Jorge Nájar, el traductor del fragmento de poema que publico abajo, en su libro “Poesía contemporánea de expresión francesa” publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, dice a propósito de la poesía de Amina: “En su voz convergen herencias de ambas márgenes del Mediterráneo. Poesía de esencia árabe, cósmica. Poesía modulada en un francés de sorprendente claridad para construir espirales verbales llenos de iluminación. Su palabra le canta al universo, al hombre en la incesante búsqueda de sí mismo”. Si desean oír a Amina recitando su poema “Somos huéspedes desconocidos” les recomiendo visitar la página: www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Multimedia/said.htm
La voz de Amina Saïd ha iluminado mi vida con su deslumbrante claridad estética, espero que la disfruten tanto como yo.
en el poema siempre
oiré el silencio
antes que la palabra
beberé de su misma boca
entonces nacen las cosas
las palabras el mundo
yo digo: en el poema siempre
oiré el silencio antes que las palabras
y tú respondes: si hay un dios
ahí es donde vive
descubro la exacta vertiente
de la sombra y de la luz
donde termina donde comienza
y el silencio palpita igual que el mar
en su vientre de sal
palpita como el ala de un pájaro
que lentamente doma el cielo
como el viento la tierra la vida
y si hay un dios sí
ahí es donde vive
al igual que en la otra lengua
se oculta el secreto de las vocales
signos invisibles que el ojo recrea
yo inauguro la pérdida de un rostro
el ojo es una estrella en un cielo negro
una lágrima de luz traza su surco
en la claridad que el día traerá
el filo de los cuerpos cortará el espacio
llevamos el recuerdo de una orilla antigua
se consume la antorcha del tiempo
el ser refugiado en el ser busca su sombra
lenguaje perfecto del silencio
me empeño en hacer que reviva
el pasado en mi ojo izquierdo
el ojo derecho que el sol ilumina
se inventa un futuro incierto
no concibo la tierra sin el cielo
la luz sin el sacrificio de las tinieblas
el agua sin la sed de las piedras
el poema sin el ser el lugar sin la búsqueda
conozco lo absoluto del círculo y su tensión
la noche y la iluminación la sombra
y el umbral el fuego y el símbolo del fuego
soy mil soy una
comienzo y me recomienzo
en el infinito de las metamorfosis
en el inagotable calendario del tiempo
accedo a tu séptimo día
somos los huéspedes desconocidos
en la casa del mundo
el mar la ola el escollo
el navegante que descubre
la ausencia de balizas
somos el ojo que el ojo ve
y la visión que nos borra
somos eso que miramos
en el fondo de los ojos
y que sabe que somos
somos lo numeroso y lo único
la cosa y su contrario
la multiplicación de lo visible
el ojo abierto a lo invisible
somos la sombra de la sombra
que en la oscura claridad del sueño dormita
somos la huella en la arena
somos cada letra del alfabeto
somos el oráculo y la ofrenda
la máscara colgada del árbol
el templo y el don entregado
a la luz muerta del templo
somos la pregunta
que no pide respuesta
somos la pregunta y la respuesta
cuando no son sino una
somos el círculo
que se crea a sí mismo hasta el infinito
recorremos en los dos sentidos
el calendario de los hombres
como una escala de horizonte
antes de que nos inviten a cruzar
de un salto el vacío que nos separa
de nuestro nacimiento
oscilando entre ebriedad y terror
somos lo que sabemos
y lo que ignoramos
lloramos lágrimas de ámbar
somos la primera y la última palabra
la estrofa y el canto
y la boca que queremos
ponerle al rostro del silencio
somos la mano insumisa
que dibuja el signo
el vértigo ante el abismo
abierto por el poema
con sólo una palabra en nosotros que no sepa si decirse
alcanzamos lo más íntimo de la soledad
somos el paso y el andar
el camino y la ruta
y el último umbral que cruzaremos
somos el lugar en el que termina el mundo
aquel en el que comienza
el día es el desierto de la noche
respiro arena
busco mis semejanzas
soy un sol
que muere en tu boca
plegaria silenciosa
mi recuerdo de ti
la palabra acalla a la palabra
soy una voz
que muere en tu boca
la palabra traiciona a la palabra
la sombra se extiende
enigma del vacío
soy un libro
que muere en tu boca
mudas de deseo
las palabras me abandonan
la muerte hace señas
soy un poema
que muere en tu boca
dormí en un lecho de rocas durante tres siglos
ví cosas que los hombres olvidaron
medí la distancia que separa el cielo de la tierra
leí las líneas de la mano pronuncié los oráculos
una voz que no era la mía habló por mi boca
desaparecí en una ciudad a su vez desaparecida
unos jinetes armados invadieron nuestras llanuras
permanecimos a la espera de otros bárbaros
el mar se retiró de las puertas de mi ciudad
me gané el favor de los ríos de la tierra
adorné el día con el tatuaje de mis sueños
mi rostro vio mi otro rostro
no oí la voz que me llamaba
la mano que me buscaba no me encontró
nací varias veces de cada estrella
morí otras tantas con el sol de los días
muy pronto me embarqué hacia ninguna parte
pedí una habitación en la patria de los otros
no había hecho nada antes de nuestro adiós
viví en el poniente en el levante
y en el espacio del viento
era esa extranjera que acompañaba a la noche
dos veces extranjera entre norte y sur
grabé pájaros tristes en unas piedras grises
dibujé esas piedras y las habité
construí balsas donde no había océanos
levanté tiendas donde no existían desiertos
unas caravanas me llevaron
era esa extranjera que acompañaba a la noche
dos veces extranjera entre norte y sur
grabé pájaros tristes en unas piedras grises
dibujé esas piedras y las habité
construí balsas donde no había océanos
levanté tiendas donde no existían desiertos
unas caravanas me llevaron
hacia un sueño de oriente
mis caligrafías viajaron a lomos de las nubes
recordé la nieve de los almendros
seguí la ruta aérea de los pájaros
hasta el monte de la luna en los plumones
mis caligrafías viajaron a lomos de las nubes
recordé la nieve de los almendros
seguí la ruta aérea de los pájaros
hasta el monte de la luna en los plumones
de los nacimientos
aprendí y olvidé todas las lenguas de la tierra
encendí una hoguera con todas las patrias
algunas noches bebí del frasco del olvido
busqué mi estrella en el lecho de las estrellas
guardé tu amor en el hueco de mi mano
tejí una alfombra con la lana del recuerdo
desplegué el mundo bajo el arco de los orígenes
vendé las llagas del crepúsculo
hice gavillas con mis estaciones
aprendí y olvidé todas las lenguas de la tierra
encendí una hoguera con todas las patrias
algunas noches bebí del frasco del olvido
busqué mi estrella en el lecho de las estrellas
guardé tu amor en el hueco de mi mano
tejí una alfombra con la lana del recuerdo
desplegué el mundo bajo el arco de los orígenes
vendé las llagas del crepúsculo
hice gavillas con mis estaciones
para regalárselas a la vida
conté los árboles que me separan de ti
éramos dos en esta tierra ahora estamos solos
me ceñí un cinturón de palabras en el talle
cubrí con una mortaja la ilusión de los espejos
cultivé el silencio como una planta rara
fulgor tras fulgor descifré la noche
la muerte me cortejó durante un tiempo
busqué en el sol la dirección del sol
me acosté en mi tumba y me levanté
me perdí luego me encontré
conté los árboles que me separan de ti
éramos dos en esta tierra ahora estamos solos
me ceñí un cinturón de palabras en el talle
cubrí con una mortaja la ilusión de los espejos
cultivé el silencio como una planta rara
fulgor tras fulgor descifré la noche
la muerte me cortejó durante un tiempo
busqué en el sol la dirección del sol
me acosté en mi tumba y me levanté
me perdí luego me encontré
de una génesis a la otra
te esperé sin esperarte
hasta que te convirtieras en poema
mezclé la carne con la arcilla y con la luz
mezclé el aliento con lo que ya era aliento
viví en la cálida casa de tu voz
hice que los recuerdos nacieran
te esperé sin esperarte
hasta que te convirtieras en poema
mezclé la carne con la arcilla y con la luz
mezclé el aliento con lo que ya era aliento
viví en la cálida casa de tu voz
hice que los recuerdos nacieran
antes de que vivieran
oculté mi amor bajo los pudores de la sombra
me pregunté cómo decirlo antes de decirlo
y por qué no lo decía
dije que ya era hora de ir a ti
me arrastré hasta tus labios
oculté mi amor bajo los pudores de la sombra
me pregunté cómo decirlo antes de decirlo
y por qué no lo decía
dije que ya era hora de ir a ti
me arrastré hasta tus labios
por un lecho de espinos
creí que lo que nos unía
era aquello que nos hacía semejantes
busqué en ti un país una lengua
alejándome del sueño me acerqué a él
ennegrecí páginas con la noche del poema
el pájaro negro del silencio las rozaba una a una
aún no sé qué lengua me habla y me absuelve
tomé un sendero de luz que conduce al horizonte
mi país: un ramo de adioses recogidos
creí que lo que nos unía
era aquello que nos hacía semejantes
busqué en ti un país una lengua
alejándome del sueño me acerqué a él
ennegrecí páginas con la noche del poema
el pájaro negro del silencio las rozaba una a una
aún no sé qué lengua me habla y me absuelve
tomé un sendero de luz que conduce al horizonte
mi país: un ramo de adioses recogidos
al hilo del tiempo
desenrollé sus orillas como una estera de alfa
encontré un nombre para lo que queda de la niñez
para florecer entre tus brazos
tiré a un pozo las naranjas del recuerdo
dibujé mi amor con tiza en una muralla de agua
nada permanece en la memoria de los hombres
caminaba en mí y lejos de mí
a veces una sombra se casaba con mi sombra
en cada partida cortaba un lazo
liberaba el pájaro de fuego de las cenizas
desenrollé sus orillas como una estera de alfa
encontré un nombre para lo que queda de la niñez
para florecer entre tus brazos
tiré a un pozo las naranjas del recuerdo
dibujé mi amor con tiza en una muralla de agua
nada permanece en la memoria de los hombres
caminaba en mí y lejos de mí
a veces una sombra se casaba con mi sombra
en cada partida cortaba un lazo
liberaba el pájaro de fuego de las cenizas
de la memoria
caminaba en ti y lejos de ti
me alié con el alfabeto de la arena
con las ondulaciones de la ola
con la paz que cierra tus párpados
mi canto será a imagen de esa paz
reconocí el alba en el alba dentro de su mirada
quise el día a imagen de los que amo
dispuse la noche para la cosecha del sueño
cortejé lo visible abracé lo invisible
lo leí todo de la tierra en el gran libro de la tierra
fui testigo de lo efímero y de la eternidad del instante
me demoré en el umbral de cada umbral
nuestros muertos llamaban desde la otra orilla
las líneas de su mundo surcaban nuestras manos
el eco de sus voces se agotaba en la distancia
los suicidios de la sangre eran otras tantas piedras
en las murallas del tiempo
di mis primeros pasos en el limo de los ríos
me enterraron viva en la arena
caminaba en ti y lejos de ti
me alié con el alfabeto de la arena
con las ondulaciones de la ola
con la paz que cierra tus párpados
mi canto será a imagen de esa paz
reconocí el alba en el alba dentro de su mirada
quise el día a imagen de los que amo
dispuse la noche para la cosecha del sueño
cortejé lo visible abracé lo invisible
lo leí todo de la tierra en el gran libro de la tierra
fui testigo de lo efímero y de la eternidad del instante
me demoré en el umbral de cada umbral
nuestros muertos llamaban desde la otra orilla
las líneas de su mundo surcaban nuestras manos
el eco de sus voces se agotaba en la distancia
los suicidios de la sangre eran otras tantas piedras
en las murallas del tiempo
di mis primeros pasos en el limo de los ríos
me enterraron viva en la arena
bajo un mar de dunas
taparon la caverna – que mi sueño sea eterno
exiliaron mi cuerpo al interior de mi cuerpo
borraron mi nombre de todos los registros
hasta los esponsales de las dos orillas
llevé en mí el vacío como la boca de un ahogado
diciembre desapareció tras el horizonte
llamé – sólo el silencio estaba atento
vi a los siglos perderse hasta nosotros
el granado volvía a florecer entre las estelas
mi ciudad cambiaba de señores como de aderezos
mi tierra: una nube al margen del levante
por qué buscar un lugar si somos el lugar
mi sombra recorrió un largo camino hasta llegar a mí
un día entré en la casa de la lengua
puse dos pájaros en el nido del corazón
atravesé el espejo del poema y este me atravesó
confié en el relámpago de la palabra
deposité un amor rebelde en la primavera de los árboles
y liberé mis manos para que volasen las palomas
taparon la caverna – que mi sueño sea eterno
exiliaron mi cuerpo al interior de mi cuerpo
borraron mi nombre de todos los registros
hasta los esponsales de las dos orillas
llevé en mí el vacío como la boca de un ahogado
diciembre desapareció tras el horizonte
llamé – sólo el silencio estaba atento
vi a los siglos perderse hasta nosotros
el granado volvía a florecer entre las estelas
mi ciudad cambiaba de señores como de aderezos
mi tierra: una nube al margen del levante
por qué buscar un lugar si somos el lugar
mi sombra recorrió un largo camino hasta llegar a mí
un día entré en la casa de la lengua
puse dos pájaros en el nido del corazón
atravesé el espejo del poema y este me atravesó
confié en el relámpago de la palabra
deposité un amor rebelde en la primavera de los árboles
y liberé mis manos para que volasen las palomas
Traducción de Ros Aragón
Caminando por la tierra
(fragmentos)
Caminando por la tierra
(fragmentos)
donde fuere
imperaba la noche del sueño
en su forma primera
del desarraigado cielo
nacieron el sol y la luna
la sombra la luz
y la savia
y este deseo de crear
entre fuego y lágrimas
desarraigado el cielo
tú y yo pudimos
caminar por la tierra
nuevamente
henos aquí rodeados por el fuego
el desarraigado astro
nos muestra su lado clarividente
como fuego
nutrido por otro fuego
nuevamente algo
late en nosotros con deseos de vida
algo muere en nosotros
y se tiende en el fondo de una tumba
nuevamente el alba
nos corta la palabra
con su verdad
el mundo alrededor nuestro
agota su definición
por la noche el ausente
y el separado se unen
(dice el proverbio
de los hombres libres)
del árbol favorecido
por el milagro del día
se esperan los mejores frutos
nutridos por esa luz
tienen ellos la voz intacta
y el rostro sin fin
de los vivos
sobrecargado de piedras
un cuerpo en el fondo del agua
los senos jóvenes aún
y tan largas las manos
dos voces cohabitan en ella
por qué me miran
siempre a los ojos
preguntaba una de ellas
a nadie en particular
interrogándole a su locura
la otra voz decía
hay dos voces dentro de mí
¿cuál de ellas desollará la piel del mundo?
caminando lejos
de la opresión del légamo
regresa la muerte
trae en la boca
el sello del silencio
a semejanza de los siglos
vela mi diosa negra
una sombra alrededor de ella
arroja paletadas de fuego
sobre el residuo polvoriento de las miradas
nos saludamos
con un doble silencio
antes de caer
bajo los golpes del destino
tal vez mañana nos devuelvan
a nuestra enigmática ribera
yo seré esta piedra de luz
el rostro perforado
por signos infinitos
en el gran fuego de la tierra
se endurece esta arcilla perecedera
trabajada por nuestras manos
en pos de qué conquistas irrisorias
hemos entrado
en el sexo volcánico del mundo
su breve y violenta apertura
su milagro convulsionado donde tiembla
el oscuro labio de una rosa
desenmascarar el silencio
que se construye con un soplo
nos roza antes de cerrarse
invisible y secreto
esa esperanza nos anima
los pájaros nos miran
callan cuando pasamos
porque una palabra tras otra
avanzamos ignorando la meta
por conocerla ya demasiado
una palabra tras otra
su encadenamiento inquieto
sobre un hilo incierto
yo soy el lugar en el que caí
yo soy el lugar del que provengo
aquel hacia el que voy
De Marcher sur la terre, 1994
así para avanzar sobre la tierra
seguimos un rayo de luna
hasta las horas apenas despiertas del alba
regresamos para todavía partir
acuérdate completamente del primer encuentro
bordeando caminos infinitos creemos
leer en la tierra como en un libro abierto y ella
nos deja un reflejo de lo visible
acuérdate de lo que olvidaste ver
así en el fondo de nuestros ojos
ningún espejismo muerte ninguna nube
ningún pájaro memoria de los seres lugares cosas
acuérdate cómo golpeaba yo la tierra con los pies
así en el fondo de nuestros corazones
ningún duelo se hace ninguna llama
se extingue ninguna pasión
acuérdate cuando torné la hoja contra mí
así de la punta de nuestros dedos nacen
galaxias senderos estrellados de caricias
puntos de sutura para nuestras almas
acuérdate de mi cuerpo entre el relámpago
del placer
así sobre los labios de cada uno
ni un silencio muerte ni una palabra
y cada uno contempla aquello que olvidó vivir
entonces acuérdate
acuérdate de lo que tuvo lugar sin ti y sin mí
acuérdate del último y del primer poema
acuérdate de lo que nunca he dicho
de los sueños que no relataré
acuérdate de mis cóleras cuando reducida
a cenizas yo renacía árbol mujer pájaro
acuérdate de mis vidas vividas antes de ti
de los días en que yo desaparecía
de los lugares donde reaparecía
acuérdate de tu antigua paciencia
de los momentos en que la noche
así sobre los labios de cada uno
ni un silencio muerte ni una palabra
y cada uno contempla aquello que olvidó vivir
entonces acuérdate
acuérdate de lo que tuvo lugar sin ti y sin mí
acuérdate del último y del primer poema
acuérdate de lo que nunca he dicho
de los sueños que no relataré
acuérdate de mis cóleras cuando reducida
a cenizas yo renacía árbol mujer pájaro
acuérdate de mis vidas vividas antes de ti
de los días en que yo desaparecía
de los lugares donde reaparecía
acuérdate de tu antigua paciencia
de los momentos en que la noche
nos tejía un sudario de noche
acuérdate de mis vuelos de mis caídas
de nuestras alarmas de nuestras risas
acuérdate de mis vuelos de mis caídas
de nuestras alarmas de nuestras risas
de nuestras lágrimas
de mi parte de sombra y de luz
acuérdate de la fisura oblicua de las miradas
que brillan entre las tinieblas
acuérdate de la ausencia que vendrá
de mi parte de sombra y de luz
acuérdate de la fisura oblicua de las miradas
que brillan entre las tinieblas
acuérdate de la ausencia que vendrá
cuerpo de mujer
cual posible jardín
esperanza de lugar
con sus frutos plenos
sus comienzos múltiples
su parte de eternidad
la luz secreta
de su sombra incendiada
sobre el columpio de la tierra
ella vacila ya
con todo el peso de la noche
en su faz sombría
la noche se implanta
yo soy la vida dice ella
yo invento
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