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miércoles, 24 de octubre de 2012

MARCEL BEYER [8359]




Marcel Beyer nació en Tailfingen, ALEMANIA en 1965. Ya durante sus estudios de filología inglesa y alemana y teoría de literatura en Siegen, publicaba críticas en revistas literarias y musicales. Al mismo tiempo, sus traducciones de Yeats y Burroughs y la coedición de poemas de Gertrude Stein, dan mucho que hablar. Desde 1996 Marcel Beyer vive en Dresde como escritor.

Marcel Beyer se define a sí mismo como un “escritor lento”. Sin embargo, empezó a escribir sus primeros poemas a los quince años y, poco después, se atrevió con la prosa. Parece que su ritmo de escritura no es ningún inconveniente, porque la lista de sus publicaciones a lo largo de los años crece constantemente.

Su primer libro de poesía, Kleine Zahnpasta, se publica en 1989. Marcel Beyer se hizo famoso con su novela debut Menschenfleisch (1991). Aún más sensacional fue su segunda novela Flughunde, traducida al castellano con el título El técnico de sonido, que ya forma parte de la literatura escolar. Entre otros, publica la novela Spione (2000), y el libro de poemas Erdkunde (2002) y la novela Kaltenburg (2008). En sus libros, el autor se enfrenta —desde diferentes y siempre nuevos ángulos— con la reciente historia alemana.

“Creo que es muy importante que los escritores reaccionen de forma diferente a determinadas cosas y que reflexionen sobre ellas de forma literaria. Lo más tonto sería que nos pusiéramos de acuerdo sobre un lenguaje de consenso. Justamente esto significaría que, al escribir un párrafo en cualquier libro de historia, todos pudieran decir: sí, fue exactamente así.” 
(Marcel Beyer en una entrevista con Jasmin Herold, 2004)

Marcel Beyer ha sido galardonado, entre otros, con el premio de fomento para jovenes artistas del Land Nordrhein-Westfalen (1992), el Literaturpreis Berlín (1996), el Premio Heinrich Böll de la ciudad de Colonia (2001) y, en 2008, el Premio Joseph-Breitbach.

Novelas

Kaltenburg Suhrkamp, Frankfurt a.M., 2008
Vergesst michDuMont Buchverlag, Köln 2006
SpioneDuMont Buchverlag, Köln 2000
Das MenschenfleischSuhrkamp Verlag, Frankfurt a.M. 1997
FlughundeSuhrkamp Verlag, Frankfurt a.M. 1995

Libros de poemas

Kleine Zahnpasta 1987-1989, dead language press, Paris 1989
Buchstabe Geist Buchstabe. 12 hilflose Einbrüche ins Textgeschehen, Copyzierte Angelegenheit
Köln 1990
Walkmännin1988/1989, Patio, Frankfurt a.M. 1991
BrauwolkeUwe Warnke Verlag, Berlin 1994 
HNO-Theater / Im UnterhemdZwei Gedichte. Uwe Warnke Verlag, Berlin 1995
Erdkunde DuMont Buchverlag, Köln 2002
Falsches Futter Suhrkamp, Frankfurt a.M. 2002

Ensayo

Aurora Lyrik Kabinett, München 2006
Nonfiction DuMont Buchverlag, Köln 2003

Narrativa

Putins Briefkasten Suhrkamp Verlag, Frankfurt a.M. 2011
Zur See Prosa Uwe Warnke, 2001
Obsession Prosa Okeanos Presse, Bonn 1987

Audiolibro

Kaltenburg Hoffmann und Campe, Hamburg 2008 (CD de audio)






El sentido de la literatura no puede ser cumplir normas. 
La literatura sólo puede significar desviarse de las normas.
Marcel Beyer



AHUMADOS, DESAMPARADOS 

A veces hay gente sentada en
coches aparcados, erguidos, de noche,
sin embargo, al pasar de largo, no se percibe
ningún movimiento de labios, ni ella
ni él, sólo miran fijamente
enfrente hacia la oscuridad
penumbra del capote cortado
en diagonal por la luz, yo, sin embargo,
paso de largo, nadie se
mueve y además: con estos
cristales de noche, yo, sin embargo, ahumados
desamparados, yo sé que no hay nadie,
que esto pasará, dos asientos
delanteros levantados o bajados,
en mi región: a veces, de noche, nadie,
en caso contrario el cierre estaría
puesto, igual que yo, en el
caso contrario dejaría el cierre
abierto, pero en estos cristales 
nunca, ahumados desamparados, brilla
una mancha de aliento cristalizado, igual
que mi aliento de noche, claro y audible
junto a los coches aparcados.

[Traducción de Cecilia Dreymuller]





COMIDA FALSA 

En la mesa de caballeros las conversaciones envejecidas
"y contestó: no comieron otra cosa que alubias
y chucrut." Un chiste de primera,
hablando en privado, por supuesto. Los
temblorosos, los del Skagerrak, los de "Noruega
en el puente, el veinte de abril, con un frío
que pelaba, el resto de la compañía,
en vuelo de vuelta al Reich, a Berlín, y hala."
Y cómo inhalan, cada bocanada
una alarma aérea. En eso se ve pasar un 
perro hermoso, su dueño detrás
cojea de camino a los lavabos.
Calibrar con cuidado la necesidad,
paso tras paso, una maniobra peligrosa.
De pasada, tasar la camarera. Clientela fija, antaño
espanto de las madres, conversar galantísimo, ensayados
ciertos suspiros, ciertas miradas. Duro entrenamiento.
Chirría la puerta del excusado. El perro hermoso ahora
en el comedero, come comida falsa. Incisivos,
olor incisivo. Ya vuelve el dueño arrastrando los pies,
buque de guerra, tambaleando, de camino al
astillero. El perro hermoso junto a la percha,
husmea allí donde un hombre la noche anterior
se salpicó el guardapolvos sin querer. El dueño
llama. El can hermoso obedece. Porque comida
falsa en ocasiones gusta si es servida con propiedad.

[Traducción de Cecilia Dreymuller]






RETINA, MODELO DE POSGUERRA 

Si estás sentado junto a los cobertizos o
delante del Chateau (a tus pies
juegos de agua, la ola baña guijarros
fríos), con horizonte de pastizales
o junto a la pista de baile donde
la banda de fin de semana se desvive,
tablón de fórmica, húmedo y doblado,
visto y dicho de la peor manera,
si estás metido en el cerco de Halbe, con
pastel de queso, la taza equivocada,
equipaje de imágenes, y caminas por donde
otros caminaron, o si caes en la nieve
endurecida, de noche, hielo de noviembre
en lugar remoto, si dices una palabra
o si prefieres señalar en dirección del 
paquete de cigarrillos, no cambia nada.

[Traducción de Cecila Dreymuller]






FINAL DEL VERANO 

Dan pena los dos que para su polvo
del sábado van conduciendo hasta los barracones,
a velocidad de paso. La mirada de ella
recorre el paisaje agotado, hasta los hangares
más allá del alambre de espino y él,
tal vez director de agrimensura recapitula:
¿en el bloque de apartamentos vacío, en la húmeda
oscuridad, tras el balcón de fórmica, la ventana
barreada, como tantas veces en verano?
¿En el chiringuito de puszta dejado abierto,
donde brillan dibujos de pimientos desde el
escaparate roto? No les queda a los dos
mucho tiempo, en medio de la zona prohibida,
antes de volver cada cual a su casa solo, olor
a repollo en el cuarto, deporte en la tele, la
familia esperando con la cena. Habría
que descolgar y lavar las cortinas,
mugre del año entero. Mientras el
aire esté cálido, ¿aquí en la hierba?
¿Mientras el brezo no esté empapado 
de lluvia? El amarillo desvalido
de los corimbos, hierba silvestre, polvo,
el gris de las instalaciones militares en decadencia.
¿Nos quedamos sin más en el coche?
Dan pena los dos a velocidad de paso, antes
de que este septiembre dé un vuelco.

[Traducción de Cecilia Dreymuller]






EJEMPLO TERNERA

Los que se meten su cena,
de espaldas, despiertos, hechos polvo.
Y hay piernas: llenas de
picaduras tras la noche.
Un olor penetrante
en la escalera y cabreados
como están sentados allí,
vista a la cocina salón,
en el cuarto, junto a la mesa.
Se meten tranquilamente
una cuchara tras otra,
trasnochados, trabajo temporal.
Y sobre la sopa de ternera
relampaguea la luz. Los rayos
que en alguna parte en una
pantalla se dejan condensar,
en un momento, a una rápida,
breve escena de polvo
desnudo (y piernas,
hay piernas),
nadie se da cuenta.

[Traducción de Cecila Dreymuller]





DÍA DEL NIÑO NO GIMNÁSTICO

El niño que laboriosamente realiza el ejercicio de gimnasia
con cabeza roja, contra la resistencia de miembros
paralizados, no quiere mirar a nadie. El cuerpo cae
siempre en la mala dirección, la pierna insensible
no arde de verdad, sólo arde externamente, al golpear
el colchón con callos. Imposible mirar el pelo
sudorodo del que translucen cicatrices,
válvula de escape palpada. No hay espectadores
inocentes. Sólo a veces apetece escuchar
sus dientes torcidos, supuesta falta de los
padres, el forro para zorro, el papel de alimunio,
o -acto reflejo erróneo- la julías para
almorzar. Y uno, a quien se le escapó la luna
cuando discutieron los padres, la pálida luna en prados
brumosos, ensaya, con voz clara, el diálogo a 
tres, con papeles repartidos.

[Traducción de Cecila Dreymuller]






EL COPILOTO 

El copiloto ya no sirve para
mucho más que para leer mapas.
Sólo de noche, cuando empieza a hablar más
deprisa. Edafología en T, valle glacial,
correcciones tardías. Nombra lugares.
El copiloto necesita fumar,
no entiende mucho del otoño.
Las averías, en una fila jóvenes con vespinos,
semáforo rojo, golpes en la espalda.
Un vendedor de periódicos con turbante
recorre la franja divisoria en pleno
tráfico. Dirección al este. Botón
del limpiaparabrisas. ¿Reconoces
los jardines? El vehículo va traqueteando.
Entretanto se duerme el copiloto,
yo alucino: Vienen marchando hacia 
nosotros, los troncos desnudos. Despacio
hacia la vereda, la conductora para.

[Traducción de Cecilia Dreymuller] 

Publicado por Aníbal Cristobo 
http://kriller71.blogspot.com.es/search/label/Marcel%20Beyer


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