36
La luz grisácea los acompañó y no ignoraron
que vendría, con las armas y el pendón,
el descubrimiento.
Un sabio se inclinó sobre el paisaje.
Esto, musitó, no se llama América.
Esto se llama el río, el perro empiojado.
Esto se llama arreo y luces gordas.
Esto se llama la pampa, el galopito,
el corral, el vino áspero, la tuna.
Esto se llama entubamiento.
El agua del arroyo cae en la cloaca pulposa.
Aquí nací. Allá estaba la fábrica amarilla.
Aquí el árbol aquel, y allá la laguna.
Tuve una anguila en una bolsa.
Tuve un rancho. Balas de avión de 1955.
Las lluvias del sudeste a veces inclinadas.
Entonces las claraboyas se pusieron negras.
En el suburbio un chevrolet pausado
respiraba de tarde en tarde, acatarrado.
Y un tipo salía de la sombra
con sonrisa de muerto.
(de Cierta dureza en la sintaxis, Selecciones
de Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2008)
El perfecto extranjero (Zappa-Boulez)
Bueno estar afuera como el gato
a quien el cielo y las estrellas
y las gasas del cielo y el ladrillo, la piedra
trabajada por las lluvias y el rocío,
y las colonias de hongos en las paredes,
los techos, la radiación de fondo,
incluyen en un enigma absoluto
-saben sus ojos por qué-.
Bueno estar adentro,
cerca de las sartenes, los libros, la mesa,
cabos de vela sobre frascos,
especies y sábanas,
la cafetera y la radio.
También esto lo sabe el gato.
Nada lo excluye y todo contiene,
de alguna forma,
un gato.
(de Hostias)
11-Lucas 22.53
Ha ido a caminar con los suyos. Con el cuervo gitano
y con la gorda avutarda; con el congrio y el crédulo
y con el taimado, el asesino y el zorro; con los guardias
nocturnos, con los feroces gnomos, con las mujeres
de axilas sudadas, con el vulgar estafador, con el reno.
En cada dintel de la parva civilización clavó su señal,
y en quiénes lo invocan brilla un momento la moneda delusiva,
la conmiseración por el infortunio propio que alza un remedo
de pasión de mártir sobre el fracaso de un intento espurio.
Degeneración del deseo en cálida covacha; en carne y jugo.
Caída ante el irresistible par de los contrarios; Dioscuros
que atraviesan la mente de los súbditos haciéndoles desear
la mullida esclavitud y arrancan gritos de la mínima llaga.
Con el manto de nada, sobre el agua, sobre la línea de resistencia.
sobre el polvo, el desierto o el humo, el horizonte blanco,
camina sin sombra, con ejércitos de rumiantes quijadas,
con batallones de ciegos que miran hacia el monte
al que subirá para decir: “Hay otro, más allá; y luego otro y otro;
la obra no acabará, la obra no termina; cese el ruido, la alabanza”.
12-Roman speaker
Lo encontrarías en el huerto y le preguntarías por tus denarios.
Con voz contrita lo interrogarías por el devenir del hogar, la
suerte de los críos, el pretor y el edil, la leche de cabra y el sofisma.
¡Ah, miserable que agudiza el aura de la nada! Lo colgamos
a tu vista porque no lo mereces. El vértigo, no la futilidad,
es lo que no resistes. Retrocedes ante el arroyo y el cañón,
temes el papel que se alza en el viento
porque allí puede estar escrita tu sentencia.
Has levantado templos, minaretes, oráculos y criptas
para olvidar la creación, no para atravesarla con santo estoicismo.
¿Para qué las Galias? ¿Para mejorar los abastecimientos?
¿Para qué Bizancio o la corona del germano?
Te espanta el oscuro fogón, el silencio de la vajilla,
el manto del héroe si no está sembrado de migajas;
temes la escasez de aceite como a un abismo.
(de La nada)
14-Darwin Memorial
Ponte el traje inglés y ve a caminar entre las piedras.
Admira el crepúsculo sobre los cuidados jardines y las colinas.
Algo, una armonía de muerte y vida, habla entre las nubes
segadas como dorado trigo; entre la melancolía suave
un rechinar de lo encontrado, no encontrado, resiste.
La violencia del pantano,
la lucha sin principios, excepto el de la vida ciega
contra la vida ciega; la comadreja que atrapa al colibrí,
el feto del gato rodando por la corriente, la zarpa
derribando la gacela, el gusano trepando el nido,
opuestos a un candor de primeros y caídos imperios,
leyes o plan maestro que con desvergüenza encomiable bate,
suave, armonioso, como campanas.
(de La Nada)
4
La comadreja representa a quienes estuvieron deseosos
de la palabra divina, pero que nada hacen con ella
cuando la han recibido. Y crían en las orejas.
La comadreja representa a quienes quisieron la gracia
y la gracia les fue dada, para nada.
No te muevas si encontrás a la comadreja
en la escalera o en el asiento de un taxi.
Reptará su pensamiento hacia lugares hollados,
porque, segura de la gracia y la palabra,
no se le ocurre qué hacer sino vagar
por donde hubo ciudades que los ejércitos
aplastaron con botas y llenaron de condones.
Más bien continúa construyendo el merecimiento
para que descienda la luz blanca o celeste sobre vos,
cuando realmente te distraigas en tu trabajo de desollar,
carpir, doblar, aventar, guardar o sacudir.
Aunque andes descalzo por los muelles ásperos
de tu propio pensamiento, habrás de distraerte profundamente
para no recibir en vano la amistad del reino,
para no deambular con la comadreja.
5
Es cierto que entre las aves medievales el árbol es libre.
Y aún hoy es libre entre la folletería de la abundancia.
Y es libre entre las piedras que suben y bajan a su alrededor.
Y libre entre las orlas de edificios que suben y bajan.
Y lo ves libre en los patios de los hospitales
y de los hospicios y tras los galpones y entre los techos.
A él va el gato. Astuto. Tenue. Y la musaraña va al árbol.
Y la hormiga. Y la tormenta y la luz que se esconde.
En el árbol hay trampas y gatos y botellas perdidas.
El árbol es amigo del bisel y de la penumbra.
Es más libre que el corsario.
El árbol
conserva la forma
tenuemente, sin rigidez.
Cada ciprés es un ciprés.
Y los miles de fresnos no son el fresno.
Si hubo dioses, amaron el árbol.
O combatieron por el árbol,
pero nunca gobernaron el árbol y nunca lo dijeron.
8de Cierta dureza en la sintaxis,
Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2008)
Del sendero del sabio
De la ventana al baño presumimos
al sabio.
El camino entre la pregunta irreducible
al techo cercano
y el alivio
del retrete.
Pero, ¿y si se ha alzado el espíritu
desde las tejas rotas, mohosas,
para decirle la respuesta?
Alcanzada la facultad de junco que piensa,
obtenida la revelación,
aún el retrete, la gárgola inversa,
esperaría su escatológica recompensa,
y desde el fondo de las aguas turbulentas,
el abismo repetiría: inútil,
tus milagros no llenan la bullente cloaca
que demanda más
de ti, de tu molienda de entrañas
diaria,
insuficiente;
resuena en las tuberías,
y corre entre ratas, se disuelve,
cae en el turbión, se vuelve
innombrable como el océano.
Pues esto es, no su reverso.
Interroga, infeliz, los techos, ah.
In solitaria Patris caligine
De pronto me dijo el conductor:
¿La viste? La sombra allá,
la que pasó por el borde de aquel cerro.
¿Cuánto no has visto? Así todos los días.
¿Cuántas veces perdida la oportunidad?
Pues si lo viéramos, si dos lo viéramos,
no dudaría nadie ya. Pero su aparición
en sombra repentina, en imagen que
ante uno solo se presenta, nos reduce
a balbucear, a enloquecer, a deambular
por los canales de noticias; convierte
el satori en relato sensacionalista.
CIERTA DUREZA EN LA SINTÁXIS
16
Si pudiera, sería lo último que haría:
pararme en el secadero de los sueños,
admirar lo que el mundo dejó junto al embarcadero,
lo que nos dio, lo verdadero.
Si pudiera sería lo último.
Despojado incluso de tu mirada.
Mirando lo que fuera que el mundo
hubiera depositado allí.
Pero lo último que haremos, ni eso
está en nuestras manos
y tal vez no esté en el corazón del mundo
la decisión de nada, ni el carozo.
CEZANNE
sólo con inclinarme de derecha a izquierda
de izquierda a derecha, me basta,
escribía Cezanne
podría pasarme la vida aquí
inclinándome de derecha a izquierda
y de izquierda a derecha
y no agotaría la realidad, explicaba
espacios en blanco en las últimas telas de Cezanne
indican a los expertos
que había llevado su teoría hasta el último extremo
otros
los atribuyen a dificultades de la vista:
Cezanne dejó en blanco lo que no podía ver
en este caso(o en ambos)
¿por qué Cezanne no esforzó la imaginación?
el interrogante debe hacer pensar
a esos esoteristas vernáculos, a
distintas especies de mistificadores
¿por qué Cezanne no quiso pintar lo que sus ojos
–aun moviéndose con su cuerpo de derecha a izquierda
de izquierda a derecha– no podían ver?
¿por qué escriben sobre lo que el corazón no ve?
¿por qué escriben sobre lo que la inteligencia no celebra o llora?
Paisaje Con Autor
Vivió una escenografía de libros abandonados,
un televisor encendido después de la transmisión
y cigarrillos sin terminar.
Procuraba mirar de frente los objetos:
las roturas del asfalto o las plantas de un acuario.
Pensó en los objetos, soñó con objetos,
vivió rodeado de objetos sin traducción.
El mal y el bien no parecen distintos detrás
de un vidrio tan nítido.
Ahora piensa que el mundo está arreglado
de acuerdo con ciertos propósitos.
Y más allá de ellos los objetos se destiñen sin objeto.
El mundo se rinde de esta manera y uno sonríe
sin entender en qué consiste el triunfo,
mientras el sol brilla sobre una botella en los techos
o escucha los trenes o la lluvia
que vuelve a caer donde había caído y agrega
hongos, óxido, humedad, ciertos olores
a un paisaje que sin embargo no termina de explicarse.
Coloristas
Hay en ese bosque de Cezanne
la impresión de que ese bosque no está
ni estuvo.
No porque sea sueño, trama de sueños,
sino porque ha sido pintado en parte en
una tela,
en parte en la nada y -en gran parte-
en el lugar donde vimos un bosque.
High Noon
Plantas que hubiere en el corazón,
magnolias, olmos, paraísos,
gomeros, enredaderas, filodendros,
chopos, sauces, cedro blanco,
sombras que hubiere de ellos.
Arrasado fue todo y recreado.
Nadie cabalga el horizonte y llueve
sobre un pino, un vaso, un pajarito,
la selva que invade los caminos.
El paisaje es otro. Nadie llora.
Y el tren rompe el silencio.
Preferiría Hablar De Otro Modo
Como quien con la uña saquea una pera
así creyó que saqueaba la realidad;
en verdad dijo que las lluvias no lo contenían
y que las flores de jacarandá no lo contenían
y sintió como ráfagas en los techos
que la realidad vaciaba en el terreno verdadero, el
de las metáforas.
Empezó de nuevo:
como campanas que suenan en otra región
un ángel descendió sobre él y le dijo
nada queda de ti infeliz porque
creíste guardar tu tesoro de las analogías
y en verdad custodiabas una pista de maniobras abandonada
donde crece el cardón, azotan los alisios
y hay un como un rumor -gritos de amor- en los hangares vacíos.
Tomo Café
¿Estoy preso de mi dolor
o miro un papel de diario en el balcón?
¿Estoy muerto y miro absorto lo intranscendente?
¿O estoy preso en mi papel y miro mi dolor?
Otoños En Flor
Bajo nubarrones rosados
paradójicamente puede esperarse
que se aclare el sentido de todo.
Pero estás hecho para la muerte
que es nada.
El enigma seguirá en otra parte,
tu muerte personal no aclara
ni oscurece el panorama.
Del sendero del sabio
De la ventana al baño presumimos
al sabio.
El camino entre la pregunta irreducible
al techo cercano
y el alivio
del retrete.
Pero, ¿y si se ha alzado el espíritu
desde las tejas rotas, mohosas,
para decirle la respuesta?
Alcanzada la facultad de junco que piensa,
obtenida la revelación,
aún el retrete, la gárgola inversa,
esperaría su escatológica recompensa,
y desde el fondo de las aguas turbulentas,
el abismo repetiría: inútil,
tus milagros no llenan la bullente cloaca
que demanda más
de ti, de tu molienda de entrañas
diaria,
insuficiente;
resuena en las tuberías,
y corre entre ratas, se disuelve,
cae en el turbión, se vuelve
innombrable como el océano.
Pues esto es, no su reverso.
Interroga, infeliz, los techos, ah.
In solitaria Patris caligine
De pronto me dijo el conductor:
¿La viste? La sombra allá,
la que pasó por el borde de aquel cerro.
¿Cuánto no has visto? Así todos los días.
¿Cuántas veces perdida la oportunidad?
Pues si lo viéramos, si dos lo viéramos,
no dudaría nadie ya. Pero su aparición
en sombra repentina, en imagen que
ante uno solo se presenta, nos reduce
a balbucear, a enloquecer, a deambular
por los canales de noticias; convierte
el satori en relato sensacionalista.
CIERTA DUREZA EN LA SINTÁXIS
16
Si pudiera, sería lo último que haría:
pararme en el secadero de los sueños,
admirar lo que el mundo dejó junto al embarcadero,
lo que nos dio, lo verdadero.
Si pudiera sería lo último.
Despojado incluso de tu mirada.
Mirando lo que fuera que el mundo
hubiera depositado allí.
Pero lo último que haremos, ni eso
está en nuestras manos
y tal vez no esté en el corazón del mundo
la decisión de nada, ni el carozo.
CEZANNE
sólo con inclinarme de derecha a izquierda
de izquierda a derecha, me basta,
escribía Cezanne
podría pasarme la vida aquí
inclinándome de derecha a izquierda
y de izquierda a derecha
y no agotaría la realidad, explicaba
espacios en blanco en las últimas telas de Cezanne
indican a los expertos
que había llevado su teoría hasta el último extremo
otros
los atribuyen a dificultades de la vista:
Cezanne dejó en blanco lo que no podía ver
en este caso(o en ambos)
¿por qué Cezanne no esforzó la imaginación?
el interrogante debe hacer pensar
a esos esoteristas vernáculos, a
distintas especies de mistificadores
¿por qué Cezanne no quiso pintar lo que sus ojos
–aun moviéndose con su cuerpo de derecha a izquierda
de izquierda a derecha– no podían ver?
¿por qué escriben sobre lo que el corazón no ve?
¿por qué escriben sobre lo que la inteligencia no celebra o llora?
Paisaje Con Autor
Vivió una escenografía de libros abandonados,
un televisor encendido después de la transmisión
y cigarrillos sin terminar.
Procuraba mirar de frente los objetos:
las roturas del asfalto o las plantas de un acuario.
Pensó en los objetos, soñó con objetos,
vivió rodeado de objetos sin traducción.
El mal y el bien no parecen distintos detrás
de un vidrio tan nítido.
Ahora piensa que el mundo está arreglado
de acuerdo con ciertos propósitos.
Y más allá de ellos los objetos se destiñen sin objeto.
El mundo se rinde de esta manera y uno sonríe
sin entender en qué consiste el triunfo,
mientras el sol brilla sobre una botella en los techos
o escucha los trenes o la lluvia
que vuelve a caer donde había caído y agrega
hongos, óxido, humedad, ciertos olores
a un paisaje que sin embargo no termina de explicarse.
Coloristas
Hay en ese bosque de Cezanne
la impresión de que ese bosque no está
ni estuvo.
No porque sea sueño, trama de sueños,
sino porque ha sido pintado en parte en
una tela,
en parte en la nada y -en gran parte-
en el lugar donde vimos un bosque.
High Noon
Plantas que hubiere en el corazón,
magnolias, olmos, paraísos,
gomeros, enredaderas, filodendros,
chopos, sauces, cedro blanco,
sombras que hubiere de ellos.
Arrasado fue todo y recreado.
Nadie cabalga el horizonte y llueve
sobre un pino, un vaso, un pajarito,
la selva que invade los caminos.
El paisaje es otro. Nadie llora.
Y el tren rompe el silencio.
Preferiría Hablar De Otro Modo
Como quien con la uña saquea una pera
así creyó que saqueaba la realidad;
en verdad dijo que las lluvias no lo contenían
y que las flores de jacarandá no lo contenían
y sintió como ráfagas en los techos
que la realidad vaciaba en el terreno verdadero, el
de las metáforas.
Empezó de nuevo:
como campanas que suenan en otra región
un ángel descendió sobre él y le dijo
nada queda de ti infeliz porque
creíste guardar tu tesoro de las analogías
y en verdad custodiabas una pista de maniobras abandonada
donde crece el cardón, azotan los alisios
y hay un como un rumor -gritos de amor- en los hangares vacíos.
Tomo Café
¿Estoy preso de mi dolor
o miro un papel de diario en el balcón?
¿Estoy muerto y miro absorto lo intranscendente?
¿O estoy preso en mi papel y miro mi dolor?
Otoños En Flor
Bajo nubarrones rosados
paradójicamente puede esperarse
que se aclare el sentido de todo.
Pero estás hecho para la muerte
que es nada.
El enigma seguirá en otra parte,
tu muerte personal no aclara
ni oscurece el panorama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario