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jueves, 11 de octubre de 2012

8186.- ZOÍLA CAPRISTÁN





Zoila Capristán Caruapoma,  nació en Cajamarca, PERÚ.
estudió Ciencias Contables y Financieras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Derecho y Ciencias Políticas, continuó con una Maéstria en Derecho Penal, Actualmente estudia una Maestria en Derecho Penal.
Ha publicado el libro "Bajo Cero"



Prohibido arrojarse del muelle 

Prohibido marearse cuando remolinos cercan
No suspenderse en las cañas
Sin ser pescado que cayó en la carnada;
Jamás ser palabrita aferrada al óxido
Caracol disimulado en moluscos.

Faro roído por la sal.

¿Padre, dónde se posaron tus manos?
Entre gaviotas que vuelan en caballitos de totora
Me preguntan en la arista del muelle de Huanchaco
Si un día platicaste
Retratando mis ojos baldíos;
Entonces descubro al mar platicar en tu idioma
En balsas de libros
Islas encantadas donde me dejaste,
Esta tarde ni el viento recuerda el eco de tus labios
Cuando pronunciaste mi nombre.

—Nunca existí—

Prohibido arrojarse del muelle

Huanchaco, junio 2010








ESTARÁS EN CELENDIN

Los sentimientos se desploman
el malo brama
los testigos están listos a mentir
estoy sola
todo se repite como manecillas de un reloj
en círculo eterno de danza de conspiración.

Hago juego en escena
nadie sospecha
que por las noches
vacío el aliento frente al espejo extrañandote
a ti que de la nada situabas luces
aquellos días en que tu voz
mirada y poesía sólo eran mías.

Fué una noche que huiste cabalgando en fuego
estáras en celendín junto a tu madre
con los ojos empañados tejiendo largos sombreros de paja
para que cuando pase por tu lado escondas el rostro.

Como halcón te reconoceré
aprendí afinar cada sentido para sobrevivir
ahora mis instintos son de animal depredador
mis ojos distinguen la luz y la podredumbre
sé de tu perfume
tienes el aroma de las flores que me regalabas en las tardes de invierno.

Te espero con vino
en el umbral de mi sepultura
si llegas de nuevo bailaremos Zorba el Griego
el Che se dispone a la izquierda
Kafka es siempre del Perú, país del absurdo
de fondo la guitarra de Santana
la habitación está repleta
de nuevo háblame al oído:

-Vamos a calcinar praderas-

!Contigo mi alma canta extrañas canciones de guerra!




ALFABETO DE PIEDRA

En el lado oscuro no existe Satán
coexiste Eva masticando la manzana
un pordiosero extiende sus manos hacia Dios
Zaratrusta agrieta las tranqueras de la ceguera.

Eva imperturbable ajena a las cadenas no asoma mirada de reproche
lleva tras su desnudez un manto de virgen
y copula en lechos de espinas negras
que emergen desde la hondura de su corazón.

Las melodías poseen las llaves de quebrados recuerdos
desciende la angustia y la mortandad
a callar el rumor del sol que me fragmenta
y en quimera de difunto; sueño que nunca existimos.

Ellos desvelan los sentidos en un alfabeto de piedra
miden en monedas la distancia 
entre el polvo y las estrellas
el discernimiento de los misterios y otras cositas componen sus días
mientras yo; subterránea a mi sombra hurgo la razón del absurdo.

En el lado oscuro un hombre santo, vencido por su codicia, se convierte
en el lado oscuro habita un hombre que nació muy pequeño 
que ordena matar a los rendidos.

En el lado oscuro convivo con mi santidad.





LA NAVE DE ESTERAS

Mi casa es una mujer con falda de esteras,
blusa de cartonesy extremidades de algarrobo
cuando la lluvia estropea su traje de reina de los tugurios
le crecen heridas en medio de los setenta mil poros
al ganar el sol en las copas de los árboles
ella pone a solear sus sandalias de arena
y deja transitar las lagartijas
por su cabellera de costales
y ordena que los niños salgan a recibir
la luz del día.





CANTO A LA MUERTE

Añoro la brisa del desierto, esa que viene cantando entre tempestad, niebla y arena
al árbol de espino donde mi nido era sepulcro;
Extraño la mesa larga y vacía, habitada por muertos lejanos,
Al frágil tejado, que trepaba para observar el paso de la gente y las bestias
que como bravos ríos arrasaban mi alma, sombreando aire viciado y escombros de primavera

Añoro la tristeza de la lluvia que taladra mis párpados, al perfume del barro,
a la tarde que se desmorona llorando de frió y se pliega como telón de mortaja en mis huesos,
al sol que se descorre pariendo la penumbra; se parece a mi madre pariendo otro hijo,
Y a mi, con los días que se acumulan como cruces, como ciclos amargos que no me gustan vivirlos...

Añoro al silencio que no viene; al vació de la inconciencia que vendrá como peste a poseerme
a las calles vacías sin niños sobrevivientes de disparos tribales
a la que hace volar mis alas y las esfuma en su cáustico aliento resguardándome de duelo eterno

Arrojaron piedras dentro de mi alma, tan profundo han caído que nunca volverán a mirar al sol
A veces ella levanta la ventana de mi féretro y fija sus ojeras en mis ojos extintos;
mientras la muerte columpia mi ataúd hasta que perezca la esperanza...





QUIEN NUMERO LA DISTANCIA

Quien numero la distancia en que perdurará el amor
y el tiempo de transitar por desiertos cargando la congoja de no tener ojos;
el corazón se concibió de piedra y densa aun mas,
al mismo tiempo los pies se tejen de llagas y espinas

- Se que una vez nací....-

Subyacente a mis pies chasquean
Las flores que enviabas cuando perseguías emerger un rayo de luz
mientras la mirada se ausentaba en el horizonte,
¡Ay¡ quien pudiera descomponer el tiempo y hacerlo verso...

- El perfume ... emerge de la corona de flores que yace junto a mi ataúd-

El tiempo se torna añejo,
la piel es un trivial manto de madera;
por dentro corroe la polilla
y el alma ¡pobre!
Una sombra infausta hecha de remiendos y espejismos

-Escuchen... cercano, el jinete de la muerte-

Al virar sobre mi sombra,
El cabizbajo cráneo se hunde en mis manos
¡Ay! Cuanta traición que no profetice, cuanta herida, cuanto llanto,
a lo lejos solo había mariposas que me prestaban sus alas
picaflores que me elevaban de noche cuando me escondía tras las piedras
y el perro que me quería ...

-Mis ojos se humedecen... el agua se esta turbando -

El tiempo se descompone en mi carne, se trastorna en gusanos y polilla
el hacedor me mira indiferente,
ella a intervalos me acaricia, sigilosa, logra alcanzar mi corazón,
... entonces, restriega la herida,
y ante mi cadáver los dos ríen ...

-Es la burla de tu Dios; ... oye el eco de su sorda carcajada-

Soy espectadora de mi tránsito
Doliente carne que celebra su funeral
Dispuesta a entrar al ataúd de fuego
A reducir en cenizas este cuerpo que existió

-Hay una escena que no aprendí-

Fue el acto del profeta;
el día en que los pájaros alzaron vuelo llorando
cuando de mi cuna florecieron enraizadas rosas negras,
-¡La nefasta noche en que nací...!-

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