Caminó 40 metros hasta que se desmayó. La heroicidad le valió el reconocimiento del gobierno italiano con la Medalla de Plata al Valor. Estuvo a punto de perder su pierna de no mediar la intervención de una enfermera, Agnes Von Kurowsky, con quien comenzó una relación sentimental (ella era mayor que él). Durante su recuperación en el hospital de Milán, se enamoró de la enfermera y le pidió matrimonio, sin embargo, él regresó a su país, y aunque la esperó, nunca se casaron. Este hecho afectaría de por vida a Hemingway.
Entreguerras: París y la Generación Perdida
Hemingway regresó a Estados Unidos en enero de 1919, reanudando su trabajo como periodista en el Toronto Star y como redactor del mensual Cooperative Commonwealth. Se casó con Elizabeth Hadley Richardson, quien era 8 años mayor que él, el 3 de septiembre de 1920. La pareja se trasladó a París en 1922. Allí, al año siguiente nació su primer hijo, John Hadley Nicanor Hemingway (Nicanor en homenaje al torero Nicanor Villalta), al que llamaba Bumby. En París conoce los ambientes literarios de vanguardia y se relaciona con los miembros de la llamada «Generación Perdida»: Gertrude Stein, Ezra Pound y F. Scott Fitzgerald entre otros, y también con James Joyce. La familia Hemingway vivía en un austero piso, pero cuando Ernest escribía a su familia les contaba que vivían en la mejor zona del Barrio Latino. Sus comienzos literarios no fueron nada fáciles. Sus primeros trabajos: Tres relatos y diez poemas (1923) y En este mundo (1925) pasaron inadvertidos. Ernest se ganaba la vida como corresponsal y viajó por toda Europa. También se empleó como sparring para boxeadores y «cazaba» palomas en los Jardines de Luxemburgo cuando sacaba a pasear a su hijo, pues los ahorros mermaban y no ganaba mucho.
Nueva etapa
El año 1925 supuso el descubrimiento de Hemingway para los editores americanos, y el año en que escribió su primera novela, Fiesta. Entonces Hemingway vivía en el centro de Valencia. El nuevo estilo que mostró en este libro, retrato del París bohemio de los años veinte y buena parte de inspiración autobiográfica, dejó atrás una literatura más experimental y oscura, resultando más impactante y exitosa.
En 1929, edita Adiós a las armas, novela de contenido autobiográfico, ya que está basada en su paso por la guerra y sus experiencias en el frente de batalla. Le siguen dos ediciones más optimistas, que tratan dos temas que le apasionaban: la corrida de toros, en Muerte en la tarde, y África, en Verdes colinas de África (1935). En 1928 regresa a Estados Unidos con su segunda esposa, pero pronto parte hacia Cuba. A partir de ese momento, comienza en él una curiosa y definitiva transformación. Se aleja del individualismo, como puede advertirse en Tener y no tener (1937), que describe el fracaso de una rebelión individual, y se compromete con la lucha humanitaria y con la unión de las personas. Compromete su escritura en esta nueva etapa con los republicanos españoles durante la Guerra Civil Española, compromiso del que da testimonio en el guión, junto con el cineasta Joris Ivens, del filme documental Tierra española, en la obra de teatro La quinta columna (1938) y por supuesto en Por quién doblan las campanas, obra maestra de la literatura universal.
Segunda Guerra Mundial
Estalla la Segunda Guerra Mundial. Su destino era el mar de las Antillas y su misión, patrullar con el fin de capturar barcos de bandera nazi. En 1944 viaja a Europa como corresponsal de guerra, participa en misiones aéreas de reconocimiento en Alemania y forma parte del desembarco en Normandía, siendo uno de los primeros corresponsales en entrar en París. Hasta 1950 no vuelve a escribir. Al otro lado del río y entre los árboles es su primera publicación después de aquellos turbulentos años de guerra.
Se unió al Regimiento de Infantería 22ª comandado por el Coronel Charles Lanham, que se dirigía hacia París, Hemingway se convirtió en el líder de facto a un pequeño grupo de milicianos de la aldea en Rambouillet en las de París. El historiador Paul Fussell comenta que "Hemingway se metió en problemas considerables jugando capitán de infantería de un grupo de la Resistencia, porque se supone que un corresponsal no debe conducir a las tropas, incluso si lo hace bien". Esta fue, de hecho, una contravención de la Convención de Ginebra, Hemingway alegó que solo ofreció asesoramiento.
En el año 2006 se hizo público en el libro "¿Qué le ocurrió a la calavera de Schiller?" de Rainer Schmitz (una recopilación de episodios y anécdotas sobre escritores célebres)2 que Ernest Hemingway relató sus experiencias en la guerra a Arthur Mizener, profesor de literatura de la Universidad de Cornell, según las cuales habría matado a 122 prisioneros alemanes y otros detalles. No existen testimonios ni datos que corroboren esta cifra que se recoge en el libro, como avala William. E. Cote (profesor de la Universidad de Michigan) en su investigación 3 . Algunas opiniones, como la del profesor William Walton , amigo y también corresponsal de guerra, la achacan a su proclividad a la ficción narrativa.
El viejo y el mar
Hemingway vivió casi 20 años en Cuba, en una casa llamada «Finca Vigía», donde escribió esta novela. En 1952 sorprende con un breve relato encargado por la revista Life, El viejo y el mar, por el que recibe el premio Pulitzer en 1953.
La historia narra la experiencia de un viejo pescador que ha tenido una mala racha y sale de pesca decidido a terminarla. Un año más tarde obtendrá el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra. Antes de recibir el premio, Hemingway repitió varias veces que «el premio pertenecía a Cuba»5 y después de recibir el Nobel dijo que era el primer «sato cubano que recibía este importante premio».6
Hemingway mantuvo una relación de amistad con el gobernante de Cuba Fidel Castro.
Últimos años
A partir de ese momento intenta escribir una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, que finalmente nunca concluiría. Y vuelve en nuevos relatos a aquellos años de juventud en París y España (París era una fiesta), lugares en los que fue «muy pobre, pero muy feliz», añorando la sensación que le provocaba ser un joven soñador, valiente y arriesgado, que no sólo escribía sobre acontecimientos que un día pasarían a ser parte de la historia, sino que además era parte de ella.
El 2 de julio de 1961 se disparó a sí mismo con una escopeta. Dada la ausencia de una nota de suicidio y el ángulo del disparo, es difícil determinar si realmente su muerte fue autoinfligida o si fue un accidente. Se presume que una posible causa fue la enfermedad de Alzheimer que le fue diagnosticada poco antes, así como su marcado carácter depresivo y su alcoholismo.
Descendencia
El primogénito de Ernest Hemingway, Jack John Hadley Nicanor Hemingway, Bumby, también fue escritor. Ernest Hemingway fue abuelo de las conocidas modelos y actrices Margaux Hemingway (nacida en 1954), que padecía de depresión autodestructiva y se suicidó el 1 de julio de 1996, un día antes del aniversario de la muerte de su famoso abuelo, y Mariel Hemingway (nacida en 1961), quien también se convirtió en escritora.
Ateísmo
En su libro de 1988, "Intellectuals," el escritor Paul Johnson establece que Ernest Hemingway, el veterano de la primera guerra mundial7 "no solo no creía en Dios sino que veía la religión como una amenaza a la felicidad humana"8
Obra
Relatos
Tres relatos y diez poemas (Three Stories and Ten Poems) (1923)
En nuestro tiempo (In Our Time) (1925)
Hombres sin mujeres (Men Without Women) (1927)
El ganador no se lleva nada (Winner take Nothing) (1933)
La quinta columna y los primeros cuarenta y nueve relatos (The Fifth Column and the First Forty-Nine Stories) (1938).
Novelas
The Torrents of Spring (1926)
Fiesta (The Sun Also Rises) (1926)
Adiós a las armas (A Farewell to Arms) (1929)
Verdes colinas de África (Green Hills of Africa) (1935)
Tener y no tener (To Have and Have Not) (1937)
Por quién doblan las campanas (For Whom the Bell Tolls) (1940)
Al otro lado del río y entre los árboles (Across the River and into the Trees) (1950)
El viejo y el mar (The Old Man and the Sea) (1952).
Otras
Hombres en guerra (Men at War) (1932); antología
Muerte en la tarde (Death in the Afternoon) (1932).
Obras publicadas póstumamente
The Wild Years (1962); recopilación
París era una fiesta (" París es una fiesta ") (A Moveable Feast, 1964); novela
Enviado especial (By-Lines, 1967). Artículos periodísticos para el Toronto Star entre 1921 y 1924
Islas en el golfo [o Islas a la deriva] (Islands in the Stream, 1970); novela
The Nick Adams Stories (1972)
88 Poems (1979)
Selected Letters (1981)
Un verano peligroso (The Dangerous Summer, 1985); pensado originalmente como un relato para la revista Life en 1959
El jardín del Edén (The Garden of Eden, 1986); comenzada en 1946, Hemingway trabajó en esta novela durante quince años
Al romper el alba (True at First Light, 1999).
Hemingway en el cine
El viejo y el mar (película de 1958) (1958).
Hello Hemingway (1990).
Midnight in Paris (2011).
Hemingway & Gellhorn (2012).
Ernest Hemingway, poemas de la guerra
Traducción Raúl Racedo
1°
Captives
Some came in chains
Unrepentant but tired.
Too tired but to stumble.
Thinking and hating were finished
Thinking and fighting were finished.
Cures thus a long campaign,
Making death easy.
Chicago 1920
Cautivos
Algunos llegaron encadenados.
Sin remordimientos, pero cansados.
Cansados y también tropezando.
Pensando y odiando haber sido acabados
Pensando y peleando por haber sido acabados.
Así se cura una larga campaña
Fabricando fácilmente la muerte.
2°
Champs d'Honneur
Soldiers never do die well;
Crosses mark the places,
Wooden crosses where they fell;
Stuck above their faces.
Soldiers pitch and cough and twitch;
All the world roars red and black,
Soldiers smother in a ditch;
Choking through the whole attack.
Chicago 1920
Campos de Honor
Los soldados nunca mueren bien:
Las cruces marcan los lugares;
Donde ellos cayeron hay cruces de madera;
Un palo sobre sus caras.
Los soldados empujan y tosen y caen de cabeza
Todo el mundo grita en rojo y negro
Los soldados se sofocan en una trinchera y
Se asfixian completamente durante el ataque.
Chicago 1920
3°
D'Annunzio *
Half a million dead wops **
And he got a kick out of it
The son of a bitch.
Chicago 1920
D'Annunzio
Medio millón de guapos muertos
Y él obtuvo una patada de ello .
El hijo de puta
Chicago 1920
4°
Killed Piave-July 8-1918
Desire and
All the sweet pulsing aches
And gentle hurtings
That were you,
Are gone into the sullen dark.
Now in the night you come unsmiling
To lie with me
A dull, cold, rigid bayonet
On my hot-swollen, throbbing soul
Chicago 1921
Asesinado en Piave – Julio 8 – 1918 ***
Deseo y
Todo el dulce pulso del sufrimiento
De las heridas apacibles.
Eras vos quien
Se fue hacia el interior de la adusta sombra.
Ahora, en la noche, venís serio
A dejarte caer conmigo.
Una estúpida, fría, rígida bayoneta
En mi caliente e hinchada, palpitante alma
Chicago 1921
5°
All armies are the same…
All armies are the same
Publicity is fame
Artillery makes the same old noise
Valor is an attribute of boys
Old soldiers all have tired eyes
All soldiers hear the same old lies
Dead bodies have always drawn flies
Paris 1922
Todos Los Ejércitos Son Iguales
Todos los ejércitos son iguales
la publicidad es fama
La artillería hace el mismo viejo ruido
El valor es atributo de los muchachos
Los viejos soldados tienen los ojos cansados
Todos los soldados escuchan las mismas viejas mentiras
Los cadáveres siempre describieron vuelos.
Paris 1922
6º
Paris Bohemian
Papa
Shock Troops
Men went happily to death
But they were not the men
Who marched
For years
Up to the line.
These rode a few times
And were gone
Leaving a heritage of obscene song.
Paris 1922
Los Bohemios de Paris
Papá
Agitó a las tropas.
Los hombres fueron felices hacia la muerte
Pero ellos no eran los hombres
Que marcharon
Por años
Hasta el frente.
Estos cabalgaron un par de veces
Y desaparecieron
Dejando una herencia de canciones obscenas
Paris 1922
7°
Riparto d'Assalto
Drummed their boots on the camion floor,
Hob-nailed boots on the camion floor.
Sergeants stiff,
Corporals sore.
Lieutenants thought of a Mestre whore-
Warm and soft and sleepy whore,
Cozy, warm and lovely whore:
Damned cold, bitter rotten ride,
Winding road up the Grappa side.
Arditi on benches stiff and cold,
Bristly faces, dirty hides-
Infantry marches, Arditi rides.
Grey, cold, bitter, sullen ride-
To splintered pines on the Grappa side
At Asalone, where the truck-load died.
Paris 1922
Distribución del Asalto
Batieron sus botas en el piso del camión
Botas de clavos grotescos en el piso del camión
Sargentos endurecidos
cabos doloridos
Tenientes pensando en las putas de Mestre -
Confortables, calientes y amorosas putas:
Maldito frío , amargo y podrido paseo
Ventoso camino hacia lado de Grappa
Arditi* en los bancos tiesos y fríos
Caras furiosas, sucias y escondidas
Las marchas de la infanteria, paseos Arditi.
Gris, frío, amargo, oscurecido paseo -
Hacia destrozados pinos en el lado de Grapa
En Asalone, donde mueren los camiones cargados
Paris 1922
8°
To Good Guys Dead
They sucked us in;
King and country,
Christ Almighty
And the rest.
Patriotism,
Democracy,
Honor-
Words and phrases,
They either bitched or killed us.
Paris 1922
A los Buenos Muchachos Muertos
Ellos nos aventajaron.
País y rey
Cristo poderoso
Y el resto;
Patriotismo
Democracia
Honor –
Palabras y frases.
Ellos nos puteaban o asesinaban.
Paris 1922
9°
Arsiero, Asiago…
Arsiero, Asiago,
Half a hundred more,
Little border villages,
Back before the war,
Monte Grappa, Monte Corno,
Twice a dozen such,
In the piping times of peace
Didn't come to much.
Paris 1922
Aciago Arsiero
Aciago Arsiero
Más de ciento cincuenta
Pequeñas fronteras de las villas
De espaldas ante la guerra
Monte Grapa, Monte Como,
Dos veces una docena
En la tubería del tiempo de paz
No vino demasiado.
Paris 1922
10º
The Age Demanded
The age demanded that we sing
and cut away our tongue.
The age demanded that we flow
and hammered in the bung.
The age demanded that we dance
and jammed us into iron pants.
And in the end the age was handed
the sort of shit it demanded.
Paris 1922
La Época demandó
La época demandó que cantáramos
Y que nos cortáramos la lengua.
La época demandó que fluyéramos
y que martilláramos el tapón.
La época demandó que danzáramos
Y que nos calzáramos pantalones de hierro.
Y hacia el final la época estuvo manejando
Todo tipo de mierda como demanda.
Paris 1922
Hemingway:
el poeta que todavía no conocemos
por Carlos A. Peón-Casas
La poesía de Ernest Hemingway es una asignatura pendiente para el lector cubano. La edición completa de sus poemas publicados vio la luz póstumamente en el año 1979(1). Cualquier traducción al español que se haya verificado a partir de la fecha, es verdaderamente una rareza editorial entre nosotros, por ende serían pocos, muy pocos los lectores que hayan podido sacar el mejor partido de tal o tales versiones. Leerlos en el original sería igualmente un muy raro privilegio sólo al alcance de otro escaso grupo, mayoreado principalmente por especialistas en la obra del también cuentista y novelista. Sumemos a lo ya dicho que cualquier pretensión traductiva entre nosotros, chocaría de inmediato con el valladar insalvable de los derechos de autor que para tales propósitos detentan sus herederos, y cuya validez sigue en pie hasta ver cumplidos los cincuenta años del deceso del dios de bronce de la literatura norteamericana(2).
Hemingway, mejor conocido entre nosotros por su exquisita prosa que incluye como ya acotábamos novelas, cuentos, memorias y muchos artículos periodísticos, fue también el poeta que habita primero en la génesis del narrador futuro. Y que en su caso como en el de muchos grandes de la literatura con mayúsculas, siguió latiendo en la posteridad de su obra de consagrado, quizás con otro signo, pero siempre con dimensión de vitalidad, aunque, habría que ver a cuantos de aquellos textos iniciáticos, hubiera condenado al fuego reparador o al ostracismo más singular, de haber podido decidir sobre su publicación. Al menos en vida nunca lo intentó. De cualquier modo, ya desde sus primeros atisbos poéticos, su producción de tal signo lograba convencer a voces ya altas y reconocidas en el mundo literario del Paris del los años veinte como Gertrude Stein y Ezra Pound, para quienes aquellos tempranos poemas de post-guerra: “tenían la marca del poeta”(3). Para tal época el joven bardo y futuro narrador, ya había dado a las prensas algunos textos, publicados en Poetry, un conocido diario poético de la época donde ya se habían publicado textos del propio Pound y de Wallace Stevens.
Unos versos de tal período ilustran muy bien lo ya expresado, se trata del poema “Champs d'Honneur” donde al decir del crítico e investigador Robert Fleeming: “conmemora la muerte de la Primera Guerra Mundial, no en los términos glorificadores que usaría un orador, sino con la auténtica miseria de sus muertes, atrapados en fangosas trincheras, mientras el gas se difuminaba para finalmente asfixiarlos”(4).
La experiencia guerrera de Hemingway, como bien se sabe, terminó muy pronto con las marcas indelebles de por vida de una muy fea herida, en el frente italiano, cuando servía no precisamente como soldado sino como ambulanciero y proveedor de víveres a los combatientes. Lo anecdótico del hecho, que de cualquier modo no dejó de tener claros visos de un acto heroico, marcó su futura impronta de novelista con Adiós a las Armas, sin dudas un alegato contundente contra la guerra no exento como toda buena novela que se precie de serlo, de un halo de romántico signo; pero donde verdaderamente quedó plasmada esa noción de total desamparo y extrañamiento es en esos textos poéticos recorridos por el inevitable bramar de las armas y el fragor de la muerte que se enseñorea con los jóvenes cuerpos de los soldados sacrificados a una causa inútil, un ejemplo lo constituye el poema “Los buenos muchachos muertos”, firmado por el autor en el año 1929:
Se burlaron de todos nosotros
El Rey y la nación
Dios Todopoderoso
Y del resto
Patriotismo
Democracia
Honor
Sólo palabras y frases
Con las que nos embaucaron o nos mataron(5)
En tales textos inequívocamente aflora un sujeto poético que sin dudas asume y resume la experiencia de aquellos inocentes combatientes de todos los bandos, enfrentados solamente por la perfidia de los poderosos, y los oscuros designios de la geopolítica imperante. Hemingway no quedará nunca ajeno a aquel desastre que marcaría su vida, y la de tantos otros, precisamente aquella “generación perdida” bautizada en su momento por la que sería su descubridora y dómine literaria en el Paris de post guerra, Gertrude Stein. Aquellos textos signados por la conflagración, son quizás los que con más fuerza hablan del poeta, que Hemingway dejaría de ser tan pronto como los lauros de la novela y las narraciones cortas marcaran para bien su temprana carrera literaria. En uno aquellos intitulado: “Todos los ejércitos son iguales”, volvemos a escuchar el tronar aciago del combate:
La publicidad es fama
La artillería hace el mismo ruido
El valor es un atributo de los muchachos
Los viejos soldados tienen ojos cansados
Todos los combatientes escuchan las mismas viejas mentiras
Los cuerpos de los muertos siempre están cubiertos de moscas.(6)
El mismo tono denunciante y a la vez lleno de las pesadumbres que aquel conflicto bélico generó inexorablemente en quienes fueron sus actores más directos, sigue latiendo en los textos que Hemingway escribe a posteriori, ya instalado en París. La evidencia de la pérdida y el duelo inevitable recorren este corto pasaje poético, que estilísticamente tiene mucho que ver con el estilo seco y contundente del autor, trabajado como un enunciado sencillo e irrevocable, esbozado además como un sincero homenaje al amigo muerto en el duro frente francés de la región de Picardy:
El único hombre a quien quise
Dijo adiós
Y se marchó
Lo mataron en Picardy
Un día soleado.(7)
Para Hemingway, como para su generación, no hay una redención posible desde el signo de la guerra, desde ella misma se generan otros conflictos que se hacen irreconciliables con el devenir de todos los que se vieron involucrados. La propia literatura que el joven escritor generará tendrá irrevocablemente su signo, o al menos estará marcada a rojo de por vida en lo más recóndito de su ser. Otro texto de la misma época le pasa la cuenta a esa circunstancia malsana que aglutinó a los de su edad en experiencia vital tan desastrosa. Se trata del poema “La era nos exigió”, otra clara denuncia de aquel terrible flagelo que los agobió:
La era nos exigió que cantáramos
Y nos cortó la lengua.
Nos obligó a correr
Pero nos bloqueó la salida
Nos conminó a que bailáramos
Y nos incrustó en pantalones de hierro
Al final le tributamos
La porquería que nos pidió(8)
Y aunque el signo de la guerra está presente en una gran porción de los primeros textos poéticos hemingwayanos, encontramos también otras aristas y otros temas a los que confía su voz de rimador. De entre tales producciones destaca uno muy particular y donde descubrimos a un Hemingway esta vez paternal (lo fue muy de veras), ilustrando a su progenie sobre lo que debe ser la vida de un hombre recto y justo. Dejemos que sea el propio poeta quien nos haga escuchar estos valederos consejos en su poema “Consejos a un hijo”:
Nunca confíes en un hombre blanco
No mates jamás a un judío,
Ni firmes un contrato.
o alquiles un banco
No te alistes en ejércitos
Ni desposes a muchas mujeres
No escribas para las revistas
O dormirás entre harapos
Todos tus amigos te abandonarán
Todos morirán
De modo que vive una vida acomodada y limpia
Y úneteles en el cielo.(9)
El tono poético que recorre esta colección a la que hoy aludimos tiene igualmente toques muy singulares de un humor pocas veces reconocible en la obra de Hemingway, pero inevitablemente signado con vetas de cierta explícita ironía. Reconocemos tal marca en un poema doble fechado en 1922 (que el poeta dedica a sus compatriotas norteamericanos, y a los vecinos canadienses: I like Americans/I like Canadians). Es bueno recordar que Hemingway después de su experiencia en la guerra europea, vivió por un tiempo en Toronto, donde se desempeñó como corresponsal del diario local Toronto Star. Tales textos, firmados jocosamente por “un extranjero”, y donde Hemingway se escuda para caracterizarlos mejor, airean de cierta forma la convicción íntima que sobre sus correligionarios y los vecinos del norte, tuviera el joven rimador, por entonces expatriado en Paris. Los textos recorridos por cierto sarcasmo que en ninguna manera es agresivo ni mucho menos, constituyen una imagen muy particular de las íntimas realidades de la época, y sin dudas una muy hábil caracterización de los tipos y costumbres al uso en la Norteamérica de post-guerra. Sirva de ejemplo el poema “Me gustan los norteamericanos” ya citado:
Me gustan los americanos
No se parecen a los canadienses
Ni toman con seriedad a sus policías
Van a Montreal a beber no a criticar
Reclaman que ganaron la guerra
Pero en verdad saben que es mentira
Le tienen mucho respeto a los ingleses
Les gusta vivir en el extranjero
Y no se vanaglorian de la manera en que toman baños, pero se bañan.
Sus dientes son muy buenos
Y usan RVD’s(10) el año entero
Me gustaría que no se jactaran mucho de ello
Tienen la segunda mejor marina del mundo
Pero jamás lo mencionan
Les gustaría tener a Henry Ford como presidente.
Pero jamás lo elegirían
Vieron venir a Hill Bryan
Y están ya cansados de Billy Sunday
Los hombres se pelan de manera divertida
No serían fáciles de engañar en Europa
Alguna vez han estado allí
Produjeron a Barney Google, a Mutt y a Jiggs
No cuelgan a los asesinos de mujeres
Los exhiben en un vaudeville
Leen el Saturday Evening Post
Y creen en Santa Claus
Cuando hacen dinero
Es en grande
Son gente agradable.(11)
No estaría completa esta primera aproximación a los textos poéticos de Ernest Hemingway sin citar de entre los pasajes recogidos en el libro “ 88 poemas”, un par de ellos que por su brevedad recuerdan a los haikus japoneses, especies de miniaturas, donde sin embargo afloran detalles poco aireados, y ciertamente marcados con el signo del sentimiento más intimista posible, refiero esta vez a dos producciones de una etapa posterior a los anteriormente citados: los textos: Poetry/Poesía de 1944 y If my Valentine…/ Si mi Valentine...(1956). Amén de que el sujeto poético permanece muy cerca del autor, ambos poemas siguen delineando al creador que hubiera de convencer a rimadores inveterados desde sus primeras creaciones; pero que sin embargo se niega a existir como tal en el tiempo creativo del novelista consagrado que ya detenta los grandes lauros del Pulitzer y el Nobel por las excelencias de su prosa, definitivamente inimitable. Disfrutar pues de tales ejercicios poéticos de un Hemingway monumental es sin lugar a dudas un muy especial privilegio:
Poesía
Y ahora,
Perdidas las tres últimas noches
Recobradas en la mañana…
Los bosques húmedos y oscuros(12)
If my Valentine…
Si mi Valentine tú no llegaras a ser,
me voy a colgar en tu árbol de Navidad.(13)
Este tan especial recorrido por los poemas desconocidos de Ernest Hemingway, es una andadura que creemos imprescindible para el lector de su obra en Cuba. Tenemos la suerte de haber disfrutado de una gran parte de su extensa producción, incluso el raro privilegio de hacerlo casi de primera mano cuando en 1954 la revista Bohemia publicara de una sola vez su noveleta “El Viejo y el Mar”, traducida por el que fuera un gran amigo cubano del autor; Lino Novás Calvo. Igual suerte hemos tenido con su cuentística y sus novelas más singulares publicadas bajo el sello Arte y Literatura. Otros relatos posteriores, hasta ahora no traducidos al español(14), recreados en los ambientes locales de su Finca Vigía y que plasman su experiencia cubana de más de veinte años, esperan en potencia poder ver la necesaria luz editorial en el tiempo más o menos tangible.
Sirva pues, esta aproximación al Hemingway poeta, como introito necesario al conocimiento más completo de su vasta obra creativa, en la que también la poesía, tuvo sus coordenadas singulares dentro del corpus monumental de un autor al que la Literatura (siempre con mayúsculas), sigue reverenciando por sus dotes de inigualable signo.
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Citas y Notas
Se trata de 88 Poems, editado por Nicholas Gerogiannis. El libro es una compilación de todos los poemas conocidos de Ernest Hemingway, que incluye desde una pieza juvenil escrita en un álbum de familia, hasta un poema fechado en al año 1956.
A partir del 2011, la obra hemingwayana pasaría a ser parte del dominio público, y cualquier intento de tal tipo sería perfectamente viable.
Citado por Fleming, Robert E.. "88 Poems". The Literary Encyclopedia. 31 July 2002.[http://www.litencyc.com/php/sworks.php?rec=true&UID=7254, accessed 25 January 2009.]
Ibíd.
En A Selection of Ernest Hemingway's Poetry. http://dir.yahoo/Arts/Humanities/Literature/Authors/Literary-Fiction/Hemingway _ Ernest _1899_1961/To Good Guys Dead/ Los Buenos muchachos muertos.ca. 1922. Todas las traducciones son de mi autoría.
Ibíd. All armies are the same/ Todos los ejércitos son iguales. Paris 1922
Ibíd. Poem/Poema.ca 1922.
Ibíd. The age demanded/La era nos exigió. París 1922.
Ibíd. Advice to a Son/Consejos a un hijo.1931.
Refiere a una reconocida marca de ropa interior masculina muy popular en los Estados Unidos.
Ibídem. I Like Americans (By A Foreigner) /Me gustan los americanos (Por un extranjero
Ibíd. Poetry/Poesía. 24 Sept,1944.
Ibíd. If my Valentine… /Si mi Valentine 14 de Febrero, 1956
Véase mi ensayo “Traducir a Hemingway aquí y ahora. Notas sobre una experiencia traductiva de dos de sus historias: “I Guess Everything Reminds You of Something” y “Great News from the Mainland” creadas y ambientadas en Cuba.. (Trabajo leído en el 12º Coloquio Internacional Ernest Hemingway, celebrado en Ciudad de La Habana bajo los auspicios del Museo Ernest Hemingway de Finca Vigía en coordinación con la Cátedra Hemingway del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí” del 18 al 21 de junio del 2009.
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