Críticas sobre sua obra, assim como entrevistas com o poeta, já foram publicadas no Brasil e no exterior, a exemplo de jornais como El Universal (Panamá), El Comércio (Peru), El Universal (México), El País (Uruguai), El País (Colômbia), O Estado de S. Paulo , Jornal da Tarde , Folha de S. Paulo , Correio Brasiliense , O Povo , Diário do Nordeste , Estado de Minas , O Globo , O Estado do Tapajós , e revistas como Prisma (Colômbia), Común Presencia (Colômbia), Paréntesis (México), Storm Magazine (Portugal), Alforja (México), Mapocho (Chile), TriploV (Portugal) e Voces (Estados Unidos) - material crítico assinado por nomes como Sérgio Campos, Carlos Felipe Moisés, Wilson Martins, José Paulo Paes, Maria Esther Maciel, Rolando Toro, Jorge Rodríguez Padrón, Ivan Junqueira, José Castello, Rodrigo Petronio, Eleuda de Carvalho, Carlos Germán Belli, Miguel Gomes, Alfredo Fressia, Maria Estela Guedes, Nicodemos Sena.
Com larga trajetória de colaboração à imprensa, tem escrito artigos sobre música, artes plásticas e literatura, incluídos nas publicações citadas e também em outras, como Comércio do Porto (Portugal), Letras & Letras (Portugal), International Graphitti (Costa Rica), El Artefacto Literario (Suécia), Exégesis (Porto Rico), Crítica (México), Blanco Móvil (México), Casa del Tiempo (México), e brasileiras como Rascunho , Alô Música e Poesia Sempre . Organizou para as revistas mexicanas Blanco Móvil e Alforja duas edições especiais dedicadas à literatura brasileira, respectivamente "Narradores y poetas de Brasil" (1998) e "La poesía brasileña bajo el espejo de la contemporaneidad" (2001), bem como as edições especiais "Poetas y narradores portugueses" ( Blanco Móvil , México, 2003) e "Surrealismo" ( Atalaia Intermundos , Lisboa, 2003), respectivamente em parceria com Maria João Cantinho e Maria Estela Guedes. Como artista plástico participou de exposições como "O surrealismo" (Núcleo de Arte Contemporânea, Escritório de Arte Renato Magalhães Gouvêa, São Paulo, 1992), "Lateinamerika und der Surrealismus" (Museu Bochum, Köln, 1993) e "Collage - A revelação da imagem" (Homenagem ao centenário de André Breton 1896-1996, Espaço expositivo Maria Antônia/USP, São Paulo, 1996). Em maio de 2000 realizou o espetáculo Altares do Caos (leitura dramática acompanhada de música e dança), no Museu de Arte Contemporânea do Panamá. Um ano antes também havia realizado uma leitura dramática de William Burroughs: a montagem ( collage de textos com música incidental), na Biblioteca Mário de Andrade, em São Paulo.
Dentre algumas conferências que tem proferido, destacam-se "América Latina e Identidade Cultural" (Centro de Humanidades, Universidade de Brasília, Brasília, 1998), "Linguagens contemporâneas e identidade nacional: literatura" (SESC Pompéia, São Paulo, 1999), "Algunos poetas brasileños (Ivan Junqueira, Dora Ferreira da Silva, José Santiago Naud, Sérgio Campos, Claudio Willer, Ruy Espinheira Filho, Adriano Espínola e Donizete Galvão)" (Faculdad de Humanidades de la Universidad de Panamá, 2000), "Sobre a condição editorial de algumas revistas de cultura na América Latina" (Instituto Goethe, São Paulo, 2001), "Surrealismo & Brasil" (Academia Brasileira de Letras, Rio de Janeiro, 2003) e “La modernidad de la poesía hispanoamericana” (Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, Caracas, Venezuela, 2004).
Participou dos seguintes volumes coletivos: Camorra (volume monográfico sobre Harold Alvarado Tenorio, Ediciones La Rosa Roja , Bogotá, 1990), Focus on Ludwig Zeller, poet and artist (Mosaic Press, Oakville-New York-London, 1991), Adios al siglo XX (Edição dedicada à poesia de Eugenio Montejo, Separata da revista Palimpsesto , Sevilla, 1992), O olho reverso. 7 poemas e um falso hai-kai (Edição comemorativa dos 41 anos de poesia de José Santiago Naud, Thesaurus Editora, Brasília, 1993), Tempo e antítese. A poesia de Pedro Henrique Saraiva Leão (Editora Oficina, Fortaleza, 1997), Surrealismo e Novo Mundo (Ensaios sobre Surrealismo na América Latina, org. Robert Ponge, Editora da Universidade UFRS, Porto Alegre, 1999), Festival Mundial de Poesía Venezuela 2004 (Antologia poética, org. Andrés Mejía, Monte Ávila Editores, Caracas, 2004), El Bacalao - Diatribas antinerudianas y otros textos (Ensaios, org. Leonardo Sanhueza, Ediciones B, Santiago, Chile, 2004), e Escolas literárias no Brasil (Conferências, org. Ivan Junqueira, Ed. da Academia Brasileira de Letras, Rio de Janeiro, 2004).
Livros publicados
Cinzas do sol (poesia). Mundo Manual Edições. Rio de Janeiro. 1991.
Sábias areias (poesia). Mundo Manual Edições. Rio de Janeiro. 1991.
El corazón del infinito. Trés poetas brasileños (traducción de Jesus Cobo)
entrevistas). Cuadernos de Calandrajas. Toledo, Espanha. 1993.
Tumultúmulos (poesia). Mundo Manual Edições. Rio de Janeiro. 1994.
Ashes of the sun (translated by Margaret Jull Costa) (poesia). Incluído em The myth of the world (The Dedalus Book of Surrealism 2) . Dedalus Ltd. London . 1994.
Escritura conquistada (Diálogos com poetas latino-americanos) (entrevistas). Letra & Música. Fortaleza. 1998.
O começo da busca (Escrituras surrealistas na América Hispânica) (ensaio). Coleção Memo. Fundação Memorial da América Latina. São Paulo. 1998.
Poemas de amor (antologia poética) , de Federico García Lorca. Ediouro Publicações. Rio de Janeiro. 1998. [tradução e prólogo]
Delito por bailar o chá-chá-chá (contos), de Guillermo Cabrera Infante. Ediouro Publicações. Rio de Janeiro. 1998. [tradução]
Alma em chamas (poesia). Letra e Música. Fortaleza. 1998.
Dois poetas cubanos (ensaios), de Jorge Rodríguez Padrón. Coleção Memo. Fundação Memorial da América Latina. São Paulo. 1999. [tradução]
Três entradas para Porto Rico (ensaios), de José Luis Vega. Coleção Memo. Fundação Memorial da América Latina. São Paulo. 2000. [tradução]
Alberto Nepomuceno (biografia). Edições FDR. Fortaleza. 2000.
A nona geração (contos), de Alfonso Peña. Edições Resto do Mundo. Fortaleza. 2000. [tradução e prólogo]
Cenizas del sol (poemas y esculturas) . [com o escultor Edgar Zúñiga]. Ediciones Andrómeda. San José, Costa Rica. Setembro de 2001.
Extravio de noites (poesia). Ed. Poetas de Orpheu. Caxias do Sul. 2001.
O começo da busca - O surrealismo na poesia da América Latina (ensaio e antologia poética). Escrituras Editora. São Paulo. 2001.
Nós/Nudos (25 poemas sobre 25 obras de Paula Rego) , de Ana Marques Gastão. Editora Gótica. Lisboa, Portugal. 2004. [tradução]
Un nuevo continente (Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra América) . Ediciones Andrómeda. San José, Costa Rica. 2004.
Estudos de pele (poesia) . Editora Lamparina. Rio de Janeiro. 2004.
DOS MENTIRAS
Disecados ahí sobre la mesa: el rostro y la máscara,
dilema minucioso de interferencias de espectros
cuyo juicio no les compete ni aún a ellos mismos. Aunque
se incorpore el diablo a los procesos sangrientos
de la Iglesia, toda la repugnancia vendrá de Dios,
por la presunción de que podría salvar a todos.
Las opiniones sospechosas son hijas de la vanidad y no
existe prueba en contrario. Oíamos a Shakti, nuestros
cuerpos entornados en la alfombra del salón, el vino
de su saliva embriagando mis tetillas. De cuál
obra tratábamos sino de la latitud de esos versos,
del carácter de la espátula en los colores que les revelan
los dones más secretos? No hay destino o mérito,
y todo juicio deriva siempre de una fustración.
Traducción: Adám Méndez
COSTILLAS DE EMILY BRONTË
Tu sonrisa iba desapareciendo en el fondo de mi mirada.
Al rato ya no distinguía los gestos de tu memoria.
Yo dije que vendría cuando el sol te enseñase a brillar,
sin embargo las nubes me fueron guiando hacia otro nido de escombros.
Un pequeño mercado de cicatrices. Noche recostada en un árbol.
La piel abandonando los cuidados con la vida que aun guarda en sí.
El tiempo remodelando las sombras olvidadas bajo los cuerpos.
El dolor se aproxima como un rayo. Ya no escucho más nada.
Dejo tu mano sobre mi pecho, sin saber de verdad lo que aun puedes hacer por mí.
Me libro por un segundo o dos del misterio de la muerte,
mas pronto recupero las voces confiscadas por antiguos presagios.
Jamás dijimos el nombre del dios que faltó con su palabra.
Al rato ya no distinguía los colores de tu ausencia.
traducción | gladys mendía
SENOS DE SARA SAUDKOVA
Ella me hacía volar, con todo el cuerpo y sus innumerables sombras.
Sudaba como si fuese un secreto de sus vestidos rasgados.
Yo la reconocía en mí, la puerta indefinidamente abierta.
Una lágrima componiendo la memoria de sus jadeos.
El cuerpo con que me trazaba la alegría.
La piel realzada en el cuarto oscuro entre gemidos.
Ella un día y otro en dulce artimaña se me escondía en la mirada.
Me tocaba como si el hechizo no pretendiese nunca irse.
La noche nos desnudaba a cualquier hora.
Yo la envidiaba siempre que se iba, pero mucho más al regresar.
Cuántos de mí fueron y volvieron es cuenta que nunca hice,
tanto que disfracé su ausencia con las sombras que no partieron.
traducido al español por gladys mendía
MANOS DE CLARICE LISPECTOR
Una última noche contigo y las palabras se fueron todas.
Tus manos siempre actuaron como un narcótico porque dejé varias veces el mundo pasar frente a mis ojos.
Lo que hacemos son anotaciones de un fuego incierto que nos guía.
Guardo tu nombre y con él me muevo de una sala a otra de un laberinto que todavía no sé si realmente se comprende su razón de ser.
Toco tu piel casi invisible y me dejo invadir por los rumores de su inquietud.
Me gusta comenzar a vivir por tu nombre.
Un día imaginé un bosque en que tus labios tradujesen todo el follaje.
No somos una fábula, somos?
Siempre pienso en ti como una infancia perdida.
Es difícil aceptar que sea la mía.
Yo te amo como un plan de fuga o fuiste exactamente la primera mujer en mi vida?
Leer es lo que toca a los ojos y todo lo que vemos se transforma en nuevo espejismo.
Tal vez las palabras se gasten menos que la realidad de sus temas.
Sin embargo no tenemos idea si lo que tocamos no es sino la palabra.
El mundo siempre se deshizo por un exceso de biblias.
traducido al español por gladys mendía
MUSLOS DE ZOFIA BESZCZYŃSKA
Esta noche quebré un cuerpo.
Al volver a casa no supe donde encontrarme.
Fue cuando te vi, cruzando el horizonte que antes no estaba allí.
La noche abrió en mí un modo extraño de revelarse.
Comencé a eliminar de la memoria todo lo que no me dice respeto.
Pretendía que me besases apenas lo esencial, la reserva más íntima de todo lo que fluye.
Resumir en un beso todo ese nido de cataclismos.
Tu dulzura creó una inundación en mi ser.
No te vayas. Aun no quiero que salgas de adentro de mí.
Sólo entonces percibí que comenzaba a delirar:
La noche reconoce sus pequeñas sombras vagando por las aceras inciertas.
Con ellas disfraza la soledad con que gravita en los pomares del tiempo.
Los espejos esparcidos contemplan como danzas en una piel fina de algodón casi transparente.
Y no paré más. Nunca más.
traducido al español por gladys mendía
NOTICIERO NACIONAL
Cuando un penitente embiste contra sí mismo
es para librarse no precisamente de una tentación externa,
sino del infierno que hay en sí mismo.
El hombre y el fruto de lo que crea en su mente.
En la realidad, el mundo es bien simple.
La exploración del deseo es lo que da ocasión a esos monstruos tan hábiles.
Y nuestra idea de catástrofe adora el eje dislocado,
de un día para otro, en un telenoticiero cualquiera.
Víctimas aquí o allá, pero siempre víctimas.
Las víctimas no son reales. Sólo el telenoticiero es real.
Traducción: Adám Méndez
ESTACIONES DEL ACASO
Traducción: Trina Quiñones y Gonzalo Prieto.
Deletreo los días en cada cosa que me mira
cuando me siento a verla. Es todo.
Y no hay disculpas para lo que hago.
Rosa Alice Branco
Encender el fuego con la sombra de la llama.
Atizar luz en la mirada del tiempo olvidado.
Así un cuerpo (el de ella) dice cómo desea
ser escrito por el otro (el de él) que lo visita.
Enseñar al cuerpo cómo salir de sí.
Trazar equidistancias entre las caídas.
Los pormenores del fuego (ella permite)
son el mejor regazo dentro de la mirada.
Y lo fija con tanto esmero que los pliegues
del cuerpo se desnudan ante el ruido de los pasos
(de ella) que son vestigios de la desaparición
de las ropas (de él). ¿Por dónde el enigma
escoge sus armonías? ¿Por dónde un cuerpo
aprende a deletrear al otro? (ella no dice).
Vaciar la noche de vicios que la definan.
Dejarla sin la oportunidad de reconocerse.
Hacer el esbozo de un tratado de tinieblas
requiere la ceguera precisa en cada afecto.
¿Quién plagiaría el suicidio o la ruina?
¿Los dones son mecánicos, una fábula gastada?
¿En la bulla de los cuerpos descubriéndose
cuál trazo la lengua diseña al pasar
de una boca a la otra? No hay exactitud,
excepto en el deseo. Un cuerpo (ella lo tienta),
al caer en el otro, es en sí que repercute.
El amor palpa entre nódulos (él reflexiona).
Una atracción sublime por las disonancias
parece burlar la caída de los cuerpos amorosos.
Lo que tienes en el vientre (dice él) es el abismo
de que me sirvo para un día alcanzarme.
Apenas el acaso resguarda tales planos (ella).
Los cuerpos exploran la pendiente por el extremo.
Atizar luz en la mirada del tiempo olvidado.
Encender el fuego con la sombra de la llama.
PEQUEÑOS DIABLOS RIDÍCULOS BAILANDO
EN EL UMBRAL DEL ABISMO
(Traducción por Carlos Osório)
Oh presas efímeras de mis visiones
veo tus ojos de planta
Ojos de pez a la deriva de todo
Ojos de estrellas náuticas ancladas en el azar
Ojos de los siete círculos que las manos de Beatriz me traen un poco
antes del fin
Ojos de Heráclito
Ojos que me llevan y ya no tengo a dónde volver & el mar con
su gran himen que inflama el arco del deseo
Ojos de muchachos que se ahorcan en pirámides imaginarias & la
esfinge sumergida en galpones de espiga de ocio
Ojos de relámpagos desterrados de las entrañas de mil vírgenes con
hostias hincadas en la garganta
Ojos de refugios de las prostitutas en fuego bebiendo el licor que
acumularon en las rodillas los suicidas
Ojos de borrachos que acuchillean el viento & los niños artistas
amordazados por la secretísima orden de las limitaciones
Ojos de tótem detrás de aquella montaña donde la nave madre deposita sus huevos
TV ATÓMICA
& nuestra voz con sus decibeles apuñaleados
Ojos cómplices de los muchachos salvajes que degüellan la noche de
nuestros mitos tirados en el vagón de la eternidad
Oh cicatriz siniestra
- pleno asalto de las visiones –
es la hora inaplazable de que mastiquemos la vida con tesón
Arranco de mí mi sexo
y con él
mato
tu hambre
EXTRAVÍO DE NOCHES, 9
(Traducción por Carlos Osório)
El cuerpo está tomado por velos
que son cortes profundos en la piel
y son tazas de un desastre
en el bosque de tus sueños:
el cuerpo hojaldrado con sus recortes de gozo
y estampados laminados que son garabatos
en la piedra esbozada en tu vientre
y peinados de fuego como árboles que se exhiben
ante un derrame de voces:
el cuerpo donde estabas cuando la noche
entonaba ventoleras y un ojo al descubierto
engullía todo el paisaje imaginado:
el cuerpo en ruinas que se aprietan
para recomponer vértigos que son nombres inscritos
en aves rocosas que se llaman muslos
y un tropel de siluetas al pasar las páginas de tu cuerpo:
durante noches te llamo mascando nombres
como un dilema febril confundiendo imágenes
como credenciales evocando rasgos
que anuncian la tormenta de la restauración:
el cuerpo rehaciéndose a cada anuncio del fin.
VESTIMENTAS
(Traducción por Jorge Ariel Madrazo)
Paños desnudos.
Ninguna imagen sangrando en la piel
de tejidos listos para la caricia.
Recito esa desnudez con un par de alas.
Un demonio agachado
pegando sus labios a los míos.
De donde tú me ves, yo sería un arroyo de huesos,
calcinado deleite de tus almas:
unas pocas, las que no supieron
preservar el horror que las anticipa
y comprende.
Rostros engordados en ceremonias...
¿Y cómo te ubicas, demonio,
mordiéndome los senos, cómo te ubicas?
Un mirar para escoger huesos.
Carbones astutos y conocedores de la fábula.
Mira bien lo que traigo conmigo:
este cuerpo menguado en débiles lunas.
¿Preparas una piel para mi?
Dame tus cuchillos, espolones, cuernos,
la punta imperfecta de tu falo.
Ves cómo me hago en mil muslos,
viscosos como cebos, y todos deletrean
la caída que anuncias.
Los paños
sobre el vacío, desnudos.
Equilibrio derrumbado hacia el suelo,
rostros deshechos de víctimas que ya no alcanzan el ofertorio, el pie de un dios hallado en excavaciones por donde me consagras,
puto demonio,
por donde
me despedazas deseosa de tu salud.
Mi cuerpo en astillas, santuario decrépito
de tu perversión,
cascos arañándome el tejido de la memoria, sí,
un mínimo dolor recorre procedencias insospechadas,
y sabes cuánto me dolía tu abundancia,
el pote que indicas y, ansiosa, me lanzo a buscar allí la respuesta para el afligido cultivo
de dolores
por todo mi cuerpo.
Cargo conmigo todas las formas
con que me atacas.
¿Qué máscaras perpetuamos: las mías, las tuyas?
Mis labios te queman la piel.
Aceites encendidos mientras nos deshacemos.
Paños como papiros, inscripciones invisibles que enseñan a mantener caliente la cabeza de un dios muerto.
Desnudos.
Con la medida del infierno en cada pliegue
del tejido de que estamos hechos.
REINO DE VÉRTIGOS
Traducción de Benjamín Valdivia
Tu cuerpo y el mío cayendo sobre el mundo:
noche saqueada por una caravana de relámpagos.
Despojos del tiempo fugitivo de su fuente,
minando abismos a la deriva, pérdidas fluctuantes.
El deformado rostro de la belleza que las ruinas cultivan,
lenguaje extraviado al querer entrar en sí.
Tu cuerpo y el mío en su caída más secreta.
Un laberinto que fuese un desierto y un dios
sabedor que de allí no hay retorno. Fuga de tinieblas.
Los disfraces fatales de la memoria ante el infinito.
Indetenibles sombras cayendo sobre el mundo.
Tu cuerpo y el mío: lo que resta de uno en el otro.
EN ALGÚN SITIO, UN MAPA
¿Cuántas serán las migajas del espíritu,
cuándo este mal deletrea sus extravíos?
Un poco de nada, ¿cuándo cuesta?
¿Cuántas veces soportará el desatino de ser
tan excesivamente nada entre escombros?
¿Qué precio en cada aguja que lo desenreda?
Una vez que palidece el mapa de la ilusión,
ya no reconoce ni un vestigio propio.
De tanto mirar hacia sí mismo, ¿ cuántos ve todavía?
¿Será de este modo que se desvanece, tan líquido?
No importa a quién encuentre durante la caída,
no tendrá a nadie que lo defienda de sí mismo.
Estará siempre en deuda con los espejos,
las imágenes se despedazarán en cada brillo.
¿Qué importa cuántas eran hace un minuto?
Al llevarse las manos a los ojos, ¿ cuánto recupera
de lo que no pensaba haber perdido?
¿Sabría deshacerse de lo que nunca tuvo?
¿Qué tanto buscará el recuerdo y la ambición,
sin saber a qué tumba consagrarse más?
Al roer las voces que lo cercan, sólo cenizas.
Formas llevadas hasta el límite de lo ilegible.
Dime dónde puedo poner la mano para que no te
escapes.
y no decía casi nada más, solo caía.
¿Planearía volver a cada espejo sumergido,
para rehacerse de la imagen mal vislumbrada?
¿Cuánto le costaría en naufragios, acaso importa?
Cuerpos de la ilusión inmersos en agua salada,
como ríos atormentados por um ritual.
¿Cuántas veces no somos sino lo que fuimos?
En alguna parte un dios, un niño travieso, luz
quemada en plena ilustración del espíritu.
¿Cuánto cuesta recorrer el dolor entero?
¿Qué revuelve más al ser que su reverso?
Una inmensa lengua que traspase toda la vida,
y que nos hable a lo más íntímo que tenemos.
Caer en el juego del tiempo o del espacio
es como ceder al arte de matar el espíritu.
¿Cuánto de mí dejo en la cuenta de la vida?
¿Qué tienen en común los escrúpulos
de la inocencia y las sospechas del crimen?
El espíritu decaído coquetea con vagos perfiles.
Quien sepa ele pelo del vacío y su destino,
calcule el precio del envio y lama
el timbre como el espinazo del infortunio.
¿Qué afirmo cuando me libro de mí?
¿Hacia dónde voy si observo el mar cayendo
por todas partes y todo es un río deshecho?
Estirar el límite del fin hasta que reviente.
Que la ilusión no tenga sosiego y se rompa,
como la esperanza arruinada por capricho.
¿Cuántas migajas vagando por el bosque,
olvidadas hasta de lo que ya ni imaginan,
el espíritu encallado en conjeturas?
¿Un rosario de caídas, a qué precio?
¿Qué transparencia soporta una noche
de sueño bien hallada en sí misma?
Las imágenes se retuercen, como una llama
dentro del fuego. Un pájaro parece outro
al deshacerse de sus alas carbonizadas.
¿Cómo contener la escritura de un espíritu liquidado?
Donde cae salpica laberintos y resurge
y, óseo, vuelve a morir en todas partes.
Librarse de la neblina, de la arena, de los golpes
del deseo labrados en la piel de la prudencia,
¿cuesta más caro que el insomnio, quién paga?
¿Cuánto se pide por la confusión de la semejanza?
Una deuda así no se paga en vida. Ningún
dios cobraria tan poco por sus muertos.
La vida está excesivamente vacía de lo que somos,
y se muestra en el dolor que ocasionamos
al espejo –rompe, vigila, sin descuento
POR DONDE CAE EL LENGUAJE
1.
Mi muerto no se parece en nada
a otros hombres que tuve
bien puestos dentro de mí.
Tal vez matarlo sea un exceso.
En ese enredo de máscaras,
que siempre me confunde,
no separo al muerto del vivo.
Me pongo en su lugar
para saber por dónde anduvo.
El cuerpo cercado por curiosos
se cita en muchos casos,
pero el muerto en otra parte.
Aún me exaspera ese hombre
como un espejo que se recompone.
yo lo mataria mil veces.
Quizá lo que le falte a la vida
sea el deseo de tenerla,
haciéndola parte de la muerte.
Oigo lo que me pide:
mi muerto me quiere así,
matándolo siempre.
2.
Es difícil recuperar al muerto
después de una noche de ausencia
del enunciado del crimen.
Mejor no dejarlo solo,
rumiando sus motivos,
tal vez ocultando pistas.
Hay muertos que no quieren ser
recordados ni explicados.
Cuerpos cómplices de la muerte,
poco a poco se acumulan
como una herancia de la duda,
lo que lleva al ser a abandonarse.
Y muertos así esconden
detalles preciosos de la vida.
Hasta se hacen pasar por otros.
Quien los cuida debe
estar siempre atento de ellos,
pues se ocultan en todo.
He visto muertos uniéndose
en una sucesión de crímenes
que eran uno solamente.
3.
No quise nunca saberlo
dentro de tantas otras.
En mí estaba caliente,
no me dolía más Allá del placer.
Que me viera con muchas,
a todas las recibía como si él fueran.
Mientras más dentro se metía
más sabía dónde verterlo.
No era sólo un crimen sin regla.
Recuerdo bien cuando lo maté:
nunca había disfrutado tanto.
Debía estar con todas en mí,
la mirada de ellas quemando la piel.
Él se me adhería como si fuera muchas,
Y era mi hombre en tantas
Y sabía que podía tenerlas en mi,
descarnándome con lujuria,
incluso mientras lo apuñalaba.
Un hombre así no se pierde.
Si nos quiere a muchas, nos reunimos
a celebrar lo que siempre sueño.
RAQUEL
¿Hasta cuándo puedo confiar en tus palabras?
Me pides que busque la salvación en tu nombre,
que desfallezca, aguarde, vague, permita
que me olviden todos. Me ilusiono creyendo en la visión
de tus encantos, y acato atenta tus preceptos.
Para los desengañados, debo abrir amplias fosas.
Y entrego mi cuerpo a aquellos que lo necesiten.
Una vez más padezco, y aguardo, y me vuelvo
nada, un retazo, una sombra perturbada,
hasta que me canse e indague por los siete llantos
de mi alma exánime: ¿un día me consolarás?
Abro la mano y persigo los rastros de mi destino.
Me extravío allí tantas veces que ya no distingo
a mi único suplicio: ¿tú, cuándo me consolarás?
NATURALEZA MUERTA
Cadáveres en lágrimas,
¿no hay nada más inverosímil en tu existencia?
Tres tramos de escalera antes de la caída,
garabateabas de memoria unas palabras finales.
¿Con quién hablabas en tu camino hacia el abismo?
¿Qué voces heridas y extranjeras
rugían en tu drama, casi borrachas, casi voces?
¿Será acaso tan inmensa la eternidad que no podamos encontrarnos en una tarde de sábado?
Silencio rocoso, enfurecido en su casco carcomido,
¿qué vicio tan extraño convierte todo en angustia?
Cadáveres listos para una cena de dolores,
sollozante cosmogonía reclinada en el vacío, ríos de insectos piojos róbalos muertos pulgas babosas lentejas podridas latas de aceite —naufragio quemante— herrumbre de faros, tumbas fluctuantes ¿estupor frente a la sangre de las noches?
Hay una distancia ya clásica entre lo que piensas y lo que eres, tinieblas de actitud, bautismo de cruces, sofismas gastados, coro de ángeles, siempre un mismo puerto de aventureros, lugar poco probable para nuestro encuentro.
Más aún cuando no te rebelas, entre cadáveres remando contra la muerte,
restos de comida fractura de muletas gordiano de heces —¿de dónde cae el tiempo?—el verso se quiebra en todo momento
¿Dónde estás? ¿Dónde habitas?
Indago dónde podrías haber nacido.
Habitualmente rodeado de cadáveres,
¿tu noche será la gran industria de los desvalidos?
Metáfora decaída, cantina de precios exorbitantes, estamos siempre a dos pasos de algo, pérdidas acumuladas, rutina de miseria soluble y pastel de ansiedades —¿será éste tu mundo descomunal, tu biblia que todo abarca pero nada percibe en lo íntimo, pandereta de la joven Esmeralda, mujeres tatuadas a estilete, muchachos cercenados por no portar armas, un huevo de tortuga del cual escapa un yacaré, la suprema gloria de la superficialidad, muerte entre la piel y el abismo de los sentidos, bandejas de bayas y uvas servidas en conferencias de paz, artistas al vacío, suplentes de alquimistas accidentados en el trabajo, imbéciles especulativos, cucarachas familiares, durazno pitomba açaí todo de oro, muerte eterna, ¿será?
¿En qué océano descomunal te escondes, poeta?
Disfraces: una amargura telúrica una máscara dionisíaca un barroquismo ululante -ah, manera formidable de no estar en el mundo.
Un demonio triste escribe un banal itinerario de arrepentimientos.
Tus cadáveres ya no te soportan.
ABUSO DEL VÉRTIGO
El coloso en fragmentos me desgarra.
La tortura se mantiene en pie.
René Char
Cobijo tu cuerpo en mis manos,
entre rayos de sudor, desfallecido.
La ruina de la belleza (¿querida fealdad?)
es que siempre retorna a sí misma.
¿En qué punto extremo de tu amor
brota la renuncia a la insensatez?
Un cuerpo desamparado me insulta
con su humanidad fuera de lugar
Escombros que se acusan entre sí
por el despreciable vértigo alcanzado.
Avaricia de formas con qué osar
el centelleo de mil voces trepidando
en sacrificio, como si la noche, oculta
en la fortuna de cada habla desventrada
fuese la llaga deífica, sol o cenizas.
Evanescente como estás, me abisma
seguir leyendo un torrente de páginas
en la piel blanca y deshecha de sentido,
abismo que es el centro de la angustia,
hortaliza victimada por la consagración.
¿Es la memoria un cínico abuso del dolor?
¿De qué está hecha la tragedia de la belleza?
Tambor de voces, relato de gozos, luz
faltante sobre el escenario en ruinas.
Placer de caídas que nos alimentan.
Designio, veneno o ruego de plagas.
Sé que te pierdo ahora, en mis brazos
no tengo sino el fulgor de tu muerte.
Lo que dejo de ser se tritura a sí mismo,
suplicio que acentúa la miseria humana.
indicios de pérdida albergan disfraces.
¿De qué muere algo muy dentro de nosotros?
Anuncio y sigilo, odio y amor, pequeña
o gran muerte, en intervalos o no.
Cómo dolía en ti el verbo imposible,
conjugar el dolor en vicios de lenguaje,
rehacerte lacerando tiempo y espacio.
No quiero que mueras en pedazos.
El vacío es húmedo, colmado de sí mismo.
Dios no muere de odio. Menos aún
se agota el hombre en su orgullo.
La refutación de la muerte está en su dolor,
como la negación de lo que nos contradice.
¿De qué mueres? Todos sabemos de la bala
que tu cuerpo recibió en mi lugar.
Odio o aprobación, lo anunciado se dio.
Desnuda y linda como estás, ahora muerta,
odio perseguido por el azar, gólgota
ajustándose a nuevas formas de éxtasis,
no veo sino tu cuerpo, inactivo
en la oscuridad que lo ilumina, chorro
de brea en la viscosa lámpara del destino.
"¿Qué hubo?", preguntarían, sin duda.
Muerta a tiros cuando al entrar
en una farmacia, nos encontramos
con ese "¡al suelo!", y mi negativa.
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