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martes, 26 de marzo de 2013

RAÚL ARTOLA [9668]



Raúl Artola
Raúl Orlando Artola nació en 1947 en Las Flores, provincia de Buenos Aires, y está radicado en Viedma, Río Negro, desde 1975. El periodismo es la fragua en la que descubrió las posibilidades creativas del lenguaje. Ha publicado tres libros: "Antes que nada" (Fondo Editorial Rionegrino-EUDEBA, 1987), "Aguas de socorro" (Último Reino, 1993) y "Croquis de un tatami" (Asociación Madres de Plaza de Mayo, 2002). Su primera incursión en la narrativa, "El candidato y otros cuentos", fue recomendada para su publicación en el XXIII Encuentro de Escritores Patagónicos de Puerto Madryn (2003). 
Ha recibido, además, premios de la Provincia de Río Negro y de la Secretaría de Cultura de la Nación por "Antes que nada"; de la Secretaría de Cultura de Neuquén y el Banco de esa Provincia por "Aguas de socorro"; de las Madres de Plaza de Mayo por "Croquis de un tatami" (primer premio del concurso internacional “25 años de Lucha”), y del Consejo Federal de Inversiones por el cuento “La niña y el marquesito”, ambientado en Carmen de Patagones a mediados del siglo XIX.



Landscape

En la pintura
se ve una gris
casa de leños,
antigua y sólida,
en medio del bosque.
Parece confortable,
un edén posible
para hacer la vida
libre y volátil
de la imaginación,
siembras y cosechas,
amores y comidas.
De pronto, el cuadro
se abre ante nosotros,
nos devora
y dentro encontramos
moho, alimañas,
tabiques vencidos
y un acre olor
a leños húmedos.
Vive gente allí
que se recela
y duermen
con un ojo abierto
y la mano
en el hacha.






Safo orina en el jardín



RECUENTO

Una sola voz que me acompaña,
el rojo que abdica de su fuego,
las ciudades tapadas por un manto,
los vientres descubiertos,
una mano para usar los cinco dedos,
aquí la batalla no librada,
debajo del sombrero una cabeza sin nombre,
en el campo un cementerio de piedras,
sobre las nubes mi pájaro que vuela
y no lo sabe.




LO QUE FUIMOS, LO QUE SOMOS

Y un golpe, no de mar, sino de guerra,
que destierra los ángeles mejores.
Blas de Otero


Aquéllos que alguna vez tuvimos la ilusión
de haber sido felices,
los que fuimos a misa los domingos,
los que nos manifestamos en la Plaza,
aquellos que amábamos a una sola mujer
y nos parecía bien,
éstos que somos,
éstos que cuando nos preguntan la edad
decimos treinta y cinco
como si fueran veinte
o cincuenta,
ahora escuchamos Chopin
por la mañana
y escribimos poemas
cuando Ella se deja.

Mataron a compañeros muy queridos,
sabemos que la vida enloquece noche a noche
entre insurreciones y agonías
y nos enamoramos sin pudores
aunque sea en silencio.

Somos los desterrados del caos,
el pato de la boda
que no se dejó comer,
la resaca de los viejos sueños,
nuestra única propiedad privada
sobre la que fundamos los nuevos,
más lúcidos,
más personales,
para no morir
sin haber visto
nada.





EROS PEDAGÓGICO

¿Para qué usar palabras
donde caben brazos,
muslos, vientre?
¿Por qué cantar un himno
si dispongo del gesto
patriótico del sexo?

Pasan los siglos,
querido Marqués,
y siguen enseñando
mal en las escuelas.






MIRANDO EL FUEGO DE TODAS LAS COSAS

Mirando el fuego de todas las cosas
tienen el mismo color,
la profundidad de una cueva de Altamira,
el sonido inaugural de una garganta muda,
placer de manos que se tiñen
para estamparse en rocas del río Pinturas,
asombro del primer pez que rasgó el agua
desde abajo, hacia su vuelo.

El fuego iguala al tiempo,
se demoran por centurias
en el calor que conservan
las piedras de los volcanes,
se aceleran con la ignición
que impulsa a las naves siderales,
eternizan el fugaz trayecto
de la pavesa que huye del leño
hasta disolverse en el aire frío de la noche.

(De Antes que nada)








Estoy muy flaco, Alita,
y tu hijo no deja de tocar
el piano a la hora de la siesta.
¿Recuerdas cuando le dabas
de comer a tu hermano
arriba del techo
para que madre
no se preocupara?
Escucho el piano
y en la penumbra
fresca del corredor
los dedos de mis pies
juegan con la panza 
blanquecina del gato.








Te separaste de una hermosa mujer
has hecho los deberes con tu hijo
a lápiz pastel y sin apuro.
El chillido de un pájaro
cruza la tarde sobre el río.
Se incendian las fronteras cercanas.
Nadie te dirá
si la verdad y la belleza
te han abandonado.









La mujer golpea a la puerta
saluda en tonos del violeta
se descubre
y me ofrece el prodigio negro 
de su torso.
¿Se puede aceptar el homenaje?

Su ambición de gloria
en esos pechos
¿resignarán mis manos 
para siempre?

Materia de poesía
en busca de su forma.









Uno a veces revela secretos en un poema
pero no se lo dice a nadie. Por ejemplo, 
uno escribe “tuétano”s y casi todos leen
“retruécanos” o “témpanos” o “caracú”. Y sólo
una persona entiende que le hablan de 
amor.








Vestida de tul y ante mi vista
Safo orina en el jardín.
Asomado al prodigio
aspiro los ácidos olores.
Vuelta sobre sí
quebrada la columna
gozosa y bífida la lengua
Safo lame su vulva
para castigarme.

(Soy Horacio. Los dioses
me han abandonado.)

(De Aguas de socorro)








ESPEJISMO

La veo barrer de espaldas a mí
y su movimiento
es el de mecer a un niño.
Acuna la tierra
que se junta en el piso
lejos de su lugar
sobre los fríos mosaicos
de la civilización.
Partículas de polvo 
desintegradas
molestas
de sí mismas.
Desterradas.








MUJER NECESARIA

María José ha vuelto al barrio.
Su casa es la más pobre
la más descuidada en apariencia.
Pero al barrio le faltaba algo
mientras María José no estuvo.
Es que cuando ella
anda por su cocina
o llueve o para el viento
o los gorriones descansan.
Y cuando sale con sus piernas flacas
aumenta un poco la velocidad de la luz
y el sol llega antes
unas millonésimas antes
a la vereda que pisa.








HORA SANTA

Cuando lo llamas para comer
¿él viene?
¿Remolonea en los juguetes?
¿Te dice que sí,
que ya va?
¿O se demora
para que insistas
amorosamente
y le dediques
su plato preferido,
sus uvitas al ron
con crema?







EL DUELO

Si uno entierra a alguien
¿debe irse enseguida?
¿O vagar con los ojos
entre flores 
y tierra reseca?
Cuando enterramos a alguien
¿es bueno volver?








MUTACIONES

El papel rasgado
cambia con el velo
de la compostura.
Lo que era grieta,
pérdida en los pliegues
de la destrucción,
se restaura en otro
objeto, extraño quinqué
sin lumbre.
Errores de tripulante,
ladridos a la luna.








A saber:
yo comía pomelos
ella comparaba
reproducciones de Magritte
sonaba el piano de Keith Jarrett
en una grabación
el fuego hacía su trabajo
el rosapálido salmón del pomelo
me miraba.
¿Quién era el artista?








LOS SUEÑOS DE LAURA

Veo una pared donde sólo hay ladrillos
o los panales de una máscara de ventilador 
encendido a pleno vuelo
en la tarde calurosa de domingo.
Los violines que Piazzolla puso en una melodía
no alcanzan para mitigar el calor
ni darle nombre a la ilusoria pared
frente a mis ojos.
La voz de una mujer 
dice la calma, la custodia:
salva la ropa 
que el viento mecía en los cordeles.
Salva la ropa y queda un aire
de celebración, modesto,
en la ventana.







BANDERA BLANCA

El poeta acuerda silencios
con las palabras.
Cuando el pacto se levanta
nace el poema.

En todo parlamento
algo se pierde
y una victoria
siempre es discutible.






VIDA PRIVADA

Con algo hay que comparecer ante la muerte.
César Fernández Moreno

Yo, que me he cuidado tanto
de no privarme nunca;
yo, que me he privado mucho
de no cuidarme nada;
yo, que poco me he cuidado
de casi no privarme;
yo, que prívome la cuida 
de no pintarme tanto;
yo, que cuídome la pinta
de nada que me prive;
yo, que píntome tan solo
de cuidarme en lo privado;
yo, que soledades cuido
en la privacidad de la pintura;
yo, que pinto la soltera nada
que se priva de cuidar.


(Inédito)

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