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sábado, 16 de marzo de 2013

MARIO SIMÓN ARIAS-CAMISÓN [9553]


Ermita de Dios Patri


Mario Simón Arias-Camisón
Nació el 31 de diciembre de 1907 en el pueblo de Santa Cruz de Paniagua (Cáceres), retiro espiritual del gran asceta San Pedro de Alcántara. Tras los estudios primarios en su localidad natal, el poeta estudió magisterio.
Ejerció como maestro nacional en Hervás, Albires, Ayuntamiento de Izagre (León) y Santa Cruz de Paniagua. Se casó y tuvo tres hijos: José-Antonio, Felipe y Gonzalo.
Llegó a ser uno de los vecinos más longevos de la localidad en la que reside.

Obra

Podemos diferenciar dos épocas en su vida literaria: una etapa intelectual y otra de retiro personal en su pueblo natal que podemos denominar como etapa suficiente o verdadera.

Etapa Intelectual (Hasta 1970)

Abarca hasta que deja su profesión de maestro. En este periodo, el poeta se documenta y recibe influencia del siglo de Oro español. Mientras se encuentra fuera de Santa Cruz por trabajo, muestra su preocupación por elogiar su tierra natal y desea plasmar en su obra el amor hacia las personas que allí viven, en especial a las mujeres extremeñas.
De esta manera, sus primeros poemas son loas por las mujeres del norte de extremadura que pasan el día en la monotonía del trabajo en el campo y en la casa. Para dejar claras sus raíces, Mario Simón escribe la mayoría de sus composiciones en castúo, habla típico del norte de Cáceres; siguiendo el ejemplo de los escritores extremeños Gabriel y Galán y Luis Chamizo Trigueros.

"Dati priesa mujel, qu'es ya mu tardi
y prestu va a sel hora,
que siempri andamus tan tardíus
comu las cabras cojas."

El fragmento anterior pertenece a su poema Loa a la Romería (o Loa a Dios Padre, existen discrepancias en cuanto al título oficial), escrita en 1952, consagrándole como uno de los máximos exponentes de la poesía extremeña y, en particular, de la escrita en el habla extremeña. Este poema fue publicado en una revista local que organizó en su pueblo natal para conmemorar la Romería de Dios Padre de 21 de abril de 1952. La revista fue publicada por la Imprenta "La Victoria" de Plasencia (Cáceres).
A parte del amoroso, al autor lo embriaga un sentimiento de incertidumbre religiosa, aumentando su fe católica durante los años, que queda reflejado en su poesía. Podemos observar la leve presencia católica de los primeros poemas de Mario Simón en el susodicho poema:

"Abri el arca te digu y no te jagas
más la remolona,
qu´es la Romería, Dios Padri Benditu,
día de los grandris y fiesta mu gorda,
y yo mayordomu
y tú mayordoma,
a la Ermita tenemus que dil
lo mismitu qu´el día de la boa."

Esta época destaca por el estudio que realiza de la modalidad dialectal extremeña. Algunos de sus estudios son publicados en el periódico regional HOY.

Etapa Verdadera (A partir de 1970)

El autor se retira a su pueblo natal. Publica varios estudios históricos y algunos mitos, leyendas y tradiciones de su comarca en el periódico HOY. Es galardonado en numerosos certámenes literarios por sus trabajos por la literatura extremeña.
Junto a su familia, Mario Simón vuelve a escribir en los años 80. Ahora, su poesía se hace más expresiva. Muestra el amor por su familia y Dios Padre. Este sentimiento se refleja metafóricamente en los monumentos de Santa Cruz de Paniagua y la comarca. Se preocupa más por la calidad de sus obras, aunque no abandona su forma métrica: rima asonante en versos pares, quedando libres los impares. Abandona el uso del castúo y se centra más en conseguir una fonología perfecta, una poesía muy trabajada, que llega a hacer realidad, sobre todo, gracias a la continuidad de versos octosílabos.
El 28 de mayo de 1980, el autor publica "Santa Cruz de Paniagua. La batifora y la Camerá" en el diario HOY, haciéndose conocido en toda la región. La obra de Mario Simón aumenta cuando incluye otros estilos, como la Elegía. Cabe destacar la "Elegía del Humilladero", poema de suma importancia entre sus composiciones, puesto que, por primera vez, abandona sus sentimientos joviales y de alegría y nos muestra la tristeza por la pérdida de la ilusión en la vida, del tiempo... Esto se verá superado gracias a su fe en Dios Padre.
Podemos hacer una crítica objetiva a los siguientes fragmentos de este elegía por el Humilladero, monumento de Santa Cruz, más comunmente conocido por "Ermita del Cristo" o simplemente "El Cristo". En él encontramos la presencia de la muerte y del paso del tiempo: un claro ejemplo del tópico de "Tempus Fugit" (el tiempo vuela) y de la fugacidad de la vida. Relacionado con el "Tempus Fugit", encontramos el tópico "Cotidie Morimum" ("la vida es un continuo morir", "el fin de la vida es la muerte"); y el camino hacia el fin de esta vida lo encontramos en "el camino a Aceituna" (pueblo de Cáceres cercano a la localidad natal del autor). La vida como camino es el "Vita flumen". Como podemos observar, este poema es totalmente contrario al anteriormente citado en el que se podría llegar a hablar del tópico Religio Amoris o Locus Amoenus; lo que nos puede hacer pensar que esta tristeza también es nostalgia del pasado, "Aurea Aetas", o incluso "Et in Arcadia ego". Aparecen numerosas personificaciones como "las manos del olvido" o "piedras benditas que hoy nos besan". No faltan las alusiones a la religión (Viacrucis, ermita, benditas...). También se encuentran preguntas retóricas y numerosos sustantivos de idealizaciones del cuerpo, con lo que el autor busca alcanzar a Dios.

"Caminito de Aceituna
hay una ermita en mi pueblo
muerta a manos del olvido
en el Viacrucis del tiempo.
(...)
¡Piedras benditas que hoy besan
sólo las aves y el viento!
¡Cuando paso a vuestro lado
os miro y no lo comprendo!
¿Es verdad que fueron hombres,
hombres de carne y hueso,
con alma, con corazón,
con ojos y con cerebro?
(...)
Yo no sé si vivirás,
pero si sé que estás muerto,
que sepultado te miro
bajo la laude del tiempo."

Pero la obra cumbre de Mario Simón es, sin lugar a dudas, el libro que escribe (por primera vez incluye prosa y verso) por su pueblo natal. Nada más leer el título podemos conocer mucho del autor: "Historia Lírica y Amorosa de Santa Cruz de Paniagua y de su culto y santuarios a Dios Padre por su hijo y devoto Mario Simón Arias-Camisón".
En este libro, de 257 páginas y publicado el 25 de julio de 1990 por "Gráficas Sandoval" en Plasencia, el autor hace un estudio exhaustivo de la historia de su región, en especial de Santa Cruz de Paniagua: desde los primeros coloniadores hasta finales del siglo XX. Aparece la descripción como elemento fuerte de la obra: es, prácticamente, una guía de viaje que contiene citas de decenas de escritos antiguos e incluso ilustraciones con mapas de la zona para llegar a lugares recónditos. No hay una página en la que el autor no nombre a Dios Padre, considerado creador de lo nombrado en el libro. Es un verdadero libro de historia en verso y prosa con Dios como testigo; todo ello intercalado entre rimas (las rimas escritas durante estos años sin publicaciones de poesía) como las que aparecen en la dedicatoria a su mujer e hijos:

"Te di mis Amores
y por Don Divino,
tú los convertiste
en Flor de Tres Hijos:
Tres Lirios Morados
como el propio Cristo.
Sólo otro Milagro
a Dios Padre pido
¡Que a mi muerte los cuatro
estéis conmigo!"

Desgraciadamente, su mujer fallece tras editar "Sonetos de Amor" en 2002 (primera y única obra en el siglo XXI hasta la fecha), dedicado a su mujer. Los "Lirios Morados" son una mención a una leyenda escrita por él sobre unas flores que existen en una Ermita de su pueblo (leyenda relatada en el libro histórico). La leyenda cuenta que "durante la crucifixión de Cristo, la sangre que derramó cayó sobre unos lirios rojos y otros blancos; tras los años, un paisano de Santa Cruz encuentra esos lirios convertidos morados en Tierra Santa y los lleva a Santa Cruz, donde son custodiados siglos después por San Pedro de Alcántara".




LOA DE LA ROMERÍA

Dati priesa mujel, qu´es ya mu tardi 
y prestu va a sel hora, 
que siempri andamus tan tardius 
comu las cabras cojas. 
Abri el arca te digu y no te jagas
más la remolona, 
qu´es la Romería, Dios Padri Benditu, 
día de los grandis y fiesta mu gorda, 
y yo mayordomu 
y tú mayordoma, 
a la Ermita tenemus que dil
lo mismitu qu´el día de la boa. 
Anda y no rechistis, 
que naidi mos oiga. 
Sácame el remú de tirus largus 
sin que le falti cosa; 
la faja colorá, los mis bombachus, 
el calañés de bolras, 
aquel chalecu de plaqué de oru 
con el pañuelu blancu d´amapolas 
y los zapatus bajus 
que no quieru botas. 
Y no me mientis más de pantalonis 
de chaquetas, jerselis ni de gorras, 
que pa paecel com´un titarateru 
tan solu me faltaba la tambora. 
¡Miá que vestimenta 
quieris que me ponga! 
Déjame d´esus trajis caguetosus 
que no valin ni siquiá pa estopa, 
déjame d´aleluyas y cantaris 
déjame de modas. 
Que pa antruejus con los carnavalis 
tenemus de sobra. 
y tú, ya lo sabis, 
ajuera esa ropa. 
Tira los enjalmus de esus vestuarius 
qu´están jechus de tela de cebolla 
y avienta esi velu que no quieru velti 
pintandu la mona. 
Que´esus trasmallus se jidun pa pecis 
y no pa personas. 
Ya te lo he dichu; 
¡que no quieru modas! 
Hoy tienis que dil
igual que de novia. 
La cobija grandi de los abalorius 
el jugón de blonda, 
el pañuelu e ramu, la saya amarilla 
y el mandil de rosas 
pa que asina vayas tan repompollúa 
que´encelás te mirin las mozas jamponas. 
Vamus, dati priesa, 
no gastis pachorra 
ni jagas rejenis
ni reparus pongas, 
qu´es la romería, Dios Padre Benditu 
día de los grandis y fiesta mu gorda 
y yo mayordomu 
y tú mayordoma 
a la Ermita tenemus que dil 
lo mesmitu qu´el día de la boa. 
No sé cómu tienis 
tanta calma ahora, 
supiendu qu´el cura no se duermi en paja 
y que prestu va a salil la ronda. 
Vamus, anda lista, 
no me seas tan boba. 
¿No te lo digu? Ya tocan a misa 
ya suena el esquilón con su candonga 
y prestu a vuelu jasta la campanas 
voltearán por el airi comu locas. 
Menus mal de que en un periqueti 
jagu yo las cosas. 
Lavalmi, peinalmi, 
plantalmi la ropa, y si s´empareja, 
arrimal la olla, 
pa agilal asina libri de cuidáus 
y dil a la ronda; 
que asín otras vecis siempri lo jacían 
los mayordomus y las mayordomas, 
antinus de misa 
por las callis toas. 
Hoy ya no esa asina, 
hoy es de otra forma. 
Y por esu me vieni a las mientis 
y acordándumi estoy María Rosa, 
d´aquellus tiempinus
y d´aquellas cosas. 
Cuandu yo era mozu, 
cuandu tú eras moza. 
¿T´acuerdas d´aquellu? 
¡No seas melindrosa! 
¿Cuántus añus jadi? Tira po lo largu, 
no te quedis corta. 
Cuarenta lo menus 
jidu por ahora. 
Era yo com´un tallu d´ojaranzu 
tú com´un tallu d´albejaca mora, 
y en mi jaca blanca, 
y en mi jaca torda, 
goliendu a clavelis 
y goliendu a rosas, 
dambus subiamus pa la Romería 
lo mesmu que reyis en una carroza. 
¡Qué tiempus aquellus! 
¡Ya no güelvin, Rosa! 
Dispués vinun otrus, 
vinun otras cosas, 
de pallá de lejus como to lo malu, 
peoris que la quina la mejol de toas 
que a estaju barrierun, 
comu con escoba, 
tuitu la güenu que había en España 
porque asín lo truju altoncis la moda. 
Bien pintiparáu la pusun el nombri 
ni pegáu con cola 
que aquello sí que jué 
República y gorda. 
La llamaban de trabajaoris libris, 
peru na más que jué con la gola 
de embaucal pa ponel de mampara 
a la genti de verdá trabajaora. 
Que esi nombri mejol le pegaba 
dichu po la cola, 
libri de trabajaoris, comu al cabu 
resultó la cosa. 
Que lo primeritu que jidun aquellus 
que la trujun pa llenal la andorga, 
jué tiralsi cuasi de roblazu
tos a la bartola, 
a la verdolaga, que era lo mesmitu 
que echalsi a la poca. 
La custión era regolvel el charcu 
y atestal la alforja 
¡y qué bien lo jidun aquellus juitas
de indinas ideas y de malas obras! 
Lo mesmu que butris, 
igual que langosta, talmenti cual lobus, 
comu la carcoma, 
tuitu lo juerun ellus estrozandu 
comu golpi de riu que se desborda... 
los viejus recuerdus, 
las querencias jondas, 
to lo que el tiempu miró comu sagrau 
pol sel cosa de Dios o de la Historia, 
na de tuitu aquellu respetarun, 
to jué po la borda... 
Amoris, creencias, 
reliquias, memorias... 
roangandu y tumbandu por el rio pabaju 
se mos juerun toas. 
Jasta aquella ermita de nuestrus querelis 
La de nuestras penas, la de nuestras glorias, 
Aquella, la que tenía lirius moráus 
que golían a rosas, 
jasta aquella el turbión se la llevó 
pa nuestra deshonra. 
¡Qué dolol, qué pena 
daba vela, Rosa! 
Hoy jué, jadi un añu 
mesmamenti ahora, 
que subí allí arriba 
pa jadel memoria 
de aquellus tiempinus
y de aquellas cosas, 
y al vela tan tristi 
al vela tan sola, 
tirá po los suelus 
como fruta pocha, 
un garrabuñu se me jidu adrentu
y me entró de arregañu una temblona, 
que abate de cuaju jincu alli el poleu
si desfinchal no puedu po la boca. 
Y echandu petiscus, 
comu cabra loca, 
comu zorra pol quemau rabu entre pierna 
de vergüenza ajuyí, María Rosa, 
de la ermita aquella de nuestrus querelis
qu´era la Ermita de nuestra deshonra 
con llantu en los ojus, 
con rabia en la boca, 
de vela tan tristi, 
de vela tan sola, 
tirá po los suelus 
comu fruta pocha. 
Peru tuvi juerzas pa tiral palanti 
porque Dios t´aprieta peru no t´ajoga, 
y aunque dura era 
de royel la soga, 
jidi la promesa 
de apechal con toas, 
y antis de un añu 
levantal aquellu con lo que sacara solu de limosna 
y sel mayordomu pa jadel la fiesta 
con toa la bambolla.
Y ¡me casu en sanis! si no la cumplía, 
de lleval pegola, 
pa siempri relindal de Santa Cru 
y trasponel de un brincu po la Trocha, 
y dilmi a Villanueva, asín tan frescu, 
comu una escarola. 
Peru Dios lo jidu, 
la cumplí de sobra, 
que unus con trabajus y otrus con dineru 
ca cual con su cosa, 
lo mesmu los hombris comu las mujeris 
mozus comu mozas, 
jasta los muchachus 
arrimarun el hombru a la obra 
y tos me ayuarun 
 a cantal vitoria. 
Que Dios se lo pagui a tuitu el pueblu 
que arrancó la espina de nuestra deshonra 
que hoy la Ermita de nuestrus querelis 
güeli ya a otra cosa, 
güeli a Romería 
comu en nuestra epóca
que otra vez hay lirius 
en el valli, Rosa; 
que ya la tenemus al sol reluciendu 
comu el oru mesmu, igual que una onza. 
Miala, tan blanca entre los olivus 
paeci una paloma. 
Peru ¡cuya está, qué estará pensandu! 
¡Jui que cachu e tonta! 
¡Jui que ñoña eris! 
¡Enseguía te embobas! 
¡T´as embaiu con la la chacharela! 
¡Miá que ya es la hora! 
¡Vamunos María! 
¡Vamus María Rosa! 
Trai pacá el ramu y trai los cohetis 
que están en la alcoba, 
que ya desconfíu 
que vieni la ronda 
que esmecha po la calli abaju 
con el tamboril toca que te toca 
y con la flauta 
sopla que te sopla. 
Peru, no; calla, espera, que esi toqui 
es de la tambora 
y esa es la trompeta de la cachiporra 
que se poni comu una cachimba 
en metá e la boca 
mentira paeci que puea 
tocal comu toca, 
enretortiná 
y atestá de combas. 
Esu por juerza tienei que tenel 
alguna indrómina. 
¿No te lo diji? Miala pandi vieni, 
miala pandi asoma, 
comu una lichona garumba gruñendu 
po las callis toas 
con un rebulliciu comu cuandu sali 
la vaca lironda. 
¡Vaya un achiperri! ¡Vaya unos inventus 
que sacan ahora! 
Estoy pol dicilti que mejol que ella 
gruñi sin enseñus la nuestra rabona. 
Peru, ¡casu en sanis! que ya desconfiu 
que estu es comu mofla, 
comu una bulreta 
jidiendu chacota. 
Pos verás comu salgu ahora mesmu 
a dicil que se pari esa ronda; 
que no aguantu chanzas 
que no quieru gromas. 
Que se metan esus estrumentus 
por el mesmu revés de la boca, 
o en el intri faratu la fiesta 
si Marcial no toca. 
tamboril y flauta 
comu en nuestra epóca. 
Lo demas es to 
puchas a deshoras. 
¡Juera esus cacharrus! 
¡Que no quieru modas! 
Es la Romería, Dios Padri Benditu, 
dia de los grandis y fiesta mu gorda, 
y yo mayordomu 
y tu mayordoma 
a la Ermita tenemus que dil
lo mesmitu que el dia de la boa. 

Mario Simón Arias-Camisón 

Publicado en una revista conmemorativa de la Romería de Dios Padre de Santa Cruz de Paniagua el 21 de abril de 1952. 
Imprenta “La Victoria”, Plasencia

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