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lunes, 6 de diciembre de 2010
2551.- ANA CRISTINA CESAR
Ana Cristina Cesar nació en Río de Janeiro el 2 de junio de 1952 y murió en la misma ciudad el 29 de octubre de 1983. Drummond de Andrade admiraba sus versos. Legiones de poetas jóvenes la tienen como objeto de culto, uno de esos relámpagos inimitables que sin embargo incitan a la copia vergonzante.
En 1976 Heloísa Buarque de Hollanda la incluyó en la antología 26 Poetas hoje. En 1979 publicó Cenas de Abril y Correspondência completa y, al año siguiente Luvas de pelica (Guantes de gamuza, el título elegido por su traductora, Teresa Arijón, para la antología en español que publicó Bajo la Luna Nueva). Desarrolló una exitosísima carrera como periodista cultural, traductora e investigadora. En 1981 la Red Globo de Televisión la contrató para su Departamento de Análisis e Investigación. En 1982 publicó su último libro, A teus pés. En 1985 sus padres publicaron Inéditos e dispersos.
Lo que suele destacarse de su poesía es un "nuevo estilo", la capacidad para hacer pasar por el poema un mundo entero, la cita irónica de los ritmos de la cultura carioca, la ansiedad de sus versos, la precisión filosa de cada palabra, la manera extraña en que correlaciona el texto con el cuerpo: "Mientras leo mis senos están al descubierto. Es difícil concentrarme al ver sus pezones. Entonces garrapateo las hojas de este álbum. Poética quebrada al medio".
Daniel Link
Samba canción
Tantos poemas que perdí.
Tantos que escuché, gratis,
por teléfono --ahí tenés,
hice de todo para gustarte,
fui mujer vulgar,
medio bruja, medio fiera,
risita modernista
arañada en la garganta,
malandra, puto,
muy zafada, vándala,
tal vez maquiavélica,
y un día me empaqué,
me valí de mesuras
(era una estrategia),
comercié, avara,
aunque un poco burra,
porque inteligente después me
pondría colorada, o al contrario, cara
pálida que desconoce
el propio color rosa,
y tantas hice, tal vez
queriendo la gloria, la otra
escena a la luz de los spots,
tal vez apenas tu cariño,
pero tantas, tantas hice...
MIRO MUCHO TIEMPO EL CUERPO DE UN POEMA…
miro mucho tiempo el cuerpo de un poema
hasta perder de vista lo que no sea cuerpo
y sentir separado entre los dientes
un hilo de sangre en las encías
Escenas de abril, 1979.
Traducción de Teresa Arijón y Sandra Almeida.
NADA, ESTA ESPUMA
Por enfrentamiento del deseo
insisto en la maldad de escribir
pero no sé si la diosa sube a la superficie
o apenas me castiga con sus aullidos.
Desde la amura de este barco
quiero tanto los senos de la sirena.
Escenas de abril, 1979.
Traducción de Teresa Arijón y Sandra Almeida.
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Traducción:
José Carlos De Nóbrega
Cómo afeitar el paisaje
La fotografía
es un tiempo muerto
ficticio regreso a la simetría
secreto deseo del poema
censura imposible
del poeta
Miro mucho tiempo el cuerpo de un poema
hasta perder de vista lo que no sea cuerpo
y sentir separado entre los dientes
un cordoncillo de sangre
en las encías
Fisonomía
No es mentira
es otro
el dolor que duele
en mí
es un proyecto
de paseo
en círculo
un fracaso
del objeto
en foco
la intensidad
de luz
de la tarde
en el jardín
es otro
otro el dolor que duele
Hubo un poema
que guiaba su propia ambulancia
y decía: no recuerdo
ningún cielo que me consuele,
ninguno,
y salía,
sirenas bajas,
coleccionando los restos de las conversaciones,
de las señoras,
“para que nada se pierda
o se olvide”,
proverbial,
aunque herido,
hubo un poema
ambulante,
cruz roja
sonámbula
que huyó
y se fue
inolvidable,
irremediable,
criba abajo.
Sin ti mi bien soy lago, montaña.
Pienso en un hombre llamado Heberto.
Me acuesto a fumar bajo la ventana.
Respiro con vértigo. Ruedo en el colchón.
Y sin bravuconería, corazón, subo el precio.
Allá donde me cruzo con la modernidad,
y mi pensamiento atraviesa como un rayo,
la piedra en el camino es el tiempo q
ue arrojas del campo.
Ahora, de inmediato,
es aquí que empieza la primera señal
del peso del cuerpo que sube.
Aquí cambio de mano y empiezo a ordenar el caos.
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Título: Forma sin norma
Autor: Ana Cristina Cesar
Traducción: Ángel Guinda
COMENTARIOS
Nota Final
Cerrada la edición y ya en imprenta, el azar -¿o el destino?- me ha concedido conocer a una mujer brasileña, de ´Rio de Janeiro, quien, prudentemente, desea permanecer en el anonimato. Me confiesa que una de sus amigas trabajó como asistenta para Ana Cristina durante la última época de la vida de ésta y que se encontraba en la casa que nuestra poeta compartía con su compañero la madrugada en que se precipitó...
Ángel Guinda
(fragmento)
La poesía de Ana Cristina Cesar lidia con los mismos elementos que aquellas otras aparecidas, en Rio, en los años 70: el tono coloquial, la experiencia inmediata y cotidiana captada mediante una escritura sin aura, instantánea, lejos de dicciones solemnes, circunspectas y premeditadas de la literatura en general y de las vanguardias establecidas y dogmáticas.
Armando Freitas Filho
(fragmento)
Poesía Extranjera
Forma sin norma
Ana Cristina Cesar. Edición de Ángel Guinda. Olifante. Ediciones de Poesía. Tarazona, 2006, 96 páginas
Ángel Guinda alterna la escritura de su propia poesía con la traducción: Cecco Angiolieri, Teixeira de Pascoaes, Àlex Susanna, José Manuel Câpelo, Florbela Espanca o ahora Ana Cristina Cesar. Se trata de una ecritora, inscrita en una poética de indagación y del viaje interior y exterior, que habla de sí misma, de la búsqueda de un lugar en el mundo, del dolor de vivir, de una poética suspensa en la vida y en la vida de las palabras. A Ana Cristina, que cosechó numerosos elogios, le dolía existir, hasta el punto de que a los 31 años, tras haber viajado y amado mucho, se suicidó.
Artes y Letras. Heraldo de Aragón. 21/09/2006
Tengo en mis manos el libro de Ana Cristina César, el color de la cubierta me recuerda el tono de un cielo de Octubre, que teñía mis ojos de un suave violeta-rosado.
Dentro, una mujer joven, a quien están haciendo una fotografía.
“Forma sin norma”, sin norma, deseo precipitarme a la forma.
Cierro el libro y lo abro al azar,
páginas 28 y 29
inconfissôes-novembro/68 - inconfesiones-noviembre/68:
“Yo no sabía
Que desacatar las normas
Era una experiencia mortal”.
“Eu nâo sabia
que virar pelo avesso
era una experiencia mortal”.
Ana Cristina César, estudia, viaja, ejerce el periodismo, dibuja, posee un amplio bagaje cultural. Es inteligente, creativa, apasionada, inventa su propia forma de vivir. Su experiencia unida a una fuerte intuición hacen que pueda imaginar un posible final para su propia historia. Pero a veces, una intervención ajena e inesperada, puede precipitar los acontecimientos; como en el caso de su temprana muerte, ¿suicidio? . Todavía es un misterio, hay recientes descubrimientos, (que el libro recoge antes de finalizar su edición) que apuntan la hipótesis de que fuera lanzada al vacío, desde la ventana de su casa, por su propio compañero. ¿Otra mujer mas?
Cierro el libro y lo abro de nuevo al azar. Me gusta este juego.
Páginas 54 - 55
Me quedo quieta.
No escribo más.
Dibujo en una villa que no me pertenece.
No pienso en el adiós. Mis garabatos existen hoy
y desaparecerán.
“Como todos, a mi regreso comencé a fotografiar a la gente,
en las sillas del balcón”
Perdí un tren. No consigo contar la historia completa.
Me pediste detalles (todavía creo que la pregunta
era de esas cansadas al final de la noche,
era yo quien estaba distante)
Pero no hablo, y no porque mi boca esté seca.
Ni ironía ni fuego cruzado.
Me da miedo perder este silencio.
Sus poemas son directos, no tengo nada que añadir, solo evocar sus gestos, sus sensaciones, sus silencios.
Me quedo quieta,....No escribo más.......comencé a fotografiar a la gente.....me da miedo perder este silencio.......
Página 82 – 83
Estoy tirando de la cuerda, pero
las velas arden.
Te digo: nâo chores nâo
Aquí é mais calmo, é suave ardor
que se pode namorar a distancia
No es tu cuerpo.
Es la posibilidad de la sombra.
Que se encoge y recubre.
Ellos se pierden,
Pero no puede ser de otro modo.
Querida, ¿recuerdas nuestras satisfacciones,
Nuestras banderas izadas,
El verano,
O recorte dos ritmos, intacto?
É para vocé que escrevo, é para você.
“Antes de cerrarse, mi vida se cerró dos veces.”
Emily Dickinson
2.10.83
En el libro “Forma sin norma” los poemas aparecen cronológicamente, en cada uno de ellos he ido descubriendo el pulso de sus luchas, conquistas y obsesiones, de las que me siento solidaria. En sus palabras, Ana Cristina se deja ver, se oculta, es el retrato de una mujer de mente despierta, con una potencia arrolladora. Fatalidad, autodestrucción, cansancio o tedio de vivir. Para ella, la idea de la muerte, es el ansiado descanso, la liberación de su dolor existencial.
Excelente traducción y texto de presentación de Ángel Guinda.
“Volcán de nieve. Ella no fue (ella permanece) como una fiera.” Dice Armando Freitas Filho.
“Forma sin Norma” es un nuevo acierto de Editorial Olifante, maravillosa su presentación en el marco del V Festival Internacional de Poesía Moncayo “La otra resistencia”, Mujeres poetas.
POEMA OBVIO
No soy idéntica a mí misma
Soy y no soy al mismo tiempo, en el mismo lugar
Y desde el mismo punto de vista
No soy divina, no tengo origen
No tengo razón de ser ni destino concreto:
Soy la lógica misma circundante
Junio/69
“Se llenaron los espacios de un viento imparable y solidario. Encuentro de todas las tierras, todas las lenguas, hombres y mujeres venidos de todas las orillas, para compartir voces y entendimiento.”
Ana Alcaraz. Poeta. Noviembre.06 Tarazona. Texto de Presentación.
Poesía Extranjera
Forma sin norma
Ana Cristina Cesar. Edición y Traducción de Ángel Guinda.
Olifante. Ediciones de Poesía
Tarazona, 2006
Los lectores de poesía tenemos desde ya una selección de la mejor poesía que escribió la brasileña Ana Cristina Cesar (Río de Janeiro, 1951-1983) en edición del poeta y traductor Ángel Guinda, "Forma sin norma" (Olifante). Son una treintena de poemas que sí dicen y mucho de la plural personalidad de la autora y de su creatividad. Se suicidó o eso parece a los 32 años con tres libros publicados y alguna plaquette.
La poeta utiliza lenguaje femenino y fragmentario, de una originalidad y radicalidad extrema, diríase: "Llego a parecer ingrata./ No, Pedro, no quiero jugar más a puta." Creo que vivió su poesía para sentir que moría con ella: "desmintiendo lo que muere a cada instante".
Su poesía es, pues, un saborear la paradoja de la dicotomía entre su vivir y su morir, que en definitiva no son cosas tan distintas, pues nacemos y vamos muriendo conforme avanzamos en la vida. Y, supongo que Ana Cristina Cesar sabía que tenía la obligación de escribir cada día para estar y seguir viva cada día, siendo consciente que todo esto acabaría cuando terminase su discurso poético.
Seguramente su poesía la invadió y se le hizo necesaria para respirar: "También mi boca/ está seca/ por este aire seco de la meseta"; pero ese vivir necesitado es lo que puede cambiar todo: "la luz se rompe a través de los cristales./ Voy a saltar y me agarran el pie." Eterna lucha entre el Eros y el Thanatos: "Me quedo quieta./ No escribo más."
Cabe apuntar, que esta poeta precoz ya dictaba sus poesías a su madre cuando aún no sabía escribir. Vivió intensa y radicalmente el arte y su vida de lucha contra la dictadura y los liderazgos intelactuales masculinos.
Enrique Villagrasa. Artes y Letras. Heraldo de Aragón. Zaragoza, 9/11/06
LA ENIGMÁTICA PALABRA DE ANA C. CÉSAR
Ana Cristina César saltó al vacío desde el balcón de su casa cuando contaba sólo 31 años. Si fue forzada, ayudada, o decidió suicidarse, sigue siendo a día de hoy una incógnita difícil ya de resolver. La reciente aparición de “Forma sin norma” (Olifante Poesía. Tarazona, Zaragoza, 2006), nos acerca la enigmática voz de esta poetisa brasileña (Río de Janeiro, 1952-1983) a través de las certeras traducciones que ha preparado para la ocasión Ángel Guinda. “La prioridad vuelve a ser la semántica (…), un contexto casi siempre confesional próximo al formato del `querido diario´ adolescente, que dialoga con un interlocutor cambiante, mezcla de persona y personaje”, anota en su liminar el escritor brasileiro Armando Freitas Filho.
Conocí algunos poemas de Ana C. César tras la lectura de la compilación “Nueva Poesía Brasileña (1960-2000)”, que preparase años atrás Adolfo Montejo. Ya entonces, descubrí la acentuada versatilidad de esta autora, al par de su espontaneidad vital y su alto grado de experimentación. Adscrita en su país a la corriente de la “poesía marginal” -de corte vanguardista, contestatario, en sintonía con el mayo del 68, con influencias musicales y un lenguaje entre coloquial y postmoderno-, Ana C. César desarrolló un quehacer de personalísima intensidad en los cuatro poemarios que integran su obra. Entre la esperanza (“Tengo una vida blanca y limpia esperándome”) y el desconsuelo (“No encuentro/ en mitad de todas estas historias/ ninguna que sea la mía”), se mueven sus versos fugitivos y sensuales (“Vamos a tomar el té de las cinco/y te cuento mi gran historia de amor/ que guardé bajo siete llaves”). Mas bajo su cálido verbo nos aguarda siempre la sensibilidad incesante de su sorpresivo decir: “Siempre es más difícil/ anclar un navío en el espacio”.
Publicaciones del Sur. Jorge DE ARCO
Forma sin norma (Olifante), de Ana Cristina Cesar (Río de Janeiro, 1951-1983), en edición del poeta y traductor Ángel Guinda, es una treintena de poemas que sí dicen y mucho de la plural personalidad de la autora y de su creatividad. Se suicidó a los 32 años con tres libros publicados y alguna plaquette. La poeta utiliza lenguaje femenino y fragmentario, de una originalidad y radicalidad extrema. Vivió su poesía para sentir que moría con ella. Su poesía es un saborear la paradoja de la dicotomía entre vivir y morir.
Enrique Villagrasa. Revista "Qué Leer" Diciembre 2006
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