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domingo, 15 de agosto de 2010

768.- JAVIER CANO


Javier Cano nace en Jaén en 1973, ciudad en cuya universidad realiza estudios de Historia del Arte. En 1999 obtiene el premio de poesía “Andalucía Joven” por su libro Los labios leídos (Madrid, Huerga y Fierro, 2000), un accésit del premio “Adonais”, en 2001, por Lugares para un exilio (Madrid, Rialp, 2002) y, en 2003, el premio “Loewe” internacional a la creación joven por su poemario El idioma de Adán (Madrid, Visor, 2004). Figura, entre otras, en las antologías 21 de últimas: conversaciones con poetas andaluces; Sexta antología de Adonais; De punta a cabo: Jaén, antología poética; Cima de olvido (Huelva, 2007) o Poesía viva de Andalucía (Guadalajara, México, 2007), así como en el Diccionario de Literatura Española Espasa.

OBRA POÉTICA:
Un pozo de memoria acumulada (1995).
Inventario medido, 1992-1995 (1996).
Los labios leídos (2000).
Como si nada… (2001).
Lugares para un exilio (2002).
El idioma de Adán (2004).
PREMIOS:
1999: Premio Andalucía Joven de poesía por Los labios leídos.
2001: Accésit del premio Adonais por Lugares para un exilio.
2002: Premio Vicente Aleixandre por el poema Después de haber llovido.
2003: Premio internacional Fundación Loewe a la creación joven por El idioma de Adán.




CASA EN RUINAS

Una casa cualquiera de una calle cualquiera
Puede ser simplemente
Lo que nos queda en pie sobre el escombro
Que va cayéndose de la mirada.
Puede ser el lugar para un exilio
Voluntario o, quién sabe,
La única redención, la única sombra
De una tarde sin sombra ni crepúsculo.
No hay más que abrir la puerta que da al barro,
Las cortinas gastadas por lo oscuro.
No hay más que ir escogiendo, como niños,
Los cuartos que se asoman al jardín,
Al exhausto silencio de los pájaros.

Una casa cualquiera que empezara
Bajo los muros que la sostuvieron
(algo así como el hombre que comienza
Su materia, su herida de algún día
Bajo las ruinas de la propia sangre).
Una casa sin número, tal vez,
Como un río sin nombre en la otra orilla
Del mundo.

Yo he aprendido, con el tiempo,
A distinguir las huellas de las manos
En los cristales rotos, el peso de los cuerpos
En las paredes, la última palabra
Que alguien dejó en la mesa como el polvo
De un eco, igual que el polvo
De un sueño antiguo encima de los párpados.

(De Lugares para un exilio, Madrid, Rialp, 2002).



NOCTURNO

"La noche, desnudo antiguo..."
RAFAEL PORLÁN.

Cuando miras la noche miras algo
más que la noche; miras en el centro
de un agujero que hacia ti converge
en una sola oscuridad. Desnudas
la noche con los ojos, como a un cuerpo
lejano entre tus sábanas. Penetras
el sexo de la noche, lentamente,
hasta ese fondo donde te diluyes
ya líquido, buscándote el principio,
buscando el molde antiguo de tu carne.




REGRESO

Con el paso al revés, o con la espalda
de frente a lo no andado, estás
volviendo.
Vuelves a cada instante, y lo que callas
se te hace víspera en la lengua. Vuelves
continuamente hacia ninguna parte.

Pero tú no lo sabes -o lo sabes
como no dices nada y acumulas
la sequedad de siempre tras el labio-.




SOLO DE SILENCIO

Antes que tú y después de ti -algún día
sin rastro ni almanaques- la palabra
desconoció tu nombre y pronunció
su inexistencia hasta encontrar el aire
preciso donde anclarlo. Tú estás dentro.
Gritas con una voz que nadie oye.




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