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domingo, 14 de agosto de 2011
4619.- JULIO RICARDO ESTEFAN
Julio Ricardo Estefan ( Monte Buey, Marcos Juárez, Córdoba, Argentina 1963). Narrador y poeta.Participó en la Antología “Monoambientes”, compilada por Rogelio Ramos Signes y publicada, Buenos Aires, 2008. Integró la antología de microrrelatos “Velas al viento”(España, 2010) compilada por Fernando Valls. Ha publicado en microrrelato “La excepción a la regla” (2009), “Juegos de Superhéroes” (2010) y “La señal inválida” (2011). Actualmente coordina el ciclo Poetas por Poetas que se lleva a cabo en San Miguel de Tucumán desde el año 2007.
Desde 2009 es editor responsable del sello La aguja de Buffon ediciones que, a la fecha, ha publicado una veintena de libros de autores tucumanos y del noroeste argentino.
III
Hay una noche clara
buscándome en el pecho
una luna llena
que marca tu presencia,
un campo de estrellas,
infinito,
navegándome este hálito de vida
que se escapa fugaz
hacia la muerte.
V
a D.B.D.
He vendido el destino
mirando tu reflejo
apenas perceptible
una tarde de Octubre.
He dejado que el cielo
amanezca en tus ojos
y me he abandonado
a discurrir la vida.
Cada paso que damos
son tus pasos,
tu me abrirás las puertas
de este gran laberinto.
Tan solo soy un niño
llevado de la mano.
Imposibilidad de que un niño sea criado por lobos
a Mowgli, in memóriam.
Es largo el sendero,
es oscuro,
es terrible el sendero
donde llora el infante,
es, además, imperceptible
el sinuoso trotar de la manada.
Al cabo lo han rodeado,
lo husmean, temerosos e inquietos.
El animal más viejo se adelanta
y lame al pequeño
que ha cesado en su llanto.
Uno a uno se acercan al niño,
que busca con sus manos el pelaje.
Algunos aún le gruñen;
y he aquí, Sr. Kipling,
que ante el asombro de sus más fieles lectores,
el niño sonríe,
sin saber que los lobos
no interpretan igual que los humanos
que se muestren los incisivos de esa forma.
Y yo escribo,
también estupefacto,
que por ello
el viejo lobo disparó
la primera dentellada…
Efecto mariposa
“El aleteo de las alas de una mariposa
se puede sentir al otro lado el mundo”
Proverbio Chino.
La poesía agita sus alas en Tokio
y Basho evoca un camino desierto y un crepúsculo
que luego recordará Cortázar.
La poesía agita sus alas en Italia
y Salvatore Quasimodo
es atravesado por un rayo de sol.
La poesía agita sus alas en Buenos Aires
y Borges ve como vienen, por ese río de sueños y de barro,
a fundarle la patria.
La poesía agita sus alas en México
y el llano de Rulfo arde en llamas
incendiando todas su metáforas.
La poesía agita sus alas en Baltimore
y un cuervo entra por una ventana y se posa en la sala
de Edgar Allan Poe.
La poesía agita sus alas en España
y un manco escribe las locuras de un hidalgo
que agota los caminos de La Mancha.
La poesía agita sus alas en París
y un cadáver sobre la mesa de Bretón
despide fragancias exquisitas.
La poesía agita sus alas en Chile
y Neruda contempla una noche
con estrellas que tiritan a lo lejos.
La poesía agita sus alas en cualquier parte del mundo
y el huracán se produce aquí,
dentro del cuerpo.
El reino de Lolomoi
a Yazmine
Tiene ambos ojos a un lado de la cara,
una cara alargada de caballo
con orejas pequeñas.
Tiene un cuerpo ovalado y rechoncho
con ocho patas finitas
que apenas lo sostienen.
Una cola flecuda es el remate
que da vida armoniosa
a este ser fabuloso.
“Se que vives alegre, Lolomoi,
en un reino de extrañas criaturas
con colores de felpa.
Con hermanos tan raros como vos:
Limoi, Aiomoín, Mololomón,
que te secundan”.
No pienses, amigo, que deliro,
contándote estas cosas increíbles,
apenas te describo este bosquejo
del mundo asombroso
de una niña.
Variaciones de una caída por la tarde
Me caí por la curva de tus ojos
y el ocaso deliró violetas.
Con la punta del pie pise una nube
mientras crujía la tarde entre mis dedos.
Ojos, violetas, nube, dedos,
curva, ocaso, pie, tarde.
Me caí mientras el ocaso con la punta crujía.
Por la curva deliró la tarde entre mis dedos
y pisé una nube de tus ojos.
La curva, la punta, la tarde.
Mientras, me caí entre el ocaso y tus ojos.
Crujía la curva con la punta.
La tarde deliró ojos, dedos, pie.
Con la punta del pie pisé una nube
y el ocaso deliró violetas,
mientras crujía la tarde entre mis dedos,
¿me caí por la curva de tus ojos?
El último verso
Al final de la noche
—más precisamente al alba—
alguien habrá escrito
el último verso del insomnio.
Sólo el poeta sabe lo que dice
y los trazos se lavarán
cuando el mundo despierte.
A usted, seguramente, lo tendrá sin cuidado.
Inversión
No era el cielo plomizo
ni tu pollera lila,
lo que me distrajo fue el campo de siembra
que recorríamos tomados de la mano.
(Con su simétrica regularidad de agujeros
parecía un gigantesco rallador de verduras).
No era el campo de siembra
ni tus zapatos altos,
lo que me sorprendió fue la lluvia inesperada
que salía a raudales
de la tierra.
En el zoológico de TUCson
Hay una sala nueva en el zoológico de TUCson
donde exhiben un PERRO
—mitad PErro, mitad zoRRO—
que aúlla ladridos todo el día,
y un vistoso GATO
—mitad GAto, mitad paTO—
que nada y maúlla
y agita las alas para el vuelo
(que nunca logrará
porque alguien le ha cortado las plumas).
En un rincón, al final de la sala,
hay una CABRA
—que es mitad CAbra y mitad ceBRA—
paseándose orgullosa con sus largas patas y sus tristes rayas,
y por último, una OVEJA
—mitad OVEja, mitad abeJA—
que da una lana muy dulce
(pero que no sirve para tejer pulóveres).
Puedes venir a TUCson
con las manos vacías
(en el zoológico prohibieron el uso
de cámaras fotográficas).
Canción lunar
A RRS
No sólo causa penas ese disco ambarino
que pone en mi café una pieza de plata
a veces trae la risa, la locura, el milagro,
el recuerdo, el desvelo, la nostalgia y sus ojos.
Somos tantos insomnes buceando la penumbra
—cada uno está solo sin bastarse a sí mismo—
como peces hambrientos, como soles sin brillo,
como quietos montículos de tierra y de agua.
Hoy tengo un rayo nuevo que atraviesa mi frente
no hay nubes esta noche de plenilunio errante
miro por la ventana los últimos vestigios
de la ciudad que duerme con increíble calma.
El lenguaje olvidado
Ella duerme el sueño de la bella
con su carga de muerte suspendida
duerme y habla un lenguaje olvidado
de crujientes monosílabos esquivos.
Quiebra frases y estruja las palabras
y yo alargo el oído y el insomnio.
Hace tiempo que escucho vanamente,
sólo entiendo esta lengua si me duermo.
[http://alpialdelapalabra.blogspot.com/2011/07/julio-ricardo-estefan-poemas.html]
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