Javier Neira Marín (Bogotá, Colombia en 1982). Estudió Sociología en la facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Externado de Colombia. Co-fundador del proyecto HumanizARTE. Perteneció al grupo literario Escafandra. Colaborador de la Revista Somos –Libertad Bajo Palabra y la Revista Fata Morgana. Incluido en Tierra Común, Antología de poetas de Venezuela y Colombia.
DISERTACIONES SOBRE ESPEJOS Y DADOS CIRCULARES
CAUSAS
Con la vieja moneda de las
caras repetidas,
echamos a suerte mi soledad,
así fue fácil que pudieras
engañarme.
POSTERGACION DEL JUEGO
Poco me importa que
dios juegue o no
a los dados con el mundo.
En últimas sé que no conoce
a nadie que quiera apostar
con él.
“¿Por qué el juego ha de ser mejor que cualquier otro medio de procurarse dinero, como el comercio, por ejemplo? Es cierto que de cada cien hombres solamente uno gana. Pero a mí ¿qué más me da?”
FIODOR DOSTOIEVSKI (El Jugador)
Apuesta
El jugador ávido del
vértigo que le produce
el azar, pone una bala
solitaria en el tambor
de su revólver y lo lleva
a su cabeza.
Deja rodar una lágrima
por sus mejillas,
en el fondo sabe que esta vez
no va a soportar la derrota.
Exilios del tiempo
Los lugares, las personas y las cosas
que contienen, nos recuerdan todos
esos lugares, personas y cosas que,
no estando ya aquí, existen en algún
lugar.
Pueda ser que se hallen
exiliados en el país de la memoria
donde no gobierna el tiempo.
Esperanza
En las noches algunos
tahúres van a arruinarse
en algún antiguo casino.
Pero no les importa,
Ellos saben que siempre
va a ver una cosa
última que les quede por jugar.
Posesión
No sé por qué insistes
en jugar a los dados
conmigo, si sabes
de antemano que
no quiero perderte.
De mi caída libre
Por andar detrás de
ella caíste en el amor,
descendiste y encontraste
el poema, en tu locura
inventaste un pozo
sin fondo, del que ya no
podrán sacarte.
De porque estoy aquí
Al amor y al odio sobreviviste
de la locura ya
no podrás salvarte.
Tuviste que herir tus manos
para empuñar
con dignidad
este poema.
Espejos de cuerda III
Después de todo y aun cuando ella no estaba,
todavía nos podíamos besar,
tocar y mirar.
Todo eso era posible porque yo le prestaba
mis manos, mi boca y mis ojos
para que tocara, besara y mirara,
a través de mí,
al hombre que estaba en el Espejo.
Consecuencia
Cuando les hablaste de la
libertad, te encarcelaron.
Cuando escribiste ese peligroso
poema, te acuchillaron las
manos.
Ahora que levantas este grito
solitario y dices: Vida,
tal vez te espere la última pedrada.
Distracción
Habitamos un tiempo irreal en
el país de los relojes.
Allí el tic-tac no es más que
un persistente ruido que nos
distrae, del sonido invariable
de la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario