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viernes, 17 de junio de 2011
4126.- ALINA GALLIANO
Alina Galliano nació en Cuba y reside en los Estados Unidos. Ha publicado Entre el parpado y la mejilla, Colombia, 1980 y Hasta el presente (Poesía casi completa), España, 1989. Ha sido antologada en publicaciones españolas, argentinas y norteamericanas: Poesía cubana contemporánea, España, 1986; Poetas cubanos en Nueva York, España, 1988; Americanto, Argentina, 1988; El alba del hombre, Argentina, 1991; Poetas cubanas en Nueva York / Cuban Poets in New York, España, 1988; y Paradise Lost or Gained? Estados Unidos, 1991. Su obra La geometría de lo incandescente (en fija residencia) ganó el premio “Letras de Oro” (1990-1991) en el género de poesía. En el Vientre del Trópico. (1994). Otros libros publicados por la editorial Betania,España en 2007y reunidos bajo el titulo Otro fuego a liturgia son: Del Tiempo y Otras Puertas, La Danza en el Corazón de la Esmeralda, El Libro, Inevitable Sílaba, Entre el Marfil y el Agua y Litografías a partir del Aire.
Del libro...Los días que ahora tengo (trabajo en proceso)
25
Hay cuartos que sostienen en medio de sus ruidos
la raíz de un silencio tan profundo
que los relojes enmudecen
y hasta los calendarios son capaces
de perder el conteo de los días,
vaciando entre su páginas
los símbolos que definen facetas a la luna
y a los espacios de la voz o las manos,
haciendo de la respiración otro instrumento
donde eliminar sonidos a la garganta
robando al plexo solar
su maravilla, su pasión de vida.
Hay momentos donde las coordinadas
del cerebro pierden latitudes y longitudes
y pierden estructuras de olores,
cadencias que despiertan y transforman
los códigos que avisan al corazón
sus aceleramientos de humedades
en cada golpe donde lo izquierdo de la sien
construye su arrebato de presencias.
Hay instantes que no tienen memorias,
instantes devorándole a la boca
el gesto que vistiera una saliva
al resbalar despacio la clavícula de lo letal
eso que ha sabido deletrearle al deseo
su filo de expansión a consecuencias
de espliegos y premuras.
Hay instantes que simplemente
nos descartan los ojos y las vísceras.
59
La madre que ahora tengo es la misma y es otra entre las muchas
de las cuales he sido nacida,
no me levanta como en otros tiempos en antiguo lenguaje judío
ni tampoco me levanta en lenguas arameas,
ni siquiera en un árabe olvidado que todavía tiene resonancias
entre los dientes de mis tatarabuelos
o en esas otras lenguas de los que pasan
sin saber que sus sonidos también me pertenecen
y que me viven por encima de mis presentes apellidos.
La madre que hoy coexiste o a ratos me reconoce en sus perfiles
en sus maneras de doblar las sabanas,
de acariciar un libro con los ojos
de echar a andar diseminando de la cabeza pensamientos, rumbos,
me cuenta ensimismada los giros de su infancia,
lo insólito de vivir junto a mi abuela Nena
mi abuela que sabía leer en el aire los pasados
el futuro y los pliegues del presente
a cualquier rostro que tuviese cerca.
La madre que ahora tengo conoce cabalmente los exilios
y los puede nombrar uno por uno en los claros arroyos de su cara
si se mira al espejo recordándose.
La mujer que hoy por hoy yo llamo madre
a la que puedo nombrar nombre por nombre
sin equivocaciones de mi parte,
me ha otorgado como último regalo en esta tierra
mi pasaporte para el no regreso a esta heredad de lo azul
donde he vivido innumerables existencias a tope.
La madre que convive en mi cerebro y canta al corazón
nanas o adagios para que yo no olvide
la eternidad de esta raíz que llevo como una trepadora
alimentando el golpe de mis vísceras
entre la aorta mayor y el punto frágil de mi sien izquierda,
ha vuelto de visita con esta alineación de los planetas.
Esta mujer y yo representamos
la serpiente que se muerde la cola y resucita.
Inevitable sílaba
X
Todos los gestos traen la vez primera
el perenne capítulo, lo que vive sin fin;
el gesto único de trazar con la yema de mi dedo
un punto a la derecha en tu cabeza,
sentirlo abiertamente, irlo enmarcando
a través de tu piel, hilo de sangre irrevocable,
río interno bordeando la partitura de tu pie
y regresando izquierda en su derecho, como un pájaro,
a buscar en tu sien su propio centro,
su efervescente nicho.
Cómo puedo besarte,
con qué beso será posible hablarte
la no fragmentación de esta manera,
donde cruzo tu espacio,
a un quererte en las formas o la gente que pasan junto a mí
sin más destino que regalarme generosamente tus nombres
en invencible arquitectura de un sonido que viene
a su lugar de fiesta
y se adueña de todo cuanto tengo,
soltando mis deseos como una enredadera entre tus pechos.
Cuál sello,
qué palabra me daría en hospedaje el cerco de tu tímpano,
la intensa resonancia de sus ecos,
por transitar en esos laberintos
la repentina fiebre de los verbos
cuando tu rostro se detiene al diálogo sin voz,
y entre mis manos derrama o redefine la hermosura,
para dejarme mundos, cosas vivas, apariencias,
carruseles de ganas, pomas ,granadas, caracoles, nubes,
pequeños sicomoros, algas marinas a explosión de novas,
o luciérnagas,
copulando la yerba a todo vértigo.
Adrenalina En El Sabor
Adrenalina en el sabor de mangos, te voy a seducir,
envés de esas ausencias de estarle a los contigos,
abecedario deshabitando el marco de vivir al múltiple.
Quiero encontrar espacios que van a fabricarse:
antiquarium a ritmo de presencias en calles por llegar;
quiero imaginarias tiendas, azules adoquines,
cuartos recopilando encantos a tus pasos;
sitios donde comprar miniaturas, relieves o descuidos
dejados por la huella de tu cuerpo, maravillas de olor
que van permeando sin pensarlo siquiera:
tijeras de marfil, vasos, horquillas, brújulas,
abanicos, cartas, peines, memorias de tu pelo.
Quiero comprar al tiempo cosas tuyas, greguerías,
luces que esperan por nacer, itinerarios de tu piel,
pisapapeles, sombrillas con capricho de tus dedos
redefiniendo aguaceros a libertades de una sola sílaba.
Compraría almohadones que contengan siglas de tu dormir
indefinidas zonas donde sabes soñarte la plenitud,
el secreto que mecen los sillones al estrenar tu nuca
o el lenguaje exigente de tu espalda,
cuando cierras los ojos, cuando miras.
Y entregarme de golpe al canistel que vive en tus caderas,
sobre la magia de la lengua abrirte, pulpa dulce,
al júbilo que tiene la saliva: pabellón algebraico
donde habitar alimentando a vértigo orígenes o besos
que como peces rastrean sus querencias polemizando
a irrebatible preferencia los perfiles en peso de tu boca.
Como Verbena Mi Boca
Como verbena mi boca
se detiene frente a ella.
Nadie es capaz de conversar
la historia que sin esfuerzo crece
a su secreto de constelaciones.
Quién puede descifrar este gran hábito,
esta manera de encallar el hambre
en la continua furia de los higos;
atómica raíz reconstruyendo el gusto,
desvistiendo presencia entre los dientes.
Y es que cuando te dices,
cuando sin darte cuenta
vas soltando tus risas
desamarrando en pleno todas tus voluntades,
calibrando nocturnos pentagramas,
atmósferas, donde vas preparando
tu doble itinerario,
inexorable arquitectura
con mi yo inagotable,
sin decírtelo, entonces,
te voy prestando rutas
sitios llenos de únicos,
indómitas ciudades
que nacen a mi cuello
sorprendiendo tu espacio,
mapas para países que pre-existen
despiertos en la alcoba de mis manos
esperando que pases del brazo de otras gentes
enloqueciendo el aire,
redescubriendo a posesión la altura
torre de olor que brota,
para ti, de mis dedos;
tiempo donde tus días por ser,
se vocalizan.
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