ABDUL R. MEMON (Pakistán, 1979), es exponente de uno de esos casos de dominio y destaque literario en una lengua no materna. Este joven, pakistaní de nacimiento, comenzó escribiendo a la edad de 14 en su lengua natal, el urdu, y poco más tarde en inglés, al ingresar en un colegio británico. En 1988 se trasladó con su familia a Chicago (EE. UU.), donde reside actualmente. Es un escritor fruto de la constancia, la disciplina y el oficio, que desde esa temprana edad no ha dejado, como reza el adagio latino, un día sin escribir al menos una sola línea. Comenzó cultivando poesía, pero más tarde empezó a practicar la redacción de cuentos, relatos cortos, ensayos, extractos, pensamientos, refranes, críticas, etc.
En 1997 comenzó a escribir en español que, según él mismo afirma, fue la lengua en la que más se acabó cimentando (más incluso que en urdu). Abdul persigue, principalmente como prosista, una expresión literaria directa, diciendo lo que otros autores reprimen o dejan en suspenso.
DEJADME
Dejadme con mi soledad, porque
no sabéis el significado de
estar feliz; si supieseis la causa
del dolor, no seríais tan ingenuos
para dar la espalda. Celosa,
engañosa esta melosa desolación.
Dejadme con mi ausencia, porque en
vuestra presencia traéis reminiscencias inútiles.
Dejadme solo porque esta majadería
es mejor que aliviar en sollozos de traición.
Dejadme con el trozo de querer porque
vos robáis todo como un ladrón de sentimientos.
Dejadme con mi amor porque ya no queda
más para amar, porque su merced quitáis
el humilde sentido con las garras penosas...
Aun te quiero, pero dejadme así,
porque así me encerraré en mí mismo,
en un proceso donde
te olvidará mi corazón.
EFIGIE
Soñando el último beso,
amándote la vida, porque
la mujer en la imagen
roja, que se va lejos, es un sueño.
Alguien provócame por amar tanto,
a una ilusión, que sólo entra en mi vida como
la puerta abierta. Alguien provócame de este amor
fogoso, porque soñé el último beso extrañándote,
como una lágrima a su dolor...
MIRADA
Un vaso de vino toca los labios y todo se
convierte en un espacio de silencio. Muy leve todo,
parece que el aire es más liviano. Está claro.
Nada está pasando, sólo una silla, una ventana, y
la vista detrás de un vaso cristal de vino, en soledad.
Al sentarse callado mirando al atardecer en pedazos
de colores de crepúsculo (eso va a convertirse en una noche
negra hasta que el sol venga otra vez) en la aurora. Parece
que todo esto es una invención de espejismo, una imaginación que
ve sin mirar...
FLECHADO
Déjame entrar en tu corazón,
Déjame construir la casa de amor,
en este espacio cerrado;
Déjame vivir a tu lado, porque
este castigo de enamoramiento
es más poderoso que la cicuta;
Déjame así, escribiéndote, porque no sé
cuándo te escribiré, más, las cartas de amor.
LÁGRIMAS DEL SOL
El sol llora las lágrimas suyas, que hacen la puesta
débil para saludar a los enamorados, quienes reúnen
para compartir su atardecer besando, abrazando,
coqueteando en los gestos aficionados; y luego todo
será un recuerdo, un sueño eterno, una afección de
traición que dará las mismas lágrimas que lloró el sol.
EN SECRETO
No te digo que te amo en secreto,
pero expreso con gestos simples, sinceros
y honestos que te muestran el lugar especial
en mi corazón por ti; que has creado un mundo
diferente en este desierto hueco y frío, que
estaba sin lluvia. Tu amor le tocó e hizo
sentir los latidos que perdieron en la guerra
de engaño y traición, soy tu amado, que te
espera, a la frontera de tu casa sin cruzar o
pisar un pie, por tu correspondencia amorosa que
durará eternidad, pero te amé ayer, te amo hoy y
te amaré mañana porque me enamoré de ti, mujer
de Valdivia...
BESO ARGENTINO
Me pones orden de restricción
para verte escondido porque es mucho
el amor que escapa de mis ojos y
entra en tu alma que vibra, tiembla y apasiona
disfrutando el gusto caramelo de tu beso argentino,
que me regalaste, dejando el sabor de
dulce de leche a mis labios.
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