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martes, 15 de enero de 2013

NELSON ROMERO GUZMÁN [9108]




NELSON ROMERO GUZMÁN. Nació en Ataco, Tolima, COLOMBIA en 1962. Licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad Santo Tomás. Realiza estudios de Maestría en Literatura Latinoamericana, Universidad Tecnológica de Pereira. Ha publicado los libros Rumbos (1988), Surgidos de la Luz (Universidad de Antioquia, 2000), La quinta del sordo (Universidad Nacional de Colombia, 2005), Grafías del insecto (Universidad del Valle, 2006) y Obras de mampostería (Instituto Distrital de Cultura de Bogotá, 2007). Premio de poesía Universidad de Antioquia en 1999 y el convocado por el Instituto de Cultura y Turismo del Distrito de Bogotá en el 2007. Reside en Ibagué, donde labora en la Rama Judicial.
E-mail: nelsonromeroguzman@yahoo.es



Navegantes

Abrazados en las aguas
Fluyen serenos en el mismo espejo,

Decapitados en mitad del jardín
Ahora hermosos cumpleaños para las aguas.

Anoche fueron arrojados desde el barranco
Heridos en el beso,
Vueltos a una navegación tranquila,
Inflados de deseo, hasta que la orilla
Los detuvo.

Sobre sus cuerpos soleados cayó negro el vuelo
Y todavía el amor no pudre sus carnes.





Circe me espera

Sueño las islas, el palacio
Donde me espera Circe,
¿qué me dirá la diosa
que convive con los cerdos?
¿su belleza esplendiendo
en el mar, a cuántos años me convida
inocente de ser hombre?
Seré el animal de su amor, imperturbable.

El cuerpo del cerdo, lejos, oliendo
A un puerto de violetas,
Burlado por el deseo de un dios
Que nos transforma, ¿qué será entonces
De la carne donde el tiempo
Hunde sus cuchillos, si de verdad
Los dioses juegan con nosotros?

Estar hechizado es vivir en esta isla
Por un tiempo, saciándome de espinas,
Esperando que las puertas de su palacio
A mis ojos resuciten.

Para Luz Stella Rivera






Los descalzos

A mis pies les duele la tierra.
Los descalzos se hieren,
Pero doblan fácil la hierba
Que les cae del cielo.

Los descalzos tienen comezones
De piedra, y ansían
Caminar tranquilos sobre las aguas,
Imitar el milagro calzados con piel de océano.

Rompen la noche al andar.
La piedra les sube a los labios
Y no avanzan, dicen, maldicen la tierra
Que los sangra.

Ellos quisieron levitar
Sobre la tierra que los quema.




Del libro OBRAS DE MAMPOSTERÍA


1

Es de piedra este fondo oscuro.
Las azucenas dan a luz más azucenas,
como niñas violadas en las puertas del templo.
No veo el alba
veo un caballo blanco
aquí, donde grandes mariposas con cuernos,
húmedas
velludas
depositan el huevo del día.
Allí,
mientras la cumbre florece,
acá la piedra alza sus mamposterías
para que en sus cuartos
veamos la historia
que atraviesa los pasillos
con su vela encendida dentro de una calavera.



2

Impenetrable es la luz
cuando
por primera vez llega a conquistar el jardín
y por olvido deja
una puntilla clavada en una flor.
Eso es deseo:
más un misterio
que no contrasta muy bien con la deslucida pared
de la que fuera la primera construcción.
Precisamente de esa flor cuelga el Hijo imprudente.
La luz sobre aquel muro rojo
aún sin blanquear.



3

Nadie ha podido entrar por esa hendidura,
quizá el frío con su hermana flor de rocío
pudo, quién sabe.
El maestro que echó la plomada
para nivelar la obra,
no sabemos.
Pero no se borra el rastro
de lo que pudo ser y allí estuvo,
porque cómo, entonces
leímos esos matrimonios en los bestiarios
la guerra y la hambruna
el elfo y la anguila
la exilia y el llanto.
Cómo, ¡oh Piedra!, leímos ese bestiario
si había que penetrar por la hendidura
¡Cuándo!




4

-- ¿Qué hora es en ese reloj muerto?
-- Son todas las horas.

Es la ceniza del cálculo,
la noche podrida.
Es Hamlet que lee el tiempo en las calaveras.
Sigamos en el barro sin tiempo.
Sigamos sin coordenadas
porque fuimos elegidos para asesinar a Saturno,
el dios que devora a sus hijos.





5

El Iluminado y el Oscuro se enemistaron por una rosa.
El oscuro arrastró por el jardín sus entrañas como una escritura,
como un río el Iluminado trazó en los muros
una violenta línea de plata,
un hombre o mi hermano a la orilla de ese río
pesca o divisa troncos.
Él me manda escribir este poema blanco
con la tinta del Oscuro
para borrar el cadáver reventado de la rosa
que todos los días vemos pasar frente a nuestra puerta.






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