Tatiana Mejía Escalante nació en Medellín, el 5 de junio de 1.978. Estudiante de Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Ganó el primer puesto en el Concurso Metropolitano de Poesía La Ciudad Vivida, 1.996. Representante por Colombia en el intercambio Internacional Cultural “Arte joven por la paz y la democracia” realizado por el Instituto Popular de Capacitación, 1.997. Realizadora de talleres de sensibilización y promoción de la lectura para niños y jóvenes. Ha realizado lecturas en diferentes barrios y bares de la ciudad. Organizadora y coordinadora de eventos culturales en diversas organizaciones. Libros inéditos: Catarsis o las tres patas del círculo. Hambruna.
Si la casa vieja, aquella en la cual jugábamos cuando niños desapareciese
Qué sería de la raíz que sostiene el universo
Ahora que el instante previo a la hecatombe ha llegado
En puntillas, a hurtadillas para no ser visto
Mientras se trepa por tu espalda
A decirte secretos que nadie más comprende
A invitarte a compartir la magia que guardas bajo el brazo
Como un pequeño tesoro adornado con miles de canicas
Que has ido coleccionando año tras año después de cada invierno
Porque cada lágrima de lluvia lleva el nombre del que ya no está,
del que siempre es
Porque cada lágrima de lluvia trae en su interior el fuerte suspiro del
agonizante.
*
Caigo en fiebre
Sueño descalza con olores muertos.
Mis tobillos se sumergen en la espesura de la niebla
Ansío, se que eres tu pero mis huesos no logran atraparte
Hace tanto frío, aquí, ahora, en medio de la nada
Mientras mi pecho se contrae con fuerza, asfixiándome.
Caigo en fiebre
Sueño descalza con olores muertos.
La hierba trepa cosquillosa entre los dedos
Estas ahí tras el silbido de la noche
Atravesando mi vientre con tu aliento.
Caigo en fiebre
Sueño descalza con olores muertos.
*
Soy una sombra suspendida contra la pared
Desde aquí veo una legión de huérfanos
Almas que buscan descubrir el camino
Ancestrales seres con sus bocas zurcidas.
Hay algo en el recuerdo que no encuentro.
*
SHEREZADA
Cuando del polvo se levantaron los dioses
Sherezada agachó la cabeza
Escondió las manos entre las sombras
Y murmuró un nuevo cuento empañado por el miedo.
La burbuja del tiempo
Se alimentó entonces de su esclavitud liberada con palabras.
Sherezada duerme ahora
En el tercer ojo silente que vigila al mundo.
Vientre
Me deslizo
preguntándome por las otras que habitan en mí
inmersas en la hambruna que nace bajo los talones
de esta mujer gitana que se agota en la risa
de esta mujer judía que se advierte desnuda
con dientes de oro machacado, curtidos
sobre el vientre abultado a la hora cero que explota
mientras la niña nace víveme muerte en tus brazos
Átame un dedo a la frente y bésame
Antes de que me escurra por completo, vaporosa
Hacía la carcajada incestuosa dibujada en la espalda
Allí donde termina algún sueño al caer la noche
A los pies del tren que vigila el paso del tiempo
Evidente ya en mis arrugados ojos.
Mi potro
Soy la anfisbena
Que se arrastra por las rocas hacia el sueño
Mientras la tijera corta el pelo
Bajo el lente que se parte
Y el espejo hace muecas de dolor, se nubla
Repasando el rostro de los nuevos clientes
Que me arrullan bajo su sexo infecto.
Te recuerdo agonizante en mi vagina
Mi potro de cadenas en los labios.
Lentamente
Te descubro
Escondido allí entre las sombras
Que habitan cada noche tras la puerta.
No logro reconocer tu voz
Sólo el murmullo agitado de tu cuerpo
Que me atraviesa sigiloso, sin prisas
Sobre la muralla que nos des-une
A media luz, desdibujados
Esperando un nuevo soplo en el encuentro
Que alimente este sueño que no duermes
Mi hombre lluvia entorpecido por el viento.
Atrápame en el salto y muérdeme
Sobre el asfalto carcomido por el tiempo
En esta ciudad risa que se escabulle
En esta ciudad dolor que se perpetúa.
Los días han traído el murmullo
De una nueva soledad habitante sin retorno.
Mi boca ha pronunciado los nombres
De quienes murieron sin memoria.
Ha sido tu silencio
Quien ha dormido a mi lado esta noche.
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