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sábado, 16 de julio de 2011
4396.- MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN
MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA nació en La Palma del Condado (Huelva, España), aunque reside en Málaga. Es profesora de EGB en las especialidades de Inglés y Lengua Española.
Posee varios libros publicados: Al Sur del Infinito (Colección Corona del Sur, Málaga 1991); Mordaza y brida (Ateneo de Málaga, 1993); Mi voz en una piedra (Colección Azul y Tierra, Málaga, 1994); Sonetos urbanos (Diputación de Málaga, 1995); Sonetos marinos (Primer premio Ginés de los Ríos, Nerja, 1996); una selección de poemas tomada de la lectura realizada por la autora en la sede de la Fundación Generación del 27 (Málaga, 1998) y Estancias del agua (Editorial Devenir, Madrid 2002).
Entre sus colaboraciones antológicas destacan los homenajes a Miguel Hernández, León Felipe, José Martí y la Generación del 27, así como su participación en una recopilación de 27 cuentos de narradores malagueños.
Entre la lista de premios obtenidos por la autora cabe señalar el de la Agrupación Hispana de Escritores de Mataró por El día que la Tierra huyó, y el Premio Ejército por Arengas para la paz.
Nieve
Está nevando versos.
Los pétalos cayeron de las manos
de todos los poetas.
¿Dónde fue tu suspiro peregrino
que no pude mil veces abstraerte?
Adolezco de ti, poema errante.
El lobo de la sierra lastimero
va camino del pozo donde está la entropía.
Se van en el furgón los perros de la noche.
Entonarán los cisnes su canción postrimera
y bailarán las garzas un minueto de amor.
Yo trazaré contigo
en la pista de hielo
el acorde final de mi arabesco.
POR QUÉ
¿Por qué tengo que ser la encina fuerte?
¿Por qué tengo que ser esbelto pino
cuando al sol de la tarde me calcino
y no me queda más que adolecerte?
¿Y por qué he de luchar hasta la muerte
y afilarme las uñas de felino?
¿Por qué no ser suspiro peregrino
y en el silbo del álamo abstraerte?
¿Por qué tanto luchar por este sueño
y no ser pensamiento o golondrina
sin este sinvivir en que me empeño?
¿Por qué no ser un águila marina,
un alcatraz, un pájaro pequeño
gorjeando en la rama de una encina?
El parque
Se ha marchado del parque la última pareja.
La noche, poco a poco, su reino le reclama.
Un chamariz perdido se posa en una rama
y sobre los helechos el rocío se queja.
Temblorosos chirrían los dientes de la reja
masticando despacio la flor de la retama.
Un sauce dolorido sus lágrimas derrama
y en el cristal de un charco un pino se refleja.
La grava del sendero bajo mis pies crepita
como fuego que vuelve ceniza mi memoria.
Un búho me saluda. Ya conoce mi historia.
Bajo el blanco azulado un fantasma me invita
a seguirle los pasos. Tu imagen ilusoria
se me borra y deshace como una flor marchita.
HAIKUS FLORALES
Geranio blanco,
que al calor se deshace
como la nieve.
Por añoranza
llora sobre la arena
la flor de hibisco.
La altiva rosa
se deshace en el viento
como el olvido.
Las buganvillas,
jinetes en las tapias,
juegan con niños.
El crisantemo
sobre la tumba llora
su desengaño.
Con ese aroma
mi primavera pasa,
flor del naranjo.
Hermosas flores,
destellos luminosos,
fugaz belleza.
Jacarandas,
osados pensamientos
que vuelan alto.
Dama de noche,
tu saludo me deja
miel en el aire.
El heliotropo
a la dama de noche
persigue en vano.
Clavel de sangre,
como el amor te secas
cuando te arranco.
El edelweiss
se refugia en la sierra
para ser libre.
Las amapolas
aprenden de los trigos
lecciones verdes.
Las margaritas
se cuentan en la noche
secretos blancos.
El jazminero
con su nieve olorosa
cubre el verano.
Las campanillas
son duendes juguetones
de los caminos.
Adelfa blanca.
Su pureza es fingida.
Pasa de largo.
"Mira mi ejemplo"
parece que me dice
la flor del cactus.
La flor del loto
en silencio medita
sobre el estanque.
Anda despacio
no sea que destroces
mis pensamientos.
Entre los ripios
se abre paso valiente
la humilde malva.
Dulces hortensias,
arcoiris de sueños
sobre los riscos.
Los tulipanes,
elegantes sus cuellos,
como los cisnes.
Flor del espino,
revélame el secreto
de tu belleza.
Flores de almendro
como nieve rosada
sobre los montes.
Dulces camelias
que lloran sobre el pecho
de la Traviata.
Lirios del valle
que ni tejen ni hilan
sus bellos mantos.
¡Cuántos misterios
se ocultan en las flores
de la mandrágora!
Las nomeolvides
son promesas de amores
que seca el aire.
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