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miércoles, 17 de noviembre de 2010

2168.- GLORIA DÜNKLER


Gloria Dünkler (Pucón, Chile, 1977) Poeta y narradora chilena que ha ido dando voz a la colonización y asentamiento principalmente germano. Sin obviar las relaciones que se producen con el chileno, con el mapuche. La confluencia en un territorio común. Sus miserias y grandezas. Sin duda, una autora que viene trabajando con rigor y obsesivamente sus materiales, su lengua. Que machaca día a día las palabras hasta que un día se escuchen y no podamos obviarlas, entender que un poema o texto de los suyos tiene mucho más que decir que historiadores, antropólogos, sociólogos, comentaristas de filosofía, sicólogos, groseros e ignorantes ingenieros y estadistas acerca de un proceso que no ha terminado, que es también parte de nuestra historia personal, que requiere una voluntad y amor enormes para expresarse en medio de tantas heridas, clichés, sueños rotos, pobreza, desmemoria, la perorata del vencedor o perdedor, de la minoría o la mayoría, etcétera. Aquí Gloria sólo espera -como muchos- dar con el lector cabal, es decir, el que más que su conveniencia, busca ser más como persona al leernos. (por Ernesto Gonzales Barnert)
Nacida en una familia de artesanos, músicos y pescadores. Cursó la Pedagogía en Lenguaje y Comunicación (2003). En 2009 se titula de bibliotecóloga en Santiago de Chile, ciudad donde se desempeña como catalogadora en la biblioteca de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.
Ha obtenido algunos premios, de los que se destacan:
Tercer lugar nacional en el 3º Concurso de Poesía del Mundo Rural, FUCOA (Fundación de Comunicación del Agro, Ministerio de Agricultura), 2004, con fragmentos de su libro Quilaco Seducido.
Primer lugar regional en el 12º Concurso de Historias y Cuentos del Mundo Rural, FUCOA, 2004.
Primer premio regional en el 13º Concurso de Historias y Cuentos del Mundo Rural, FUCOA, 2005.
Primer premio en el concurso de ensayo del CFT-UTEM (Universidad Tecnológica Metropolitana), Santiago, 2007.
Premio Edición Certamen Internacional "Los Puños de la Paloma 2008" con el poemario Fûchse von Llafenko, editado con motivo del premio en Santa Fé, Argentina.
Trayectoria profesional

Ha participado en múltiples encuentros y lecturas, entre ellos se destaca Chile-Poesía 2008. También ha sido becaria del taller de cuento dictado por la escritora Pía Barros. Además de su libro "Fûchse von Llafenko" (Santa Fe, Argentina, 2008), ha sido editada en las antologías nacionales: Mujeres en la poesía chilena actual y Mujeres frente al mar (Santiago, Editorial Semejanza, 2000), Carlos Órdenes compilador y en la antología poética "Desde todo el Silencio" editada por Los Puños de la Paloma, Argentina 2008. Publicada en las revistas universitarias Jauría y Aneuza (Temuco 2004), La Fosa (Temuco 2008), y en VA, (Santiago de Chile 2009); también en las revistas alemanas: AGPA Daf-Brücke (Filial Santiago de Chile 2009); Oxid (Berlín 2009), y en la revista Nachrichten, ciudad de Frankfurt (2009).
Parte de su novela Los intrusos ha sido editada en la antología latinoamericana Comer con la mirada (Ediciones Desde la Gente, Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Buenos Aires, 2008), selección de Esther Andradi. Traducida al catalán en la antología electrónica "Tábanos: once poetas para la poesía chilena", prólogo y selección de Bernardo González K. Próximamente su libro "Fûchse von Llafenko" será reeditado en Chile bajo el sello de Tacitas.





"ANKUNFT DER EMIGRANTEN" (De Fûchse von Llafenko)


No fuimos descendientes de reyes ni licenciados
y mi abuelo recogía la nieve
amontonada en las calles de Hamburgo.
Lo único que trajimos fue coraje, el buche
y los sueños en las maletas.
Aferrados al mástil del buque
taconeado de niños enfermos
de vivir con la peste y el hambre,
de mujeres que parían en la cubierta
y otros que dormitaban en los pasillos
o de a tres en los camarotes.
La maldición de errar por los mares había terminado.








¿Qué sabe un forastero sobre tomar un buen mate?
Nadie le dijo cómo se ceba: si amargo o untado en miel,
hojitas de cedrón o cáscaras de naranja.
Que el agua no se deja hervir,
que amaina el apetito y sosiega la mente.
¿Qué pienso? Quizá me complazca
y un día me instale con mi bombilla
en la arena movediza de la yerba.






Mi oficio es construir, encender motores,
soltar amarras, no volver atrás.
La miseria se despidió de mí
agitando su pañuelo al viento
comprendí entonces, mi destino era triunfar.
Era sostener las esperanzas amarradas al cinto,
remar en busca de tu orilla,
sembrar el poema y dejarlo brotar.








Aquí nadie se conoce
ni sabe uno si la familia del vecino no vale un cobre.
Aquí podemos inventarnos una sangre,
un escudo, una leyenda, una muerte gloriosa,
podemos ser, si se nos place,
una estirpe ungida por el rayo.






Las tierras de Llafenko jamás fueron un edén.
Las huellas yacían pobladas de espinas,
el curso de vientos y lluvias
resultaba a menudo devastador y antojadizo
y el páramo cerraba sus entrañas a la siembra.
Frutos silvestres y ovejas ramoneando los prados
se negaban a dejar su cautiverio presintiendo la esquila.
El bosque no se permitía derribar
y los ríos se abrían paso esculpiendo la piedra al humor de su cauce.
Las tierras de Llafenko siempre fueron un laberinto de hojas,
un enjambre de preguntas sin respuestas.





A Ignacio Llanquimán

Tu trabajo es despejar los caminos,
inventarlos a machete y prender fuego a las campiñas.
No te conozco, indio, no te comprendo.
“Vendido”, rumorean los tuyos, “apatronado”,
¿y tú sólo guardas silencio?
Mientras fabricas la batea para salar nuestra carne
y junto a papá trabajas, yo te observo y me pregunto:
¿quién te dejó esa cicatriz en la frente?





MENDEL (fragmentos)

I

La vida nos ligó al mismo árbol, tu brote y el mío,
erguidas nuestras hojas, enredadas.
En tiempo de cosecha unimos los pedazos de un mural secreto,
en el carozo, en el jugo, en la pulpa, se estruja lo rubio y lo moreno.
No fuimos cerezo ni manzano, sino un injerto de lenguas,
un canto de huesos y nervios.

II

Es el ejercicio de navegar en tu humedad
apretar el nudo de nuestros muslos en trance
comunión de planetas empapados de hambre y fuego.
Desentierras este féretro, mi cuerpo,
y te entregas al oficio modelándome.
En esta ceremonia única de nuestras almas
en la historia de la carne.

III

Jamás nos prometimos riquezas
más que labrar los huertos
y amaneceres con tinajas vacías.
Éramos libres, aprendimos a dar la cara,
y en la kermesse brindamos por lo nuestro
amándonos contra indios y alemanes,
criando desertores de la patria
tarados mentales, mestizos deformes,
al decir de mis vecinos y los suyos
en esta esquina del planeta.

VI

Ancianos y decrépitos, sentados bajo la parra,
aquel verano supieron de un cadáver que apareció flotando en río,
y de otros que se fugaron por las fronteras con identidades falsas.
Entonces me acordé de Karl y su pasión por la guerra.
Cuántas jornadas me sentí un ganador junto a él
chapoteando en los barriales.
Zorro bruñido, sabueso de las quebradas,
¿qué habrá sido de él después de tantos años
lejos de esta, su colonia?

VII

Quiero pensar que llegó a ser un gran barón
y estuvo al mando de sangrientas escuadrillas.
Que derribó a miles, torturó a cientos,
y no tuvo un gesto amable con sus rivales.
Quiero suponer que mi amigo vive oculto
en los archipiélagos del sur,
quizás allí encuentre clemencia su alma fugitiva.

VIII

En los cuarteles chilenos nos admiraban,
porque les recordábamos al gran pueblo elegido,
al Führer y su doctrina de limpieza.
Pero nadie hablaba de ese asunto.
Para bien o para mal,
nos llevaríamos el secreto a la tumba.






DÜNKLER

Bajo la luna de los emigrantes
en las sombras brilla un secreto.
Allí respiran criaturas, se aman,
lo deforme y lo bello.





SAUCES FRENTE A LA PLAYA

Estamos en el centro de la arena
y has decido enfrentarme, domar el corazón de esta foránea.
Pronto soltarán a la bestia de su jaula,
hambrientas, las felinas se pasean.
Pero tú lograrás vencer el enojo,
zafar de sus artimañas, darle vuelta,
acallar sus fauces con un golpe de tu escudo,
empujarla a tu red, mansa y overa.
Apuesto mi alma, auguro la victoria,
imagino que soy domada por un beso tuyo,
que rasguñas mi monte, que talas mi arboleda.
Que me tienes en prisión, sumida en arenales,
que me induces al amor
recostada sobre piedras calientes.








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