Alfredo Veiravé: nació en Gualeguay (provincia de Entre Ríos) en 1928. En 1957 se radicó en la ciudad de Resistencia (provincia de Chaco). Fue poeta, ensayista, egresado como profesor de Letras de la UNNE donde ejercio la docencia en varias catedras. Dictó numerosos cursos dentro y fuera de la provincia y en países extranjeros. Critico literario, autor de importantes y numerosos ensayos sobre escritores latinoamericanos. Obtuvo importantes premios: Faja de Honor de la SADE (1955). Premio Leopoldo Lugones de la SADE y el Fondo Nacional de las Artes (1960 y 63). En 1982 recibió el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía. La Academia Argentina de Letras lo designo Académico en la clase correspondiente, con residencia en el Chaco. Sus poemas fueron traducidos al ingles y al portugués. Obras poéticas: “El alba, el río y tu presencia” (1951); “Después del alba, el ángel” (1955, Faja de Honor de la SADE); “El ángel y las redes” (1960, Premio Regional de Literatura), "Destrucciones y un jardín de la memoria” (1965, Premio Leopoldo Lugones de La Nación); “Puntos luminosos” (1970); “El imperio milenario” (1973); “La máquina del tiempo” (1976); “Historia natural” (1980); “Radar en la tormenta” (1985); “Laboratorio central” (1990). Fue autor de libros destinados a la escuela media, editados por Kapelusz: “Literatura Hispanoamericana y argentina”, y “Lengua y Literatura”. Falleció en Resistencia (provincia de Chaco, Argentina) en 1991.
EL MUDO O LA INVASION DE LOS PERSAS
Cuando recupere el habla voy a escribir un ancho
poema
sobre los Persas que invadieron el continente de tu
cuerpo
soplando, así empezó la cosa, tu flequillo para que se
abriera y dejara tus ojos
en una posición fetal antes de que huyeras por las
hondas campiñas
verdes, en un caballo donde montabas
exquisitamente.
Solo me ocuparé entonces
de la risa que te provocaba en esos momentos el juego
de la silla entre las piernas
mientras yo desde el suelo, bajo los sicomoros del
momento, disparaba
mis flechas contra tu corazón metido como un
músculo elástico debajo de la camisa,
El espacio del poema
será ancho pero no ajeno a la fiel servidumbre que
una mujer
mundial merece según las reglas de la objetividad
o el deseo como fuerza positiva de los tajamares
que adornan la
polémica sobre el color local;
será inconcluso porque creo que el poeta
cuando rompe su mudez
escribe como Orfeo de esas sombras del Hades que se
mueven entre
la neblina, sobre el campo de golf o en el
aeropuerto,
Y Eurídice
arrastra la mortaja de los infiernos
que cubre su sexo dormido "como un capullo en el
atardecer"
con una complejidad que nace de los arcos
y las flechas persas del subconsciente.
Mudez, tartamudeo, registro de las angustias de una
conversación
que nadie escucha, la poesía.
Conocimiento desbocado y loco, como un
galope tendido hasta que el caballo se cansa y al rodar
arroja al jinete como una perdiz muerta de cuyo pico
surge
el ultimo silbido.
POETICA Y LINGÜÍSTICA
hoy he leído es un decir un formidable treno fúnebre
que cantan las mujeres del Peloponeso alrededor del
féretro
del difunto/
un formidable tratado del exiliado ruso Roman
Jakobson
acerca de la lingüística y la poética/
un tratado científico para ponerse serios
y no reir en las estepas del oso salvaje
que se pasea impaciente adentro de nosotros/
todo lo cual nos obliga a dejar que la boca cerrada
siga comiendo
las aberturas de la palabra "nieve".
De este modo la distribución de acentos y los
significados
crean una curva ondulatoria regresiva
que nos permite dejarnos ir por el puente de hierro
hacia
los planetas
donde la máscaras de carnaval (veneciano para
colmo)
se refriegan las antenas y se encienden como
luciérnagas por el deseo.
Pero de pronto
recordé el sombrero de una dama muy viuda
amante de los románticos alemanes traducidos que,
ofendida por mi sonrisa inoportuna en esa lectura de
poemas
no me quiso pasar la azucarera
en una ceremonia inglesa del té
de las 5 de la tarde en Buenos Aires. ¿Y por qué
hay que respetar a la poesía de esa manera? me
pregunte angustiado
antes de tirarme debajo de la mesa donde pude ver
finalmente
tus piernas (hermosas)
desaforadamente abiertas sin prendas interiores;
como en una fotografía de Playboy.
BREVE HISTORIA DE AMÉRICA LATINA
La historia de guerreros antiguos maya-quichés de Guatemala o las
civiles tormentas pampeanas
sale como siempre de las palabras que atrapan
a los hechos de la realidad, por ejemplo:
un brujo que al lado del lecho del líder viejo le dirige los
sueños para que no muera. Según sus teorías esotéricas
todo país de América Latina
depende de esa relación mental como de la deuda externa,
de la interferencia de los astros sobre nuestras relaciones íntimas.
Después vinieron los crímenes mal llamados “políticos”,
algo falló en la dirección del viento subtropical
o quizá fue solamente la “represión”, una pesadilla
de los brujos de otras tribus.
La historia cambia la dirección terrible de las palabras,
por ejemplo: André Breton, ahora mismo, podría haber
escrito leyendo los informes de la desesperación
estos versos surrealistas: ¿En qué metal incalculable
están incrustados tus dedos de desgracia?
ARTE POETICA COMO CIENCIA DE LA NATURALEZA
Yo, Bertolt Brecht, vengo de los montes negros...
César Vallejo ha muerto, le pegaban/ todos sin
que él les haga nada...
Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas...
No sé cuál de los dos escribe esta página
Las ciencias etimológicamente nacen del saber
y se dividen en teóricas, prácticas y poéticas
Las poéticas son ensoñaciones cósmicas
Bachelard dice de sus fenomenologías
que las imágenes son novedades
o sea, abren un futuro en el lenguaje
y,
una de las últimas verdades desde la
Poética de Aristóteles,
que el mundo real es comido
por el mundo imaginario.
Así en el futuro se denominará
Ciencias Naturales
a todo texto que sea un invento geométrico
de la nueva vida de los hombres.
¿Y el método?
No podrá exigírselo a quienes hayan comido del fruto
del inconsciente.
De esa manera, querido lector, estos poemas son
incursiones
Robinsoncruceanas
el viaje en el mar por la ruta azarosa de Moby Dick,
por las selvas del texto que contiene la codicia de
Hernán Cortés ante los tesoros del oro,
en suma
una expedición encabezada por un cazador de
especies exóticas
que le han sido encargadas para un museo de las
mutaciones,
para un circo de animales naturales en el laboratorio
de la imaginación
con algunas ciencias y cartas personales.
POEMA DEL DOMINGO
Hacía tiempo mucho tiempo que no escribía un poema
el día
domingo
como si los poemas tuvieran un solo día de descanso
como si la poesía fuera un sonido hebdomadario de
las vértebras
o de ese imaginario real que ahora anda fantasmal
entre
las plantas del último día de la semana.
¿Y todo por qué? Respondo a tu pregunta
joven profeta:
porque esta mañana me puse a leer los poemas de
un griego contemporáneo
y he advertido que estos descendientes del
Peloponeso
jamás se han olvidado de sus dioses, de la guerra de
Troya,
o de la muerte de Aquiles.
Y extrañamente, cronológicamente a-histórico, he
pensado en
los tesoros y en la riqueza de nuestro pasado remoto
de nuestra
edad de piedra o de la mítica Edad Media;
que tenemos en nuestros genes argentinos unos
seres mitad reales mitad autoinventados de tiempo
actual,
casi sin pasado y sin maquillaje.
Y en traducción directa del griego o en simple versión
francesa
alguien nos lee en una voluminosa antología de poetas
del mundo.
latino, y pregunta, como ahora tú:
¿por qué escribes un poema el día domingo?
Y responderé con sentimientos del exilio, quizá,
porque hoy es un buen
día para recordar el río local que nada tiene para
ofrecer
o vender en el extranjero, sino es solamente, la
versátil claridad de sus aguas,
que fluyen heracliteanamente como todo río de aldea o
de
pueblo, y en el cual nunca se hundieron los caballos
de Troya, no cantado por homéricos ni tirios,
sino por otros poetas mayores que vivieron y
murieron
en este mismo siglo, y que ahora están en el
cementerio de
Gualeguay
flotando por estos domingos de poesía
y de preguntas que, algún día,
otros poetas contestarán sin mirar el dibujo
que hacen sus letras entintadas de
signos ideográficos; despojos de la operación
que se llama el inconsciente colectivo: esa suma de
arenas blancas
de la costa-que se mueven al compás de un día
domingo,
con el ritmo de un movimiento de aguas que corren
naturalmente
hacia la curva del molino,
hacia este milagro del mediodía, en este fugaz instante
en que los dioses griegos me han permitido hablar
por otra boca.
AVISO A LOS NAVEGANTES
Escribe el poema y déjalo dormir entre los otros
colócalo en el freezer, de costado para que no ocupe
mucho
lugar en la heladera como aconsejaba Catulo;
después de un tiempo, una mañana cuando te levantes
con electricidad en los cabellos y sientas que él
te llama con una voz que se oye en la cabeza
y que es la de otro poeta más querido que tú,
vuelve a leerlo como si fuera ajeno
y sabrás si vale la pena corregirlo o romperlo,
o tocarlo para saber si aún está vivo.
No dejes que interfieran los otros escritos bajo
otras circunstancias psicoanalíticas de lo real, lo
simbólico o lo imaginario,
y sabrás qué cosas dice de aquello que no está
escrito.
Entonces si ese espacio vacío está lleno
sálvalo de la destrucción y engendra una fuerte
convicción sin pensar
en otra cosa que no sea el ritmo sagrado de los
planetas.
LA ISLA COLORADA
"Es, dice, una isla que recibe toda la luz del
atardecer y parece que arde".
Ricardo E. Molinari
No entender una imagen es truncar lo en-mascarado.
Pero ¿conviene a los poemas quitarles esa máscara?
¿Por qué una antología podía titularse "La isla
colorada"?
El poema desoculta lo invisible o deja ver sus
hierofanías
juntas / como el contacto de los élitros de la pareja
cuyos roces se oyen en la oscuridad
(¿Que haces oh Mago para calmar el mar furioso?
-Contengo mi cólera, que después estalla como
una ola
sobre la roca femenina...)
¿Y luego?: cuando me hablan de ti, es como si me
perfumaran la cara
con una hoja de mirto, transferencias trópicas o
monarquías, de golpe,
para nadie; fuera del idioma teje
(destrenza) las finas incógnitas de Aladino sacándole
brillo
a su lámpara de cine, como un condestable espacio no
decible (apenas audible)
donde sueñan las palabras más hermosas
juntas / como los élitros que se borran o se agregan al
poema
según su compañía de pareja, en la oscuridad de sus
contactos.
Hasta que el poeta habló ante su crítico; entonces yo
pensé
en una isla del delta del Paraná por el Ibicuy, no sé
por qué
resplandor de las sombras-recuerdos.
El poemar desoculta lo invisible del planeta genético
es puro jugar de la luz entre los pájaros, dice
incluso lo que no sabe
del zorzal criollo o de un mirlo mojado bajo la
llovizna de Londres
El poema se resguarda de las interpretaciones; en
los nidos del hornero
pone su propio barro antes de que se seque / entonces
¿el fuego del poema arderá inútilmente sobre los
patos silvestres?
¿Quién gozará estas islas de imaginar cuando ya no
estemos?
PALABRA CAZADA AL VUELO
No he sido nunca un cazador de perdices porque la
muerte de
un animal pequeño me sacude como el viento del
campo a los pastos extraños,
pero soy cazador de la palabra en vuelo, lo cual
constituye una estética desdeñada por Valéry entre
otros.
¿De dónde viene esta cetrería sin halcones?
Debe ser, supongo, una fuerza que sale de la propia
voz callada
que comienza a hablar dentro de uno, en cualquier
momento;
el lujo de la bandada que cruza el cielo en una
tarde espectacular,
cuando el papel en blanco nos mueve los dedos,
articulados
en una mano que golpea las teclas.
Quizá la poesía no esté allí, sino en los entresueños
cuando
despiertos, miramos con los ojos cerrados
una ceniza que se llama tiempo, quizá la mentalidad
del oído que oye murmullos entre los muertos.
Por eso nada habrá cuando me haya caído en la
sombra
ya que todo es instantáneo, súbito,
y los poemas inéditos se han roto para siempre.
Como poeta repentista asumo estas obligaciones y
también esos defectos.
Quede para otra ocasión la posibilidad de que la vejez
dicte en otras personas el murmullo de una flor de
coral
que asoma debajo de las aguas.
POESIA EUROPEA CONTEMPORANEA
Me encerraría en un profundo aljibe, quizá, sin ir más
lejos
en aquel del brocal de ladrillos de mi casa materna
en Gualeguay,
para leer sin que me llamen de otra parte
estos poemas griegos, franceses, españoles o ingleses,
que hablan desde la poesía europea contemporánea.
Aquí están los poemas breves como fusilamientos que
duran
una orden de ¡fuego!
los extensos como ríos que se van hacia la tarde
en el paisaje de mi infancia
(de estos siento un placer que debe ser de otra
época
porque ya nadie quiere perder tiempo en perderse
en esa ruta extensísima como la Vía Apia
que conduce a otro espacio)
Si en esta antología comparamos unos y otros
sabremos que todo se resuelve por la vía del susurro
en voz alta, la metáfora o la metonimia que
esconde la estructura del inconsciente lacaniano;
decir o cantar cada poema es como contar un cuento
a un niño
quien oye una música que viene de la lluvia
y de las gotas que se deslizan por las grandes
hojas del gomero.
Y saber que cada poema tiene su ritmo melódico
personal sentido de un metrónomo que
golpea chac-chac en el pecho como un ciego
que con su bastón blanco
fuera tanteando el suelo.
¿Y las nacionalidades? Lorca y sus casidas árabes, los
romances
gitanos de la morería chocan como olas de otros mares
en el murallón de aquella "angina de pecho"
en las cárceles turcas del poeta Nazim Hikmet
"hay gente que conoce las distintas variedades de
los peces
yo, de las separaciones, de las nostalgias"
mientras tanto Paul Éluard se encargaba de tirar a
Gala
su mujer, por una escalera y luego, desesperado, de
llorar ante la pequeñez de sus formas reconstruidas:
mi amor, mi amor, solloza, y se pregunta
¿por qué no puedo hacerte crecer a tu altura
normal?
Poetas jóvenes, buscad en el fondo de un aljibe
vuestra propia, íntima canción, la que suena en la
cabeza
cuando vuestra madre baja el balde por la roldana
que chirría,
y separad los poemas breves de los extensos, los
fusilamientos
del instante o los ríos que van a dar a la mar.
Y recuerda que dentro de tu cuerpo está el
secreto circulatorio,
la melodía que llevas, el estilo que te pertenece,
y si has soñado bien en tus primeros días de vida
lo que dicen tus antepasados, el poema heredado
te dará los exactos números de Pitágoras.
Serpientes venenosas
José Jolís S.J. nos habla de las serpientes venenosas
y de los cascabeles (tintinean en los platillos de oro de las bailarinas
de las cortes florentinas, danzas de salones barrocos)
nos describe su color / rojo /
(búfalos de Altamira cuando uno puede ver las
oscuras cavernas paleolíticas de la mujer amada)
y cómo esas víboras de ojos fosforescentes alumbran de noche
el paso de los indígenas perdidos en la selva de sus pesadillas,
y aunque Plinio dudaría más o menos escéptico o envidioso
Jolís describe una grande del tamaño de un buey o de
un gomero de la India
sobre el cual durmieron con el Cacique Tellogotí de la Nación Giapitallagá
y el Cacique Aglaiquí de la Nación Toba.
Durante varios siglos se creyó que todo era una mentira
una exageración de los chronistas
hasta que en 1970 dos astronautas que regresaron del espacio
habían crecido 4 centímetros y medio de estatura.
Historia clínica con datos verdaderos y prosaicos
No hagas poemas con problemas personales.
Drummond de Andrade
Hace años me hicieron un personal injerto de tibia
en la columna (Mal de Pott), y luego me extrajeron un riñón
(órgano que no es fácil de colocar en un poema)
hace poco
me pusieron un marlex en el cuerpo:
ya parezco el Vizconde Demediado de Calvino.
Pero esa razón, quizás, él resucita y ama más la vida
y el sol del jardín rejuvenece y tranquilo
y feliz como el destino sereno de las plantas,
yo pienso a mis amigos, a la enferma Katherine, y se llena
de energías vitales subterráneas y abro al azar
por ejemplo
las cartas de Herman Hesse o los versos de Ortiz.
Y todo lo que saludablemente leo o invento o confundo
en el Chaco o Nueva York (perdonen los lectores
la experiencia) son discursos simulados
de la imagen / "Puesto que estos misterios nos rebasan
finjamos ser sus organizadores" (¿y por qué no agregar que la poesía
es una abreviada forma personal de la ansiedad?)
Yo bebo en consecuencia a grandes sorbos en la copa transparente
que me sirve la vida, en el rosado vino
(médico-científico) del amor natural.
Radar en la tormenta, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1985
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