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lunes, 14 de marzo de 2011

3571.- PEDRO GRANADOS


PEDRO GRANADOS, Lima, Perú, 1955. Ph.D (Hispanic Language and Literatures) por Boston University. Ha publicado, entre otros estudios, Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (2004) y Vallejo sin fronteras (2010). Poemarios: Sin motivo aparente (1978), Juego de manos (1984), Vía expresa (1986), El muro de las memorias (1989), El fuego que no es el sol (1993), El corazón y la escritura (1996), Lo penúltimo (1998), Desde el más allá (2002), Al filo del reglamento [www.miradamalva.com/biblioteca/biblioteca.html], Soledad impura (2009) y Poesía para teatro (2010). Novelas: Prepucio carmesí (New Jersey: Ediciones Nuevo Espacio, 2000), Un chin de amor. (Lima: San Marcos, 2005) y En tiempo real (Lima: PYTX/ Mar con Soroche, 2007). Parte de su obra ha sido traducida al inglés, portugués y alemán. Ha leído su poesía en: Festival Internacional de Poesía en Medellín, Casa de América en Madrid, Cornell University, Boston University, Universidad de Puerto Rico, Municipio de Montevideo, etc. El 2008 fue jurado de la I Bienal Internacional de Poesía Copé (Petroperú). Y, este año 2010, participó en el Cuarto Festival Int. de Letras "Jaime Sabines" (Chiapas).




[Y las cosas algunas]

Y las cosas algunas
Y la tinta que corre
Y regreso al papel
Mi papel
Mi rosa encarnada
Jugarme
Entre estos entrecortados
Minutos
Clavados sobre la hoja
Con una cabeza
Aún más grande que esta habitación
Y unas manos gigantes
Separando, una,
Distribuyendo los naipes,
La otra.

Si muero ahora, si no respiro
Previa una bocanada
De perfume
Previa una mirada
A mi rosa
Previo el cielo más ancho
Aún que mi cara
Y que mis manos
Afanadas
En poner el último leño
En poner la última letra
A la boca del fogón



[Definir]

Definir. Puede ser.
Mejor predecir.
Dejar constancia de los hechos
entrevistos a medias.
El viaje. El tacto.
La espesura de tu cuerpo
teórico y práctico.
Es falsa la ardilla.
Camuflado el rinoceronte.
Y en tránsito el conejo.
¿Qué te trae así la vida
de entre las sombras?
Me odias porque no hago uso
de los heterónimos.
Coger con mi red
las estrellas.
El juguete próximo.
Tu figura de ola rodeada
por mi trémulo abrazo.
Hurgar y predecir.
Chau. Adios. Hasta siempre.
Hasta no verte
y hasta no conocerte
y hasta olvidarme
de cómo existía en ti.
No definir.
Tu experiencia la cubre
tu palma así extendida:
hacia el escritorio
o hacia el ocaso.
Mi cuerpo se mide
hasta tu útero
y otras palpitaciones,
aunque sin específico espacio.
No he inventado ser peruano:
nuestra cara de triste obligatoria.
Pero quiero inventar ser caribeño:
fulgor de culos macizos,
de juego eterno y de alegría.
No me quieres
porque no me doy en heterónimos.
Y no me puyas.
Y tu marco teórico
me lleva el pie, la pinga,
el tamaño costado.
No elegí nacer en un barrio pobre.
Ni, mucho menos,
dentro de un hogar archimillonario.
No fui lo que no soy.
Pero me interrogo.
Y a ratos te follo.
Y a ratos te cojo las tetas,
las sopeso así,
goloso y deslumbrado.
Qué bonito cuerpo tienes,
de una sola ola,
voluptuoso y quebrado.
No definir. No hacer caso de los heterónimos.
Porque han de ser ciertas
estas mismas sensaciones:
tus muslos me llevan
a otros. Tus besos
a unos que di, cuando adolescente,
al lado de un fétido basurero.
Transporte de orgasmo y de alegría.
C'est tout.






[Sobre el cemento fresco]

Sobre el cemento fresco
del mudo mar de mi ciudad
--entre los tristes botes
del muelle de pescadores--
echo mis redes. Desanudadas
mis preguntas
son unos desechos más
sobre la imantada superficie.
Sombras efímeras
mis anhelos.
Quiero morir. Morir.
Ponerme al día,
como dijo alguna vez de viejo
mi cansado padre.
Quiero morir
y hacer todo de nuevo.

(Escrito probablemente en 1984)








¡Rompe Saraguey!

No creo en gelman
No creo en kozer
No creo en zurita
Menos en milán
Tampoco en otro garcía
Aunque sea montero.
El maquillaje
Los traiciona. La mirada
Los delata.
No son poetas. Jamás
Lo han sido. Su obra
Es un desperdicio del tiempo.
No sus mañas.
Políticos, funcionarios,
Árbitros y racioneros
De la imaginación
Por estos feudos.
Te descuidas y te endilgan
Alguno de sus halagos.
Y entonces,
Escapas de la caverna
De la opinión para figurar
En el entremés como telonero.
Voceadores profesionales
Demiurgos al centavo.
Preferible creer en la anti-poesía
Pero no de don de Nicanor Parra.
Creo en Rafael Cadenas
Creo en Alejandra Pizarnik
En varios versos de Javier
Sologuren
Que hasta el día de hoy me acompañan.







Deja sonar la música

En medio de ciudad tan triste
y de nuestras propias miserias,
éstas del cuerpo...
Como un niño acorralado
y sin regalos.
Con un huevo de años
sin mirar a Dios
directamente a los ojos.
Asómense.
Sin un culo espléndido
llenándonos la cama.
Sin ese Dios y sin ese culo,
entonces.
Y con todos estos años
traídos como en carretilla.
Alturas ya vertiginosas
las del acumulado deseo.
Cima que es acaso
nuestra talla verdadera.
Denso, oscuro y blasfemo incienso.








Para Billie Holiday

Si no fuera por tu sentido del humor,
querida.
Si no te inhibieras en destruir, oradar
mi corazón con tus canciones.
Creyera que el corazón
de verdad existe.
Me creyera
el corazón
y me creyera yo mismo
a esta hora.
Pero esa manera
de hacerme llorar
sobre la leche derramada
y consolarme luego
porque nada ha pasado
en verdad
absolutamente nada
sobre este valle
de fantasmas erizados.
Y mi hermano mayor que no acepta
vayan a tener que limpiarle
el culo cuando más viejo.
Y todo el resto de mi familia
fallecida ya, toda
en un vagón de tren
que me queda un poco lejos.
¿Qué clase de carrusel es éste?
¡Señores, qué vueltas me voy dando!
Sin ti el aire sería de verdad aire
y no esta pista que no tiene aire
ni tiene tiempo
felizmente
y sí tus blandas manos, más bien
y el cariño acorde
con la batería y el saxo.
Nada es de verdad, qué va.
Solo esta música que lo envuelve a uno
por completo.
Y todo lo consuela.








[desamarrarme los zapatos]

desamarrarme los zapatos
agujetas pasadores amarras
de los pies fronteras tabiques
candados secretos inquisiciones
una pajarita de papel
mejor si eres crítico y no sabes leer
el perfil de aquella lejana montaña
bajo nuestro tacto
la palabra que es apenas una palabra
y ya no es más una palabra
una suerte de movimiento rotatorio
más bien
un gesto animado una succión
al borde del único respiradero
lo siento
pero no puedo ser ya más didáctico
como exagero
a veces ante mis pacientes estudiantes
salvaguardado por lo negro
de mi alma por lo africano
de tan oculto al sol de tan oculto
y efervescente e inundado
y ya mismo sumergido






[Por consideración con mis estudiantes]

Por consideración con mis estudiantes
No enseñaré más
Por compasión con ellos
No me verán más en el aula
He comido del fruto prohibido
Qué le vamos a hacer
He desflorado
Y tenido en una sola mano
La cabeza atónita
De la medusa

No soy de esta época
Excesivos han sido mis años
Son mis recuerdos
La luna cobijada como un pollito
El diablo, el pobre, no el poderoso
Apilado entre las calles
Ubicuo
Y yo escondiendo lo vivido
Lo deseado
Como una herida de muerte

No soy del presente
Cuido una flor
De cementerio
Y peino las canas
Del poema
Y lo engomino
Porque lo necesita

Por eso es que dejo
de enseñar y dejo
mis bártulos y mis agujas
de cazar moscas al vuelo
de capturar arañas
y auscultar mi corazón
de mercurio mi alma
de éter insoluble
a este aire nuestro

Y estas sabidurías
ociosas y como extravagantes
y también inútiles
o poco prácticas
e inaplicables
y dolorosas y demasiado henchidas
e invariablemente ocultas








Bondades del otoño

A los poetas del 27

Árbol amarillo,
árbol rojo,
fruto del pino,
en esta marea tan alta, tan alta
sin vaivén
¿por qué somos diferentes?
Mejilla de mi mar, amada,
¿por qué estás tan lejos?
En este mundo intrauterino
donde sabemos que el verano y
el invierno son un juego. Todo está
absolutamente calculado.
Y el sol que no ocultan los naipes de las nubes aquí
son brillantes jugadas de brillantes dados allá
en lo alto de la noche.
En este estado de cosas, muerto Lorca
y también Cernuda y tantos otros
y el prodigioso Guillén
y Pedro Salinas con quien empecé a escribir
y quizá incluso concluya,
¿qué aroma de las flores retener
que se esfuma?, ¿qué agua
que se escapa?

Árbol amarillo,
árbol rojo,
fruto del pino,
¿habremos de volar al mar?
¿habremos nacido como el toro
para el luto?

(Ithaca, New York, 1989)








Curso 316 (A John Kronik, i.m.)

Fórmula de la poesía,
la vieja fórmula de Staiger:
uno en el otro.
Este muchacho realmente mereció
el novel eterno, el asombro permanente
ante todas las cosas.
Recuerdo mi primera experiencia
poética:
andaba apartado de un pequeño
grupo de amigos (éramos adolescentes),
caminaba en una noche rústica,
crepitando algunas ramas secas
y también mi corazón
bajo mis zapatos.
Me apoyé sobre una piedra grande,
la noche se concentró en un punto (en mí)
y alguien bebió dentro
de mi pecho,
y algo apagó sus manos
en la noche (en mí).
Uno en el otro,
el otro en uno,
como el viejo Staiger formulara.
Y ahora que estoy por entrar
al salón de clases,
donde debo presentar a Bécquer
y hablar del primer simbolista
y del misterio y de todo eso,
se me ocurre que Emil Staiger
debería estar entre nosotros.
O, si no, el amor.
¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?

(Poema escrito en Ithaca, N.Y., 1989)









Salvarse por la salsa

Encabúyalo y vuelve y tira.
Como tu paso que al calor
de los muslos de la hembra
va y viene. Sin amordazarla.
Permitiendo que se defienda.
Midiéndola sin medirla.
Un tirabuzón común descorchando
al pasito
las vastas ofrendas de la noche.
Una comunidad donde el error
se supera a punta de ritmo.
Y donde dos son uno:
hollándose y atravesándose
a pesar de las sombras.







[Asumimos el reto]

Asumimos el reto
Una oriflama
Justo a nuestra orilla
Pensar está prohibido
Hasta el baso sientes
Hasta el corazón
Controlas
Cómo ser de esta época
Cómo ser de otra época
--desde estos anteojos--
Hasta la cicatriz
Que cándidamente borras.

Enseñar poesía
Saber torcerle el pescuezo
Al gallo
Menear el culo
Sorber por emergencia
La felicidad en emergencia
No decir, rodear
Y no decir
Mezquinamente
No decir.

Amo a freud
Amo a germán
Ante cuya lápida estaré
Hoy mismo
Un poquito más tarde
Un obrero haciendo psicoanálisis
Un magnífico psicoanalista
Ejerciendo de obrero.
Se equivocó vallejo
Se equivocaba
Partir, entonces,
Justo desde su error
No, desde sus sonados aciertos
Amamos la alegría.
Amamos la noche
Del pensamiento
Y nuevamente la alegría
Ben gala sobre estas oquedades








[Ser una exquisitez una hostia]

Ser una exquisitez una hostia
Diría mi amigo Alan Smith
Precipitado
Malamente
Bienvenido
Es muy claro que el amor vino
Esta vez
Para quedarse
Hechos grumos aquí
Fulminantes entre las ramas
De estos árboles
Monstruosos
Cual el picaflor aquél
Bellos e impredecibles
Pero qué se hizo
El fruto
El río levemente
Encantado
De la vida
Olvídame
Estoy en el cielo
Danzando
Mejilla con mejilla
Pero la catadura
De mis paisanos
Es dura y rugosa
Untar escrupulosamente
El molde
Les quiero hablar de la muerte
Mezquinándome el oxígeno
Y el amor de mis semejantes
Solo y herido
Y como empotrado
En este paisaje lábil
De lima
Y peligroso
Porque no pasa
Absolutamente nada por aquí
Me siento en la cama
Y no sé por dónde
Escaparme
Decía el Perry
Todos somos indígenas
Por aquí
Vistiendo la ojota española
Y el mantón de manos
Inhábiles
Para hacer feliz
A un ser humano
El que ha conocido
Una negra
Y ha sido cocinado con ella
Quizá pueda entenderme
Pero sin embargo
Tú dices tometo y yo digo
Tomato
Y se me caen las mandíbulas
Por seguirte e intentar
Dar contigo a expensas
De lo que tú gustes
Decirme
Miren es muy fácil
Dios está aquí
Y punto y acabo
El poema que se torna
Excesivo por demasiado
Elocuente
Y punto con dios
Que no es tan omnipotente
Ni tan maravilloso
Como creo
Sino así nomás
Como la poesía
Que me halla
Enganchado más bien
Grapeado a aquella
Negra de perfiles
Cubistas
Playa ante casi invisible
Caña de pescar
Pero quisiera soy
De veras
Similar a una hostia
De puro agradecido
Hechizos los del viento
Sobre las ramas
Y sobre mi cabeza
Sin pelo
De acuerdo acepto
La fe y la esperanza
Pero en el fondo de mí
No creo
Sólo palpo las cosas
Y no retrocedo
Por más que me halle
Anonadado
A ver a que te toco
Como un insecto nocturno
Sin hacerte notar mi poesía
A ver cómo te infecto
Sin que te des ni cuenta
Lector que jamás he necesitado
Y a quien no conozco
Pero quiero que sepas
Que dios es lo de menos
Que lo tienes de verdad
Ya aquí contigo
Y no es bonito ni alegre
Sino algo así nomás
Que no es digamos
Como tú siempre
Hubiste pensado
Y sentido en la infancia
Que no es tu amigo
Qué va
Ni un tu enemigo tampoco
Sino alguien que te encuentras
Por ahí y tú recoges
Y termina necesitando de ti
Como una alma en pena pues
Como la ranita sin agua pues
Como el picaflor que siempre te busca








La mecha

(César Vallejo en Valencia: Congreso de Escritores
Antifascistas, 1937)

Con el rabillo
A contracorriente
Arañas el flash.

Rodeado de antifascistas.
Húmedo y cóncavo para el pan.
Desfondado ante las palabras
Y sin pelar el diente

Sorprendido
En plena cultura
Occidental

Aunque tu cabeza sean dos:
Es lo que no muestra
Esta fotografía.
Como a la Sudamérica
De tu sien izquierda
Corresponde el África
Blanco oscura
De la otra cien.

Como al diablo sucede
Alguien que llora
Es tímido y acaso sonríe.

Última cena de América.
Y la primera de este mundo
Multifásico en tres cuerdas
En tres alas impúdicas
Que arrastran y vuelan también.

Vallejo enfermo
Vallejo sano

Miga que ya se ha hecho grande

Vallejo
Izquierdo
Quemado
Paralizado
O erecto

En la línea mortal
Del equilibrio.









'Ante las piedras de riesgo darwineano'*

Parado en una piedra
Como esperando
A la espera
De ver de ver
Te procuro
Y me aliño
Para la cita

Piedra antigua
Y porosa
De labios
Y oídos
Y gestos
Inacabados
De cariño

Parado en una piedra
Como un espermatozoide

El beso más íntimo
Y contundente
Y acaso
Nada personal
Y un tanto librado

Al acaso ala
Casualidad

Parado en una piedra
Cabeza con cabeza
Nuestro pensamiento
Una pizca de humano él aquélla
Una pizca de piedra

"Ante las piedras de riesgo darwineano"* En: César Vallejo, Contra el secreto
profesional. Obras completas. Tomo primero.(Lima: Mosca Azul, 1983) p. 19









[Imaginarme el mar]

Imaginarme el mar y un hecho fortuito cualquiera como ahora el aire pesado el sol con su cubeta de luz permanente mis ojos en otro tiempo u otro lugar mis ojos bajo las plantas de mis pies en la playa sobre la arena de mis pies y hasta el agua que también es de arena y prodigioso sol de llanto y de extraña alegría la ciudad quieta como a la espera con boca y ojos cerrados y que como toda la ciudad es un sexo grande y dormido…esto lo saben percibir los poetas auténticos y también los falsos y este es el problema de la poesía… y tanto sol activo en jornadas de inmensurables horas achicharrándome sin remedio hasta los pies mismos de arena mojada de mar de boca de agua de mar de lengua de crustáceo sin pinzas ni desconfianza pura entrega de cangrejo nomás y en correspondencia directa con este sol quieto sobre las paredes de la ciudad que esperan desde el alba al olmo que pueda asegurar que pese a su modorra a lo hacinada de su alma allí vaya un individuo parco por la acera que siempre irá un individuo parco por la acera aunque nos hallemos en nuestra penúltima hora y hasta en la postrera… que no acertaron conmigo que no valió la pena sino tan sólo para mí mismo que todo lo arañé únicamente a las últimas bebí pero a ver si lo sabes si lo has visto si lo guardas ovillado en el bolsillo pequeño de la camisa como un ticket empapado de agua de mar como tus pies sujetos por la pura alegría de la playa por la travesura de la playa por el amor que no tiene extensión ni profundidad mayor que una sonrisa y como este evento absolutamente intrascendente y fortuito… allí está nuestra gloria para cualquiera de nosotros y la justificación a nuestra tontería de esperar mayor iluminación que la que viene a cubos de parte de un sol modesto y no menos familiar y no menos curioso que la ceja del sujeto que camina parco por la venida que atrapamos en un lienzo vivo un boquete abierto entre mi corazón y el tuyo








[Yo también he recibido]

Yo también he recibido esos jugosos
Y puntuales cheques
Y visto la nieve
Y vivido, más o menos,
Como una persona decente.
Y una mujer muy hermosa
Me ha esperado
Con sus caderas de péndulo
Contra mi vientre
Con su cadera y su leve
Compás
Allí donde uno
Es un hombre muy feliz.

También he cruzado el lago
Congelado
Y, por qué no,
Huido con el humo más vivo
De alguna chimenea
Colocada en el vasto camino.

Sin duda que he sido feliz
Que soy feliz todavía.
Sólo que
Vivo mal por un recuerdo
Y no puedo prescindir de él.
Los poetas vivimos por un recuerdo.
No para hacer el bien o el mal
A la gente
Ni para acertar
Con el mundo.

Me importa un comino el mundo
Aunque guste del condimento
Y del brote primero de tus ojos
Cuando te hayas en estación
De entender de escuchar de fijarte
Que he sido
Que soy el hombre más afortunado
Contigo.

A la poesía
Porque existe
En medio de las necesidades
Y la esquiva bonanza.
A la poesía. A la madre
La hija
Y la hijastra.
A la poesía
Que no impone
Cambiar tu vida
Ni otorga acaso ningún perdón.
A ella, la linda
La que viene, por lo común,
Con nuestros muertos
Pero que no está muerta.
Pero que no es avivata.

Una nube de hule
Un cielo de hule
Una ciudad de hule
Poesía, cuchillo viejo
Pegas a penas
Y lo hechas todo a perder.








[La dulzura de sentirte]

La dulzura de sentirte
viento aurora mar
contra los párpados

premeditado el bache
al ir contra la corriente
en el Perú qué tonto
qué absurdo en el mundo
ir contra la corriente

no soy cristiano, pero sí un católico
no soy un peruano, pero sí
del par de avenidas que entrecruzo todos los días

interrumpido en la visión
entre estos edificios
interrumpido








MAR DE INVIERNO

I

Mar de Lima
Gruesas pinceladas
O sábana.
Innumerable
Como la lluvia
O los recuerdos.

Mar incógnito
Gato y sabueso.
Parado estoy
Frente a ti.
Tendido estás
frente a mí.

Contrito y confeso.

II

Tu pecho viene
como el mar de Lima.

Tu pecho blanco
blanco y erizado
una y otra vez.

Tu pelo viene ya
con la noche
con la noche
que aún no es todavía.

Y tus piernas hermosas
que me impiden mirar
con serenidad el paisaje
como verás
no han menoscabado.

Vienen muchas veces
--desnudas, sigilosas--
de entre el hondo deseo.
E invariablemente
dan conmigo.

Así, pues, y siempre
tu pecho blanco
y tu cabello negrísimo
y esta suerte de alba cálida,
esbelta y acogedora,
pegada a mis párpados.









¿Nada más pasará?

Mano a mano
Nada menos
Que una piedra pequeña
Y recién partida
Entre mis manos.
El amor la dicha
La vergüenza peluda
De la felicidad.
Que te amo que te adoro.
Y al alcance
Del gatillo seguro
Del tiempo
Seguro.
¿Pero habrá más?
Más amor todavía más dicha
Y no sólo esta forma
De la piedra chica
De sendas piedras pequeñas
Ahora mismo
Como abandonado
Y cobijadas
Entre mis manos.







[Poeta busca empleo]

Poeta busca empleo
muy bien remunerado.
Cura almas. Menos la suya.
O permite ponerlas
sobre cualquier papelito
para que ya no molesten.
Colabora en hablar con Dios
todos los días
como si fuera la cosa más simple
de este mundo.
Y aquí no ha pasado nada.
Tú sigues siendo tú
y Dios continúa siendo el mismo
aunque ahora con algo así, entre ambos,
como de un acuerdo entre caballeros.
Dejas de preguntar, deja de atormentarte.
Pero de todo corazón.
A las feas el poeta
les permite ser lindas.
Y a estas últimas disfrutar, también,
con el imaginarse ser de lo peor.
Aunque, ahí mismo, volver a la realidad
frente a la más próxima y golosa
de las miradas.

Todos los problemas de gramática
o comunicación
los resuelve, además, entre los hombres:
pobre diablo, farsante, comemierda
se mencionarán al desgaire
--de ida y vuelta--
y esto vaya si libera.
¿Cómo iba a ser de otro modo?
Para pagarle
pónganse las dos manos
en el pecho
y dejen libres los bolsillos.
Nadie ha de devolverles su dinero,
qué va. Aunque el poeta ya sabrá
disfrutar como un chancho con ello.
Los más concientes se sentirán justos,
ecológicos, realizados. Ojo
no sólo así se sentirán,
sino que muy de veras lo serán.
Y los denominados corruptos,
si es que a un verdadero corrupto
pudiese interesarle también la poesía,
caerán en la cuenta que estuvieron detrás
de un misio chancay de a veinte.
Que los grados de manipulación acaso
son insondables. Se mirarán el propio ombligo, entonces,
luego el de su prójimo, a través de tan distintas ropas,
por cierto, y comprenderán
que junto con ellos perdimos
inadvertidamente el tiempo.
Denle su dinero al poeta, su lugar
en este no lugar. Él sabrá convertirlo,
de modo puntual, en incienso muy fino.
A más caudales, más nítido
y permanente el humo.
Dense el espectáculo, para nada gratuito,
de verlo gozar como el chancho que es.








[El viaje]

El viaje
El momento
El agua
Y la cerradura
Los días se van
Cumpliendo
Dilapidados
Por una mano
Amiga
El aire
La corriente
La realidad
Inhaladas
Por la respiración
La avenida
Trabada
Por un árbol
Majestuoso
De pestañas
Irizadas
Y miradas
Inteligentes
Pedro y su destino
Tú y tu destino
Tampoco
Sino sólo
Así
Como la inteligencia
Que tenemos
De todas las cosas
Para nada
Profunda
Sino exultante
A pesar de ser poco
A pesar de ser nada









Paul Gaugin, camino del Gólgota
Núm. 534 ("Autorretrato")

Sobre el recorte de su túnica clara
se otea otra túnica.
Más burda y también más oscura.
Algún otro cordero.

Cielo-coro
de evasivos polizontes:
máscaras, torsos desnudos,
pliegues, tambores sordos.
Múltiples miradas.

Un ojo mudo.
Una honda cicatriz.
Una boca.
Una larga y paciente espera.

Los pechos y los brazos
fuertes todavía.

Hace días que ha muerto.
Los pájaros volaron
a través de él.
La noche y la maleza
sortearon muy fácil
aquella puerta semi abierta.

¿Cuál de todos nosotros va
camino del Gólgota?









A mi tío Epifanio, i.m.

Las manos
Extendidas
Exhaustas
Muertas
Resurrectas
Siempre extrañas
Y no menos
Esquivas
Y, sin embargo,
Disponibles
Pañuelos
Flechas al viento
Anticipadas








Cuerpo sin dolor
Para R. B.

Gel
Menta
Olor a cañas
Del lugar
Una escena:
Mis padres
Y sus sonrisas anchas
Ilimitadas
La infiltración
Va haciendo
Su efecto
Cuajando va
Poco a poco
En el poema
La alegría
Un cielo sin dolor
Donde poder escribir
¿a quién?
Todo el mundo sin dolor
¿y para qué?
Retorno
Me conformo
Gel
Menta
Mi mujer
Al lado
A oscuras
A la que no escribo
Pero que está allí
Como el dolor
Que no está
Y por eso puede escribir
Mi cuerpo







[Mudo por elocuente el sendero]

Mudo por elocuente el sendero
A lo lejos la frente gris de Lima
Y al fondo lágrimas encendidas
Lágrimas de fuego

Y sobre lo más hondo aún
Sobre el tope de todo lo visible
O imaginable
Mi acaso involuntario
E indeclinable amor por ti.




[http://letras.s5.com/pg211210.html]


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