Juan Meseguer Velasco nace en Madrid, en 1981. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y Doctor en Sociología por la UNED. Ha recibido un accésit del Premio Adonais 2005, por su libro de poemas Bancos de arena. También es autor de los libros de ensayo La familia que viene y La fiesta que no cesa. Es cofundador del grupo poético Esmirna.
En sus poemas predomina un tono optimista, afirmativo, alguna vez irónico, que sabe descubrir en la existencia cotidiana la grandeza del ser humano. Con un lenguaje sencillo, emotivo, un gran sentido del ritmo y una expresión contenida, pura y directa, Meseguer se muestra como un poeta del corazón.
DE VITA POETICA
Y a lo mejor la vida
no es otra cosa que eso:
llegar de noche a casa
(los niños, los deberes,
los deberes, los niños),
sentarse en un sofá,
prescindir de la tele,
y estar unos minutos
contemplando en tus ojos
la solución exacta
–el verso pertinente–
a todas mis preguntas.
(de Bancos de Arena, 2006)
JUICIO INOCUO
Como la araña,
el hombre escoge a veces la tristeza:
se esconde en un rincón
oscuro de su alma y vive a tientas,
urdiendo sus secretos,
su peligrosa malla de rencores.
Allí pasa las horas
encerrado en su reino.
Allí teje en silencio su desesperación.
Por su mente,
desfilan encogidos los agravios.
Los sienta en el banquillo,
los mira bien de cerca y dicta
la terrible sentencia:
ofensa imperdonable.
Acusador y juez se dan la mano.
(de Bancos de Arena, 2006)
BANCOS DE ARENA
Hemos fracasado
sobre los bancos de arena del racionalismo,
ha dicho con acierto Urs Von Balthasar.
Pero
no se detiene aquí el perspicaz teólogo,
y añade:
demos un paso atrás y volvamos a tocar
la roca abrupta del misterio.
Los sentidos del mundo
entran en convulsión;
revientan en pedazos contra muros de piedra.
Mientras tanto,
los filósofos racionalistas se entretienen
en su meditación de estufa.
Hace frío.
(La razón desconoce
alternativas dignas al misterio).
Afortunadamente el siglo XX
–explica Ignacio Sols,
catedrático de ciencias exactas–
fue, en parte, como una bocanada de aire fresco.
Convenía.
Desde hacía dos siglos,
el pensamiento estaba muy cargado.
Había que volver –añade–
a la filosofía abierta al ser,
nacida
en las playas soleadas del Egeo.
Demos un paso atrás y volvamos a tocar
la arena de las playas del Egeo.
Devolvamos al ser su consistencia,
su carne de misterio.
Levantemos, como una sola torre,
nuevos bancos de arena.
(de Bancos de Arena, 2006)
NOTAS PARA UN ENTIERRO
Los sabidos cipreses estirados,
las palabras exactas y medidas,
la corona de flores, las guirnaldas,
y un silencio largísimo que dura
interminablemente por momentos.
El coche funerario que transporta
la mirada cargada de tristeza
de los allí presentes que son pocos.
Los picos y las palas. Más silencio.
Y un puñado de amigos empeñados
en hacerle saber a la familia
su antigua relación con el difunto.
Con razón
nos asusta tanto la muerte.
(de Bancos de Arena, 2006)
Ardiente secreto
Esperaré a la noche
para contarte cosas que ya sabes.
Te cubriré la frente con mi mano
con cuánta lentitud, con qué misterio.
Hablaremos de fechas
extrañas para el mundo.
Y te sorprenderás.
¿Cómo entender la luz de dos hogueras,
la intimidad del fuego?
Tierra de frontera
El mundo es un recuerdo de tu cuerpo:
choca con otros mundos más angostos,
otros cuerpos —límites, alambradas—
donde no te demoras demasiado.
Cada latido es un recuerdo de tu cuerpo.
Cada recuerdo, una victoria sobre el mundo:
sólo sirven de excusa
para sentirte dentro de tu cuerpo.
Al mundo hay que ponerle cercas, dices,
para poder colonizarlo a gusto...
Amas la ideología de tu cuerpo.
Arte poética
Adoración de ídolos y becerros de oro.
Baile de brujas. Aquelarre.
Pero, ¡cuidado!, ya se acercan.
Escuchemos atentos sus falsas ceremonias...
¡La Palabra Poética! Oooooooooh.
¡¡La Gran Palabra Poética!! Oooooooooh.
Ella ¿nos salvará?
Silencio.
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