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lunes, 3 de diciembre de 2012

ANTONIO CILLÓNIZ [8749]



Antonio Cillóniz


Antonio Cillóniz 
Nace en el distrito de Lince (Lima-Perú) en 1944, durante su infancia reside en el limeño barrio de Miraflores. Procedente de una familia iqueña y trujillana, transcurre su infancia entre la Hacienda de San José y San Regis y la de Tomabal y San Ildefonso.

Tras finalizar sus estudios de Educación Primaria y Secundaria en el Colegio La Inmaculada de la Compañía de Jesús en Lima, se traslada a España en 1961, para realizar sus estudios universitarios.
Se licencia en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense en la especialidad de Filología Románica, teniendo como catedráticos entre otros a Dámaso Alonso y a Rafael Lapesa.

Regresa al Perú para trabajar en el Instituto Nacional de Cultura (INC), durante el proceso revolucionario del General Juan Velasco Alvarado, cuyo gobierno expropió mediante una reforma agraria las tierras de sus familiares.

Como consecuencia de los cambios políticos que desembocarían en el golpe de Estado del General Morales Bermúdez, renuncia al cargo de director de la Editorial del INC y regresa a España, donde trabaja en el Departamento de Lexicografía de Ediciones Anaya y más tarde como Adjunto a la Dirección de la Editorial Tecnos de Madrid.

Se licencia en Geografía e Historia por la Universidad Autónoma de Madrid en la especialidad de Historia Moderna y Contemporánea.

Actualmente reside en España, donde se dedica a la docencia como Catedrático de Lengua Castellana y Literatura Española.

Ediciones Poéticas:

-Verso vulgar (Madrid, Ediciones de la Rama Florida & de la Biblioteca Universitaria, 1967)
-Después de caminar cierto tiempo hacia el Este (“Premio Poeta Joven del Perú 1970”
Lima, Cuadernos Trimestrales de Poesía, 1971)
-Los dominios (Lima, Ediciones Killka, 1975,Reúne Verso vulgar, Después de caminar cierto tiempo hacia el Este y Fardo funerario)
-Una noche en el caballo de Troya (“Premio Extraordinario de Poesía Iberoamericana 1985”-Madrid, Fundación del Banco Exterior, 1987)
-La constancia del tiempo (Lima, Ediciones Viva Voz, 1990. Incluye Verso vulgar, Después de caminar cierto tiempo hacia el Este, Fardo funerario, Una noche en el caballo de Troya, Contra la condena de las flores y Nunca hallarán mis labios)
-La constancia del tiempo (Poesía 1965-1992. “Premio César Vallejo de Poesía 1999”
Barcelona, Colección El Bardo de Poesía, 1992). A la edición de Lima (Ediciones Viva Voz, 1990) añade los poemarios Simetrías, Como espadas de Damocles y Panteón.
-Un modo de mostrar el mundo (Madrid, Verbum, 2000. Comprende Hacia el rosal postrado, En beneficio de Eros, Canciones de ternura y desaliento, Panteón, Huellas de la mano en la escritura, Somnodor o la estética del trabajo, Del sueño de los poemas y otros dominios y El árbol en el jardín florecido)
-Según la sombra de los sueños (Madrid, Verbum, 2003. Agrupa Una segunda vida, Máscara del dolor y el gozo, Su propio afán, A precio de la belleza, Igual que larvas, Donde la tierra toca cielo, Gestas de una probable historia y Ciertas destrezas ignoradas por los monos)

Otras publicaciones

-Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez. (Madrid, Alborada, 1988. Edición de Antonio Cillóniz)
-Poesía hispanoamericana. (Madrid, Alborada, 1989)

Una amplia selección de sus poemas ha sido traducida al árabe por Bahera Abdulateej, Khalid Raissouni y Mezouar Edrissis, al italiano por María Beatriz Lenzi, Marco Ottaiano y David Baiocchi, al francés por Henry de Lescoet y al inglés por Maureen Ahern.



SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO

Nos forzaron a mirar atrás.
Una torre fue grande, ¿no? Chartres fue grande, ¿no?
Y la música. ¡Ah, la música! Pero no creas
que te estoy requiriendo a través
de la mirada de ese animal, éste
que tan hondo percibes
en la expresión de aquél a quien la muerte asedia.
Sin término se abren con la mirada de la bestia
los amantes; un niño allí calladamente a veces
levanta la cabeza y nos mira
de lejos pues la muerte cerca no se distingue.
¿Quién nos ha invertido así? ¡Ni los templos ya respeta!
Mas esto no debe perturbarnos. La vida transcurre
en mutación constante,
aunque donde algo todavía permanece
en nuestro interior
lo hemos previamente transfigurado.
Pues ser pasivo es ser no-ser, para ser
contemplado
uno y otro
otro día.
Extraño mirar lo que antes estaba en relación perenne
sueltamente aleteando. Extraño no desear ya
ni los propios deseos.
Fue el vacío lo que sintió primero
la vibración que hoy nos complace,
sabiduría de aquellos maestros del dominio.
En pocos el impulso a la acción se alza tan fuerte,
la tentación de florecer les llega.
¡Pero mira!
Tomó, desechó, escogió
y fue capaz
de hacerlo todo digno.
Mezclando bajo sus párpados somnolientos
¿quién podría haber evitado
el inundante torrente del origen?
No hay prudencia en el que dormía. ¡Cómo se vio impelido
a formas primitivas! ¡Cómo se entregó!
¡Oh, tómalas, córtalas, estas hierbas saludables
pequeñamente florecidas! Colócalas
entre los gozos que aún no nos están permitidos;
florecen y desflorecen
arrebatadas por su propio polen
recibidas como un juguete. Estas cosas
que viven en tanto que mueren
están deseando que las transmutemos por completo.
¿No es lo que buscan
un invisible resurgimiento
en nosotros?
Aunque todavía entre los hombres
podrás hallar de vez en cuando
algún pulido pedrusco
de dolor original.





ARCANO MUNDO

Los días
de las gloriosas epopeyas
han pasado:

ya no veremos
levantarse
el humo de las antorchas

al pie
de las
escalinatas
de los
templos

ni las ninfas de blancas túnicas
ceñidas a la cintura

venir
descalzas y bronceadas
a ofrecernos

una copa de vino
–para siempre
sonrientes

en sus ánforas de barro–
vino y agua,

flores y uvas
en sus cestos de mimbre.

Las nubes
cubren ya las cumbres
de los montes...

...en los valles
ningún fornido brazo

detiene ya las lanzas con su escudo
ni conduce

la yunta de bueyes por la huella. De aquellos fieros guerreros
de piernas y brazos
musculosos
en épocas de paz

ya no se distinguen las bellas doncellas
delicadas
y jóvenes
y alegres.
Son un puñado

de tierra quebradiza que se escapa entre los dedos.
La espada oxidada,
los escudos abollados,
los hilos
podridos
de la ropa

entre trozos de vasijas
rotas.

Ya los tiempos de la fama
han vuelto

la cara
hacia la bruma del Olimpo. Solo el almendro
blanco de flores florece en las faldas de las colinas.
Ha pasado la edad
en que la cabeza

de la de Samotracia
soñaba
tiempos hermosos, años

en los que
las manos de la de Milo acariciaban
los torsos
apolíneos
de gloriosos
guerreros.
El ánfora reseca,
la cesta destejida.

Los grandes poemas
no cantan ya las hazañas de los terribles aquélidas
sino los horrores de las máquinas de guerra.
No son
ya el descanso del guerrero en medio de la batalla

sino la ira del tirano,
los higos podridos,
las flores marchitas

en el polvo gris de la aridez
de las piedras y escorpiones.

Unas gárgolas sarcásticas
ya ríen

desde lo alto
de los muros de la Edad de Piedra

escupiéndonos el agua
aún más sucia
que la lluvia del Cielo.

Porque ya han vuelto los tiempos
otra vez, oh señores
de la guerra,

en que es más rentable construír
edificios sólidos que resisten el paso de los neutrones
no de los hombres,
mis poemas ahora prefieren soñar
con la cabeza

de la Victoria
de Samotracia
que acariciar con la mano

de una Venus como de Milo
el torso, femenino casi,

de estos jóvenes guerreros.






EL ANÓNIMO DE LIMA

Yo escribo aquí desde una casa
lóbrega y oscura
para un niño rubio de Missouri
que espiga una llanura
amarilla de trigo bajo el sol.
Y escribo también para el viejo
negro/feo/enfermo de Brooklyn
que no sabe leer.
Yo escribo
para los que no saben que yo escribo
y ni siquiera que existo.

De Una noche en el caballo de Troya
“Premio Extraordinario de Poesía Iberoamericana 1985”
(Madrid, 1987)






AHORA MÁS CLARO

Creían que cantaba tiempos idos,
historias de extraños reinos.
Pensaban que escribiría anécdotas.
Jamás se me quebró la voz.
Nunca me temblaron los labios.
Fue mi mano estremecida
la que siguió el curso
entrecortado
de los acontecimientos.
Suponían
que construía un abismo de silencios
y soledades
para tenderme
en la medida de mi desidia.
Sin comprender
que toda información acerca de las mil formas de censura
también fue censurada.






TEMAS MÍTICOS

En que héroe
en cuál
batalla
voy aponer acento,
con cuánto afán
contaré los hechos
si aquí sin énfasis
como una balsa bajo el mismo sol
que contempló Parménides
junté los pies,
doblé las rodillas, estiré las manos,
incliné la cabeza
y apoyé los ojos
en las pesadas aguas de Heráclito
y quedé varado,
anclado
ante el horizonte fijo
que encerró Copérnico,
flotando inmóvil
en el mismo punto del círculo concéntrico
que sustentó a Ptolomeo.





UNA PALABRA

Una palabra
de más
y hallaremos perdida la esperanza.
Tan solo una palabra oscura
bastará.
Cuándo podré por fin
escribir tu secreto nombre
palabra amada.






LOS TRABAJOS DE LA TIERRA

Tienes que reconquistar el imperio
de una azada de tierra
para abrigar un puñado de granos
como la esperanza
de trigo
o de maíz.
Después de 14 incas y de 14 virreyes
vuelve a medir con tus pies
las tierras del guanaco.
Pero después de 14 presidentes
vuelve a medir
tu vara de medir
y sabrás bien su tamaño.







Midas

Si hay huellas de oro por tu cuerpo
eres esclava.
Pero si tienes el tatuaje
del hierro sobre tu piel
tú serás libre
porque nadie
ya vieja enferma y muerta
va a venderte o a enterrarte. 

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