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jueves, 27 de enero de 2011

3111.- MARCO ANTONIO NÚÑEZ DUQUE


ENTRE BAKUNIN Y JACKELINE EN BLUE JEANS...

Recordando a Marco Antonio Núñez Duque
(Quito 1967-1988)

Por: Diego Velasco Andrade


" el público subido en la tarima
los poetas en los asientos
los poetas piden autógrafos al público
el público declama los poemas

los poetas aplauden..."

Marco Núñez Duque
Poner de cabeza al mundo, a un mundo que independientemente de nuestra conciencia, ya vive de cabeza, quizás esa fue la constante de Marco Núñez Duque, en sus textos y en su vida; porque su vida y literatura fueron inseparables, como su poesía de la cuántica, o su teoría de la relatividad de la utopía...

Y poner de cabeza a su propia cabeza, aquejada de una lúcida esquizofrenia; de una utopía galopante sin lugar y sin nadas, sin coordenadas: ésa fue también su batalla; poner de cabeza a un mundo razonante y "razonable", desnudando a Marx de su racionalidad ortodoxa y también a sus cuerdos revolucionarios criollos, para dejar que el ácrata Bakunín saliera de su tumba a hacer el amor, con la despostillada Jackeline de su obra póstuma "Entre Bakunin y Jackeline en blue jean..." (Colección matapiOjO 1989).

Y así, poniendo de cabeza aquel mundo, que "ni él mismo se creía", Marco Núñez pudo sacar la lengua al poder y empezar a inaugurar en su cabeza, un otro orden más tierno, pro "imaginante", hecho de azares, pretextos y ucronías; poblado de escuadras espirales y de físicas sin volante; ese mundo marciano y antipoético : "Sin novedad en la frente", donde "la ortografía es una mandarina", como ya lo dijeran otros locos en el París del sesenta y ocho, que Marco tanto admiraba.

Y, quién sino Marco Núñez Duque, para cuestionar el poder desde la antipoesía, cuestionarlo sin que el mismísimo poder se diera cuenta, "cuando nos tomemos el poder nadie se dará cuenta", decía...; así que ¡a cuestionarlo desde el anonimato¡ y a emprender en el proyecto de su novela siempre inconclusa que parodiaba a la de Jorge Dije Agú…; cuestionarlo a dentelladas y centellas, a zanahoriasos y rebanadas de queso, a hachazos sin ache. Quién sino Marco Núñez Duque "el cuerdo de remate", el superhéroe en calzoncillos del matapiOjO; y, para sus amigos de la juventud comunista, alias el ''autocomandante'' Baku...

Eran los 80: ¿la década perdida?; entre leones y borgistas, entre chinos y camarones, entre radicales y revisionistas, unos cuantos locos se estrellaban cual mariposas contra las luces y barrotes de la oligarquía; la utopía se pintaba roja en los muros y se recogía cenicienta en las cuevas de los torturadores. Una generación trunca entre el Che, Alfaro y Jarrín era vigilada bajo la lupa de la ''inteligentzia'' (militar). La fría lógica del poder mezclaba en un solo saco a mendigos, poetas o guerrilleros, y los lanzaba sin más a las gélidas aguas de una laguna o los enterraba a los pies de un árbol de puma-maqui ; y andar como Marco o Baku, repartiendo volantes y recitando poemas y cuentos incoherentes, con pasamontañas y pañuelo rojo, era "sospechoso", obviamente "subversivo", ya lo habían advertido en la víspera, los viejos robles del león (el ministro Robles) y los tordos buitres oficiales ("el torvo gorday")...

Marco Núñez Duque llega un viernes de 1985 a la biblioteca de El Ejido y se fascina con el descubrimiento de un clan utópico interesado en eliminar al insecto que se reproduce en la calva de la pobreza (¡matapiOjO vive, espantajos¡). Viene de enredar a la física cuántica con la teoría de la relatividad en una aventura politécnica frustrada; viene sin saber cómo diseccionar un texto, ni especular sobre paradigmas y sintagmas... ; mas, él se ilumina con la utopía de "socializar los medios de producción literaria"; con reproducir el taller en núcleos de niños, jóvenes y ancianos ; con distribuir entre las más amplias masas, la chistera del mago, el muro descascarado y los cadáveres exquisitos: ese ''surrealismo a la criolla'', con que Nicanor Parra, nos había hecho "ensoñar"...

Venía de egresar del colegio Juan Montalvo; de lanzar granadas gaseosas a los "chapas" en la indoamérica; de recibir una esquirla en la pierna, como su mejor medalla de cuasi guerrillero adolescente; venía también buscando un amor... un amor que pudiese calmar todas sus ganas de amar... ; mas, solo encontró un amor colectivo, un amor de grupo; y entonces el gato félix, pablinsky, edwin, makarios, walter y susana, y luego vitorius, paco benavides, gorter, el fabianus, los lulupos: leopoldo tobar y alfredo pérez y cómo no: jackeline, magdalena, ruth, silvia, aleyda y soledad… fueron los musos y las mesas, los mozos y las misas de sus textos de cabeza ; de esos collages equilibristas, mezcla de filosofía anarquista, geometría analítica, física cuántica, patafísica pura y sobretodo, gran soledad...

Y así, Marco Núñez Duque, decidió ser un matapiOjO dispuesto a imaginar contra el poder, un "escarabajo utópico" que se burlaba de la muerte tecleando a contraluz de su padre (viejo empleado del basurero municipal) sobre una vieja máquina colegial ; dibujando una hoz y un martillo en su premonitorio "Fusilamiento maquinado". Marco era una liebre antidemocrática jugando en ''La cueva de Zoonderet"; un Romeo cuántico haciéndole el amor a la Física sobre un plano inclinado.... Hasta que, un 13 de abril de l988, tras su "peligrosísimo seguimiento y captura" por la CIA, KGB y el SIC reunidos, nuestro inefable "autocomandante" desaparece, y solo aparece días después, flotando en las turbias aguas del Machángara.


Hoy, a casi veinte años de su muerte, vuelven a cabalgar sobre las hierbas de El Ejido, su superhéroe en calzoncillos: Bakunin y también Jackeline: su rota Dulcinea en blue jeans... ; son la peor ofrenda para cualquier cineasta que no desee ser famoso con su historia abducida, ni convertirlo en una tierna leyenda de la década perdida: los 80; una historia de superhéroes de carne y hueso como la de aquellos cientos de fantasmas de muertos, torturados y desparecidos, que aún no terminan bien de recoger sus pisadas...








Física: Otra vez tendré que acostarme contigo...

Marco Núñez Duque

En los bailes, la distancia de las parejas es directamente proporcional a1 ritmo de la música. ¿quién baila con más velocidad : una tortuga o una pareja de enamorados?

Sin demora contesta Alexandra: la tortuga. Respondo así: la distancia de los enamorados es directamente proporcional su velocidad, por lo tanto si la distancia tiende a cero, la velocidad también; de ello se deduce que la tortuga baila con más velocidad.

Entonces Física, tomas la forma de una chica de ojos color ultravioleta, cabello de vidrio fusible, tu pecho en forma de representación espacio - tiempo, pasas la lengua por tus labios infrarrojos, dices: lo que hablas es bellísimo; hacemos el amor con movimiento armónico simple, recostados en las páginas del texto; al terminar te acaricio, hablo suavemente de la teoría de la relatividad y tú, excitada, muerdes mis labios y respondes con cálculo los cables y en cortocircuito salgo con la longitud de onda de un cuantum.

Voy donde Alexandra y le digo: "sabes que desde que te vi me gustaste y quisiera ..."; ella responde: "no puede ser, eres un politécnico y yo soy humana; mientras tú calculas la cantidad de movimiento del bus urbano, un chico normal me besa apasionadamente”; en vez de acariciarme dirías: "salió el problema 250 libros/segundo". Entonces, le lanzo mi indiferencia de rayos catódicos. Te encuentro desnuda... recostada en el plano inclinado..., otra vez tendré que acostarme contigo.
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Diego Velasco Andrade
*Escritor y miembro fundador del matapiOjO en el Quito de los 80, junto a Pablo Yépez, Hernán Hermosa y Makarios Oviedo. Actualmente es miembro del grupo K-Oz, y dirige los Talleres de Literatura de la CCE.







recordada Alexandra


Espero que estés con las chicas que viven donde la cera no imparte órdenes a pesar de que esto es irreal aquí más que mi sirena eres el otro ser humano que estuvo conmigo en el polietileno geoide en posición que contiene lí­quidos…

paso a decirte no hay palabras voy a poner ejemplos pa­ra que comprendas en el segundo planeta de un sistema de una galaxia había una chica que era amiga de dos de sus habitantes los dos frecuentaban un vaso comunicante con tri­ple ensanchamiento que contenía un gas difícil de conden­sar el uno se trasladaba de un sitio a otro mediante una na­ve cilíndrica con sólo dos partes cúbicas el segundo era un androide que zozobraba cada vez que caía un cometa en el sitio en formación como que iba al vaso…

pero ella dejó de oír se volvió

no dio importancia a mi expuesto.







LA ESCUADRA VOLANDO

En el reino de los útiles escolares había miles de lápices que se dedicaban a escribir líneas en cuadernos con hojas en blanco, tarea controlada por un esferográfico que exi­gía:

“¡rayen más rápido, más rápido, se están demorando mu­cho¡”.

Para poder hacerlo se introducían a un sacapuntas -cuyo dueño era el esferográfico-, y continuaba la tarea de escribir. Un día el esferográfico dijo: "vagos voy a impedir que entren al sacapuntas con frecuencia, ahora será una vez al mes"…

Los lápices, enfurecidos, dejaron de escribir y gritaron a corro: “si no entramos al sacapuntas, nuestra punta se atro­fia y quedamos convertidos en un trozo de madera y grafi­to; dentro de poco tiempo dirás, que sea cada trimestre, ca­da año o cada década”...


El esferográfico dijo en voz alta: “silencio, nadie me tu­tea, si no siguen escribiendo voy a soltar los borradores y lanzar la escuadra”.

No obedecieron, estaban dispuestos a defender firmemente el acceso al sacapuntas; el esferográ­fico lanzó la escuadra, pasó quebrando por la mitad a mu­chos de ellos; luego hizo que se desplacen los borradores, que borraron del mapa a muchos lápices que encontraron en su trayectoria. Pero estaban convencidos de su acceso; se apoderaron del taipe con el que enrollaron a los resquebrajados; toma­ron la caja de fósforos; vino volando la escuadra, la incen­diaron en el aire; marcaron unas “X” en los borradores; al llegar donde el esferográfico lanzaron miles de fósforos prendidos, su plástico fue reduciéndose hasta convertirse en una bola de fuego...

Todo pasó a posesión de los lápices: el sacapuntas, el taipe, los cuadernos, el cenicero, el escritorio, la alfombra, el profesor; el aula.









el fusilamiento maquinado

Salto de tecla en tecla, formando palabras escribiendo el cuento, la cinta me advierte: “no aplastes muy duro las teclas” y yo dale, que suena la campanilla:"tin-tin-tin-tin"; el rodillo, pasa de línea se mueve la palanca de los colores y escribo rojo-ne­gro-rojo-negro; la cinta empieza a manchar el papel, me acerco para halarla y me atrapa…

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