Jorge B. Ortiz (1981) nace y vive en Granada. En los últimos años de instituto, comienza a escribir y participar en concursos literarios que, por supuesto, no gana. Ante la perspectiva de no poder retirarse con los dividendos de dicha actividad, se licencia en Económicas, tras lo cual comienza los cursos de doctorado. Paralelamente colabora en la desaparecida revista El Parnaso (Ediciones Parnaso), así como en su página web, y en las letras del grupo granadino Fiona May.
Desde 2004 es presentador del programa Meridiano Cero, en la Emisora Municipal de Granada (Gente Radio, 88.8fm) En 2006 consigue el accésit en el Premio Federico García Lorca de la Universidad de Granada con “Esto no es ballet”. Actualmente continúa sus labores como becario en la Facultad de Económicas, escribe cuando no tiene que ir de pie en el autobús y no sabe posar ante la cámara.
· Publicado en la Revista El Parnaso vol. 0 -2003-
Bromas
Creo que nos hemos hecho mayores
antes de tiempo,
dijo la niña de la camiseta a rayas,
al tiempo que preguntaba con risa burlona:
- ¿Cómo se verán nuestras caras
reflejadas por la luz de un millón de estrellas?
Y el poeta respondió:
- Seguramente igual que los rostros
de los estúpidos enamorados,
de tal forma que no se adivina
cuáles son cuerdos y cuáles tarados…
Interrumpieron:
- Ninguno cuerdo, seguro.
Y las risas estallaron.
- Las fuerzas que faltan con la ausencia
de este tipo de fenómenos
puede que acaben con urgencia,
con tu triste y aburrida vida,
sin nada a lo que agarrarte,
pero tan sólo un instante.
Y los aplausos resonaron
por todo el Edén.
· De “Esto no es ballet” -2006-
¿Será que nunca llegaré al nirvana? (Haiku del miedo III)
En el arroyo
vendo mi alma al diablo
ahora estaré bien
Trabajo de investigación
Tengo que averiguar
el estado civil
de Miguel Hernández
cuando se batió en un duelo a limonazos.
¿Me legitimaría ello
a saber qué es un sueño?
Porque
cuanto más pregunto
más esquiva te vuelves.
A la carga
Espero no tener que cambiar
las palabras a código morse,
tampoco que me obliguen a hablar del capitán.
Y yo aquí,
con la cara en el barro
en algún lugar al norte de Francia.
“Qué falta de previsión, mi general”
La balanza se equilibra,
el yin y el yan se tensan,
voy a tener que asumir mi papel
y correr al sonido del silbato
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