Francisco Ide (Santiago, CHILE 1989). Dibujante y poeta, inicia sus estudios de literatura en la Universidad de Chile. Ha publicado dibujos y poemas en diversas revistas: Pataflexia, entre otras. Participó en la exposición– homenaje a Duchamp. Infraleve: exposición internacional duchampiana. Actualmente prepara su primera publicación individual, aunque ya ha sido presentado en algunas antologías. Dueño de un registro amplio emparentado con la poesía noventera, sus versos oscilan desde jitanjáforas y aliteraciones, hasta la suavidad del poema breve y preciso, con un sello irónico que marca transversalmente su obra y es quizá su característica más marcada; me recuerda por ahí algunos poemas de Rodrigo Lira (son muy pocos los poetas actuales que escapan a la influencia de Lira), a quien en todo caso no reconoce entre sus lecturas de cabecera.
Ha publicado: Observatorio (Ediciones Corriente Alterna, 2011)
Más adentro
más adentro tus deditos oye
más adentro tus adentros
ponme en la punta el borde de tu vértigo el hiperabismo
o en alguna conclusión bifurca per cápita
que anide hundida en algún segmento del rebalse encéfalo
o se genere a destellos de sinapsis
u otros artificios
como el cielo en la noche:
una conclusión tuya y mía identificándose a gritos
por entre los fantasmas que son el pensamiento
algo como por ejemplo: eres el abismo de tu abismo
Si me dejas puedo sumergirme en tu vagina
hasta el claustro de tu cerebro
bracear tus oscuridades
si me dejas
puedo introducir objetos en tu vagina
que fluctúen tus entrañas hasta la raíz misma del pensamiento:
a ver, qué es esto
y esto?
y esto?
y esto?
podrás decir que estoy en tu cabeza
concluir que tu nombre es Calvario o Vladimir
según disponga la voluntad de mi trazo
el hedor el miasma el rictus el estertor
de mi escritura sorteando las palabras que siempre
orbitan o emanan del cadáver de algo
de unos labios que se acercan como caracoles avanzando a dentelladas
de unas boas empapadas en parafina
tranquilidad o infierno
que devienen del pipazo siempre fúnebre
como carnaval de pueblo
por ejemplo
Tú verás, no me interesa
alguna vez algunos quisimos
asaltar el cielo
y hayamos el cráneo de dios vacío
qué tragedia
Ni de cabeza ni de palabra
se hace cargo uno de las nuevas formas
en lo pensado y en lo dicho
hay un dejo de lastre deletéreo
de autómatas releyendo en las noches
las caras cifradas por el pánico
las luces que atajamos dilatados
y nos metemos al bolsillo
un dejo de lastre deletéreo
de autómatas releyendo el obituario de todas las risas alegres
que nos han llenado de miedo
Hoy trato de pensar
que mis muertos no son mis muertos
todavía
Te haré ver
lo mil veces visto
me ofrezco
parásito costra nido garrapata colchón calentito scaldasonno
encendedor meteoro llamita del calefón herida palpitación
fiebre hartazgo chimenea montaña rusa ficción estereotipo
reloj de alarma
primera visión del día
Te ofrezco la más tautológica certeza sensación tajo abierto
que deja figurado
cada paso mío al acecho de los tuyos
en la primavera el cadalso
los plátanos orientales de salvador con irarrázabal
una noche bajo mis ojos
que denota no más que el cansancio de alucinarnos
aunque la gente descifre en las ojeras un indicio de
quizá que cosa
y no estén del todo errados
yo los veré sentado, en todo caso
caber de lo más bien
horizontales bajo la tierra (tétrica simetría de tetrix)
con ojeras y todo, alucinado, mitológico y hermoso
(créalo o no)
contemplando la belleza amotinarse en el pudridero
(y sin embargo)
Cal
Si te miro con desprecio
si te digo que te vayas a donde
mi inteligencia no te hiera
si me río a carcajadas de tus ademanes o de tu cara
si te grito, si te lloro
si dejo que me golpees la mejilla
o me partas el labio
si me deformo de compasión o de ira
si de mis gestos se desprende un rasgo de humanidad
no lo creas
no me creas nada, porque
debajo de la piel
mi calavera permanece inalterable
esperando el rocío
para ser bóveda a tus pies bajo la tierra
o extenderse sobre los muebles
una mañana
No soy sensible a casi nada
No soy sensible a casi nada:
no soy sensible al sufrimiento del prójimo
a la carencia de paisajes en los paisajes
a la ausencia de compañía de los desterrados
a las frágiles fétidas guaguas famélicas
al pensamiento de los lúcidos
a la cárcel circular de los planetas
a los perros y personas que comen de la basura
a los corazones rotos de las polillas
a las noches imaginarias del tiempo
a los hombres muertos detrás de la balacera
a los colmillos caídos de los trenes
No soy sensible a casi nada:
prefiero un gato desbocando los ríos de lava
que se desprenden de los ojos
Me emociona más
la espuma imaginada al borde de un río
Me aburre
el mirador estático que se ha vuelto la ciudad y sus lindes
No soy sensible a casi nada
me aburro con facilidad de casi todo
Casi nada
1.
No tengo mucho que decir, ahora que lo pienso,
(y no es que lo haya pensado demasiado pero así van las cosas
cuando las semanas transcurren como costras yuxtapuestas
apiladas como libros: hojas y hojas de palabras
que no recordaré ni leeré. Caleidoscopios histamínicos
tal plátanos orientales a contraluz
sobre los puntos que las manos ensombrecen como sosteniendo
potes transparentes de jalea amarilla)
solo sé
que te sorberé en mi mente
y te expulsaré caminando entre mapas que no comprendo
geografías anochecidas a la fuerza
como los sectores borrados por la taza
por los cuerpos por la taza por
(estoy hablando del mundo, es obvio
de caminarlo
de que no tengo nada que decir
de que por eso no hay mucho que decir)
2.
Yo me recorro en mis calles
con reiterada indiferencia
paso sobre mí y sobre ellas
hablando el lenguaje mínimo de los gusanos (imagínate esa boca)
y trazo a mi paso
espejismos de camino
que la gente disgregará a medida que se desplace
cuando comience el día y los cartoneros
(agentes de la muerte, cancerberos en ataúdes plegables)
también comiencen
Esa
será mi forma de quedar en ustedes
(Aún guardo mi primera piedra en el bolsillo
para que no me transpiren las manos cuando
la primavera nos vuelva locos de alergia y
queramos ajusticiarnos)
para que sepan que mi intención era invisible y oportuna
como los chicles que las suelas agarran al vuelo en verano
y que nos adhieren al suelo, nos ralentizan
y nos sueltan en un bostezo figurado
igual que un poema
FÓRCEPS
Sillas fórceps barras fórceps
noches en que se fuerza la escritura
se puede hablar de lo que se mira aunque de chistes repetidos hasta el hartazgo
dos se ignoran dos se imantan
dos se chupan las orejas
El que quiera romperse los ojos que levante las manos
encima de todos los toldos los pelos
una eclosión un hematoma un ángel moreteado
precisa ser herido (no se escupe al cielo en vano)
hágase lo que se haga hasta la invisibilidad imanta la sangre
todo precisa ser herido
las caras de malo que ponemos en los poemas en la calle
en la casa de los amigos
en la vida en general
arrastran coágulos como ramplas de vino
u holocaustos figurados necesarios
del todo
Históricamente insistimos en que la profundidad
nos sale de la boca
pero la palabra requiere del otro lado de la cuchara
precisamos de abismos que no revienten en la China
de océanos ininteligibles, mesurados,
que no rebalsen la hamaca
que no rebalsen la hamaca
besos que se pierdan en la noche
como pelotas pateadas en otro siglo
pero que no rebalsen la hamaca
hay que tragarse las estrellas sin asco
vomitar todo lo que no debe ser comprendido
forzando el fórceps la hamaca tranquila mesurada
los pájaros de la madrugada emulando de lo más bien
las trompetas de la muerte súbita o del Apocalipsis
o de los tristes trenes azules de Coltraine
simulando una cumbia
o una arteria de fierro del porte necesario para quemar una cola
del porte de todo lo que hoy no he vivido
del porte del signo
que debe ser respirado para del pensamiento obtener solo
EL INFARTO
Hay una certeza confusa de que algo
va a pasar y va a pasarnos de por vida traspasándonos
quizá como la puerta de un imperio de pánico
donde el horror toma la forma
de una palabra dicha sin querer
para siempre
en el oído de otro
algo menor, menos terrible que la inminencia
de que al día siguiente o se descubre el secreto
o se deja de existir
sin ninguna gracia
Otro podrá guarecerse en el nuevo día
pensando que se ha salvado de algo
cuando yo no esté al otro lado de ningún teléfono
otro podrá
ESTARÍA BUENO
Ojala los vicios de los que hablamos en los poemas
sean siempre nuestros vicios
y ojala las piedras adosadas al camino sean siempre una primera piedra
que sirva para amedrentar al que en nosotros busca y encuentra distraerse
sacándose la mugre de las uñas o juntando caspa en la hoja de un libro
para que no vaya a pensar la gente que siempre es como es
cuando escribe sobre él mismo en pésimos poemas poco cuidadosos
y faltos de toda consideración para con su propia mentira
la que incluso insiste en falsear
cuando hace pasar por ejercicio metaescritural
su falta de ejercicio su lejos de si mismo su me digo pero no me digo
como si de la palabra
como si del alcance de la posibilidad o imposibilidad de nombrar esto o lo otro
como si de toda esa paja que lo divierte pero no le interesa
se pudieran bajar unos kilos
o llevar una vida más llevadera
o dejar de mirar dos veces a los mapuches con converse
o no conmoverse por las minas que han quedado sin mirada de tanto que las miran
y les escrutan el poto o las tetas –en su defecto-
o por lo menos
sacarse la cara de hueón que pone
cuando le sonríe ese niñito retardado que va de la mano de su muy anciano padre
e inmediatamente le suda la cabeza
y se toca los bolsillos
para verificar la posición de los cigarros
BABE PLIS DON’T GO
No quiero quitarme la vida:
quiero devolvértela
LEJOS
No estaré aquí para responderte
porque me habré fugado
neopren y Schubert
neopren y Schubert
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