Ray Durem (1915-1963) nació en Seattle, EEUU. Combatió con la brigada de voluntarios estadounidenses “Abraham Lincoln” en la Guerra Civil Española. Herido en Brunete, participó luego en la batalla del Ebro. Integró el grupo de poesía Umbra, adherente a los movimientos Arte Negro y Poder Negro.
El grupo se rompió en 1964 al discutir la publicación póstuma del poema de Durem “Un adorno para el presidente”. El poema criticaba la política de John F. Kennedy y el “adorno” del título era la mano quemada de un niño cubano. Algunos miembros del Umbra ententían que el poema era demasiado duro para publicar en su revista luego del asesinato de Kennedy. (La traducción de "Premio..." es de Marcelo Covián en Nueva poesía USA: de Ezra Pound a Bob Dylan, Ed. De la Flor, Bs. As., 1976).
PREMIO
UN RELOJ DE ORO AL AGENTE DEL FBI
QUE ME HA SEGUIDO POR VEINTICINCO AÑOS
Bueno, viejo espía,
parece
que te he guiado por lindos callejones,
te llevé a México varias veces,
a pescar en las altas sierras,
a escuchar jazz en la filarmónica.
Me has espiado toda tu vida,
he vestido a tu mujer,
he mandado a tus dos hijos al colegio.
¿Y qué bien has hecho?
El sol sigue saliendo cada mañana.
¿Alguna vez me viste comprando a un asesor presidencial?
¿O cerrando una escuela?
¿O prestándole dinero a Somoza?
Compré algo de whisky fuera de hora en Los Angeles
pero el comisario recibió lo suyo.
No maté coreanos
ni chicos de 14 años en Mississippi,
tampoco bombardeé Guatemala
ni presté fusiles para matar argelinos.
Admito que llevé a una niña negra
a un baño para blancos en Texas,
pero era mi hija de sólo tres años
y tenía que hacer pis
y yo no supe qué hacer,
¿lo sabrías tú?
Mira, mi piel es algo clara y no es bien visto
que entre a un baño para gente de color;
mi hija es oscura y los de Texas
fruncen el ceño cuando la ven.
¡Ya ni sé cómo ir al baño en el mundo libre!
Viejo hombre del FBI,
has hecho todo lo que has podido,
me hiciste perder algunos empleos,
asustaste a dos o tres dueños de casa.
Me hiciste pelear por este pan
pero no estoy muerto.
Y antes que todo termine,
tal vez yo te esté siguiendo a ti
"Award "
[A Gold Watch To The FBI Man Who Has Followed Me For 25 Years]
Well, old spy / looks like I / led you down some pretty blind alleys, / took you on several trips to Mexico, / fishing in the high Sierras, / jazz at the Philharmonic. / You've watched me all your life, / I've clothed your wife, / put your two sons through college. / what good has it done? / sun keeps rising every mourning. / Ever see me buy an Assistant President? / or close a school? / or lend money to Somoza? / I bought some after-hours whiskey in L.A. / but the chief got his pay. / I ain't killed no Koreans, / or fourteen-year-old boys in Mississippi / neither did I bomb Guatemala, / or lend guns to shoot algerians. / I admit I took a Negro child / to a white rest room in Texas, / but she was my daughter, only three, / and she had to pee, / and I just didn't know what to do, / would you? / see, I'm so light, it don't seem right / to go to the colored res room; / my daughter's brown, an folks frown on that in Texas, / I just don't know how to go to the bathroom in the free world! / Now, old FBI man, / you've done the best you can, / you lost me a few jobs, / scared a few landlords, / You got me struggling for that bread, / but I ain't dead / and before it's all through, / I may be following you!
SÉ QUE NO SOY SUFICIENTEMENTE OSCURO
Sé que no soy suficientemente oscuro
ni enrevesado para complacer a los críticos.
Las metáforas me evitan.
No puedo hallar palabras suaves o amables
para trajear una masacre.
La sangre es sangre y el asesinato asesinato.
¿Cuál es el sinónimo perfumado de linchar?
Vengan, poetas lánguidos, refinados y soñadores:
una mujer negra deja los bofes
en la cocina de un blanco
por poco dinero y ninguna gloria.
¿Cómo debo contar esa historia?
Un muchacho negro, más negro que la muerte,
yace boca abajo en el fango helado de Corea.
Vengan con su estilo jubiloso
a explicarle por qué no sigue vivo.
Expresen en otras palabras nuestro descontento
con alguna melodía lastimera,
algún sollozo, un poco de gimoteo,
no demasiado. ¡Y nada de rebelión!
¡Dios, no! La rebelión es demasiado cursi.
Ustedes se ocupan de sentimientos más finos,
muy sutiles —una hoja otoñal
colgando de un árbol: ¡Yo veo un cuerpo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario