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miércoles, 17 de noviembre de 2010
2167.- MARCELO GUAJARDO THOMAS
Marcelo Guajardo Thomas. Santiago de Chile, 1977.
Es periodista de la Universidad de Santiago de Chile y Magíster (c) en Literatura Chilena y Latinoamericana de la misma institución. Ha recibido diversos reconocimientos como: primer lugar del Concurso Nacional de poesía para jóvenes Armando Rubio Huidobro y el primer lugar del concurso nacional de poesía Dolores Pincheira Oyarzún.
Ha publicado: Teseo en el mar hacia Cartagena y epílogo de la aventura y El dolor de los enjambres.
Abdomen de pez
Aquello rasgando desde la palma
el pulgar atorado al vértice y el surco
que corta el henchido tallo. Principio.
Trozo de agua. Pulpa. Raíz abultada del tacto.
Joven Mercader
A la medialuna. mordida por la piel
el circulo convexo y los acantilados. Rodean.
el manto transparente donde el agua
va y regresa a la luminosa caverna.
La sangre nace y tiembla bajo el domo.
Vestigio donde habita la serpiente.
Primero la carne. Primero la carne.
Mar de la sangre
Extenuada. Caliente.
Al amparo del granito y la arteria
que inunda el enorme páramo.
Tendón. Astilla. Partícula de partículas.
Fuego, tizón, roca que marcha. Escalda aquella
brasa sanguínea que abomino.
Refugio del viento
Anclado al espacio, cuelga de la raíz
un inmaterial sofoco, luz que escurre
desde el hueco y orada el estrépito
del silencio inmóvil del junco y el oso.
Una caverna tras el laberinto
Donde las dagas se hunden
en el corazón del extenuado muchacho.
Palacio celeste
El agua que tributa
en las escalas del palacio
un carnero para el sacrificio.
Entre la cuenca y el abismo
la meseta del buey. Su fuerza.
La mandíbula allí. Lentamente.
Tritura la hierba que crece en el estanque.
Montañas Kuen Loun
Al final de la depresión
se levanta el observatorio
y el iris del hueso, vigilando
el guijarro que cercano
evita el lugar donde
la nieve lo ha cubierto todo.
Máquina terrestre
Un óvalo que abraza
la intensa forma. Cercado.
Por la tierra y el mecanismo
la gruta donde precipita
el sonido que escampa
luego del continuo escarmiento
de la carne nueva sobre la tierra.
Curva del estanque.
El fango invisible, luego
de la curva que explora
el cartílago y el vientre
allí, donde el agua escarba,
un trozo de espacio que no existe.
La huida precede el bostezo del pescador.
Pantano joven
Cubre el limo, el vestigio
próximo a la piel azul de la salamandra.
Leve temblor de la carne y las ciruelas.
Cinco comarcas
Descuelga el nudo hacia el triángulo
De la iracunda colina.
Trepa. Hincha. Retrocede
Hacia el desfiladero y huyendo
la infinita luz de la caravana.
EJEMPLO DE EXTRAÑAMIENTO
Cualquiera de estos autos en la lenta procesión
junto a la playa
sus luces bajo tu departamento que circunda,
tomado del vértice hacia la grieta
flotando sobre los riscos, en la niebla,
que de pronto escoge su gobierno.
El extraño anochecer de la luz en una ciudad
futurista a punto de desplomarse
a unos kilómetros de la virgen negra en la gruta
serpentearte. Advierte.
El zumbido que se extiende desde las dunas,
al agujero de piedra donde las langostas crecían
al amparo del esmero y el vértigo.
De que te extraña que los golpes vengan de las paredes
que este único ruido venga del tibio acantilado interior.
Que desgano trabar la piedra que desciende
hasta su desembocadura, Lijar otra vez los sentimientos.
La exasperante redondez de la piedra de río
inservible al final de su viaje.
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