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jueves, 23 de agosto de 2012

7609.- NINA AVELLANEDA


Nina Avellaneda


Nina Avellaneda (Limache, Valparaíso, CHILE 1989), estudia Pedagogía y Licenciatura en Lengua y Literatura hispánica en la Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Fue estudiante de intercambio en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Escribe cuento y poesía. Ha participado como colaboradora en revistas digitales de arte y cultura, así como en editoriales independientes. Actualmente prepara su segundo libro titulado provisoriamente Mapas. Realiza también la práctica final de la carrera de Pedagogía.





Los pasajeros

Era un otoño de días blanquísimos
llenos de pérdidas de extravíos
Era el DF con los Pasajeros en mi casa
en la cocina de mi casa
arrancando páginas de antologías
de poetas no queridos
De discos de microondas como ceniceros
de platos plásticos como discos de microondas
de basura plástica como platos
como muebles
comida y cena

Los Pasajeros diciendo Nina! Nina!
yo echándolos fuera de la casa
Los Pasajeros tatuando guitarras blancas en el pavimento
yo intentando apagar las voces
entrar en el silencio morir sin impacto

Afuera se están matando
adentro podemos solos
mis Baskiat todos mis Baskiat
podemos solos







Consecuencias

Cuando Él se enamora lo embarga una imaginación delirante y muy oscura. Planea encuentros sexuales insospechados y transforma hasta los lugares más sucios –como los bancos o las catedrales–, en escenarios de guerra amorosa. No regala nada, se regala él. Todo.

Cuando Ella se enamora se llena de granos y le crece un poco la panza. Como le teme al embarazo tiene frecuentemente trastornos alimenticios y con la regla. Tiene antojos y no sangra en varios meses. El embarazo la aterra, pero de todas formas prefiere la angustia a los métodos anticonceptivos. Ésos… no los usaría por ningún motivo.

Cuando yo me enamoro siempre quiero regalar cosas. Quiero regalarle todo a ese chiquillo tartamudo. Sí, porque generalmente son tartamudos y comen poquísimo. Me dan ganas de regalarle flores cortadas de por ahí o volantines o dibujos veraniegos. Jamás un libro o un disco o una película; esas cosas traen puros problemas. Todos lo saben. 

Cuando tú te enamoras no eres capaz de distinguir entre un cómic de Liniers y ella. Mueves los brazos con exageración y sonríes, sonríes mucho y agrandas los ojos y te sorprendes de nuevo. Se te olvidan las cosas y dejas tirada tu vida en la hebra que cruzan juntos. 

Cuando nosotros nos enamoramos tenemos aspecto de grillo. Nos salen más extremidades y cantamos. Nos ponemos un poco feos porque nos descuidamos y cuando nos llegamos a bañar, lo hacemos con agua salada y entre cochayuyos. Cuando nos enamoramos más nos gusta el cochayuyo y los mariscos y la monotonía de las olas, porque también nosotros somos monótonos, pero nunca convencionales, si nos enamoramos.







Pasos de cebra

No me imagino un mundo sin lápices ni cuadernos. Puedo imaginar un mundo incluso sin libros, pero no uno sin lápices ni cuadernos. Quisiera pensar qué sucede por el afán ese de ser siempre la emisora de algo; un dibujo, una carta o un cuento que nunca releeré y que nunca leerá nadie. Hay tanto y tantos que queremos decir y tan pocos que quieren oír.

Tampoco me imagino un mundo sin

Pasos de cebra

Pasos de cebra, sigilosos pasos de cebra
tan internados en la selva,
tan expectantes a cualquier cosa que pueda pasar.

Trotes de cebra, saltitos de cebra,
tropiezos,

corridas,

escapes…

maratón de cebra.

Voy a cruzarte

con todos mis nombres 
en fila india, 
uno tras otro, tras otro…

Voy a tardar toda la vida 
aunque los micreros me amenacen con su puño inflado,
aunque los ilustres de automóvil me lancen sus monstruos
perfilados,
yo te voy a recorrer despacio
con el rito sagrado del tacto…

Pasos de cebra 
Bailes de cebra
Lecturas de cebra
Escrituras 
Besos

Sudores

Gemidos

Ritos nocturnos

Tranquilo

que vengo caminando desde muy lejos
Desde muy ayer diría que años
para comenzarte 
y caminarte
paso a paso

sin correr

Y QUE LOS IMBÉCILES SE DETENGAN
O QUE SE DETENGAN





  

La primavera será fotografiada

La primavera será fotografiada, será una manera de compartir y de decir: “No al suicidio por contraste”. Yo no debo existir sino en tanto sea fondo y ese fondo no puede ser sino un esqueleto fuerte, luminoso y justo.






Párpados

En los párpados de Ana se esconde una media luna gris y cayéndose. 
En los párpados de Ana se depositan pequeñas flores pálidas que nadie le trae, 
porque ella es la explanada, el recorrido, la llegada. 
En los párpados de Ana vive la bailarina triste de párpados ceniza, extraviada. 
En los grandes párpados de Ana se acomoda la mirada suspendida y desecha 
de quien no tiene ya nada que perder. 
La invitación recostada en el sofá sombrío
y suave 
como los párpados de la bailarina que vive bajo los párpados de Ana. 
En los párpados de Ana golpetean los héroes de sus cuentos favoritos,
le cepillan las cejas, las hermosas cejas de Ana, 
que caen dóciles hasta sus pómulos rosados, hasta su cuello y hasta sus hombros. 
De cejas se viste Ana, y de párpados. 
Ana vive en un párpado suyo y está tan pálida como si otra ya fuera,  
un deseo perdido, un noviazgo sagrado interrumpido por ninguna razón. 
Una lejanía planetaria. 
No existe dolor más grande, me ha dicho, que el de la desacralización.







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