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jueves, 26 de agosto de 2010

938.- MUHAMMAD ALI TAHA

Taha Muhammad Ali, poeta palestino, nació en 1931
en una aldea de Galilea



Recuerdo de la púrpura

Cuando la oscuridad se detenga frente a mí
de pronto
como la soga en el cuello del ahorcado
me convenceré de que el motor
que marca el ritmo
de mi corazón extenuado
se está agotando ya.

Será el momento
de que la música de las viejas melodías
abandone la púrpura
ante el recuerdo de un telón que comienza
a cerrarse,
y como esa caravana de brumas del amanecer
mi temor se empinara hacia la estrella
de la aurora que retorna
a sus primeros lagos.

Y cuando el sol peine al alba su cabello
veré diluirse las perlas del rocío:
no me regocijaré,
porque las largas pestañas de la alegría
no podrán satisfacerme
cuando su sollozo calle como de costumbre
por temor a que alguien se despierte...
Todo entonces habrá concluido para mi.

¡Aunque el verdadero significado de mi muerte
será siempre
mirarte a los ojos y no poder llorar!





Aviso

A los neófitos y a los maestros de la caza:
no apuntéis vuestros fusiles
sobre mi alegría,
contra la que no vale la pena malgastar
ni lo que cuesta un cartucho.
Lo que veis
ágil y rápido como una gacela,
huyendo en todas direcciones como una perdiz
no es alegría,
creedme,
mi alegría nada tiene que ver con la felicidad...


(Traducción de Jaime B. Rosa
y Carlos Morales, extraído del libro Coexistence,
editado por el Toro de Barro en el año 2000)





El poeta palestino Taha Muhammad Ali describió
este sentimiento en su poema “Venganza”:

A veces… deseo
poder encontrarme en un duelo
con el hombre que asesinó a mi padre
y arrasó nuestro hogar
expulsándome
hacia un estrecho país.
Si me hubiera matado
hubiera descansado al fin,
y si hubiera estado preparado
¡habría llevado a cabo mi venganza!



*


Pero cuando apareció mi rival
y supe que tenía madre
que estaría esperándole
o un padre que se pondría
la mano derecha
sobre el pecho, en el lugar del corazón
cada vez que su hijo llegara tarde
aunque fuera un cuarto de hora
de la cita de una reunión
ya no le mataría entonces,
aunque pudiera.



*



De igual manera…
tampoco le asesinaría
si me enterara enseguida
de que tenía hermano o hermanas
que le amaban y que constantemente
anhelaban verle.
O si tuviera una esposa
para darle la bienvenida
y niños que
no podrían soportar su ausencia
y a quienes sus regalos emocionarían.
O si tuviera
a migos o compañeros
o vecinos conocidos
o aliados en la prisión
o en la habitación de un hospital
o compañeros de colegio…
preguntando por él
y enviándole sus saludos.


*


Pero si resultara
que es una persona en soledad
desgajada de todo
como la rama de un árbol
sin hermanos ni hermanas
sin esposa ni niños
y sin familiares ni vecinos ni amigos,
ni colegas ni compañeros,
Entonces, ¿para que añadir más dolor
a esa soledad?
Ni el tormento de la muerte
ni la pena del fallecimiento.
No, me limitaría
a ignorarle cuando pasara a su lado
por la calle, como
si estuviera convencido
de que no prestarle atención
era ya en sí un tipo de venganza.




Abd el-Hadi lucha contra una Superpotencia

Nunca en su vida
leyó ni escribió.
Ningún árbol
por él fue derribado,
ni a becerro alguno cortó el cuello.
Nada dijo del New York Times
a sus espaldas; a nadie
alzó la voz sino para el convite:
"Por el amor de Dios, pase adelante,
ésta es su casa".


--

Con todo, el suyo es caso perdido.
El ínfimo grano de sal que Dios le dio
al mar se lo arrojaron.

Señores del jurado:
de sus enemigos
mi cliente nada sabe.
Les aseguro que de toparse
con la tripulación entera
del portaaviones Enterprise,
gustoso les serviría
huevos, el oro de su sol arriba,
y labneh
recién sacado de la bolsa.

So What. New and Selected Poems by Taha Muhammad Ali,
1971-2005. (Port Townsend: Copper Canyon Press, 2006)

1 comentario:

Carlos Zarzalejo dijo...

Es una bendición haber conocido los poemas de Taha Muhammad Ali.