Armando Buscarini
BUSCARINI, UN POETA "MALDITO" ESPAÑOL
Antonio Armando García Barrios, más conocido como Armando Buscarini (Ezcaray, 16 de julio de 1904 - Logroño, 9 de junio de 1940) fue un poeta bohemio español.
Fue hijo de Asunción García Barrios, madre soltera que volvió a su pueblo Ezcaray desde Argentina (a donde, al parecer, emigró buscando una vida mejor) para dar a luz a su único hijo. A la temprana edad de cinco años viajó a Madrid de la mano de su madre y pronto manifiesta su deseo de ganarse la vida -o simplemente dedicarla- a ser escritor, para lo cual adopta el heterónimo de Armando Buscarini, supuesto apellido de su padre, a quien nunca conoció.
Después de haber escrito algunos relatos sobre su pueblo natal y algún que otro canto ripioso a su prima, publicó algún relato en la revista juvenil Los muchachos editada en Madrid.
En 1918 publica Emocionantísimas aventuras de Calck-Zettin. Emperador de los detectives -hoy desaparecido- y, un año después, la plaquette de poemas en prosa y verso titulado Ensueños. A este opúsculo siguieron otros tantos cuadernos de poesía, obras dramáticas y narrativas como Cancionero del arroyo (1920), Dolorosa errante (1921), Rosas negras (1921), Yo y mis versos (1921), Sombras (1922), Por el amor de Dios (1922), Sor Misericordia (1923, obra teatral escrita junto a Mario Arnold), El aluvión (1924), Maruja la de Cristo (1924), Mis memorias (1924), El rey de los milagros (1924), La reina del bosque (1925), Baladas (1926), Los lauros (1926), La cortesana del Regina (1927), Los dos alfareros (1927), El rufián (1928)... que Buscarini vendía como podía en su puesto ambulante. Cuando las ventas iban mal, acababa la jornada entre los contertulios del madrileño Café Pombo, donde acudían escritores como Ramón Gómez de la Serna o Rafael Cansinos Asséns.
A otros, como a los hermanos y dramaturgos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Buscarini les amenazaba y chantajeaba con suicidarse tirándose desde el Puente de Segovia, viaducto que ha sido puerta hacia la muerte habitual en Madrid para los suicidas.
Su propia madre le ingresó en el Hospital Psiquiátrico de Madrid, desde donde fue trasladado a Valladolid (donde escribió su testamento) y, finalmente, murió enfermo de esquizofrenia y sífilis en el manicomio de Logroño el 9 de junio de 1940. Enterrado en un nicho del cementerio local, el 10 de agosto de 1970 sus restos fueron trasladados al osario común.
Recuperación
La vida de Buscarini ha sido reconstruida por Juan Manuel de Prada a partir de las crónicas de César González Ruano, Ramón Gómez de la Serna y Cansinos Asséns, así como de lo escrito por el psiquiatra logroñés Alberto Escudero Ortuño en Los caminos de Hipócrates.
En 1981, el psiquiatra Alberto Escudero Ortuño, director del hospital psquiátrico de la Beneficencia 'La Bene', de Logroño, incluyó en su libro de memorias Por los caminos de Hipócrates la semblanza 'Armando Buscarini, el poeta maldito'. Aunque Buscarini falleció en La Bene, Escudero Ortuño no le trató como paciente pero tuvo contacto con José M.ª Villacián, el psiquiatra que atendió al poeta en Valladolid; de la relación epistolar entre ambos surge la información que volcó en su libro.
En 1995 Juan Manuel de Prada tomó a Buscarini como personaje secundario en su novela Las máscaras del héroe, que repasaba la vida bohemia de algunos escritores de principios del siglo XX, paralelos a la Generación del 98. Además le dedicó la semblanza Armando Buscarini o el arte de pasar hambre, con la que ganó el Premio Café Bretón de los Herreros de Logroño y que está dedicada al psiquiatra Alberto Escudero Ortuño; corregida y aumentada, la publicó conjuntamente a otras semblanzas de escritores raros en Desgarrados y excéntricos. El actor albaceteño Miguel Ángel Gallardo ha adaptado a la escena el monólogo teatral Armando Buscarini o el arte de pasar hambre, basando en el texto de Prada. En 1996 éste publicó una edición del libro Mis memorias.
En 2006, los hermanos Rubén y Diego Marín A. crearon la página web www.armandobuscarini.com, dedicada a su vida y obra. Además, ese mismo año publicaron el epistolario inédito titulado 'Cartas Vivas', con cinco cartas cruzadas por el bohemio riojano con Rafael Cansinos Asséns y Andrés González Blanco. Por primera vez, toda la poesía de Armando Buscarini se ha reunido en un sólo volumen: 'Orgullo. Poesía (in)completa de Armando Buscarini', publicado en Logroño con introducción de Juan Manuel de Prada y edición a cargo de Rubén y Diego Marín A., fundadores de la Editorial Buscarini.
En la colección La imprenta de Armando de este sello editorial se ha publicado 'Epístolas líricas. Correspondencia con Antonio de Lezama', libro que reúne los poemas dedicados por Buscarini al periodista de Laguardia, redactor-jefe de La Libertad, Antonio de Lezama. La obra 'El Rufián. Teatro, narrativa y memorias' completa la edición de sus obras, al reunir toda su producción literaria no poética, ya publicada en el volumen 'Orgullo'.
El cantaor flamenco Juan Pinilla ha versionado algunos poemas de Buscarini por tangos y tonás y suele interpretar dichos temas en sus espectáculos.
El Grupo de Teatro Crítico Universal (TECU) de la Universidad de La Rioja estrenó el montaje de su obra El rufián el 27 de septiembre de 2012 en La Gota de Leche (Logroño)
Homenajes
La Universidad de La Rioja celebró su I Centenario en 2004.3 Los actos comenzaron el 16 de julio con una conferencia de Juan Manuel de Prada.
Ese mismo año, el Ayuntamiento de Ezcaray, su villa natal, decidió cambiar el nombre de la calle José Antonio Primo de Rivera, poniéndole el de Armando Buscarini. En su libro El rufián, en 1928, publicó el siguiente poema premonitorio:
A una clara avenida, con frondoso arbolado/darán mañana el nombre de quien tanto luchó./Mi corazón entonces se hallará agusanado/En el estrecho nicho que la piqueta abrió./En un bello crepúsculo, tranquilo y perfumado/resonarán canciones que no escucharé yo./El amor de los niños habrá purificado/la memoria de un hombre que por amar, pecó./¡Avenida soleada de un futuro lejano!/¡En mis sueños te veo surgir esplendorosa!/¡Tú has de ser en las noches cálidas de verano/vía abierta a la dulce confidencia amorosa,/cuando crucen los novios cogidos de la mano/y se alejen las almas un poco de la prosa...! ('Avenida Armando buscarini'. El rufián, 1928)
El Ayuntamiento de Ezcaray también ordenó colocar una lápida en la casa natal del poeta en la calle Mercedes de Mateo nº 1, que contiene la siguiente leyenda:
En esta casa nació el poeta/Antonio Armando García Barrios/"Armando Buscarini"/1904-1940/"...Es verdad que yo sufro, pero oídme: ¿Qué me importa sufrir si soy poeta?". Ezcaray, septiembre de 2004.
El director de la Banda Municipal de Música de Ezcaray compuso en 2006 el pasodoble-marcha Armando Buscarini, que fue estrenado, frente a su casa natal, el 2 de julio de ese mismo año. Acto seguido se presentó en la Biblioteca Pública de Ezcaray el libro Orgullo. Poesía (in)completa. La partitura fue entregada a los autores de este libro, los hermanos Rubén y Diego Marín A., en octubre de 2010, tras ser interpretada en la Plaza Conde de Torremúzquiz.4
El Instituto de Estudios Riojanos (IER) patrocinó en 2006 y 2008 el estudio sobre su vida y obra.
La empresa Ezcaray Internacional, ubicada en la villa natal del poeta, dedicada a la fabricación de butacas, ha nombrado dos modelos con el nombre Buscarini y Centenario.5
El bodeguero riojano Gonzalo Gonzalo Grijalba, propietario de Thewinelove.com ha nombrado uno de sus vinos Orgullo, título del más famoso poema de Armando Buscarini, y que elabora con variedades de uva tinta y blanca. Habitualmente ha colaborado en catas literarias, maridando su vino con la obra del poeta, en eventos como el Festival de Jazz de Ezcaray y en el Festival Mariquitina's Day.6
Ha dado nombre a la Editorial Buscarini, una iniciativa cultural y literaria, nacida en La Rioja y dirigida por los hermanos Rubén y Diego Marín A., de ascendencia ezcarayense.
Obra narrativa
1917 - Emocionantísimas aventuras de Calck-Zettin. El emperador de los detectives
1918 - Cantares
1923 - El riesgo es el eje sublime de la vida
1924 - El arte de pasar hambre
1924 - El aluvión
1924 - Mis memorias
1924 - Maruja la de Cristo
1924 - Las luces de la Virgen del Puerto
1925 - San Antonio de la Florida
1927 - La cortesana del Regina
Obra poética
1919 - Ensueños
1920 - Sombras
1920 - Cancionero del arroyo
1921 - Romanticismo
1921 - Poemas sin nombre
1921 - Rosas negras
1921 - Yo y mis versos
1922 - Con la cruz a cuestas
1922 - Por el amor de Dios
1922 - Dolorosa errante
1924 - Primavera sin sol
1926 - Baladas
1926 - Los lauros
1928 - El umbral del recuerdo
Obra dramática
1923 - Sor misericordia (firmada con Mario Arnold)
1924 - El rey de los milagros
1925 - La Reina del Bosque
1927 - Los dos alfareros
1928 - El rufián
Otras obras del autor
Las rosas eternas
Cruzada romántica. Prosa de exaltación y amor a la humanidad
El hombre de las gafas negras
Golondrinita
Voluntad, alma y pobreza
San Juan de Dios
Los días del hospital
El Poeta
Sentado junto a una mesa
carcomida por el tiempo
y alumbrado débilmente
por la luz de un quinqué viejo,
un joven pálido escribe
en cuartillas, varios versos.
Es un poeta, las noches
pásaselas escribiendo...
Anhela la gloria, joya
más valiosa que el dinero.
Y continua impasible,
sin descansar un momento,
hasta ver recompensados
algún día sus desvelos.
ORGULLO
Aunque sufra del mundo los desdenes
de mi vida de artista en la carrera;
aunque pasen altivos a mi paso
los hombres de alma ruin que nunca sueñan;
aunque salgan aullando a mi camino
los famélicos lobos que me acechan
con la envidia voraz; aunque en mi lucha
hambre y frío sin límites padezca;
aunque el mundo me insulte y me desprecie
y por loco quizás también me crean;
aunque rujan tras mí ensordecedoras
tempestades de envidia; aunque me vea
harapiento y descalzo por las calles,
inspirando piedad e indiferencia;
y, en fin, aunque implacables me atormenten
las más grandes torturas, aunque vea
que a mi paso se apartan las mujeres
por ver con repugnancia mi pobreza
( pero quizás ignorando de mi alma
el tesoro de ensueño que se alberga),
nada me importará, porque yo siempre,
caminando sereno por la tierra,
con el alma latiendo por la gloria
y flotante a los vientos mi melena,
iré diciendo al mundo con voz fuerte,
¡ con voz en la que vibre mi alma entera!:
-Es verdad que yo sufro; pero oídme:
¿qué me importa sufrir si soy poeta?
IX
El Busto
Los hospicianos
van esta tarde
hasta las húmedas
frondas del parque,
entre las cuales se yergue un busto
que por lo afable de su semblante
recuerda a héroes antepasados,
cuyas hazañas fueron tan grandes,
que hoy se les rinde tributo augusto
sobre las lápidas mortales…
____________
Los hospicianos miran atentos
la pétrea imagen
que por sus rasgos, tan expresivos,
revela antiguas cordialidades…
Luego se alejan
diciendo el nombre del personaje…
-Es don Ricardo Gasset –murmuran;
y aún vuelven todos por admirarle…
A mi madre.
En cuya alma cándida la dura prosa de la miseria ha inculcado traidoramente un supersticioso miedo a la poesía, dedico estas rimas de ilusión y desventura, cogidas durante la primavera incompleta en que me ha tocado pasar, sin poder detenerme siquiera en algunas horas suaves, de niño a hombre.
ALMA DE ARTISTA
Una errata de imprenta se deslizó en mi nombre:
No es Armando, es amando como siempre viví.
Amando a la alimaña y a la fiera y al hombre,
que el amor no se apaga en mí.
Rufianes sin ingenio rompieron mi apellido
«Buscarini», dijeron. «¡Bah! La busca del pan».
El pan que a mí me dieron siempre lo he repartido;
y también partí otro que los hombres no dan.
Armando Buscarini. El nombre trae de Galia
el perfume galante, y el apellido Italia
dice; pero soy sólo pobre poeta español,
que en esta tierra inhóspita, que no ama a sus cantores,
arrastra, entre sarcasmos, su juventud sin flores,
su sed sin agua, y su primavera sin sol
A Gustavo Adolfo Bécquer.
Yo te amo, Bécquer, poeta divino que con tus versos sublimes supiste conmover el corazón de la Humanidad. Tú fuiste el estro de los poetas, el único, el grandioso... En ti se han inspirado muchos vates y en ti también me he inspirado yo para escribir esta obra.
¡Ah, Bécquer! Cuánto sentimiento guardabas en tu alma al escribir aquello de “¡Dios mío qué solos se quedan los muertos!” y cuántos ojos han llorado ante la lectura de tus poesías, todas vida tuya, ternura y encanto...
A ti, que bajo la fría losa del sepulcro duermes ha tiempo el sueño perdurable, dedico hoy estas páginas que brotan de mi corazón como flores marchitas; pero en ellas palpita y palpitará siempre el eco de un recuerdo que jamás podré olvidar!
EPÍSTOLA AL LECTOR
Amable lector:
Este insignificante y humildísimo libro que tienes entre tus manos representa para mí los primeros esfuerzos de una lucha: son las primeras vibraciones de mi ser, los primeros latidos de mi corazón...
En estas páginas encontrarás muchas deficiencias, pero considera que el autor es muy joven, y que las líneas trazadas en esta obra son para plumas mejor cortadas que la mía.
No obstante, lector, espero de tu bondad que no desmayes al encontrar algunos defectos propios de los principiantes.
Y, dando fin a esta breve epístola, puedes ya comenzar la lectura de estas páginas que suponen muchas horas de incesante trabajo.
POEMAS EN PROSA
I
A Joaquina
I
Ojos humanos jamás podrán vislumbrar en la vida belleza tan seductora como yo contemplé.
Era una Venus, una figura de un lienzo de Murillo... ¡Una diosa!
Ni las vírgenes niñas puras e inmaculadas; ni las ninfas voluptuosas de los países fantásticos; ni los ángeles, moradores de los Cielos, podrán hacer alarde de mayor belleza que la que tú posees!
II
¿Contempláis la noche plagada de tinieblas y de misterios insoldables?
¿No veis cómo la plateada luna no torna a fulgurar en el Firmamento?
¿Oís, sin embargo, el retumbar horrísono de los truenos en el espacio y cómo de vez en cuando un relámpago fugaz ilumina con su vivísima luz los ámbitos más recónditos de la tierra?
Noche tenebrosa, sin luna, sin estrellas...
El vendaval azota furiosamente los árboles y el agua se precipita por doquier inundando todo a su paso y arrastrándolo con ímpetus desenfrenados.
No obstante que el astro nocturno no brilla en la espaciosa bóveda y todo son misterios y sombras, unos ojos negros de mujer alumbran con su luz fulgentísima la noche tenebrosa. Son sus ojos, los ojos de ella, los ojos purísimos de Joaquina; unos ojos candorosos y nítidos capaces con su fulgor intensísimo de deslumbrar.
III
Tu boca coralina semeja un rubí con reflejos sangrientos, exhala tan fragantes perfumes y modula tan suaves palabras, que al ser más inhumano del mundo pueden sonrosar y alegrarle la vida...
Tu boca es una flor... una Aurora, una caricia...
IV
Como ébano son tus cabellos: negros, muy negros, de una negrura profunda e infinita.
Impregnados de néctar están siempre: reluciendo cual fúlgidas diademas en graciosa forma caen sobre tu espalda, dándote la figura de una virgen o de un hada divina y pura...
V
¡Y, para contemplar tu sideral hermosura y egregia silueta, te diré, además, que tu cuello, torneado, es blanco, inmaculado, como una de esas palomitas que vuelan en las tardes agonizantes bajo la caricia del Sol que muere!...
II
Los Gnomos sin corazón
I
Es ella, la linda princesa Eladia...
Sus ojos son verdes como las palmeras de Egipto; de plata son sus dientes; su cutis es muy blanco y su boca semeja un panal de dulce miel.
Vedla como camina en la soledad de la noche estrellada: se ha escapado secretamente de su feudal palacio, donde moran sus padres y va en busca de su adorado Fernando.
Las hojas de los árboles, ya secas, muévense débilmente al soplo de la brisa, y a un lado del camino óyese susurrar el agua de una arroyo...
La luna llena resplandece melancólicamente en el Cielo y aquél silencio tan misterioso es sólo interrumpido por las quedas pisadas de Eladia...
II
Alborea.
Destellos de sangre y fuego aparecen en el Firmamento: Febo apunta por Oriente y la tierra se sonríe con la llegada del Alba.
Trinan las golondrinas, pían los pajaritos y todo es paz y gozo en el nuevo día. Eladia, desfallecida por el cansancio, déjase caer en la verdosa alfombra: sus ojos se entornan paulatinamente y al poco queda profundamente dormida.
III
La noche extiende sus fúnebres negruras sobre los campos...
Por doquier reina un silencio sepulcral: la Luna aparece en el Cielo y vuelve a brillar con el mismo fulgor que la anterior noche.
Elaida duerme todavía...
Su respiración es fatigosa: quizá sueña con el ser al que adora con toda su alma. Su corazón palpita desacompasadamente y de vez en cuando entreabre su linda boquita para lanzar al aire un profundo suspiro.
A lo lejos divísanse unas diminutas siluetas: son los Gnomos que vienen, atraídos por el hermoso espectáculo que ofrece la princesa tendida en la hierba...
Cantando un antiguo romance, avanzan cautelosamente con antorchas encendidas.
Sus voces son muy cadenciosas aunque imperceptibles.
Visten trajes de diversos colores y cubren sus cabezas con gorritos rojos.
Al fin llegan donde se halla la princesa: quedamente levántanla del suelo y entre todos los Gnomos es conducida a una alta montaña, en cuya cumbre arde resplandeciente hoguera: allí arrojan a Eladia...
Y su cuerpo inmaculado se carboniza en aquel fuego horripilante, mientras que en derredor de la hoguera, danzan los Gnomos, los fatídicos Gnomos sin corazón...
III
Su único amor
I
Elena, la bella dama de ojos de cielo, cabellos de oro, cutis de alabastro y boca cual la fresa, lloraba tristemente la ausencia de su amado...
Sus labios contraíanse en un rictus de dolor y sus ojos, nublados por el llanto, vislumbraban al través de los cristales del balcón el dulce agonizar de la tarde...
II
Y su boca, boca de ángel divino, moduló en el silencio claustral de la estancia esta queja de amor, suave como la brisa del mar o como el arrullo de una paloma blanca:
-¿Por qué martirizas cruelmente mi alma y te alejas de mí con la que te inspiró más amor que yo?
¿Por qué me abandonas y no tienes corazón para la que te ama y sufre por ti en silencio?
¡Ah, qué ingrato eres!
¡Loca de amor por ti muero de pena cuya culpa es tuya, bien mío, anhelo de mi corazón, encanto de mi alma!
III
En la soledad de la noche, óyese el silvido estridente de la locomotora que lanzando rojas llamaradas avanza a pasos agigantados...
Elena, no hayando alivio a su inmenso dolor, espera la muerte tendida entre la separación de los rieles.
El monstruo de hierro y acero se aproxima... De súbito suena un grito, luego como si triturase huesos; después reinará un silencio a muerte y el tren se pierde allá en la lejanía.
Fue su amor, su único amor: habiéndola olvidado él, ella no pudo vivir con su amargura.
Por un beso
Por un beso que te diera
has de ir al cementerio
una noche a contemplar
la soledad de los muertos...
¡Y cuando los hayas visto
de la noche, en el misterio,
entonces, ser adorado,
entonces... ¡te daré el beso!
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