Miguel Angel Morelli
Su página personal: http://www.mamorelli.com.ar/
Nació en Cnel. Suarez, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, (1955)
Ha publicado: “Piedra blanca sobre piedra negra” (1980); “Los signos de fuego” (1989); “Fragmentos de un cielo impenetrable” (Faja de Honor de SADE, 1998); y “Humanos, casi humanos” (2008)
datos personales
a excepción de mi barba
rebelde y obstinada
muy poco puede decir de mí:
nací del lado de la desesperanza
aún no he comprado mi porción de cielo
le di dos hijos a esta tierra y su mañana
no fui si no lo que he olvidado
robé y mentí para salvar a un niño
tuve un amigo como yo (y ahora está muerto)
estoy en tránsito del trigo a la piedra
sin otro equipaje que la rabia y algún poema
jamás escribiré mi epitafio
1
mi madre creía en dios y hablaba con él en voz alta
mientras lavaba la ropa y la colgaba de la soga
sentado en un rincón del patio / después de la escuela
yo la escuchaba hablar sola y pensaba que mi madre estaba loca
¿cómo no iba a pensarlo? / yo tenía apenas doce años
la edad del mundo / la edad de todas las verdades de este mundo
pero un día llegué y ella no estaba
y fue como volver a nacer / aunque del lado de la desesperanza
eso pasó hace mucho tiempo, es cierto, pero de tarde en tarde
cuando el olvido me acorrala / me siento en el rincón de pensarla
y vuelvo a ser entonces ese niño al que la muerte le mordía los labios
2
y me pregunto qué va a ser de mí / con esta lluvia
con tanta agua corriendo calle abajo y esos despojos
que van a la deriva / si hoy el mundo es una boca de tormenta
hay que llegar / me digo / a la otra orilla
mientras trato de recordar cómo era que rezaba
aquel hombre que no salía de su casa sin paraguas
3
la armonía entre pensamiento y realidad,
como todo lo metafísico,
hay que buscarla en la gramática del lenguaje
ludwig wittgenstein, tractatus logico-philosophicus
cuando ya nada puede ser dicho y el silencio impone su agonía /
¿calla el decir o el pensamiento?
si calla el decir, son las palabras las que nos han abandonado
en el límite exacto de nuestro propio lenguaje /
si calla el pensamiento / en cambio
es el lenguaje el que nos roba cualquier promesa de mundo
silencio sobre silencio / cuando todo es intemperie
lo inexplicable que emerge del poema
nos devuelve del vacío y da consuelo /
pero esa luz ya no es nuestra
HUMANOS CASI HUMANOS
1
muerte de mi padre.
no sé, pero siento que lo lloraré en otra ocasión.
estoy tan ausente de mí mismo,
que ni siquiera tengo fuerzas para la pesadumbre,
y tan bajo, que no puedo elevarme a la altura
de un recuerdo ni de un remordimiento.
emil cioran
humano | casi humano debe ser el poema que te nombre
la palabra que evoque tu recuerdo | el silencio que lo envuelva
humano el pensamiento que indague en el vacío
hasta que llegue la hora del reencuentro
fuego contra fuego | sólo el tiempo desteje las heridas
y nos pone cara a cara con los muertos
2
hoy no es como otras lluvias
hoy llueve por vez primera
sobre el mármol de su tumba
hugo mujica
llueve sobre el mundo | sobre todas las cosas del mundo
y mientras miro cómo las gotas se balancean en el techo
tiemblan | y finalmente
acaban hundidas contra las baldosas del patio
me pregunto
cómo hay que hacer para sobrevivir a la tormenta |
de qué manera escapar de la tristeza
de estas ganas enormes de correr hacia abajo
para ser agua en el agua | lluvia en la lluvia
a marta c.
3
cuando murió mi padre yo estaba lejos |
tan lejos que todavía llevo en el pecho
las marcas de esa ausencia
cuando murió mi madre, en cambio, estaba a su lado
sosteniéndole las manos |
prometiéndole tardes que jamás llegarían
sin embargo | ¿era mi sombra aquella sombra?
¿eran mías aquellas manos?
si cada recuerdo no es más que una reparación de la memoria
a lo mejor durante aquella madrugada de setiembre
yo haya estado | al lado de mi padre | todavía
4
¿cómo era tu voz? | ¿cómo sonaba mi nombre
cuando desde algún rincón de la siesta me llamabas a tu lado?
el tiempo me ha dejado solamente tu silencio |
fragmentos dispersos de otro cielo impenetrable
olvidar fue aprender a vivir ahogado en sangre
fragmentos de un cielo impenetrable / 4
tendría que servirnos de consuelo saber que dios |
si existiese | tampoco se podría mirar en los espejos |
ni detenerse en los umbrales que el pensamiento reclama |
o dibujar a su antojo los signos del futuro
tendría que servirnos de alivio comprender que dios |
si existiese | sería también un náufrago de la historia |
otro despojo del mundo obligado a exiliarse eternamente |
la ráfaga del odio que alguien echó sobre la tierra
soñar podría ser nuestra manera de agradecerle a dios |
si existiese | su estar más acá de lo que la vigilia reclama
un poema para cortázar
cómo olvidar aquella noche de setiembre | cortázar
usted preguntándome por un barrio cualquiera de buenos aires
la cortada tal o cual | la richmond de florida
si estará como era entonces
y yo descubriendo con asombro provinciano
la rue l’esperon
aquel bar con con cronopios de carne y hueso
que se emborrachaban con barcarola y musettes de bartók
mientras el lobo y la osita deletreaban cos-mo-pista
el tiempo y la nostalgia son traicioneros | cortázar
y acaso aquella noche no haya existido nunca
acaso usted jamás leyó mis poemas
acaso mi recuerdo sea otra trampa de la suyas
tan hermosa
que merezca ser soñada
Publicado en: Los signos de fuego
auto de fe
habrá un día en que renunciemos
al vano ardid de cualquier esperanza:
en la plaza del olvido desbautizaremos las cosas |
uno tras otros echaremos nuestros nombres a la hoguera |
sepultaremos la historia al final de la batalla
sólo silencio llevaremos en la boca
y un aire limpio de agonías en lo ojos:
al fin se habrán desvanecido para siempre
los soberbios estertores de la muerte
y por el mundo dios nos buscará sin encontrarnos
"Fernando Sabido Sánchez agradece a Luis Alberto Vittor, Director Editorial y Fundador de la publicación argentina Analecta Literaria. Revista de Letras, Ideas, Artes y Ciencias[http://actaliteraria.
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