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lunes, 15 de octubre de 2012

8199.- NOÉ LIMA




NOÉ LIMA
Nació en Ahuachapán, EL SALVADOR en noviembre 21 de 1971. Escritor, poeta y pintor. Noé Lima fue miembro fundador y director del grupo literario TECPAN (Universidad Doctor José Matías Delgado), y desde 1994 participa en diversos recitales, encuentros y conversatorios dentro y fuera del país, entre ellos “Manisfestarte”, “Barrilete”, “Industrial” y recientemente “VIII Encuentro Internacional de Escritores Eunice Odio”. Ha participado en más de una docena de exposiciones colectivas en el área de las artes plásticas. Colaboró en la antología del grupo literario “Lugar donde duerme la campana del amor”. Ha publicado en diversos suplementos culturales, aparece en diversas antologías de poesía, fue  coordinador del suplemento cultural ALTAZOR del diario El Mundo de El Salvador. Finalmente, también, ha publicado su primer libro “Efecto Residual” (Ediciones Mundo Bizarro, Guatemala 2004) y tiene en preparación las siguientes obras: “El Alma del viento”, “El ojo de la ira”, “tempestades” y “Morbo”.






1.

EL ÚLTIMO POEMA

“Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, 
el ramo que abandona 
el viento en el umbral.”
Alejandra Pizarnik.

El último poema compone su cuerpo
con los pesados baúles
donde habitaron las enaguas de algún bosque

se esconde en el asmático bolso
donde guardamos nuestra pequeña sonrisa
la pluma bordada de frío
el libro castrado de albas
el angosto murmullo de las puertas
el insomne reflejo de los campanarios
que anuncian la muerte de las madrugadas

compone sus palabras
en la incertidumbre de los mordidos pañuelos
que nos quedan vacíos
como estatuas de aire
como rosas saladas
en las despedidas
que pesan en su invertebrado discurso

es el que guiña un ojo al pasado
al amor roto en las esquinas del invierno
en la telaraña mecida con la dulce amapola de un beso

el último poema se escribe
en el tiempo que firma su angustia al final de la noche

se escribe con todo el silencio de la lluvia
con el zumo adoptado de la hierba en cada labio para mentirnos
con el clandestino rocío que mutila el desvelo de las velas
que hace temblar la sed de las sombras
del sexo con el cerrojo del mundo
en las paredes petrificadas con los gemidos del viento




2.

LAS HUELLAS QUE AMAMOS

El reloj de arena
tiene su osamenta de polvo
las manecillas caducando nuestros desvelos solariegos

tiene los péndulos durmientes de esa arena
que nos vigila en nuestra cama
en el arrebato del placer desnudo
el rio de una vagina reposando en la pilastra celeste
de esa luna que se ahoga en el lúcido vidrio de cada mirada
en el hosco jardín que huye de nuestros dedos
en el castísimo charco donde se refleja el insomnio

ese reloj tiene tatuado el pulso de nuestras huellas
las pasajeras huéspedes del sexo
del hotel donde dejamos cada herida
a descansar en la mesa de noche
en el cigarrillo tosiendo sus letanías sobre las sabanas
en el gemido hecho pez altivo
en el fondo de ese lago que visitábamos
los bares de San Pedro que huele tu infancia
o en la sedienta botella de vino
que anocheció en nuestras venas

las huellas son eso
el canto tenue de tu nombre que reposa en cada roca
el camino deshecho por la luz después de la tormenta.



3.

LOS BARES

el peso del crepúsculo tiene esmaltados los dientes

habla por sí solo
del velo que se escapa de los bares
del dialogo en las grietas de sus muros
de sus abismos en las retinas de las sirenas en más de una ambulancia
del karaoke rompeolas que canta invicto sobre los gritos unánimes
de ese humo vociferando nuestra breve existencia

el peso de su hoguera hiere los cabellos con el aire
el sudoroso aliento de todos los idiomas
en la bocanada de los cigarrillos
que muerden cada tempestad con el hielo
esos fríos girasoles que se mueven en la boca
EN LA TUYA ES UN DILUVIO QUE HUYE DESPACIO
HASTA DESAPARECER EN CADA ARTERIA

nunca alumbró tus piernas con su lento parpadeo

solo elaboró esa guillotina de luz para mis cansados ojos
ese pulso de hiedra que cuelga sobre tus senos
de madrugada tensa
sobre esas catedrales de hierba
las marchitas almas en el grabado que jamás concluí

solo imaginas
la eterna angustia gélida de esas cremalleras
que tocan a tu puerta
para abrir el bautismal perfume de todos tus desvelos

el crepúsculo parece una foto antigua
con el decoro lubricado del sexo en un poema.




4.

El NIÑO LANZA LLAMAS

Cruzo una avenida

se abre como amapola dormida en unos ojos de ceniza
apenas veo como tropiezan los años
derramados en una alcantarilla
la luna cae lentamente
en el espejo nocturno de las cantinas

la cruzo y ya los pétalos del sueño se van sintiendo en cada hueso
en el naufragio de algún barco de papel
que ya no nos cabe en el pecho

el niño lanza llamas bosteza
en el inútil despertar del sol
en la caja durmiente latiendo bajo una estrella tuerta
en ese exilio donde caben las letanías del incendio de las mañanas
en la vacía sombra deletreando nuestros miedos

la calle es una serpiente húmeda
que tiembla de pavor ante el pasado

sigo caminando
y veo al niño perezoso
quemándose los parpados
con las invocaciones del viento de marzo
mientras la madrugada pierde la voz
la vergüenza
la enamorada herida en cada abuso
la hundida puñalada de los trenes de San José
ese humor negro en cada bocanada de los buses

sigo caminando
y aun no encuentro la luz de un puñal perfecto.





5.

LOS AMANTES

Los amantes
abrazan el ruido
de los santos en los andamios rudos de la carne

el pecado es una sumisa dentadura que choca en el sexo
extraído de los mares

abrazan el cansancio de los faroles como ciegas colmenas
el fervor de los pesebres que reciben sus latidos en las iglesias

lo hacen para no olvidar sus heridas de hierba abierta

los amantes abrazan el liquido fuego de cada arteria
el tímido pudor de los girasoles en celo cuando amanece
el canto muerto de algún ruiseñor en las esquinas de la cama
el deseado oleaje de la mariposa bullente por los poros
en que rueda la vida misma

lo hacen para acercarse a la muerte
a la inhalada ausencia de esa piel de bandada
la que buscamos en la oscura palabra de un poema
en la botella que tiembla con la espesa lumbre de las mañanas
que sudan cada nombre
en el arpegio cotidiano de las ganas

los amantes se abrazan
se besan las delgadas lagrimas en cada temporal
se follan como diamantes crinudos en cada golpe de ola
hasta parar el pálido sortilegio de cada muerte.

los amantes se abrazan
para sepultar sus invernales polillas
las del afecto cotidiano  en la cocina
las del baño mientras se duchan
abriendo sus pechos de ventana insomne




358

No
No me afecta trescientos cincuenta y ocho arañazos en la ceniza de la noche
no querida
solo son gritos que se alzan en el culo de la luna de cera en alguna funeraria
en el borroso tormento de cada nube tóxica que me nombra
no me afecta créamelo
son como moscas atiborradas de tatuajes en un escenario
en una ventana queriendo colarse en la memoria de algún fantasma
no
en verdad le digo
no me duele como la muela de mi infancia podrida
la que aun palpita cada vez que la nombro
ay por Dios si son hijos del espíritu santo no tienen que dolerse ellos por cada grito
allá serán benditos con la cremallera abierta de tanta violación
del pan que se robaron en la esquina donde el silencio se duele así mismo
se dobla la espina dorsal solo para recordarles
se halan los parpados con la cintura de las lagrimas que jamás olvidan
no
no me afecta que se quemen hasta el último de los cabellos como agujas
coaguladas por tanta llama
no son hombres querida
son bestias iluminadas por la nostalgia de alguna vela
son malos como el clima de este pueblo que debemos de quemar por completo
le digo que no me afecta verles en bolsas negras
que tanta pena da botarlas con lo que pudo ser bueno en esta tierra
para hacer una pira nuevamente en cada pupila derramada
con el incienso bendito de monseñor en cada homilía
no
de verdad le digo que son polvo ahora querida
como seremos todos al bordarse nuestros temblores de agua en cada invierno
como cuando partamos con nuestra nieve afilada en nuestros pechos querida
y deje de sentirme Dios para seguir asesinando
así como cuando deje de llamarme Porfirio querida.




Del libro “Alta Frecuencia”


Dedicado a Yolanda Fernández Mayan.

1.

POEMA DE AMOR EN UNA SERVILLETA
MIENTRAS ELLA VISITA UNA SEX SHOP.


Ella poseía ojos de pez insolente

no me ve
no mira mi mano moverse por su cintura de nervio líquido
su ombligo crujiente al adivinar el peso del cielo
solamente mira los falos de goma en la vitrina de enfrente
los mira como a batracios azules
en los que puede pensar
soñar más bien
poniéndole abrazos colgando del más terrible insomnio
madrugadas sin máscaras en las alcantarillas
cigarrillos palpando el pulmón de la noche
besos tendidos a lo largo de alguna botella

no mira la tinta de mis dedos derramados
por sus pupilas de ostra inquieta
solo ve sus arcángeles diminutos
sus crucificados gemidos
el desolado cansancio castrando su sábana
la aspiradora suspirando por algún recuerdo
un blando espasmo de pájaro
como hebra en la víspera de la libertad

ella cree ver el paraíso fundirse en la amapola celeste
recorriendo sus venas al salir de la oficina
corre para no perder
le duele la sombra

la sex shop tiene la esperanza abotonada
en las frases “no finjas”
“quiero que mueras por mi”
“júrame que nunca me vas a dejar”
el te quiero en sus calzoncitos blancos
sus nalguitas incomodas para el silencio
sus muslos de tobogán donde corren tres corazones tatuados
sus senos de redoble para calmar el hambre
el paso firme para tocar el cristal como una caverna
en la espera de la hora para penetrar un nombre
una letra al menos
una sílaba perversa
que la hunda en el café frondoso del desvelo

no mira mi mano mientras escribe
sobre el sepelio de la rosa
el roído espacio de su aliento
preguntando por el precio de la felicidad.



2.

LA PRIMERA VEZ.


“Tinta de luz
Sonido lunar
Ocultándose en la oquedad de las piedras”

Alejandro Mos Riera.

La primera vez olía a whisky barato
a golpe gitano en las rodillas
a insolente roca despertando con el sol herido por la lluvia

olía a destierro
a migaja en el estómago
a nómada eterno por la altura de tus senos

la casa de cartón era la cueva de un sonámbulo
con el suspiro en la proa incierta del beso

fue uno de esos días rudos
de hojas cansadas
en el crucifijo de los pelos furiosos
de media luz
de las mentiras
la inocencia cabizbaja
el cometa incendiario de algún hueso
apoderándose del deseo

había un disco de Thin Lizzy
leyéndonos la romería del pecado
había una letanía entre seno y seno
las habitantes palpitaciones de un cenicero
oscuro como tu sexo de avenida abierta

había un precipicio en la parte trasera de un coche
vomitando a Silvio
con el respaldo azul
un mes de octubre de escayola rompiéndole la luz
a tus piernas
a las mías fumándose la angosta piel
las horas irreductibles en la coraza de algún corazón

la posición fetal deletrea la inocencia de los párpados
doce años no son nada
ni veinte
ni cuarenta
la abreviación de las frutas en la mano
la pelvis rota de golpe
entreabierto
para recibir a la cordura después de las tormentas

la primera vez es un juego infantil
un tranvía azul que abre sarcófagos
la naciente ojera en medio del ombligo suicida
el enjaulado canto de las flores

la primera vez jugamos a ser ciegos
la cama dócil
la fermentada erección de los huracanes
el coño rígido copiando las lecciones de mami
la medalla sin esfuerzo alguno matando la tristeza
el placer de la ropa danzando en el suelo
como huéspedes deshojados
viendo pasar al mundo en un instante.



3.

MAR ADENTRO.


"..Ondea la penumbra. No hay suspiro
flotante."
Jorge Guillén.


arroja mi nombre hacia una playa que no existe
comprueba tu reloj de arena cuando vayas a la mitad del invierno.

cuando me encuentres nuevamente
has un circulo con tus dedos de enjambre
para detener al tiempo
la mansedumbre hostil de las olas

un olor envejece
con la marea cada vez que la tocas.


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