XIMENA RIVERA ÓRDENES
(CHILE, Viña del Mar, 1959 - Valparaíso, Marzo 2013) publica su primer y esperado libro en 1999: Delirios o el Gesto de Responder (Valparaíso, Gobierno Regional de Valparaíso), después de publicar colectivamente en numerosas recopilaciones, como Valparaíso/ Versos en la calle (ed. por Ennio Moltedo, Valparaíso, ed. municipal,1996), Breviario de las Poetisas del Litoral (Valparaíso, Universidad de Valparaíso, 1996), Valparaíso/ versos en la calle (ed. Juan Cameron, Valparaíso, ed. municipal, 1998), Historia de la Poesía en Valparaíso ,de Alfonso Larrahona (Valparaíso, Ed. Correo de la Poesía, 1999). Le siguieron Una noche sucede en el paisaje (Valparaíso, ed. Hormiga, 2006), 18 Poemas de Agua (Santiago: Ediciones para el Olvido, 2005), Una noche sucede en el paisaje (Valparaíso: Ed. Cataclismo, 2006), Puente de Madera (Santiago: Balmaceda Arte Joven, 2010) y Poemas de Agua (Valparaíso: Hebra, 2012). Su poética se fundamenta en una investigación intensa y dolorosa con respecto a la posibilidad de comprensión del mundo, investigación en la que se recurre a mundos otros: la entrada de lo extraordinario, el sentimiento religioso, el delirio. La religiosidad esencial de Ximena impone un lenguaje que evoca el contacto directo e íntimo del diálogo, sin que la forma por sí sola pueda tomar una autonomía por sobre el lenguaje “de revelación”, en el que no faltan reminiscencias bíblicas y mágicas. Hay que considerar, asimismo, la fuerte presencia de la pasión iluminadora de un Rimbaud o un Hölderlin, aludidos y citados en su poética. Ximena habitó la mayor parte de su vida en la ciudad de Valparaíso,con una existencia absolutamente marcada por la poesía.
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Ahora bien
La iniciación puede verse
Como un regreso guiado
Una vuelta a uno mismo
No al que fue o al pasado, sino al ahora
Puede verse como la recuperación de la visión
Por lo cual el ahora parece detenerse
Y sin embargo
Es una inmovilidad que transcurre
Imposibilidad lógica -clásica-
No obstante realidad irrefutable
Que abarca el ahora antes de la separación
Antes de lo falso o verdadero
Antes de lo bello o lo feo
Antes de lo bueno o lo malo
Antes de la otredad
Antes de la fragmentación
¿Es importante ver?
Supongo que si
Porque en este territorio ver significa
Ver todo el mundo en el mundo de todos los días
Sí, allá está aquí
Y no hay nada que decir
Y sin embargo cuando todo el mundo se ve
El mundo inevitablemente habla
Ahora bien ¿cuál es el centro de una esfera?
AQUÍ ESTÁ
Y está también la separación entre centro y periferia
El centro de toda figura
Sea cual sea la figura
Es un punto X distante de su figura
Porque es el desarrollo de la figura
Al morir perdemos 23 gramos
¿Entonces qué hay en nosotros que pesa 23 gramos?
en:
"Puente de Madera"
(Parte 1, Panfleto contra la cultura)
Ximena Rivera Órdenes + 13 poetas jóvenes
Editado por Balmaceda Arte Joven
Valparaíso
2010
Poemas de agua
El Vacío
No sé modular la palabra amor,
ese verbo grande y final.
Grande, grande es mi súplica,
mi ruego es comprender por qué
el amor demora siglos en llegar a ser amor.
Mantra
Entonces lo que hay
es la palabra:
Palabra.
La palabra,
es lo que hay.
El silencio
Comprendemos después
el canto del gallo al amanecer.
Es una contradicción
bastante benévola ésta
saber que el mundo cantando siempre
permanece silencioso.
No es verdad que Dios exista.
No es verdad la serpiente
.. .. .. .. .. .. . . el árbol
.. .. .. .. .. .. . . la manzana.
¿Y si no es verdad que Dios exista?
¿y si no es verdad la serpiente
.. .. .. .. .. .. . . el árbol
.. .. .. .. .. .. . . la manzana?
¿Para qué insistir en esta historia?
Sabemos que no hay fundamento
en el cuento del exilio.
.. .. .Podemos vivir en paz,
.. .. .podemos dormir tranquilos.
Ya que
no es verdad que nuestros hijos se mataron.
Yo recuerdo un estado de la noche, una especie de olvido sumamente físico, un olvido cósmico, por decir algo, que para ustedes se manifiesta en sueños. Es una navegación que me lleva de mi nombre hacia la noche, noche abajo; un viaje nocturno, una ruta por un brazo de la noche, que soy yo misma. Me digo Ximena para reconocerme, me nombro, y lo olvido. Ya sé: es la locura que viene, y en el río de aquella noche lloro con un llanto que corta la piel y reseca la lengua. Cuando salgo de puerto, de inmediato reconozco el hecho insólito de una nueva lengua: me creo en otro país, por lo tanto, estoy en otro país; ningún nombre está sujeto a sus cosas, los nombres están salidos, idos de sus cosas. Todo es intercambiable, pero en un principio entendible y aceptable. Por ejemplo: la calle es un río, la pared un árbol, mi bebé un ícono.
Mi abuela acuña nombres en un libro grandísimo: es un trabajo privado. Luego mira maravillada la profundidad del espacio celeste, y comprende lo tremendo del asunto. Se envuelve en su chal y guarda silencio; las polillas, debido a la luminosidad y brillantez de la tela, se estrellan contra ella también en silencio. Mi abuela enmudece y comprende lo tremendo del asunto. Cavila, y yo escucho cómo mi abuela enmudece doblemente su silencio. Luego, aborda un viejo automóvil que la llevará al centro de la ciudad. Mi abuela me mira, y comprende lo tremendo del asunto. Luego, el automóvil ahuyenta a unos perros de pelaje rizado a causa del aliento húmedo de la neblina.
¿Es verdad que no podemos pensar sin palabras? ¿Es verdad que la vieja conjunción de palabras y de cosas, obviamente en su también vieja ligereza, lo altera todo? ¿No será un vicio, un residuo?
Con claridad se piensa que el lenguaje constituye y funda, entonces él entra en mis dominios, en mi ámbito, como un caballero a caballo, invicto, sin derrota, incólume. A mí tanta perfección me disminuye, y la enorme palpitación de los lenguajes no me conmueve; más bien me producen un largo desaliento. Las primeras palabras -de la mañana, por ejemplo- me enferman.
Es entonces que reconozco que los lenguajes se exhiben, y lo que yo soy entre una modulación y la siguiente: se borra.
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