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jueves, 30 de septiembre de 2010

1538.- HEBERT ABIMORAD


Hebert Abimorad nació en Montevideo (Uruguay) en 1953. Ha publicado Malena y Cíber (Ediciones Trilce, Montevideo, 1996), bajo el heterónimo de Martina Martínez), Poemas frugálicos 3 (Ediciones Trilce, Montevideo 1998), recoge libros anteriores, Gotemburgo, amor y destino (1982), Gestos distantes (1985), Voces ecos (1988), Poemas Frugálicos (1994), Poemas Frugálicos 2 (1995), Conversaciones y Volverá la loba... (Ediciones Trilce, Montevideo, 2000, bajo los heterónimos de José José y Camilo Alegre), Korta Dikter (Ediciones Heterogénesis, Suecia, 2000), versión en sueco de Poemas Frugálicos, Samtal ( 2004), versión en sueco de Conversaciones, Poemas Frugálicos (Ediciones libertarias 2004), recoge libros anteriores. Algunos de su poemas han sido traducidos al inglés, francés, portugués, persa, macedónico.


Poemas:


en mi esfuerzo por soñar...

en mi esfuerzo por soñar
me paso de parada
y en mi esfuerzo por retornar
sueño en el sueño




abro las cortinas de mi habitación...

abro la cortinas de mi habitación
y por la ventana
veo una grúa inmensa en el cielo
penden de ella recuerdos
que se desprenden
y van a descansar en algún cuerpo terrenal
no correspondido




la casa ha sido derribada...

la casa ha sido derribada
en ruinas
sin ventanas ni puertas
provoca que todos
irrumpan por cualquier lado





cobijar los pasos que doblan...

cobijar los pasos que doblan
una esquina
es conservar tibio
la esperanza de un pasado


AFINIDADES ELECTIVAS URUGUAY


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El Grito De Edvard Munch

una pasarela, tres figuras y dos barcos
la primera figura adelantada

sus ojos y su boca
son órbitas sin contenido
que pueden ver y sorprenderse
pero qué ve
¿es un grito de horror?
¿es un grito de sorpresa?
es el grito
es el yo primitivo
o eres la transformación de sorpresa en horror
no es lamento
titubea una luz en el remolino de los barcos
dos sombras azuladas
preguntan por ti
para llevarte a algún lugar
al lugar de los barcos
allá a lo lejos
es otra luz
un remolino reluciente
te espera

descubriste sus intenciones
y ellos se acercan y tu cuerpo bambolea
y tus manos aprietan tu cara
qué horror
ausencia de exclamación

la humanidad ante tus ojos
una mujer contempla a lo lejos
pero no interviene
consternación
no te ayudará
se queda tiesa
fuera del cuadro

y ellos se aproximan
por la pasarela
sólo te separa el azul
que lentamente se oscurece
queriendo conquistar el verde

y a tu espalda la luz reluciente
roja de tu salvación
corre
libérate de tu rigidez
de tu cuerpo oscuro
moribundo
de tu rostro pálido alterado
tu soledad no infunde piedad
tú lo provocaste
y ellos se acercan
zambúllete en le verde
salva el resto

el del sombrero parece más decidido
le lleva un paso a su compañera

tres barandas te separan

no me mires
si es que me miras
estoy fuera de ti
no te puedo ayudar
estoy fuera
del lienzo

de adónde viene la pasarela
en la que tres figuras
son un destino

¿adónde va la pasarela?
¿al final qué encontrarás?

a lo lejos
la esperanza es rojiza
a lo lejos los barcos
esperan
pero ellos allí
siempre allí
obstaculizando el camino
obstaculizando la mirada

quieres cabalgar sobre un caballo
desbocado
y huir
pero no puedes
el terror paraliza
eres un S que quiere escapar
del lienzo
con dos brazos
y dos manos que soportan el peso
de una mirada que ya no es
tu cabeza es una sola imagen
que quieres triturar

son todos los gritos acumulados
es tu grito
gritas
tus ojos quieren ver
descubrir algún indicio de mentira
están vacíos
ondulaciones de colores
por doquier
tu cuerpo ondula
tu grito es la pesadilla
de todos
tu palidez
es la palidez de nuestras conciencias
vaga el mar
el anaranjado soleado a lo lejos
no oye el grito
no oye nuestro grito.







Violencia

En la sombra de mi espejo
se oyen palabras lejanas
que suelo acallar
ellas se retiran avergonzadas
y corren
es entonces
que me arrepiento
y las persigo
pero nunca les doy alcance
y no me queda más
que el uso del silencio
como medio de expresión
que entonces guarda para sí
una explosión de palabras ininteligibles.






Poemas Frugálicos

terrazas
enclavadas al borde de nuestras vidas
nos tientan
pero no tenemos tiempo

somos los destinados al silencio
utilizamos zapatos de goma
y rozamos la mediocridad que nos rodea

ciertas ventanas
son ojos indiferentes
al curso de la vida exterior

algunas cosas
tienen sólo contorno
y es difícil
llamarlas por su nombre

cobijar los pasos que doblan
una esquina
es conservar tibio
la esperanza de un pasado




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