BUSCAR POETAS (A LA IZQUIERDA):
[1] POR ORDEN ALFABÉTICO NOMBRE
[2] ARCHIVOS 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª 11ª 12ª 13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª 19ª 20ª y 21ª BLOQUES
[3] POR PAÍSES (POETAS DE 178 PAÍSES)
SUGERENCIA: Buscar poetas antologados fácilmente:
Escribir en Google: "Nombre del poeta" + Fernando Sabido
Si está antologado, aparecerá en las primeras referencias de Google
________________________________
miércoles, 28 de diciembre de 2011
5718.- DELIA QUIÑONEZ
DELIA QUIÑONEZ. Nació en la ciudad de Guatemala en 1946. Escritora, comunicadora, promotora y asesora cultural. Maestra de Educación Primaria, Profesora de Enseñanza Media y Licenciada en Letras. Miembro de Número de la Academia Guatemalteca de la Lengua, Correspondiente de la Real Española. En 1999, le fue dedicada la Feria Municipal de la Ciudad de Guatemala. Condecorada con la Orden “Vicenta Laparra de la Cerda”, 2004. Perteneció al Grupo de Poetas “Nuevo Signo”. Miembro fundador del Premio Guatemalteco de Novela y de la Fundación Guatemalteca para las Letras. Es autora de: Poesía: Barro Pleno, Otros Poemas, Nos habita el paraíso, Ultramar, Vuelo de piedra, puño y flor. Relatos breves: Astroloquía (en coautoría con Marcela Valdeavellano y Julia Abbott; ensayos y comentarios sobre temas de literatura, arte y feminismo. Su obra aparece en más de 30 antologías guatemaltecas y de otros países.
Antologías o estudios en los que aparece su obra poética: - Las plumas de la serpiente, 1970. Imprenta Romero Antología de poetas guatemaltecos, 1972. Imprenta Eros. Poesía femenina guatemalense, 1977. Editorial Universitaria - Parnaso Antigüeño, 1978. Editorial José de Pineda Ibarra. Los nombres que nos nombran, 200 años de poesía guatemalteca, e Francisco Morales Santos, 1983. Tipografía Nacional. Grandes Momentos de la Literatura Guatemalteca, de Francisco Albizúrez alma, 1983. Editorial del Ministerio de Educación. Panorama de la Poesía Femenina guatemalteca del siglo XX, de Mario Alberto Carrera, 1984. Editorial Universitaria. Poetisas desmitificadoras de Guatemala, de Luz Méndez de la Vega, 1985. Tipografía Nacional. También en una 2ª. Edición, en 2002) - Nuevo Signo, historia de un grupo literario de Guatemala, de María Arranz, 1985. Tipografía Nacional. Diccionario de autores guatemaltecos, de Francisco Albizúrez Palma, 1985. Tipografía Nacional. - Ikik amargo, edición bilingüe que recoge poesía de escritoras centroamericanas. Universidad de Maine, USA, 1988. - Poeti dei Guatemala, de Dante Liano, edición bilingüe. Bulzoni Editore. Italia, 1989. III Tomo de la Historia de la literatura guatemalteca, de Francisco Albizúrez Palma y Catalina Barrios y Barrios, 1988. Editorial Universitaria. - Nueva Poesía de Guatemala. 1990, Editorial Monte Avila. - Hispamérica, No. 55, 1990. USA - La poesía de Delia Quiñónez, 1992. Seminario de Literatura de la Universidad del Valle de Guatemala. La poesía de Nuevo Signo, 1992. Seminario de Literatura de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Nosotros, los de entonces, 1992. Edición conmemorativa de los 25 años del grupo de poetas Nuevo Signo. El autor, voz viva. 1995. Colección de cintas magnetofónicas, producidas por el Ministerio de Cultura y Deportes. Espejos de piedra oscura, de Marco Vinicio Mejía. 1993, Editorial Cultura. Mujeres que escriben poesía, 1996, de Miguel Ángel Vásquez. Editorial Oscar de León Palacios. Diccionario de autores centroamericanos, de Jorge Arellano, Nicaragua, 1997. La poesie femenine au Guatemala, de Yvan Avena en la Revista Traces 119. Equinoxe Dáutomme. Perís, 1996. Pequeña e injusta antología de la poesía guatemalteca contemporánea, de Yvan Avena. Editores Poesía Toda. Serviprensa Centroamericana, Guatemala, 1994. Florilege 79, Revista Trimestrielle de creacion littéraire. Francia, Junio de 1995. Lo erótico en tres poetisas guatemaltecas: Ana María Rodas, Carmen Matute y Delia Quiñónez. Tesis ad gradum de Ana María Quevedo. Universidad del Valle de Guatemala. Guatemala, 1996. Poesía contemporánea de Centroamérica. Compilación y notas de Francisco Albizúrez Palma. Editorial Costa Rica. San José, Costa Rica. 1995.
Barro Pleno
Encinta de sol,
colmada de tu barro limpio y firme
vas trasmutando mi cuerpo
en viva flor que destila rocío tras tu ruta.
Vegetal,
el temblor de mis dedos
trenza cuencas azules
y transitan por tus ojos
leves hiervas de fiebre
y fértiles vagidos que me anuncian.
Matriz plena de sol, de Ti,
cuando gritas que mi cuerpo
es un cáliz de substancia amanecida;
de tus manos
cuando aullan tus dedos
y mi piel tan suave…
Matriz de cauce pleno:
…Ni siquiera una rosa colmaría tu abismo
si este sol que te llena se perdiera
en el azul de un ángelus tardío.
Del Inédito Milagro
Yo pondré la esperanza, hermano.
Caerá en tu frente,
en tus axilas,
entre el músculo fuerte
y la coraza que te cubre las arterias.
Te nacerá entonces una rosa sobre el pecho
y volcará el horizonte su distancia
para juntar su infinitud silvestre con el cielo.
Y viviremos en tu rosa,
de su espina congelada y dura
que nos hará firmes como robles;
de su perfume,
alba pequeña,
predestinada esencia y transparente fuego;
de su rocío, cuando el agua falte
a nuestras heridas taciturnas,
cuando la sequedad de nuestras manos
clame por el vino de los racimos dadivosos.
Tu rosa
mi rosa,
escribirá llameantes taumaturgias,
cuando el cielo llueva luceros de miel
y titilen luciérnagas de harina.
Tu rosa estallará desde la aurora
y unirá su fuergo con mi fuego
con mi pupila que lloró
para sembrar la rosa de tu pecho renovado.
Dulcenombre
No supe que mi padre
tenía hojas en las manos,
hasta que verde vi
la plenitud lunar
de sus dedos
que troncharon, cotidianos,
la estrella -pan que nos alumbra
la boca y la garganta.
No supe de sus yemas jardineras,
hasta que florecí como llama angustiada,
anunciación, agua o frío,
como maíz o como miel tan sólo.
No supe que mi padre
tenía clorofilas
en sus diez uñas vegetales y firmes,
hasta que descubrí la igualdad
del rocío y el torrente,
el temblor de la rosa y sus espinas;
hasta que comprendí que nardo y pena
son un mismo binomio de ternura;
hasta que mordí,
con dentelladas de fulgor acaso,
el trabajo nutricio de las cosas,
los días o las horas.
Hoy,
cuando siento que sus manos
son más hoja, más árbol,
más flor que tiempo y carne,
pongo su semilla verde
en esta dura tierra
que me cubre las venas
por donde corre un insomne suspiro
de luz y llanto nuevo.
Intima
No te diré
de qué fibra está formado
el corazón que me sostiene:
me será más dulce decir
que lo tengo hecho de Ti,
de tu sonrisa,
y de las penas inmensas
que me llegan contigo…
Marzo, Fuego De Vigilia
(A los mártires de 1962)
Marzo, tilitante responso
viejo y ensombrecido clavel.
¡Qué multitud de ojos desgarrados
reflejan aún tus amapolas!
¡Qué avalancha de voces
hace rugir la delgadez callada de tus ríos!
¡Cuántas sombras errantes hieren
tu adorada canícula de siglos!
Marzo, dura crin,
cristal de turbia llamarada.
Madre, que tu hijo no esconda su lágrima,
que no niegue su cruz,
que no oculte el arado;
de llanto, cruz y tierra
nace la espiga jubilosa
y el maíz inmaculado del mañana.
Marzo, taciturna gaviota
ilímite fragancia enardecida.
Amado, un pájaro tira su sombra
en la ventana.
Su tibia voz inmóvil
guarda el temblor
del equinoccio muerto.
Deja que atisbe la ventana:
Marzo está ciego
bajo su misma luz dorada.
Marzo, pleamar de la angustia,
rosa de espinas duplicadas.
Me duele atravesar tu sombra hirsuta
y respirar tu aroma enmohecido.
Duele palpar tus rosas
de vigilante espuma negra.
Marzo, ola de espera,
bendito fuego renovado.
Me duele tu vientre envilecido.
Muerdo la voz que niega tu espranza.
Visto dolores transitorios:
honda forma de amar y esclarecer
tu tardía primavera,
tu rocío de cúspides heladas.
Marzo, ritual inconmovible,
¿qué clamor cabe entre el rocío y tus palabras?
¿Qué viento insigne mirará tus cenizas sepultadas?
Muñeca En Vitrina (fragmento)
Estoy aquí
-mirando sin mirar-
a las niñas que suspiran
por mecerme en sus brazos
renovando el sarcasmo
de las cortas ideas y los largos cabellos
y sin embargo la fábrica
no me dió las lágrimas
ni la ira
para llorar con ellas
esta afrenta de siglos.
Desde mi mundo
irremediablemente inverosímil
rodeada de abalorios
y amigos sin raíces
me aferro al tiempo
sin saber que existen los relojes
Estoy aquí
-mirando sin mirar-
recorridos vacíos de señales,
tropiezos, gestos sin historia
renovados laberintos
donde la gente y los autos compiten
con la lógica fría
de un semáforo en rojo.
Estoy aquí
-oyendo sin oír-
las voces absurdas de los claxones
el llanto inerme de los niños
la frívola sustancia del negocio
el susurro
la palabra soez
la cita presentida
el ahogo indeleble del que pide
o despoja por hambre.
Y miro sin mirar
-en mi vitrina-
el viejo péndulo
que amarra la palabra
de este cuerpo sin alma
que solloza.
Nos Habita El Paraíso
En nuestros templos
habita el paraíso
profundo y claro
en la oquedad que dejan
los besos
y el temblor de espasmos milenarios
el fuego es apenas un roce
en la curva del tiempo
un trecho recorrido
en algas,
tibiezas y recuerdos.
Nos habita el paraíso
ungido de fragancias
tatuamos en la piel
arcángeles inermes
y dejamos así
-balsa y fuego-
las próximas estrellas de quietud
en la memoria.
Orilla Redentora
¿Dónde
si no en el beso,
encontraremos la orilla redentora?
Leve espada
anida y combate
compartiendo la savia
que deviene en torrente.
Uva frugal.
Ayuno de antiguas plenitudes.
Agua y jugos
humanamente turbios
coronan
sin laureles
la puerta vital del paraíso.
Besos de eternidad
marcando territorios,
colinas,
cavidades.
Antorcha en la balsa.
Lengua y labios
avanzan
en lúbricas saetas
hasta la vieja orilla
que redime
la irreverente ambigüedad del paraíso.
Otra Vez El Amor (1)
Todo lo dulce y amargo
brotó de un solo instante:
tiempo espacio
sacrificados
al día que llegaba entre cenizas.
Visión, su luz, para vivir.
Cerrazón, su luz, para no saber vivir
sino atada a las manos
que escribieron la primera
y la última palabra.
Abarqué en la penumbra
todas las primaveras,
los soles,
los diminutos puntos de fuego
de todas las esquinas
y los puertos;
de todas las hogueras
que llamean
en la sombra que me cubre.
¡Todo el mar no bastó
para dejar sin huella
el breve trigo que dejó tu beso!
Pájaros
La tarde se tiñó de pájaros,
fue preñándose de plumas…
La vi alzarse
profunda como una campanada.
Pero fue quedándose quieta,
tornándose lejana:
se borraron las plumas,
su tintura de pájaros
fue muriéndose toda…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario