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sábado, 27 de agosto de 2011

4706.- MARTA FUEMBUENA LOSCERTALES


Marta Fuembuena Loscertales( Zaragoza, 1985) es Licenciada en Traducción e Interpretación, especialidad literaria, en la Pompeu Fabra de Barcelona. Vive y trabaja en Zaragoza.
Ha sido premiada en la Muestra de Arte Joven 2009 (poesía) por el Instituto Aragonés de la Juventud. Recibe el mismo año el premio Candy Warhol de poesía aragonesa por la obra La excusa de los días, que saldrá publicada la última semana de Diciembre por la Editorial Comuniter, Colección Resurrección.
Asimismo, le conceden el Premio Creación Joven 2010 del Ayuntamiento de Zaragoza.
En el último año ha traducido, con la ayuda financiera del Comité de las Landas, a nueve poetas emergentes de Guatemala (con la Asociación Efecto Bombilla) cuyo resultado ha sido un poemario bilingüe publicado por la Alianza francesa.




La excusa de los días I

No quise echar a andar después de ti,
tan sólo se me retrasaron los inviernos.

Las mariposas que pendían de tus paredes,
estuvieron antes en mí,
se arrastraban en gusanos de seda.

El tiempo vuelve,
como tú y como yo,
monstruos extraviados de una era
que pronto llegará.





La excusa de los días II

En el filamento de la memoria
me extiendo,
por tierra y aire.
Saco las cuentas de los atardeceres,
bigotes celestiales
espacios de diamante,
imantados a la orilla
al borde del acantilado.
En el filamento de la memoria
siempre hubo metralla antes que guerra,
aquí me quedo.






La excusa de los días III

Pisaremos el eje de rotación de la tierra,
el Polo Torpe,
cuando las veletas dejen de agitarnos.

Marcharemos hacía el frío
y la blancura de tu asombro
verá dientes frigoríficos,
escaparán sonidos escarchados
que no podrás percibir.

A cientos de años sombra,
fue difícil confiar en el calentamiento carnal.

Será, tu estatua de sal,
la última superviviente.







La excusa de los días IV

Lomo hinchado eres,
cuando te cabalgo.

Cumbres firmes sientes,
cuando te espanto.

Donde estuve antes de ti,
nadie lo sabe.

Y soy, en tu ombligo,
el germen del olvido
que me ve derramada.

Frío es que no estés,
y mi cama se olvide de tu muerto.






La excusa de los días V

Si somos lo que comemos
y nos comemos lo que somos,
quizá cuando acabe esta huelga
de hambre impuesta
y la forzosa ausencia de sirenas en el mar,
podamos,
los que por centímetros a lo ancho
nos expandimos,
quitarnos las máscaras
y acabar con este cruel vals de esqueletos
a punto de chocar.







La excusa de los días VI

De tu casa a la mía
hay un desfiladero de fantasmas,
aparcados en fila de a uno.

Por las noches,
si se asustan,
corren a meterse en mi cama.





La excusa de los días VII

Llegará la mañana,
llena de noche y vida.

Vendrá estriada,
con halos de serena guía.

Llegará la mañana,
no habrá día,
la luz,
despertará a los espías.

Y cuando llegue la noche,
puede que no se levante el día.




I

Firmamento desnudo

Te percibo en las costillas de mi tinta,
que se dejan llevar por los rayos amenazantes de mi mente.
Te espero en la destrucción del caos, que brinda por el olvido.
Te cruzo en el último distrito de mis venas rotas.
Y vuelvo a ti, retrocedo a un mundo que ya desapareció.
Pero esta vez no me arrojaré contra la pared,
seré tan firme como ella para lograr no desvanecerme.
Pilar de hierro que vértebra mi firmamento.




II

No llores

La nariz comienza a sangrar en el momento
en que el corazón no puede bombear todo el dolor.
Coágulo que desespera al ambicioso anfitrión,
pues no puede manipular esa sensación.
Angustia vital de la mariposa encarcelada por la presión del aire.
La temporada ya acabó y, ahora,
el frío te guiará al origen de todo.

No morirás,
el aleteo poco sonoro fotografiado te recordará.
Nunca quisiste ser enmarcada,
y eso te convierte en paz, y en guerra .
El hombre te envidia…
envidia la belleza con que abres su mente.




III

Cuando el niño abrió los ojos
Era tarde para cerrarlos
Para no ser visto
Los entornó.



IV

Demente me quedaré si me devuelves la mirada y me asciendes hasta tu aliento.
Loca me volveré si aun sabiendo que te quiero no hay impedimento para nuestro pensar inmaterial.
Desdibujaré tus pecas para ser la única capaz de situarlas de nuevo.
Y brillar, brillar, brillar, hasta que muera el sol.




V

El avión que ves
ya está en otra parte.

Ayer sigue nevando
y mañana ya fue.

En todo acabarás amando sin más,
y mucho menos.




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