Najim Mouhsin nace en Bagdad (Irak) en 1.963. En esta ciudad cursa estudios universitarios en la Academia de Bellas Artes y termina su licenciatura en 1.989 en la sección de Educación Artística.
En su faceta de escritor y poeta, ha publicado en su país poemas en periódicos iraquíes y árabes.
En 1.992 viaja a Suecia, donde reside durante un período de 13 años, adquiriendo la nacionalidad sueca. A lo largo de todo este tiempo, presenta dos publicaciones en la revista Lyrik Vännen, de este país.
Realiza cursos de Trabajo, Sociedad y Cultura, ABL , así como de Formación Cultural en Escuela Primaria y Secundaria, en el año 1.993, en este país.
Dos años después, en 1.995, escribe su primer diván "Enemigo de la ternura". Es entonces cuando entra a formar parte de la Organización para Escritores en el Sur de Suecia “Författare Syd Centrum”.
En el año 1.996 lleva a cabo el curso: Introducción a la Formación Cultural para extranjeros, y al año siguiente los cursos: Escritores, Proyectos y Público, y Educación Continua para escritores.
Más tarde participa en un concurso literario que versa sobre la moral en los poemas, logrando ser finalista. Con las obras presentadas por los escritores finalistas se hace una Antología titulada “Ética y Moral en la poesía”.
Ya en el año 1.999, escribe una obra de teatro sobre la integración en Suecia, adaptación de una novela de escritora siria, para niños inmigrantes; encargándose posteriormente de la dirección de los actores (trece niños y niñas) y de toda la puesta en escena de la obra.
Un año más tarde consigue la titulación de Pedagogo especializado en dinámica de grupos por la Malmó Hogskola.
En la actualidad, reside en Madrid. Viviendo ya en España, ha publicado varios libros. Entre ellos, un diván “Huellas”, en español y una traducción al árabe de "La poesía europea ahora”. Por ellos fue invitado por el Centro Cultural Árabe-Sirio y por el Centro Cultural Egipcio, ambos en Madrid, para dar un recital de poesía, tanto en árabe como en español.
En 2.007 publica su última obra hasta el momento, “Bailando con el humo” edición bilingüe. Con ella da un recital poético en los centros culturales árabe- sirio e hispano-marroquí.
En su faceta de pintor, ha realizado las siguientes exposiciones de pintura en Galerías y Centros culturales en Bagdad (Irak), Malmo (Suecia), y Madrid:
1988 Exposición individual en Bagdad.
1988 Exposición colectiva con otros dos artistas iraquíes en Bagdad.
1994 Exposición individual en Malmo, Suecia.
1997 Exposición individual en Malmo, Suecia.
2007 Exposición en el Centro Arabe-Sirio en Madrid.
2007 Exposición individual en el Centro Hispano- Marroquí.
La última de las exposiciones ha sido inaugurada el día 10 de Julio de 2.009 en el Centro Cultural Hispano- marroquí, y ha tenido una gran acogida.
LADRAR A LA LUNA
Editorial Poesía eres tú
año 2010
La historia de amor cantada en este poemario transcurre en Malmö, ciudad sueca, entre dos personas extranjeras.El escritor consigue a través del lenguaje poético desgranar preguntas, respuestas, búsquedas… cuestiones esenciales del hombre en la época que le ha tocado vivir. Para él la poesía no es sólo una forma de escribir es una manera de vivir, mediante la cual crea multitud de imágenes para expresar sentimientos y profundizar en la intensidad de sus significados.
POEMAS
Todo quedó tranquilo,
después de que los grandes tambores
vaciaran sus roncas voces
y el sollozo de los violines aullantes
y el sollozo de los violines aullantes
cayera en el silencio.
No hubo rosas en las macetas,
ni largos abrazos,
ni una danza bravía,
ni súplica amante alguna.
12
Cada noche me construye una casa,
18
Me atraviesas la cabeza como una bala,
dejándome un zumbido en el oído.
¿A qué lugar podría huir de ti si has asediado mi interior?
Has extendido todo tu control,
mientras tus soldados disparan cantando victoria.
Tus manifiestos se suceden,
prohibiendo la circulación en tu jardín real del amor
y declarando la ley marcial
para quien se vea tentado
a contravenir la seguridad y jugar con tus rosas sagradas.
¿Quién será capaz de soportar tus ojos?
Una mirada tuya es una verdadera derrota para un ejército numeroso
y yo firmo la declaración de mi última rendición.
Te ruego que dispares el tiro de gracia
pues sigo asediado por los recuerdos.
Si te han rechazado de la tierra de los sueños,
¿Quién eres tú, niño
para que te dejen en un desierto árido,
extraviado con la débil maleta de tu cuerpo,
frente a un enorme imperio de arena,
y a las armas incendiarias de la luz
exponiendo tu corazón a los embates del tiempo?
¡Oh, adicto a escalar las laderas!
¿No percibes que navegar en el amor no es seguro,
y que los vientos del anhelo no son propicios
Yo no sabía que el sentimiento de felicidad
era limitado como oleadas de lluvia en la ventana
que dejan restos de besos débiles.
Si yo pudiera olvidarte algún día,
¿cómo podría extraerte de mi mente
y de mi sangre?
¿Cómo podría sacar tus bellos ojos
de mis ojos y tu hálito de mi piel?
Sigues llenando pues, mis pulmones de aire
y mi cabeza de sueños.
Nos encontramos como dos ramas,
a pesar de que nuestras raíces
se abrazan desde hace miles de años en el mismo suelo.
Cuando un fruto cae
es porque debe haber un gran árbol.
Es el árbol de tu cariño pues
de lo contrario, el fruto sería un regalo del cielo para nosotros.
Cuando oímos una respuesta,
es porque debe haber antes una pregunta.
Es la pregunta de tu amor pues
si no sería la respuesta que el viento ha susurrado.
Cuando sentimos dolores enormes
debe haber un gran amor que hemos perdido pues
si no sería la ternura que la tierra nos tiene.
Ladrar a la luna, Najim Mouhsin.
BAILANDO CON EL HUMO
ALFALFA EDITORIAL
CON LA COLABORACIÓN DE EDITORIAL VISION NET
BAILANDO CON EL HUMO
A María
1
Deja que esconda mi rostro en la noche de tu largo pelo
y contemple el cielo de tus ojos de lunas lleno.
¿De dónde han sacado tus dulces manos
tanta crueldad?
¿Cómo puede ser tu voz tan lacerante?
¿Quién te otorgara el control de todos los destinos?
Tus valerosos guerreros son un temporal
que todo lo barre.
Los caminos están cortados
Y tus lluvias, amarrados a nuestros corazones
con hilos de dolor.
2
¿Quién le ha dado al mar de tus ojos su color azul?
¿Quién me ha embadurnado los labios con tu penetrante olor?
Espíritus que pugnan por la noche de tu pelo
conducen el tren de nuestro destino hacia los valles.
¿Qué ángel podría resistirse ante el flujo
de tus caprichosos días?
Los muros de su existencia quedarían derruidos.
Viertes la rojez de tus palabras en nuestra boca
y das sombra a nuestra mano con la ausencia.
Tú eres quien siembra nuestras esperas de pesa;
Dormido, tus lluvias siguen vertiéndose en mi rostro.
Me consumen los recuerdos,
pero los gritos rápidamente se disipan
en las orillas de tu profundo cielo.
3
Las entrañas de la noche vomitan un sol sangrante,
los ecos de una noche de pesar, de amplios sueños,
se diluyen en los valles.
Besos en mis ojos
mientras recorro tus ciudades lejanas
con las alas de un marinero ciego
que se aferra a un puñado de ceniza.
4
Las heridas crónicas de una ciudad
que mira absorta la plata de tus velas;
sí, tus dedos son orillas sumergidas
en mi pelo.
5
De nuestros ojos se derrama un tiempo
que se paraliza en el cristal
y siembra nuestra senda de penosas pruebas.
Una barrera de ramas de pájaros en llamas
camino de la escuela.
Y después, el mundo arde en el cielo,
donde los cálices de tu sufrimiento
escancian el polvo del dolor que causas.
Trópicos hueros de todo menos de tus pasos.
Deja que la tierra complete su rotación
sin peligro de colisión
y que los pájaros regresen a salvo a la patria del agua.
Tú eres la única que puede contener
el estrépito del padecimiento,
que puede detener los gritos
y hacer que los vagones céleres
transiten, seguros,
en el piélago de la sombra.
6
¡No es tiempo de amor!
Es tiempo de cólera rampante
y sus armas invisibles;
es tiempo de concentración, peligrosa, de capitales,
de estafar a la gente a la luz del día.
Tiempo de camuflar a la multitud y sus líderes
Lejos del campo de batalla.
Tiempo de instintos desbordados
y enfermedades sin cuento que atenazan la razón del mundo.
Tiempo de transferir la lucha
y lanzar acusaciones contra los pensamientos.
Tiempo de marginar a las gentes
y cercar al individuo en los túneles
para apoderarse de su mente.
Tiempo de hablar sobre el futuro
como si fuera un campo de trigo.
mientras vivimos sumidos en la barbarie.
Tiempo de inventar conceptos
para engañarnos con palabras entrecortadas de razón.
Tiempo de libertades capciosas y guerras que no se anuncian
mientras hablamos de paz global
y la crisis nos lleva al desastre.
Tiempo de camuflar y confundir los sentidos
para que las generaciones padezcan
una migraña insomne
y pesadillas negras.
7
Mis labios están henchidos de las nubes de tu boca
y mis ojos los cruzan sendas de recuerdos errantes.
Tañido estruendoso de desiertos,
plata de cielo liquido de palabras
y cáscaras de minerales musicales
en el tuétano.
Un hombre con la lengua trabada por el miedo
que se apoya en el mar de dedos
de sus sueños navegantes
mientras de sus ojos caen ciudades
en el vacío.
Aguas dulces que se vierten plagadas de secretos:
mis días, si no fuera por ti,
serían mares de padecimiento.
Las flores de tus recuerdos
son nubes de gritos.
Ay, última de las lluvias sagradas que rigen
las fortunas del mundo.
Ángeles armados de injusticia
con ropas manchadas de sangre
se pelean sobre la nieve
arando nuestros cuerpos con lanzas,
aferrándose a los confines del dolor.
Sus lluvias son pensamientos incomprensibles:
surcan caminos
anfractuosos en las rocas
entre derrumbes estrepitosos de recuerdos.
Y es que la senda que lleva a tus seguros puertos
bulle de laberintos predadores
y bestias de voluntades que se encarnan en los espejos
rebosantes de las ciudades.
Te aferro con mis brazos
como el amuleto de un niño muerto
y subo en dirección a tu manantial
con la certeza plena
de que, después de enfrentarme a tu diluvio,
no he de volver.
8
Me arrastro por tu cuerpo con tranquilidad
y transito por tus huesos
como un tren rápido,
dejando que sus ruedas den vueltas y giman sin fin.
Oigo tu lamento en mis huesos
haciendo que la tierra tremole bajo tus pies.
9
Latidos del corazón
Que se tuercen
hacia el cielo de los fuegos
mientras tú atiendes el eco
de las estaciones que pasan
por tu juventud.
Recuerda que sólo el amor
salva del amor.
10
La verdad,
sin sus máscaras capciosas,
sin polvos ni afeites,
deja que la verdad nos muestre su mandíbula devoradora
y las muertes de sus días;
deja que las tristezas de nuestros sueños desbordados
humedezcan las canciones de todos los labios.
Acércate
pues el rugido pone coto a la infancia
y, en la noche, atacan los tiburones.
Y lo que construimos en años gravita
En las sendas de un viento ciego.
Haz que todos los caminos empiecen en ti
y en ti terminen.
Como una costa abrazo tu cintura
con sus contornos,
y tras ellas, las imágenes fragmentadas de mi rostro
sobre el agua
No hubo rosas en las macetas,
ni largos abrazos,
ni una danza bravía,
ni súplica amante alguna.
12
Cada noche me construye una casa,
un jardín y una fuente
y pronto llena la casa de niños,
el jardín de pájaros
y la fuente de soles quebrados.
Entre tanto nuestra vida se enfrenta
y pronto llena la casa de niños,
el jardín de pájaros
y la fuente de soles quebrados.
Entre tanto nuestra vida se enfrenta
a enormes tormentas,
a torsiones extremadamente críticas
y a difíciles preguntas.
Desde una terraza vecina sopla el huracán
a torsiones extremadamente críticas
y a difíciles preguntas.
Desde una terraza vecina sopla el huracán
del pasado.
Hay lluvias en el apartamento,
felicidad sobre el césped
y un aire asediado se infiltra en las habitaciones.
Hay lluvias en el apartamento,
felicidad sobre el césped
y un aire asediado se infiltra en las habitaciones.
18
Me atraviesas la cabeza como una bala,
dejándome un zumbido en el oído.
¿A qué lugar podría huir de ti si has asediado mi interior?
Has extendido todo tu control,
mientras tus soldados disparan cantando victoria.
Tus manifiestos se suceden,
prohibiendo la circulación en tu jardín real del amor
y declarando la ley marcial
para quien se vea tentado
a contravenir la seguridad y jugar con tus rosas sagradas.
¿Quién será capaz de soportar tus ojos?
Una mirada tuya es una verdadera derrota para un ejército numeroso
y yo firmo la declaración de mi última rendición.
Te ruego que dispares el tiro de gracia
pues sigo asediado por los recuerdos.
Si te han rechazado de la tierra de los sueños,
toma mi mano.
¿Quién eres tú, niño
para que te dejen en un desierto árido,
extraviado con la débil maleta de tu cuerpo,
frente a un enorme imperio de arena,
y a las armas incendiarias de la luz
exponiendo tu corazón a los embates del tiempo?
¡Oh, adicto a escalar las laderas!
¿No percibes que navegar en el amor no es seguro,
y que los vientos del anhelo no son propicios
para lanzarte de nuevo
en las fauces del mar?
en las fauces del mar?
Yo no sabía que el sentimiento de felicidad
era limitado como oleadas de lluvia en la ventana
que dejan restos de besos débiles.
Si yo pudiera olvidarte algún día,
¿cómo podría extraerte de mi mente
y de mi sangre?
¿Cómo podría sacar tus bellos ojos
de mis ojos y tu hálito de mi piel?
Sigues llenando pues, mis pulmones de aire
y mi cabeza de sueños.
Nos encontramos como dos ramas,
a pesar de que nuestras raíces
se abrazan desde hace miles de años en el mismo suelo.
Cuando un fruto cae
es porque debe haber un gran árbol.
Es el árbol de tu cariño pues
de lo contrario, el fruto sería un regalo del cielo para nosotros.
Cuando oímos una respuesta,
es porque debe haber antes una pregunta.
Es la pregunta de tu amor pues
si no sería la respuesta que el viento ha susurrado.
Cuando sentimos dolores enormes
debe haber un gran amor que hemos perdido pues
si no sería la ternura que la tierra nos tiene.
Ladrar a la luna, Najim Mouhsin.
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BAILANDO CON EL HUMO
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CON LA COLABORACIÓN DE EDITORIAL VISION NET
BAILANDO CON EL HUMO
A María
1
Deja que esconda mi rostro en la noche de tu largo pelo
y contemple el cielo de tus ojos de lunas lleno.
¿De dónde han sacado tus dulces manos
tanta crueldad?
¿Cómo puede ser tu voz tan lacerante?
¿Quién te otorgara el control de todos los destinos?
Tus valerosos guerreros son un temporal
que todo lo barre.
Los caminos están cortados
Y tus lluvias, amarrados a nuestros corazones
con hilos de dolor.
2
¿Quién le ha dado al mar de tus ojos su color azul?
¿Quién me ha embadurnado los labios con tu penetrante olor?
Espíritus que pugnan por la noche de tu pelo
conducen el tren de nuestro destino hacia los valles.
¿Qué ángel podría resistirse ante el flujo
de tus caprichosos días?
Los muros de su existencia quedarían derruidos.
Viertes la rojez de tus palabras en nuestra boca
y das sombra a nuestra mano con la ausencia.
Tú eres quien siembra nuestras esperas de pesa;
Dormido, tus lluvias siguen vertiéndose en mi rostro.
Me consumen los recuerdos,
pero los gritos rápidamente se disipan
en las orillas de tu profundo cielo.
3
Las entrañas de la noche vomitan un sol sangrante,
los ecos de una noche de pesar, de amplios sueños,
se diluyen en los valles.
Besos en mis ojos
mientras recorro tus ciudades lejanas
con las alas de un marinero ciego
que se aferra a un puñado de ceniza.
4
Las heridas crónicas de una ciudad
que mira absorta la plata de tus velas;
sí, tus dedos son orillas sumergidas
en mi pelo.
5
De nuestros ojos se derrama un tiempo
que se paraliza en el cristal
y siembra nuestra senda de penosas pruebas.
Una barrera de ramas de pájaros en llamas
camino de la escuela.
Y después, el mundo arde en el cielo,
donde los cálices de tu sufrimiento
escancian el polvo del dolor que causas.
Trópicos hueros de todo menos de tus pasos.
Deja que la tierra complete su rotación
sin peligro de colisión
y que los pájaros regresen a salvo a la patria del agua.
Tú eres la única que puede contener
el estrépito del padecimiento,
que puede detener los gritos
y hacer que los vagones céleres
transiten, seguros,
en el piélago de la sombra.
6
¡No es tiempo de amor!
Es tiempo de cólera rampante
y sus armas invisibles;
es tiempo de concentración, peligrosa, de capitales,
de estafar a la gente a la luz del día.
Tiempo de camuflar a la multitud y sus líderes
Lejos del campo de batalla.
Tiempo de instintos desbordados
y enfermedades sin cuento que atenazan la razón del mundo.
Tiempo de transferir la lucha
y lanzar acusaciones contra los pensamientos.
Tiempo de marginar a las gentes
y cercar al individuo en los túneles
para apoderarse de su mente.
Tiempo de hablar sobre el futuro
como si fuera un campo de trigo.
mientras vivimos sumidos en la barbarie.
Tiempo de inventar conceptos
para engañarnos con palabras entrecortadas de razón.
Tiempo de libertades capciosas y guerras que no se anuncian
mientras hablamos de paz global
y la crisis nos lleva al desastre.
Tiempo de camuflar y confundir los sentidos
para que las generaciones padezcan
una migraña insomne
y pesadillas negras.
7
Mis labios están henchidos de las nubes de tu boca
y mis ojos los cruzan sendas de recuerdos errantes.
Tañido estruendoso de desiertos,
plata de cielo liquido de palabras
y cáscaras de minerales musicales
en el tuétano.
Un hombre con la lengua trabada por el miedo
que se apoya en el mar de dedos
de sus sueños navegantes
mientras de sus ojos caen ciudades
en el vacío.
Aguas dulces que se vierten plagadas de secretos:
mis días, si no fuera por ti,
serían mares de padecimiento.
Las flores de tus recuerdos
son nubes de gritos.
Ay, última de las lluvias sagradas que rigen
las fortunas del mundo.
Ángeles armados de injusticia
con ropas manchadas de sangre
se pelean sobre la nieve
arando nuestros cuerpos con lanzas,
aferrándose a los confines del dolor.
Sus lluvias son pensamientos incomprensibles:
surcan caminos
anfractuosos en las rocas
entre derrumbes estrepitosos de recuerdos.
Y es que la senda que lleva a tus seguros puertos
bulle de laberintos predadores
y bestias de voluntades que se encarnan en los espejos
rebosantes de las ciudades.
Te aferro con mis brazos
como el amuleto de un niño muerto
y subo en dirección a tu manantial
con la certeza plena
de que, después de enfrentarme a tu diluvio,
no he de volver.
8
Me arrastro por tu cuerpo con tranquilidad
y transito por tus huesos
como un tren rápido,
dejando que sus ruedas den vueltas y giman sin fin.
Oigo tu lamento en mis huesos
haciendo que la tierra tremole bajo tus pies.
9
Latidos del corazón
Que se tuercen
hacia el cielo de los fuegos
mientras tú atiendes el eco
de las estaciones que pasan
por tu juventud.
Recuerda que sólo el amor
salva del amor.
10
La verdad,
sin sus máscaras capciosas,
sin polvos ni afeites,
deja que la verdad nos muestre su mandíbula devoradora
y las muertes de sus días;
deja que las tristezas de nuestros sueños desbordados
humedezcan las canciones de todos los labios.
Acércate
pues el rugido pone coto a la infancia
y, en la noche, atacan los tiburones.
Y lo que construimos en años gravita
En las sendas de un viento ciego.
Haz que todos los caminos empiecen en ti
y en ti terminen.
Como una costa abrazo tu cintura
con sus contornos,
y tras ellas, las imágenes fragmentadas de mi rostro
sobre el agua
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