Adnan Özer nació en la Turquía europea, en 1957. Estudió periodismo en la Universidad de Estambul. Es poeta, editor y periodista. Ha publicado los libros de poemas: El caramillo ardiente (1981), Calendario para detener el viento (1985), La muerte del cascabel (1983) y el mapa del tiempo (1992, Premio Nacional de Poesía Cemal Zureya). En 1980 le fue otorgado el premio de la Academia de Bellas Artes. Ha traducido al turco obras de Bécquer, Rubén Darío, Vallejo, García Lorca, Machado, Neruda y Paz. Dirige la revista de poesía Sueños, en Estambul. Su poética está impregnada de misticismo, honda lírica en la que la metáfora y la sensoriedad son rasgos esenciales, como en la gran poesía turca.
Poemas de Adnan Özer
Islas Comores
El sol es uno de mis puntos remotos.
Vi a mi corazón sobre un mapa de islas;
Él no fluía –mi Dios-. apenas el espectro y la escalera
bastarían para decir que yo no podía salir
de los sistemas de mi imaginación.
Debí haber caminado entre la oscuridad:
entre una falsa multitud,
Oh pobre silente, yo enfrentando las aguas
no he hollado aún el suelo de la isla de mi corazón.
¡A las islas! ¡A probar nuestro coraje
en un asedio sin esperanza!
¡Hasta que alcancemos el sueño solar!
¡Nuestros sueños nos alimentarán!
Oh pobre silente, yo enfrentando las aguas
no he hollado aún el suelo de la isla de mi corazón.
¡A las islas! ¡A probar nuestro coraje
en un asedio sin esperanza!
¡Hasta que alcancemos el sueño solar!
¡Nuestros sueños nos alimentarán!
Las enfermedades del otoño
I
Se contagian con los labios
las enfermedades epidémicas del otoño;
en mi cama de hierba seca
bebo los venenos de cobre quemado.
II
Pasan sin gritos, sin ecos,
los jinetes tuberculosos del otoño;
ni relinchan sus caballos de crines esquiladas.
Las hojas cubren sus huellas,
las flores se tragan su polvo.
III
Vienen los vinateros
dejando caer sus ojos;
arrojan sus sombreros al suelo
ya lamentándose, ya alegrándose.
IV
El otoño es un espejo de hojas en tus ojos,
duerme y se despierta,
no se sacia de su sueño.
V
Una rama rota
entre las flores.
Yo, valiente y amoroso,
burlado por su amor;
yo, obstinado en la blancura.
Acuérdate de estos;
no se encuentran en cualquier poema.
Los jardines no significan nada,
los verdaderos milagros
son las rosas del corazón.
No te olvides de estos
como las confesiones de suicidios
escritas en la carne.
VI
El otoño es un azar,
las hojas caídas desde años atrás;
el hospital siempre es blanco,
mi cara no tiene color,
mi corazón está en la cal del manzano.
VII
Mi corazón
es una pesada campana;
cada palabra
es un proyectil de cañón;
un lápiz irreparable.
No te mueras en las almenas,
lugares para hacer el amor.
Una conquista sangrienta,
asolación en el mercado.
Traducciones de Ertugrul Önalp
y Eduardo Casamayor.
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